Traducido del inglés por S. Seguí
El terror israelí vuelve a las andadas. Los escuadrones de la muerte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) culminaron otra semana fructífera: cuatro cadáveres de palestinos inocentes acumulados de viernes a viernes. No parece haber una conexión entre los cuatro incidentes en los que murieron cuatro hijos, pero el vínculo no se puede obviar.
En todos estos casos, los soldados optaron de preferencia por disparar a matar. En los cuatro casos se podría haber elegido otro camino: detenerlos, apuntar a las piernas, no hacer nada o simplemente no estar allí. Pero los soldados decidieron matar. Probablemente es más fácil para ellos de esta manera.
Provienen de diferentes unidades del ejército y tienen diferentes antecedentes, pero comparten la increíble facilidad para matar, tanto si tienen que hacerlo como si no. Matan porque pueden hacerlo; matan porque están convencidos de que así es como se espera que actúen; matan porque saben que nada sale más barato que la vida de un palestino. Matan porque saben que los medios de comunicación israelíes bostezarán y no informarán de nada; matan porque saben que no les pasará nada. Así pues, ¿por qué no?, ¿por qué no matar a un palestino cuando se tiene la oportunidad?
Soldados israelíes en el funeral del niño de 12 años Mohammed Al Alami, el jueves pasado, en Beit Ummar, Cisjordania. Foto: Emil Salman