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16/04/2022

Declaración para el Día de los Presos Palestinos (17 de abril)


Coalición europea de apoyo a los prisioneros palestinos
, 17-4-2022   

El Día del Prisionero Palestino del 17 de abril se conmemora este año en medio de una brutal campaña de las autoridades de ocupación israelíes contra todo el pueblo palestino, en particular contra los luchadores por la libertad en las cárceles israelíes.

Se estima que todavía hay más de 4.400 prisioneros de guerra en las prisiones de la ocupación israelí, incluidas 33 mujeres y niñas, alrededor de 160 niños menores de 18 años y más de 500 detenidos administrativos, incluidos 8 parlamentarios electos. Hay al menos 600 prisioneros de guerra que padecen enfermedades terminales o graves, como cáncer y parálisis parcial o total. El trato israelí a los prisioneros de guerra y detenidos administrativos palestinos puede constituir crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad si la CPI (Corte Penal Internacional) los investiga adecuadamente.

Israel continúa negando a los prisioneros de guerra y a los detenidos palestinos sus derechos básicos garantizados por las convenciones y normas internacionales, y continúa con sus medidas y prácticas represivas que incluyen el aislamiento, la tortura y el uso de la fuerza que se ha intensificado significativamente desde la fuga de 6 prisioneros de guerra palestinos del centro penitenciario de alta seguridad de Gilboa.

24/01/2022

JORGE MAJFUD
Inmigrantes: el buen esclavo y el esclavo rebelde

 Jorge Majfud, Ecritos Críticos, 20/1/2022

En la Edad Media y en el Renacimiento europeo, el título de hidalgo pudo haber significado “hijo de algo” o “fiel a su amo”. Aunque su etimología es discutida, lo que está claro es que se trataba de un aspirante a noble, un aristócrata de segunda. Un noble hacía cosas nobles por herencia, mientras el vulgo era vulgar y los villeros eran villanos por naturaleza. Eran los hijos de nadie. Eran los peones sin rostro del ajedrez, sin corona, sin bonete, sin caballos y sin torres donde refugiarse. Eran los primeros en ir a morir en las guerras de los nobles, los primeros en defender al rey y a la reina, aunque nunca subían al castillo y menos entraban a palacio. En grupos de a mil, formaban las militias. Eran números. Como en las guerras modernas, iban a matar y a morir, con fanatismo, defendiendo una causa noble, en el doble sentido de la palabra. Dios, la patria, la libertad. Causas nobles que ocultaban los intereses de los nobles. 

Brick House (Casa de Ladrillo), de Simone Leigh, Universidad de Pennsylvania, Philadelphia, USA

 Poco o nada ha cambiado desde entonces. Los soldados estadounidenses que vuelven de las guerras de sus nobles, bajan en el aeropuerto de Atlanta y son aplaudidos por los vasallos que luego los abandonarán a la locura de sus memorias. Los recuerdos y hasta los olvidos los persiguirán como el diablo. Muchos terminarán en la mendicidad, en las drogas o en el suicidio. Cuando ya no importen, serán honrados en tumbas sin nombres o les llevarán flores a un peón caído, tan abstracto como en el ajedrez, llamado Tumba del Soldado Desconocido. Sobre todo, si hay cámaras de televisión cerca. 

Por no hablar de las cifras mil veces mayores de los civiles muertos del otro lado, que ni siquiera son números claros sino estimaciones. Aproximaciones que nunca alcanzan la indignación de los grandes medios ni la conciencia confortable de los ciudadanos del Primer Mundo, porque los suprimidos pertenecen a razas inferiores, son categorías subhumanas que nos quieren atacar o amenazan con quitarnos nuestro way of life dejando de ser esclavos. Los ataques de los poderosos nobles son tan preventivos que suelen eliminar cincuenta niños en un solo bombardeo sin que provoque discursos ni marchas indignadas con lideres mundiales al frente. Ni siquiera un tímido 6 de enero a favor de la paz y de la justicia ajena.

17/01/2022

OLMEDO BELUCHE
Panamá: 9 de enero de 1964, una revolución popular antiimperialista


Olmedo Beluche, The Panama News, 8/1/2022

El 9 de Enero marcó un punto de quiebre de la política norteamericana en Panamá. En esa fecha estallaron 60 años de contradicciones acumuladas, fue una verdadera revolución popular en el pleno sentido de la palabra. Allí se hizo añicos el sueño de riquezas que la oligarquía panameña había pintado en 1903 para imponer un estado "independiente" que en realidad era un "protectorado", es decir, una colonia norteamericana, así como el oprobioso Tratado Hay-Bunau-Varilla que entregó el canal a EE UU "como si fueran soberanos".

Hay que recordar que los abuelos de nuestra oligarquía, desde 1903, se sintieron cómodos con la situación colonial, creyéndose yanquis de corazón. A los sectores populares, en cambio, les costó encontrar claridad en la construcción un proyecto político propio, pero desde el principio pusieron el pecho en la defensa de la soberanía, porque comprendieron que la prosperidad del país y la propia dependía de ella.

En 1964 eclosionó la experiencia acumulada del pueblo panameño, dirigida por sus sectores más combativos, que habían enfrentado la presencia colonial imperialista: en la Huelga Inquilinaria de 1925, en el Movimiento Antibases de 1947, así como las grandes gestas del movimiento estudiantil de los años 50, la Operación Soberanía y la Siembra de Banderas, en un ambiente fermentado por el influjo de la Revolución Cubana.

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11/01/2022

NEIL FAULKNER
La revolución kazaja

Neil Faulkner, Anticapitalist Resistance, 7/01/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

El escritor británico nos ofrece algunos antecedentes del actual levantamiento en Kazajistán.

Comenzó el 2 de enero en la ciudad petrolera de Janaozén, en el oeste de Kazajistán. Los trabajadores del petróleo tienen aquí toda una historia de lucha. El fin de semana del 16/17 de diciembre de 2011, la policía de la dictadura abrió fuego contra una manifestación de trabajadores del petróleo en la ciudad, matando al menos a 15 personas e hiriendo a varios cientos más.

Una estatua de Nazarbáyev derrumbada en Taldykorgan. Foto: kaztag_tg / Telegram

Fue la duplicación del precio del gas licuado -el combustible básico del que depende la población de este vasto y poco poblado país- lo que desencadenó una nueva ronda de protestas. Pero esta vez, se extendieron como un incendio.

Ya el 3 de enero se plantearon nuevas reivindicaciones. Con la inflación en alza, los manifestantes quieren recortes en los precios de los alimentos. La escasez de agua potable es un problema perenne, por lo que exigen una solución. Con un gobierno plagado de corrupción, nepotismo y enriquecimiento personal, piden la dimisión de toda una franja de funcionarios.

Otra situación problemática es la de los desempleados: la ayuda para ellos es otra demanda, especialmente en el oeste de Kazajstán, que se ha visto asolado por los recortes neoliberales. Se han cerrado la mayoría de las industrias locales, excepto la del petróleo. Incluso aquí, 40.000 trabajadores fueron despedidos recientemente en Tengiz Oil. Un trabajador petrolero da de comer a entre cinco y diez miembros de su familia.

Extractivismo neoliberal

El petróleo, el gas y los minerales son la base de la riqueza de Kazajstán. El país ocupa el undécimo lugar en la liga mundial de reservas probadas de petróleo y gas, el segundo en uranio, cromo, plomo y zinc, el tercero en manganeso y el quinto en cobre. También produce carbón, hierro, oro, diamantes y fosforita (utilizada en fertilizantes y otras muchas cosas).

Este vasto país, de un millón de kilómetros cuadrados y unos 20 millones de habitantes, domina la región de Asia Central. Mantiene estrechos lazos económicos con Rusia -que procesa gran parte de su crudo- y con China, que promete convertirlo en un importante centro de transporte del nuevo proyecto del Cinturón y la Ruta.

Pero también mantiene estrechos vínculos con el capital transnacional, atrayendo un total de 330.000 millones de dólares en inversión extranjera directa desde su independencia de la Unión Soviética en 1991. La mayor parte del petróleo kazajo se exporta y la mayor parte de los beneficios se la llevan las empresas extranjeras.

Lo mismo ocurre con otras industrias importantes: el gas, las minas, la construcción, etc. El crecimiento económico de Kazajistán en los últimos 40 años se ha basado en el neoliberalismo y el extractivismo. Las agencias capitalistas la califican de “economía de mercado” sobre la base de la convertibilidad de la moneda, la “flexibilidad” salarial, la apertura a la inversión extranjera y la falta de regulación gubernamental.

Aynur Kurmanov, del Movimiento Socialista de Kazajstán, explica lo que esto significa:

Las reformas neoliberales han eliminado prácticamente la red de seguridad social. Y lo más probable es que los propietarios de las empresas transnacionales hayan calculado que se necesitan cinco millones de personas para dar servicio a “la tubería”: los más de 18 millones de la población kazaja son demasiado. Y por eso esta revuelta es anticolonial en muchos sentidos.(Fuente)

01/01/2022

FREDERIC WEHREY
Marruecos: Las múltiples repercusiones de la rebelión del Rif (1921-1926)

Frederic Wehrey (bio), The New York Review of Books, 18/12/2021
Traducido del inglés por
S. Seguí, Tlaxcala

La revuelta bereber de la década de 1920, que fue un movimiento anticolonial que sirvió de modelo para los que le siguieron, sigue resonando a lo largo de un siglo de historia.

 

El grabado representa a al-Jattabi a caballo liderando a los rebeldes del Rif contra las fuerzas españolas, Marruecos, años 20; Apic/Getty Images

Una noche del pasado mes de octubre, tomé un autobús en Rabat, la capital marroquí, para un trayecto nocturno hasta la costa mediterránea. Tras unas horas, nos adentramos en las montañas del Rif, con el vehículo gimiendo y balanceándose en las curvas cerradas. El Rif, una cadena montañosa relativamente reciente, geológicamente más joven que las cumbres más conocidas del Atlas y menos grandiosa que éstas, se eleva abruptamente desde el mar en su parte norte, pero cae en suaves escarpaduras hacia el sur.

El paisaje resultaba premonitorio en la penumbra de la luna: elevados macizos alfombrados de monte bajo, bosquecillos de cedros y abetos, y profundos barrancos amurallados por peñascos de piedra caliza. No era difícil entender cómo, hace cien años, este terreno infundía temor en los corazones de los jóvenes reclutas de España, país que gobernaba el norte de Marruecos como protectorado, al enfrentarse a una feroz insurgencia de los indígenas amazig, también conocidos como bereberes.

“La peor guerra, en el peor momento, en el peor lugar del mundo”, escribió un periodista español sobre el conflicto de cinco años conocido como la Guerra del Rif.

Los combates comenzaron a principios de junio de 1921, cuando tribus rifeñas tendieron una emboscada a un pequeño contingente de fuerzas españolas en un afloramiento rocoso de la franja norte del Rif conocido como Monte Ubarrán. En retrospectiva, este enfrentamiento no fue más que la primera escaramuza de una batalla mucho más importante y, desde el punto de vista español, catastrófica, que tuvo lugar un mes más tarde en el cercano pueblo de Annual y sus alrededores. El “desastre de Annual”, como se conoce hoy en día en España, supuso la muerte de al menos 13.000 soldados españoles a manos de sólo 3.000 rifeños. A lo largo de dieciocho días, los combatientes asediaron a unos soldados españoles y tropas nativas mal entrenados, situados en puestos avanzados protegidos con sacos de arena, privándoles de provisiones y agua -algunos soldados llegaron a beber su orina- y reduciéndolos con disparos o armas blancas mientras las tropas españolas se retiraban a toda prisa hacia el enclave español de Melilla. El comandante de campo español, general Manuel Fernández Silvestre, conocido por su imprudencia, pereció en la refriega, posiblemente por suicidio. Sus restos nunca se encontraron.

 

El campamento español de Annual tras su captura por los rifeños, Marruecos, 21 de julio de 1921. Foto12/UIG vía Getty Images

Sin embargo, el rey de Marruecos, Mohamed VI, parece reacio a insistir en el asunto con el gobierno español por temor a que empeoren las tensiones diplomáticas entre ambos países, tensiones relacionadas con otros asuntos bilaterales, como la migración africana y marroquí a los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, en el norte de Marruecos, y el deseo del gobierno marroquí de asegurarse el apoyo de España a su posición en el conflicto del Sahara Occidental. Sin embargo, hay otra razón para la vacilación del monarca, y es una razón más cercana a “palacio”. El significado mismo de la Guerra del Rif y sus implicaciones para la identidad nacional y la construcción del Estado dentro del reino son asuntos controvertidos y profundamente sensibles en Marruecos.

22/12/2021

MIRIYAM AOURAGH/HAMZA HAMOUCHENE
¿Por qué los relatos occidentales siguen sin entender la Primavera Árabe?

 Miriyam Aouragh y Hamza Hamouchene, Middle East Eye, 20/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala


(El presente artículo es una versión editada de la introducción del dossier The Arab Uprisings: A Decade of Struggles elaborado por el Transnational Institute.)

Las revueltas iniciadas en 2010 fueron algo más que antiautoritarismo y promesas incumplidas, pero los análisis dominantes tienden a limitarse a los temas orientalistas.

 Mural en la calle Mohamed Mahmud, en El Cairo, para conmemorar el aniversario del levantamiento del 25 de enero contra el régimen de Mubarak (AFP)

Los aniversarios tienen un poder simbólico, que puede ser una buena oportunidad para hacer balance de lo ocurrido y reflexionar sobre los aspectos positivos y negativos. También pueden ser momentos dinámicos en los que pensamos en cómo avanzar. 2021 constituye un momento de este tipo, ya que coincide con el X aniversario de la Primavera Árabe.

 

En 2011 una ola de levantamientos se extendió por la región de Oriente Medio y el Norte de África, en lo que se denominó la Primavera Árabe. Las revueltas sacudieron el mundo. En Túnez y Egipto prendieron unas revueltas que resultaron históricas en el norte de África y más allá, ya que la gente aplaudió el derrocamiento de los regímenes dictatoriales de Ben Ali y Mubarak y esperó cambios significativos en sus vidas.

 

Estos levantamientos, como la mayoría de las situaciones revolucionarias, liberaron una enorme energía; una sensación de renovación sin precedentes y un cambio en la conciencia política.

 

Los pueblos de la región están demasiado familiarizados con los estereotipos racistas de la falsedad simplista de que “los árabes y los musulmanes no son aptos para la democracia y son incapaces de gobernarse a sí mismos”. El dominio imperial y colonial sobre la región ha hecho que en algunos sectores se la considere como una entidad homogénea, reducida sistemáticamente a través de tropos negativos.

 

Imágenes orientalistas de conflictos y guerras, dictadores despiadados y poblaciones pasivas, terrorismo y extremismo, ricas reservas de petróleo y extensos desiertos: estas representaciones rígidas del “Otro” son un sello distintivo del tipo de violencia política y geográfica que tan bien articuló Edward Said.

 

Las revueltas echaron por tierra muchos de estos estereotipos y desmontaron numerosos mitos. Los vientos de la revolución que comenzaron a soplar en diciembre de 2010 se extendieron desde Túnez hasta Egipto, Libia, Siria, Yemen, Bahréin, Jordania, Marruecos y Omán. La experiencia emancipadora fue contagiosa, inspirando a gente de todo el mundo: a los activistas de Madrid, Londres y Nueva York, ya se llamaran a sí mismos movimiento Occupy o Indignados, todos estaban orgullosos de “caminar como un egipcio”.

 

Polarización profunda

Aunque en las últimas tres o cuatro décadas se ha intentado deslegitimar el cambio radical a través de la revolución, tras las deficiencias y derrotas de los esfuerzos de descolonización en varias partes del Sur Global, las revoluciones y levantamientos emancipadores van a proseguir.

 

Sin embargo, no podemos negar que lo que comenzó como levantamientos inspiradores contra el autoritarismo y las condiciones socioeconómicas opresivas -exigiendo pan, justicia y dignidad- se transformó en violencia y caos, en una profunda polarización, en una contrarrevolución y en una intervención extranjera. Diversos movimientos populares se vieron enfrentados a fuerzas autoritarias y contrarrevolucionarias arraigadas, empeñadas en reprimirlos. Todos se enfrentaron a la resistencia del Estado, a menudo en conjunción con el capital global y la injerencia extranjera.

 

El golpe militar en Egipto acabó restaurando una forma de dictadura mucho más despiadada y represiva. El brutal descenso a las guerras civiles en Siria, Libia y Yemen, y la serie de medidas represivas en países del Golfo como Bahréin, pusieron de manifiesto la cruel lógica de la guerra por delegación, que tanto recuerda a los esquemas coloniales conocidos en toda la región.

 

L@s tunecin@s conmemoran el aniversario de la Primavera Árabe en Túnez en 2016 (AFP)

Túnez, que parecía ser la excepción a este panorama, se encuentra ahora en una posición frágil. Y la profunda polarización (islamista frente a secularista) impuesta a las masas las ha distraído de las cuestiones socioeconómicas clave que originalmente lanzaron las revueltas.

 

Algunos comentaristas de la corriente principal han argumentado que la Primavera Árabe dio paso a un “invierno islamista”,  con la llegada al poder de fuerzas islamistas en algunos países. Otras voces progresistas han sido menos pesimistas, ofreciendo una perspectiva más matizada históricamente que considera estos acontecimientos como parte de un proceso revolucionario a largo plazo, con altibajos, períodos de radicalización y contrarrevolución.

 

16/12/2021

JORGE MAJFUD
“El milagro chileno”

Jorge Majfud, mayo de 2021

Extracto del libro La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina.

Santiago de Chile. 21 de marzo de 1975—El profesor de la Universidad de Chicago y premio Nobel de Economía, Milton Friedman, visita al general Augusto Pinochet en Santiago. Lo acompaña su colega Arnold Harberger, propagador de la idea del análisis objetivo de la economía y del “uso de las herramientas analíticas aplicadas al mundo real”, ilustrado con su famoso y abstracto Triángulo de Harberger. En otros tiempos, como era el dogma de la época, Harberger había asociado el capitalismo con la democracia, pero ahora, debido a las malas experiencias con el mundo real, queda claro que solo uno de ellos importa de verdad.

Chile es un experimento que, sin importar el resultado, será vendido hasta en sus países de origen, Estados Unidos y Gran Bretaña. Las ideas no son novedosas, pero los políticos necesitan ejemplos para citar, frases cortas e imágenes simples. La gran teoría se llama Trickle-down theory (Teoría del goteo) y la imagen se ilustra con una botella de Champagne llenando las copas que están más arriba de la pirámide de copas. El problema de la alegoría es que asume que el cristal de las copas no crece ni se estira de forma ilimitada como la capacidad de los de arriba para acumular lo que nunca chorrea hacia los de abajo. La imagen tampoco considera una figura similar que no existe en inglés y que ningún traductor puede resolver, pero en español se llama “La ley del gallinero”. Lo que gotea no es riqueza, sino mierda de las gallinas de más arriba.

Esta novedosa ideología ya existía a finales del siglo XIX. En medio de la gran recesión de los años 90 y de la extensión del imperialismo estadounidense sobre el mar, el representante por Nebraska y candidato a la presidencia, William Jennings Bryan, en la convención demócrata del 9 de julio de 1896 en Chicago, lo puso en términos por demás claros: “Están aquellos que creen que, si legislamos para hacer que los ricos se vuelvan más ricos, su riqueza goteará hacia los que están abajo. Nuestra idea de demócratas es que, si legislamos para que las masas sean más prósperas, su prosperidad subirá a todas las clases sociales que se encuentran por encima”. Bryan acusó a los legisladores de ser abogados de los “business-men (hombres de negocios)” y, según el Chicago Tribune del día siguiente, la asistencia aplaudió sus palabras de forma masiva y continua “como nunca antes… durante 25 minutos”. Bryan perdió las elecciones con McKinley en 1896 y en 1900, las primeras dos elecciones donde las donaciones millonarias de las grandes corporaciones decidieron los resultados a pesar de la mayor crisis económica desde la fundación del país. 

En 1964, el profesor e ideólogo Milton Friedman había visitado una de las tantas dictaduras latinoamericanas apoyadas por Washington, Brasil, y había propuesto el mismo plan de privatizaciones y desmantelamiento del Estado. En aquella oportunidad, el nuevo dogma ideológico del neoliberalismo todavía no se había consolidado ni en las dictaduras ni en las democracias latinoamericanas y Brasilia decidió no seguir las sugerencias del célebre profesor estadounidense, sino el camino contrario de la industrialización nacional del economista argentino Raúl Prebisch y, de alguna forma también, del peronismo argentino y del indeseado izquierdoso Getúlio Vargas en Brasil. Por entonces, las universidades latinoamericanas no eran marxistas (como eran acusadas por la CIA y por la oligarquía criolla) sino keynesianas, tanto como el mismo Franklin Roosevelt. El keynesianismo era el enemigo número uno de una nueva ola que tenía a Friedman y Hayek como sus dos mesías.

14/12/2021

SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
De Venezuela a Chile, de Caldera a Boric: Un solo Chávez y un solo Salvador


 Sergio Rodríguez Gelfenstein, 14/12/2021

La situación actual de Chile se me hace cada vez más asombrosamente similar a la de comienzos de la década de los 90 del siglo pasado en Venezuela. En ese instante, aquí –al igual que en Chile hoy- se vivían 30 años de pos dictadura. Los dos países –en su momento- fueron presentados como “modelo de democracia a seguir” y “ejemplo para el mundo” a partir del “éxito” del sistema de democracia representativa bipartidista en el que la economía se puso al servicio de un sector minoritario de la población.

Venezuela, Siglo XX

“No son treinta pesos, son treinta años” hubieran podido exclamar las decenas de miles de manifestantes que protagonizaron el “caracazo” del 27 y 28 de febrero de 1989, movimiento popular de protesta que se expresó en forma masiva como expresión del rechazo a las medidas de corte neoliberal implementadas por el presidente Carlos Andrés Pérez. En el quinto mayor productor y exportador de petróleo del mundo, había un 51% de pobreza. El destino de Pérez (contumaz corrupto como quedó demostrado pocos años después) y de la falsa democracia, quedaron sellados para siempre. Miles de muertos y desaparecidos -hasta hoy- fueron la respuesta del gobierno a la vibrante acción popular.


Chile, Siglo XXI

Pero ambas situaciones también tienen diferencias, una de ellas muy relevante. Ante el clamor multitudinario de la ciudadanía y la reprobación del sistema ante la inactividad, pasividad y complicidad de los políticos, un grupo de militares patriotas, atentos a la situación creada, produjeron dos alzamientos durante el año 1992 para manifestar su apoyo al sentir popular. El primero de ellos, realizado el 4 de febrero bajo la conducción de Hugo Chávez Frías, un desconocido teniente coronel de Fuerzas Especiales, elevó el espíritu de lucha, señaló un camino distinto y colocó a Chávez en el pedestal de las futuras batallas que habrían de sobrevenir. Como nunca antes en la historia de Venezuela un líder asumió la responsabilidad por un fracaso, pero esta vez,  la derrota “por ahora” del movimiento le imprimió un derrotero de victoria a lo que ese día había significado una derrota.

21/11/2021

MOHAMED OSMAN
Sudán retrocede peligrosamente

Mohamed Osman, Foreign Policy in Focus, 18/11/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

  

Mohamed Osman es un becario Aryeh Neier en la Open Society Justice Initiative que trabaja en temas de justicia internacional. Colaboró con el Comité Internacional de la Cruz Roja como asesor jurídico en Sudán. También ha llevado a cabo una serie de consultorías y trabajos de investigación sobre derechos humanos durante su estancia en aquel país, incluyendo cuestiones de ciudadanía, derechos de la mujer y derecho islámico.  Obtuvo su licenciatura en Derecho por la Universidad de Jartum, un diploma de posgrado en derechos humanos por la Universidad de Jartum y un máster en derechos humanos internacionales y derecho humanitario por la Universidad de Essex (2015-2016). Su tesis se centró en la aplicación del Estado de derecho por parte de los grupos armados de la oposición en los territorios que controlan.

Desde la toma del poder militar del 25 de octubre, la represión violenta ha vuelto con toda su fuerza. ¿Puede la comunidad internacional apoyar el Estado de derecho?

Usamerican@s de origen sudanés protestan en San Francisco por el golpe militar, octubre de 2021 (Shutterstock)

En septiembre me reuní en Jartum con la madre de un estudiante de medicina asesinado por las fuerzas de seguridad durante las protestas de Sudán de 2018-2019.

“La razón por la que me levanto cada día es porque tengo la pequeña esperanza de poder encontrar justicia para mi hijo”, confiesa. “No solo es por él, sino para evitar que otros padres tengan que enfrentarse a la devastación de perder a sus hijos por culpa de la violencia estatal”.

En este periodo de incertidumbre para Sudán, una cosa está clara: sería fundamentalmente erróneo y peligroso desechar la justicia por los graves abusos pasados y por los más recientes en nombre de la conveniencia política.

Nuestra investigación y la de muchas otras organizaciones para documentar los abusos generalizados en Sudán durante las últimas tres décadas muestra que la impunidad rampante de las atrocidades ha alimentado las violaciones y la inseguridad actuales. Esta impunidad ha permitido durante mucho tiempo que los autores de los abusos que se encuentran a la cabeza de la cadena de mando ejerzan aún más poder.

Líderes clave de la parte militar del gobierno de coalición destituido por los militares el 25 de octubre eran a su vez un remanente del régimen derrocado en abril de 2019, con su propia cuota de presuntos abusos sin respuesta. De hecho, apenas unos meses antes de la firma del acuerdo de transición en agosto de 2019, estos mismos líderes militares -incluyendo a Mohamed Hamdan Dagalo (“Hemedti”), el comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR)- fueron quienes supervisaron la dispersión violenta de la sentada de los manifestantes en Jartum.