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22/08/2021

ALI ABUNIMAH
¿Qué espera sacar Israel del desastre afgano de USA?

Ali Abunimah,The Electronic Intifada, 18/8/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Ali Abunimah (Washington, 1971) es un periodista usamericano de origen palestino, cofundador del sitio web The Electronic Intifada y autor de The Battle for Justice in Palestine, publicado por Haymarket Books. También ha escrito One Country: A Bold-Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse .

El rápido colapso del régimen-títere instalado por USA en Afganistán será recordado durante décadas como un momento decisivo en el declive del poder imperial usamericano.

Las escenas de caos y desesperación en el aeropuerto de Kabul se comparan con la humillante retirada de USA de Saigón en 1975, tras más de una década de matanzas en Vietnam, Camboya y Laos.


En medio de la caótica retirada de USA de Afganistán, los diplomáticos son sacados en helicóptero del complejo de la embajada usamericana en Kabul, 15 de agosto de 2021. (Foto: EPN/Newscom)

 La precipitada retirada usamericana de Afganistán recuerda asimismo la humillante retirada de Israel del sur del Líbano en 2000, después de que dos décadas de brutal ocupación israelí no consiguieran aplastar la resistencia local. Aunque Israel confiaba en que su apoderado, el Ejército del Sur del Líbano, se quedara para hacerle el trabajo sucio, la milicia colaboracionista se derrumbó de inmediato, y sus miembros huyeron a Israel, al igual que el presidente afgano Ashraf Ghani huyó de su capital, al parecer con las maletas llenas de dinero.

La invasión de Afganistán dirigida por USA fue la primera de sus dos guerras de venganza tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Le siguió la invasión de Iraq en 2003.

Estas guerras costaron billones de dólares, al menos 800.000 vidas directas y un sufrimiento inconmensurable.

A esto hay que añadir el número de víctimas, la devastación y el coste de la “guerra contra el terror” de USA y las guerras de cambio de régimen y por delegación en Siria, Libia, Yemen y en todo el mundo.

Sin embargo, Iraq y Afganistán, en particular, se erigen como monumentos descarnados de la incapacidad de USA para imponer plenamente su voluntad imperial.

La invasión de Iraq se presentó como necesaria para destruir unas armas de destrucción masiva inexistentes y para instaurar la democracia y los derechos humanos. El ataque a Afganistán se justificó como necesario para liberar a las mujeres afganas.

Estas justificaciones eran, por supuesto, propaganda para el consumo público.

NANCY LINDISFARNE/JONATHAN NEALE
Afganistán, el fin de la ocupación

 Nancy Lindisfarne y Jonathan Neale, Anne Bonny Pirate, 17/8/2021
Traducción del inglés por S. Seguí, Tlaxcala


En Gran Bretaña y Estados Unidos se escriben muchas tonterías sobre Afganistán. La mayoría de estas tonterías ocultan una serie de verdades importantes:

En primer lugar, que los talibanes han derrotado a Estados Unidos.

En segundo lugar, que los talibanes han vencido porque tienen más apoyo popular.

En tercer lugar, ello no se debe a que la mayoría de los afganos amen a los talibanes sino a que la ocupación estadounidense ha sido insoportablemente cruel y corrupta.

En cuarto lugar, la Guerra contra el Terror también ha sido derrotada políticamente en Estados Unidos. La mayoría de los estadounidenses están ahora a favor de la retirada de Afganistán y en contra de más guerras extranjeras.

En quinto lugar, estamos ante un punto de inflexión en la historia del mundo. La mayor potencia militar mundial ha sido derrotada por el pueblo de un país pequeño y desesperadamente pobre, lo cual debilitará el poder imperial estadounidense en todo el mundo

En sexto lugar, la retórica de salvar a las mujeres afganas se ha utilizado ampliamente para justificar la ocupación, y muchas feministas de Afganistán han elegido el lado de la ocupación. El resultado es una tragedia para el feminismo.

Este artículo desarrolla estos puntos. Como se trata de un artículo breve, afirmamos más de lo que demostramos. Pero hemos escrito mucho sobre género, política y guerra en Afganistán desde que hicimos trabajo de campo allí como antropólogas hace casi cincuenta años. Al final de este artículo ofrecemos enlaces a gran parte de este trabajo que permiten explorar nuestros argumentos con más detalle [1].

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20/08/2021

Los talibanes controlan ya uno de los mayores depósitos mundiales de litio

Tim McDonnell, Quartz, 16/8/2021
T
raducido por Sinfo Fernández

Tim es un reportero que cubre el cambio climático global y las cuestiones energéticas para el sitio Quartz. Vive en Washington, D.C. Con anterioridad trabajó la National Public Radio y Mother Jones, y pasó un par de años como periodista independiente en el África subsahariana y el sur de Asia para National Geographic, The New York Times y otros medios. Fue becario Fulbright-National Geographic Storyteller y National Geographic Explorer. Tim es originario de Tucson y le encanta hornear pan. @timmcdonnell

Cuando los combatientes talibanes entraron en Kabul el 15 de agosto, no solo tomaron el control del gobierno afgano, también se arrogaron la capacidad para controlar el acceso a enormes depósitos de minerales que son cruciales para la economía mundial de la energía limpia.


Rocas que valen su peso en oro: desde hace 40 años es un secreto a voces que Afganistán está repleto de todo tipo de minerales, lo que lo convierte en un "escándalo geológico", al igual que el Congo [NdE]

En 2010 un memorando interno del Departamento de Defensa de USA denominaba a Afganistán “la Arabia Saudí del litio”, después de que geólogos usamericanos descubrieran la enorme riqueza mineral del país, valorada en al menos un billón de dólares. El metal plateado es esencial para los vehículos eléctricos y las baterías de energías renovables.

Diez años después, gracias al conflicto, la corrupción y la disfunción burocrática, esos recursos siguen sin explotarse casi en su totalidad. Y en un momento en el que USA trata de desvincular sus cadenas de suministro de energía limpia de China, el principal productor de litio del mundo, tener los minerales de Afganistán bajo control de los talibanes es un duro golpe para los intereses económicos usamericanos.

“Los talibanes están ahora sentados sobre algunos de los minerales estratégicos más importantes del mundo”, dijo Rod Schoonover, jefe del programa de seguridad ecológica del Center for Strategic Risks, un laboratorio de ideas de Washington. “Que puedan o quieran utilizarlos será una cuestión importante en el futuro”.

16/08/2021

ANDREW QUILTY
Sin salida: Mientras los talibanes se apoderan de las ciudades, los desesperados afganos se ven atrapados en otro fiasco made in USA

 

Andrew Quilty, The Intercept, 12/8/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

 Andrew Quilty (Sydney, 1981) es un fotoperiodista independiente  australiano. Ha ganado los premios Polk y World Press Photo por sus trabajos. Vive en Kabul desde 2013.

Tjeerd Royaards

1.

Amigos y colegas afganos comenzaron a pedir ayuda para salir del país en junio. Las peticiones no eran nada nuevo, pero en el pasado lo habían hecho casi siempre en broma. Ahora eran serias y urgentes. Las personas que las hacían no solo buscaban una vida mejor, sino un refugio.

El hombre que administra la casa donde vivo en Kabul fue uno de los primeros en pedirlo. Había trabajado en tres ocasiones en la casa durante más de una década, haciendo el mantenimiento y cuidando de la propiedad y de los huéspedes cuando mi compañero de casa y yo estábamos de viaje. Había empezado a trabajar mucho antes de que yo llegara y se había convertido en un elemento familiar en una de las pocas casas de Kabul donde los periodistas, cineastas e investigadores visitantes podían alquilar una habitación. Nos habíamos visto obligados a mudarnos dos veces: cuando nuestra primera casa fue destruida por un incendio en 2018, y un año después, cuando se descubrió que ocupaba el segundo lugar en una supuesta lista de objetivos del Estado Islámico. En ambas ocasiones, el administrador de la casa, al que llamaré Wali para proteger su identidad, se mudó con nosotros, junto con una limpiadora, un jardinero ocasional, media docena de patos y los dos perros que Wali había recogido de la calle cuando eran cachorros.

Pagar las facturas de la electricidad, reparar las goteras de los tejados y comprar leña para un grupo de periodistas independientes difícilmente podría considerarse el trabajo de un “títere estadounidense”, pero los combatientes talibanes de la aldea natal de Wali, en una zona rural al norte de la ciudad, estaban enfadados porque trabajaba con extranjeros. “Mi hermano me dijo que no debía volver más a la aldea”, me confió Wali en junio. Si los talibanes tomaran el control de Kabul, dijo, él tampoco estaría seguro allí.

Nuestra proximidad a la guerra determina lo profundamente que nos afecta. He vivido y trabajado como fotógrafo y escritor en Kabul durante casi una década, pero mis conexiones con la ciudad son a través de amigos y recuerdos más que de la familia o el patrimonio. Mientras haya compañías aéreas, puedo subirme a un avión en cualquier momento y marcharme. Como todos los visitantes, he tenido el privilegio de vivir con un sentido de distanciamiento que siempre me ha permitido ver los acontecimientos de Afganistán como historias, no como vida.

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11/08/2021

PEPE ESCOBAR
Todos los caminos conducen a la batalla por Kabul

Pepe Escobar, Asia Times, 10/8/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

 Una ciudad tras otra va pasando del control del gobierno a manos de los talibanes, pero el desenlace no está claro aún.


Milicianos afganos vigilan en un puesto de avanzada contra los insurgentes talibanes en el distrito de Charkint, provincia de Balkh, el pasado mes de junio.
(Foto: Farshad Usyan/AFP)

Las siempre esquivas negociaciones del proceso de “paz” afgano se reanudan este miércoles en Doha a través de una troika ampliada: USA, Rusia, China y Pakistán. El contraste con los hechos acumulados sobre el terreno no podría ser más marcado.

En una guerra relámpago coordinada, los talibanes han sometido nada menos que seis capitales de provincia afganas en tan solo cuatro días [*]. La administración central de Kabul lo va a tener difícil en Doha para defender su estabilidad.

La cosa va a peor. El presidente afgano Ashraf Ghani ha enterrado ominosa y prácticamente el proceso de Doha. Ha apostado ya por la guerra civil, desde el armamento de los civiles en las principales ciudades hasta el soborno generalizado de los señores de la guerra regionales, con la intención de construir una “coalición de los bien dispuestos” para luchar contra los talibanes. 

La toma de Zaranj, la capital de la provincia de Nimruz, fue un gran golpe talibán. Zaranj es la puerta de acceso de la India a Afganistán, y más allá a Asia Central, a través del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC, por sus siglas en inglés).

La India pagó la construcción de la autopista que une el puerto de Chabahar en Irán -el centro clave de la fallida versión india de las Nuevas Rutas de la Seda- con Zaranj.

Lo que está en juego es un paso fronterizo vital entre Irán y Afganistán, además de un corredor de transporte para el sudoeste y el centro de Asia. Sin embargo, los talibanes controlan ahora el comercio en el lado afgano. Y Teherán acaba de cerrar el lado iraní. Nadie sabe qué ocurrirá a continuación.

Los talibanes están llevando meticulosamente a cabo un plan maestro estratégico. No hay evidencias contundentes del mismo todavía, pero (¿ayuda externa altamente informada, inteligencia pakistaní del ISI?) es plausible.

En primer lugar, conquistan las zonas rurales, algo que han conseguido prácticamente en al menos el 85% del territorio. Después, controlan los puestos de control fronterizos clave, como los de Tayikistán, Turkmenistán, Irán y Spin Boldak con Baluchistán en Pakistán. Por último, tratan de rodear y tomar metódicamente las capitales de provincia: en eso estamos ahora.

El acto final será la batalla por Kabul. Es posible que esto tenga lugar ya en septiembre, en una retorcida “celebración” de los 20 años del 11-S y de los bombardeos usamericanos sobre los talibanes de 1996-2001. 

15/06/2021

Resuenan tambores de guerra civil en Afganistán tras la retirada de USA

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Salman Rafi Sheikh (Kasur, Punjab, Pakistán) es un periodista independiente y analista de relaciones internacionales y asuntos de Pakistán. Cubre la política del sur y el oeste de Asia, la política exterior de las grandes potencias y la política pakistaní.
Autor de The Genesis of Baloch Nationalism: Politics and Ethnicity in Pakistan, 1947-1977. Prepara un doctorado en la SOAS University of London.

La guerra civil de Afganistán está entrando en una nueva fase de desestabilización con el resurgimiento de los señores de la guerra y los muyahidines para hacer frente a la embestida de los talibanes.

 Restos de dos atentados con bomba en Kabul en el que murieron siete personas, 12 junio 2021
(Foto: Sayed Khodaiberdi Sadat/AFP vía Anadolu Agency)

A medida que las fuerzas de USA y la OTAN se retiran más rápido de lo previsto de Afganistán, la violencia está aumentando en lo que podría ser un anticipo de una futura guerra más amplia.

Muchos creen que los talibanes tienen como objetivo explotar el vacío dejado por la retirada de las tropas de USA y la OTAN para tomar el control de la capital, Kabul, y restablecer un emirato islámico similar al que USA desalojó del poder después de su invasión de 2001.

En los primeros tres días de junio, al menos 64 miembros del personal de seguridad afgano y 26 civiles murieron en ataques de los talibanes. El más mortífero se produjo en la provincia de Nangarhar el 2 de junio, en el que al menos 40 miembros del personal de seguridad murieron al caer varios puestos de seguridad y una base militar en manos de los combatientes talibanes.

Las victorias de los talibanes en un campo de batalla en rápida expansión son una razón crucial por la cual las fuerzas militares de USA y la OTAN han acelerado sensiblemente sus planes de retirada. Al parecer, no quieren quedar atrapados en una guerra civil que se intensifica y se está moviendo rápidamente desde remotas áreas montañosas a las ciudades.

Los informes de los medios indican que más de la mitad de las fuerzas usamericanas ya han abandonado Afganistán y que la mayoría de ellas se habrán retirado para el 4 de julio, mucho antes de la fecha límite anunciada del 11 de septiembre.

Las fuerzas de la OTAN están asimismo más centradas en la retirada que en su misión de “entrenar, asesorar y ayudar”. El portavoz del Ministerio de Defensa alemán, David Helmbold, dijo a los periodistas en mayo que todas sus tropas, estimadas en más de 1.000, se retirarán a finales de la primera semana de julio.

 

Los soldados usamericanos recuperan sus petates tras regresar a casa, después de un despliegue de nueve meses en Afganistán, el 10 de diciembre de 2020 en Fort Drum, Nueva York. Supuestamente, todas las tropas usamericanas se retirarán de Afganistán antes del 11 de septiembre de 2021.   (Foto: John Moore/AFP/vía Getty Images)