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11/01/2022

NEIL FAULKNER
La revolución kazaja

Neil Faulkner, Anticapitalist Resistance, 7/01/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

El escritor británico nos ofrece algunos antecedentes del actual levantamiento en Kazajistán.

Comenzó el 2 de enero en la ciudad petrolera de Janaozén, en el oeste de Kazajistán. Los trabajadores del petróleo tienen aquí toda una historia de lucha. El fin de semana del 16/17 de diciembre de 2011, la policía de la dictadura abrió fuego contra una manifestación de trabajadores del petróleo en la ciudad, matando al menos a 15 personas e hiriendo a varios cientos más.

Una estatua de Nazarbáyev derrumbada en Taldykorgan. Foto: kaztag_tg / Telegram

Fue la duplicación del precio del gas licuado -el combustible básico del que depende la población de este vasto y poco poblado país- lo que desencadenó una nueva ronda de protestas. Pero esta vez, se extendieron como un incendio.

Ya el 3 de enero se plantearon nuevas reivindicaciones. Con la inflación en alza, los manifestantes quieren recortes en los precios de los alimentos. La escasez de agua potable es un problema perenne, por lo que exigen una solución. Con un gobierno plagado de corrupción, nepotismo y enriquecimiento personal, piden la dimisión de toda una franja de funcionarios.

Otra situación problemática es la de los desempleados: la ayuda para ellos es otra demanda, especialmente en el oeste de Kazajstán, que se ha visto asolado por los recortes neoliberales. Se han cerrado la mayoría de las industrias locales, excepto la del petróleo. Incluso aquí, 40.000 trabajadores fueron despedidos recientemente en Tengiz Oil. Un trabajador petrolero da de comer a entre cinco y diez miembros de su familia.

Extractivismo neoliberal

El petróleo, el gas y los minerales son la base de la riqueza de Kazajstán. El país ocupa el undécimo lugar en la liga mundial de reservas probadas de petróleo y gas, el segundo en uranio, cromo, plomo y zinc, el tercero en manganeso y el quinto en cobre. También produce carbón, hierro, oro, diamantes y fosforita (utilizada en fertilizantes y otras muchas cosas).

Este vasto país, de un millón de kilómetros cuadrados y unos 20 millones de habitantes, domina la región de Asia Central. Mantiene estrechos lazos económicos con Rusia -que procesa gran parte de su crudo- y con China, que promete convertirlo en un importante centro de transporte del nuevo proyecto del Cinturón y la Ruta.

Pero también mantiene estrechos vínculos con el capital transnacional, atrayendo un total de 330.000 millones de dólares en inversión extranjera directa desde su independencia de la Unión Soviética en 1991. La mayor parte del petróleo kazajo se exporta y la mayor parte de los beneficios se la llevan las empresas extranjeras.

Lo mismo ocurre con otras industrias importantes: el gas, las minas, la construcción, etc. El crecimiento económico de Kazajistán en los últimos 40 años se ha basado en el neoliberalismo y el extractivismo. Las agencias capitalistas la califican de “economía de mercado” sobre la base de la convertibilidad de la moneda, la “flexibilidad” salarial, la apertura a la inversión extranjera y la falta de regulación gubernamental.

Aynur Kurmanov, del Movimiento Socialista de Kazajstán, explica lo que esto significa:

Las reformas neoliberales han eliminado prácticamente la red de seguridad social. Y lo más probable es que los propietarios de las empresas transnacionales hayan calculado que se necesitan cinco millones de personas para dar servicio a “la tubería”: los más de 18 millones de la población kazaja son demasiado. Y por eso esta revuelta es anticolonial en muchos sentidos.(Fuente)

10/01/2022

TOM ENGELHARDT
¿Qué recordaremos de 2022?
La (des)construcción de la nación y la (des)construcción del planeta (al estilo USA)

Tom Engelhardt, TomDispatch.com, 6/01/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Permítanme que comience el año 2022 retrocediendo -muy, muy atrás- por un momento.

Es fácil olvidar desde cuándo este mundo ha sido un lugar peligroso para los seres humanos. Pensé en ello hace poco, cuando me topé con un pequeño diario que mi tía Hilda garabateó, hace décadas, en un pequeño cuaderno. En él comentaba, como de pasada: “Me gradué durante aquella horrible epidemia de gripe de 1919, y me contagié”. Y fue lo suficientemente grave como para malograr su entrada en el instituto. No dice mucho más al respecto.

Aun así, me sorprendió. En todos los años en que mi padre y su hermana vivieron y, de vez en cuando, hablaban del pasado, nunca habían mencionado (ni mi madre, por cierto) la desastrosa pandemia de “gripe española” de 1918-1920. No tenía la menor idea de que alguien de mi familia se hubiera visto afectado por ella. De hecho, hasta que leí el libro de John Barry de 2005, The Great Influenza (La Gran Gripe), ni siquiera sabía que una pandemia había devastado América (y el resto del mundo) a principios del siglo pasado, de una manera notablemente similar, pero incluso peor, que la de covid-19 (al menos hasta ahora), antes de ser esencialmente desechada de la historia y de los libros de recuerdos de la mayoría de las familias.

Un hospital en Kansas durante la epidemia de gripe española en 1918. Otis Historical Archives National Museum of Health & Medicine

Esto debería sorprender a cualquiera. Al fin y al cabo, en aquella época, se calcula que una quinta parte de la población mundial, posiblemente 50 millones de personas, murieron a causa de las oleadas de esa temida enfermedad, a menudo de forma espantosa, e incluso en este país fueron enterradas a veces en fosas comunes. Mientras tanto, algunas de las controversias que hemos vivido recientemente sobre, por ejemplo, las mascarillas, se desarrollaron de forma igualmente amarga entonces, antes de que aquel desastre global fuera superado y olvidado. Casi nadie que conozca cuyos padres vivieran aquella pesadilla había oído hablar de ella mientras crecía.

Agacharse y cubrirse

Sin embargo, el breve comentario de mi tía me recordó que desde hace mucho tiempo habitamos un mundo peligroso y que, en ciertos aspectos, el peligro no ha hecho sino aumentar con el paso de las décadas. También me hizo pensar en cómo, al igual que con aquella gripe mortal de la época de la Primera Guerra Mundial, olvidamos a menudo (o al menos dejamos convenientemente de lado) tales horrores.

Después de todo, en mi infancia y juventud, tras la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki, este país comenzó a construir un asombroso arsenal nuclear y pronto sería seguido, en ese camino, por la Unión Soviética. Estamos hablando de un armamento que podría haber destruido este planeta muchas veces y, en aquellos tensos años de la Guerra Fría, a veces daba la sensación de que ese destino podría ser el nuestro. Todavía recuerdo haber escuchado al presidente John F. Kennedy en la radio cuando comenzó la crisis de los misiles cubanos de 1962 -yo era un estudiante de primer año en la universidad-, y pensar que todos los que conocía en la Costa Este, incluido yo mismo, pronto estaríamos bien fritos (¡y casi lo estuvimos!).

La sala de guerra en la película de Stanley Kubrick Dr. Strangelove (1964)

Por poner ese destino potencial en perspectiva, hay que tener en cuenta que, solo dos años antes, el ejército estadounidense había desarrollado un Plan Operativo Integrado Único para una guerra nuclear contra la Unión Soviética y China. En función de ese plan, un primer ataque de 3.200 armas nucleares se “repartiría” sobre 1.060 objetivos situados en el mundo comunista, incluyendo al menos 130 ciudades. Si todo salía “bien”, dichas ciudades habrían dejado de existir. Las estimaciones oficiales de víctimas ascendían a 285 millones de muertos y 40 millones de heridos; y, teniendo en cuenta todo lo que no se sabía entonces sobre los efectos de la radiación, por no hablar del “invierno nuclear” que tal ataque habría creado en este planeta, tales cifras eran sin duda una subestimación grotesca.

07/01/2022

Alice Speri
Huda Al-Sarari ayudó a sacar a la luz las prisiones secretas de los Emiratos Árabes Unidos en Yemen, pagando por ello un precio muy alto

Alice Speri, The Intercept, 31/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Huda Al-Sarari se vio obligada a exiliarse después de que su trabajo de documentación sobre los abusos contra los derechos humanos cometidos por las fuerzas emiratíes respaldadas por Estados Unidos atrajera la atención mundial.

Huda Al Sarari en 2021. Foto : Adil Salim Obaid Al Bahrani

La abogada yemení Huda Al-Sarari llevaba años representando a mujeres en casos de maltrato doméstico y violencia de género cuando, en torno a 2015, empezó a recibir peticiones diferentes de ayuda.

Cuando el conflicto civil en Yemen se convirtió en una guerra por delegación entre las potencias regionales, las mujeres llamaban a Al-Sarari en mitad de la noche para contarle que acababan de asaltar sus casas y se habían llevado a sus maridos, hermanos e hijos por la fuerza. Otras se ponían en contacto con ella después de haber pasado días buscando a sus seres queridos en prisiones y comisarías,  suplicando a funcionarios que les decían que no estaban implicados en la detención de los hombres ni conocían su paradero.

“Estas familias le pedían: ‘Ayúdanos, han secuestrado a nuestros hijos’”, dijo Al-Sarari a The Intercept en una entrevista. “No podía oír hablar de estas violaciones y crímenes y no hacer nada”.

Las desapariciones comenzaron poco después de que Arabia Saudí lanzara una intervención aérea y terrestre sobre Yemen que contó con el respaldo de Estados Unidos y la participación de otras potencias regionales, como los Emiratos Árabes Unidos. Durante la campaña, los EAU, un aliado clave en la guerra liderada por EE. UU. contra Al Qaida en la Península Arábiga, tomaron el control de vastas franjas del sur de Yemen. A medida que el número de desaparecidos forzosos en la ciudad de Adén y sus alrededores aumentaba por centenares, empezaron a circular informes de que fuerzas de seguridad informales yemeníes, entrenadas y armadas por los EAU, estaban deteniendo, golpeando y a menudo torturando a los hombres.

Al-Sarari, junto con un grupo de otros abogados y activistas, comenzó a investigar discretamente esas informaciones. Su meticuloso esfuerzo de documentación culminó en una base de datos que en un momento dado incluyó los nombres de más de 10.000 hombres y niños, la mayoría de los cuales estaban detenidos fuera del dominio del sistema judicial del Estado. Ayudó a sacar a la luz una red de prisiones secretas gestionadas por los EAU con el conocimiento y, en ocasiones, la participación directa de las fuerzas estadounidenses.

05/01/2022

RAMZY BAROUD
2021 en Palestina: por fin ha aparecido una nueva generación

Ramzy Baroud, Politics for the People, 3/02/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

 Al principio, 2021 parecía ser otro año ordinario de implacable ocupación israelí y continua miseria palestina. Aunque gran parte de esa situación seguía siendo cierta, un sentimiento de unidad popular sin precedentes entre los palestinos, no solo en la Jerusalén Oriental ocupada, Cisjordania y Gaza, sino también entre las comunidades palestinas de la Palestina histórica, desafió la dinámica de la ocupación israelí de Palestina.

 Palestinos participan en una protesta contra la ocupación israelí.
(Foto: ActiveStills.org, archivo)

Una sensación dominante de cautelosa esperanza ha sustituido por fin al sentimiento absoluto de desesperación de años anteriores. Con ello, se ha registrado en toda Palestina un sentimiento de renovación y voluntad de adoptar nuevas ideas políticas. Por ejemplo, según una encuesta realizada por el Centro de Medios y Comunicación de Jerusalén (JMCC, por sus siglas en inglés), publicada el 22 de noviembre, hay más palestinos de Cisjordania que apoyan la solución de un solo Estado que los que siguen apoyando la solución de dos Estados, prácticamente desaparecida, que dominó el pensamiento palestino durante décadas.

La pandemia pasa factura

Sin embargo, el año comenzó con la atención puesta en algo totalmente distinto: la pandemia de la covid-19. Además de asolar a los palestinos asediados y ocupados, especialmente en la Franja de Gaza, la pandemia comenzó a extenderse entre los presos palestinos.

En febrero, la Autoridad Palestina, junto con grupos y organizaciones internacionales de derechos humanos, criticó a Israel por bloquear el acceso a las vacunas covid-19 en la asediada Franja de Gaza. Las vacunas Sputnik 5 fueron donadas por Rusia, el primer país que contribuyó a la lucha contra la pandemia en Palestina. Con el tiempo, las comunidades palestinas fueron accediendo poco a poco a las vacunas que llegaban del programa COVAX. Sin embargo, la pandemia siguió haciendo estragos en la Palestina ocupada, especialmente porque las autoridades de ocupación israelíes siguieron bloqueando las medidas preventivas palestinas y desmantelando las instalaciones improvisadas de covid-19 en los territorios ocupados. Según el sitio web Worldometer, 4.555 palestinos murieron a causa de la covid-19, mientras que 432.602 dieron positivo en las pruebas de la mortal pandemia.

Elecciones canceladas

Al igual que el año anterior, la crisis política de Israel dominó rápidamente los titulares, ya que la lucha por el poder entre el entonces primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y sus rivales siguió reforzándose, lo que llevó a las cuartas elecciones de Israel en dos años. Las elecciones de marzo han cambiado finalmente el panorama político israelí gracias a una extraña coalición de gobierno formada por el nuevo primer ministro de Israel, Naftali Bennett, el 13 de junio. La coalición incluía al político árabe Mansour Abbas, cuyo partido político fue decisivo para la formación del gobierno.

Mientras Netanyahu y su partido Likud se retiraban rápidamente a la oposición, poniendo fin a un reinado de más de doce años, los palestinos anticipaban sus propias elecciones, que fueron anunciadas por el presidente de la AP, Mahmud Abbas, el 15 de enero.

04/01/2022

RYAN DEVEREAUX
Plata y plomo: La demanda histórica de México contra las empresas de armas usamericanas

Ryan Devereaux, The Intercept, 27/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

 Alejandro Celorio Alcántara no se sorprendió cuando finalmente llegaron las respuestas. Como alto asesor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Celorio dirigía un equipo de abogados que el pasado agosto presentó una demanda histórica, por la que acusaba a algunas de las empresas de armas más conocidas de Estados Unidos de negligencia letal a escala masiva. Con el objetivo de conseguir 10.000 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por una década y media de tiroteos y asesinatos, este litigio sin precedentes pretendía tener éxito allí donde las víctimas de la violencia armada al norte de la frontera casi tienen garantizado el fracaso, por lo que se pedía a un tribunal federal de Massachusetts que responsabilizara a diez empresas con sede en Estados Unidos  por el impacto de sus productos en el extranjero.

Las pistolas de Smith & Wesson Corp. se exhiben en el stand de la compañía durante la reunión anual de miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en Indianápolis, Indiana, el 27 de abril de 2019. (Foto: Daniel Acker/Bloomberg/Getty Images)

Al volver de almorzar el 22 de noviembre, fecha del plazo de respuesta de los demandados, el abogado-diplomático mexicano se encontró con que las empresas habían hecho exactamente lo que se esperaba, argumentando que una ley de 2005 que la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) considera uno de sus mayores logros legislativos, que concede “amplia inmunidad” a las empresas de armas en los juicios por violencia armada, no está limitada por las fronteras. Se extiende a todas partes, argumentaron, incluido México. El mensaje de las empresas, según la lectura hecha por Celorio, era simple: “No nos importa lo que hacemos. No nos importa que a otros no les guste cómo lo hacemos. Vamos a seguir haciéndolo”.

El “velo de impunidad”, como Celorio lo definió, era de esperar. Sin embargo, lo que sí le llamó la atención fue la posible filtración de la política en lo que México insiste en que es un desafío legal apolítico. Los fabricantes, holdings y distribuidores acusados en la demanda de 139 páginas presentada por México incluyen a Smith & Wesson, Barrett Firearms Manufacturing, Beretta U.S.A., Beretta Holding, Century International Arms, Colt's Manufacturing Company, Glock, Glock GES.M.B.H., Strum, Ruger & Co., Witmer Public Safety Group e Interstate Arms. En una presentación conjunta, en la que instan al tribunal a desestimar la demanda, las firmas que representan a las empresas -entre ellas uno de los mayores bufetes del mundo, Jones Day, que representó al presidente Donald Trump en sus esfuerzos por anular las elecciones de 2020- argumentan que “en el fondo, este caso implica un choque de valores nacionales”.

“La lectura que hacemos es que van a tratar de politizar esto”, dijo Celorio a The Intercept. “Están aumentando ya el coste político de que el juez falle a favor de México. Le están diciendo: ‘Eres estadounidense. Si dejas pasar este litigio, no guardas en tu corazón los valores americanos’”.

La historia de la demanda de México contra las empresas de armas de Estados Unidos, que lleva en curso más de dos años, se desarrolla en varios niveles a la vez. El litigio en sí pone a prueba si las protecciones legales inscritas en la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas (PLCAA por sus siglas en inglés) que el presidente Joe Biden instó al Congreso a derogar en su estrategia nacional para prevenir la violencia con armas de fuego a principios de este año, se extienden a países extranjeros. Si la impugnación tuviera éxito, supondría un golpe histórico para los fabricantes de armas estadounidenses. Con limitadas excepciones, la PLCAA ha proporcionado un escudo casi impermeable a la industria de armas pequeñas con sede en Estados Unidos. Para las empresas de armas, la ley representa un baluarte vital contra las demandas que pueden acabar con la industria. Para los defensores del control de las armas, que señalan casos como el de las víctimas de la masacre del teatro de Aurora (Colorado), que fueron condenadas a pagar 203.000 dólares a un distribuidor de munición tras perder un juicio por motivos de la PLCAA, es el epítome de una marca profundamente estadounidense de impunidad de las empresas de armas.

Una niña se une a los defensores de la reforma de las armas que celebran una conferencia de prensa frente al Capitolio de Estados Unidos en Washington, DC, el 14 de abril de 2016. (Foto: Win McNamee/Getty Images)  Foto: Win McNamee/Getty Images)

La lucha legal también tiene como telón de fondo un dramático momento histórico en la relación de seguridad entre Estados Unidos y México. El año anterior y el año posterior a la aprobación de la PLCAA tuvieron lugar dos acontecimientos clave. En primer lugar, en 2004, el Congreso permitió que expirara la prohibición federal de las armas de asalto en Estados Unidos. En segundo lugar, en 2006, el gobierno mexicano anunció el despliegue del ejército en las calles en una “guerra” contra el narcotráfico. La administración Bush apoyó la campaña con un paquete de ayuda a la seguridad de miles de millones de dólares conocido como Iniciativa Mérida, comenzando así una era de colaboración binacional sin precedentes en el frente más violento de la guerra contra las drogas.

31/12/2021

TOM ENGELHARDT
Mi año 2021 y mi bienvenida al 2022

Tom Engelhardt, TomDispatch.com, 23/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

 A medida que va terminando el año 2021, con independencia de que la pandemia que ha arrasado el mundo haya empezado por un murciélago o no, creo que es seguro decir que todos somos mucho más murciélagos ahora de lo que éramos cuando empezó.


Al menos en mi vecindario, a medida que este año llega a su fin, esa vieja frase del Llanero Solitario, “¿Quién era ese hombre enmascarado?”, vuelve a aplicarse a casi todo el mundo. De hecho, a medida que aumentan los casos de delta en la ciudad de Nueva York, y ómicron entra en escena de forma sorprendente, se ha restablecido el uso de mascarillas en el interior de mi propio edificio de apartamentos -desde los pasillos hasta los ascensores y la lavandería- (aunque no he dejado de llevarlas) y también se está restableciendo el mandato de las mascarillas si te mueves por la ciudad.

Así ha sido el año, pero lamentablemente, como sabemos, no en todas partes en este país nuestro, demasiado desenmascarado, no vacunado, conflictivo, conspirador, enervado y perturbado. Un año de enfermedad, muerte, luto y caos político cada vez mayor a una escala sorprendente, aunque no sin precedentes, amenaza el sistema estadounidense tal y como lo hemos conocido. Mientras tanto, un nuevo tipo de clima amenaza al mundo tal y como lo hemos conocido.

¿Feliz año nuevo? No estoy nada seguro de ello.

Es cierto que mi mujer y yo estamos vacunados y reforzados. Y, sin embargo, como mayores de 65 años, seguimos siendo objetivos de primera clase de la covid, que viven el final del segundo año de una pandemia que ha sido desastrosa para los estadounidenses de nuestra edad en un país que ha experimentado su propio tipo de devastación, no solo médica sino también política.

JOHN CATALINOTTO
¿Está la clase obrera usamericana al borde de un nuevo empuje sindical?

 John Catalinotto, 31/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Los trabajadores de tres centros de distribución de Amazon han iniciado una campaña para formar un sindicato en esta gigantesca corporación que emplea, solo en USA, a más de un millón de trabajadores. Los trabajadores de dos cafeterías Starbucks en Buffalo, Nueva York, han conseguido representación sindical en una votación.

Amazon y los partidarios de los sindicatos celebraron protestas en USA, Europa Occidental y Bangladesh el 26 de noviembre -el llamado Viernes Negro- en los almacenes de Amazon para exigir los derechos de los trabajadores y los derechos sindicales. Las acciones se centraron en los trabajadores de la logística en USA y Europa, y en los trabajadores de producción textil en Bangladesh.

Hay previstas otras acciones para el 12 de enero, fecha del cumpleaños del centimillonario jefe de Amazon, Jeff Bezos, y para la festividad de Martin Luther King, Jr. (https://supportamazonworkers.org/jan12/)

 

Manifestación en  Times Square, Nueva York,  el 22 de diciembre.
Foto
Workers World /Mundo Obrero

Puede parecer un pequeño comienzo. Sin embargo, ha despertado ya las esperanzas de millones de trabajadores en USA y de miles de activistas sindicales de que algo grande está en marcha. Ha suscitado las esperanzas de los organizadores de trabajadores de que se invierta el descenso de la afiliación sindical de los últimos 68 años.

Algunas voces, entre comunistas y sindicalistas, y entre observadores de los medios de comunicación corporativos, han hablado de la historia del auge del sindicato industrial CIO en la década de 1930 y se preguntan si podría estar llegando una nueva oleada.

The New York Times y The Boston Globe, por ejemplo, han informado de la campaña de organización de Starbucks y Amazon con grandes titulares y han mencionado los años treinta. El Times informa normalmente de las noticias laborales en la sección de negocios. La mayoría de los artículos son sobre huelgas que se perdieron o sobre divisiones entre los trabajadores de base y los líderes sindicales.

En el otoño de 2021 los trabajadores sindicalizados de USA hicieron más huelgas que en décadas. En las grandes huelgas de los fabricantes de cereales Kellogg's y de los tractores y excavadoras John Deere, los trabajadores en huelga obligaron a los dirigentes de sus sindicatos a continuar con las huelgas después de que estos últimos hubieran llegado a acuerdos con la patronal.

27/12/2021

DAVID ROVICS
Desmond Tutu se opuso también al capitalismo, al apartheid israelí y al imperialismo de USA y Reino Unido

David Rovics, CounterPunch, 27/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Puedo sonar arrogante u olvidadizo, pero no podría recordar el número de veces que estuve en la misma habitación o en la misma protesta que Desmond Tutu.  Y la principal razón por la que sé que él estuvo allí es porque estuve escuchando su discurso, a menudo desde una distancia no superior a los dos metros.  Digo esto no para asociarme con el gran hombre -aunque disculparé que piensen que soy un narcisista que trata de dárselas de conocer gente importante- sino solo para estar seguro de que todos sabemos que todo ocurrió realmente, porque yo lo vi y lo oí.

Me parece muy importante mencionarlo por la forma en la que este hombre está siendo recordado ya por los expertos y políticos del mundo.  Como cualquiera podría haber vaticinado, Tutu está siendo recordado como el gran opositor al apartheid en su Sudáfrica natal, uno de los líderes más reconocidos y más elocuentes de la lucha contra el apartheid allí durante la mayor parte de su vida adulta.

Ser un líder del movimiento para acabar con el apartheid en Sudáfrica fue probablemente el mayor logro de la obra de este hombre, y no debería sorprender a nadie que éste sea el centro de sus numerosos obituarios, junto con el Nobel de la Paz que se le concedió en 1984.  Tras el asesinato de Martin Luther King, Jr., este fue recordado de la misma manera por la clase dirigente de EE. UU., como líder del movimiento contra el apartheid.  El hecho de que en el momento de su muerte se hubiera convertido en una de las voces más conocidas y queridas del movimiento contra la guerra, en EE. UU. y en todo el mundo, ha sido en gran medida excluido de los libros de historia porque es una verdad muy incómoda.

Pero al igual que con Martin Luther King, muchos de los mismos líderes políticos que hoy conmemoran a Tutu no habrían mencionado su figura un día antes, para evitar la oportunidad de que Tutu dijera lo que pensaba.  Esta es sin duda la razón por la que no fue invitado a conmemorar a su amigo y camarada, Nelson Mandela, en su funeral de hace ocho años.

Como King y tantos otros, podíamos estar seguros de que todas las alabanzas a Desmond Tutu como gran brújula moral del mundo se harían con seguridad después de su muerte.  Antes de eso habría sido demasiado peligroso y era mejor ignorarlo hasta entonces, hasta el momento de su fallecimiento, para facilitar que liberales y conservadores por igual hablen de cómo ellos también se opusieron, finalmente, al apartheid sudafricano.

Paul McLoughlin
Los investigadores que trabajan para sacar a la luz los crímenes de guerra en Siria

Paul McLoughlin, The New Arab, 22/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Los crímenes de guerra en el conflicto sirio han sido documentados y archivados casi exclusivamente por investigadores independientes. Estos primeros aficionados ahora están allanando el camino para una nueva forma de rendir cuentas.

Cuando los primeros manifestantes fueron abatidos a tiros en las calles de Siria en marzo de 2011, el mundo fue testigo de sus muertes a través de videos granulosos subidos a Internet por los activistas.

 El régimen sirio, temiendo que el levantamiento masivo a favor de la democracia condujera a su derrocamiento, dirigió sus fuerzas de seguridad contra los manifestantes, deteniendo y matando a miles de activistas.

 Siria, cerrada en gran medida al mundo exterior, se convirtió en uno de los primeros conflictos en ser monitoreados, relatados y archivados casi exclusivamente por periodistas ciudadanos e investigadores aficionados.

A miles de kilómetros de distancia, los investigadores trabajaron para verificar las imágenes de los crecientes bombardeos del régimen, mientras que otros colaboraban con los sirios sobre el terreno para contar el número de muertos tras las numerosas masacres en Siria.

El trabajo de estos antiguos aficionados allanó el camino para una nueva forma de periodismo que identificaba las armas utilizadas contra la población civil, contaba a los muertos y registraba los nombres de los desaparecidos.

Se espera que algún día las víctimas puedan utilizar su trabajo para que los responsables de todos esos actos puedan rendir cuentas.

25/12/2021

BEN KRISHNA
¿Por qué Omicron puede ser la última variante de interés?

 Ben Krishna, Asia Times, 23/12/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

Aunque la variante altamente contagiosa de la COVID-19 maximizara su potencial, las leyes de la bioquímica muestran que el virus no puede seguir variando indefinidamente.

 Como todos los seres vivientes, los virus, aunque nos resulte controvertido, evolucionan. Este hecho ha quedado muy claro durante la pandemia, ya que cada pocos meses han surgido nuevas y preocupantes variantes.

 

Algunas de estas variantes han sido más hábiles a la hora de propagarse de persona a persona, dominando sobre otras variantes menos trasmisibles del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19.

 

Esta mayor capacidad de propagación se ha atribuido a mutaciones en la proteína espiga -las proyecciones en forma de seta de la superficie del virus- que le permiten unirse con más fuerza a los receptores ACE2. Los ACE2 son receptores situados en la superficie de nuestras células, como las que recubren las vías respiratorias, a los que el virus se adhiere para entrar y empezar a replicarse.

 

Estas mutaciones permitieron que la variante Alfa, y luego la variante Delta, se convirtieran en dominantes a nivel mundial. Y los científicos esperan que ocurra lo mismo con Omicron.

 

Sin embargo, el virus no puede seguir evolucionando indefinidamente. Las leyes de la bioquímica implican que el virus evolucione hasta alcanzar una proteína espiga que se adhiera a la ACE2 con la mayor fuerza posible. A partir de ese momento, la capacidad de propagación del SARS-CoV-2 entre las personas no estará limitada por la capacidad del virus para adherirse al exterior de las células.

 

Otros factores limitarán la propagación del virus, como la rapidez con la que el genoma puede replicarse, la rapidez con la que el virus puede entrar en la célula a través de la proteína TMPRSS2 y la cantidad de virus que un humano infectado puede desprender. En principio, todos ellos deberían evolucionar hasta alcanzar el máximo rendimiento.

 

¿Ha alcanzado Omicron este pico? No hay ninguna razón de peso para suponerlo. Los llamados estudios de “ganancia de función”, que analizan qué mutaciones necesita el SARS-CoV-2 para propagarse de forma más eficiente, han identificado un montón de mutaciones que mejoran la capacidad de la proteína espiga para unirse a las células humanas que Omicron no tiene. Además de esto, podrían producirse mejoras en otros aspectos del ciclo vital del virus, como la replicación del genoma, como he mencionado anteriormente.

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22/12/2021

MIRIYAM AOURAGH/HAMZA HAMOUCHENE
¿Por qué los relatos occidentales siguen sin entender la Primavera Árabe?

 Miriyam Aouragh y Hamza Hamouchene, Middle East Eye, 20/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala


(El presente artículo es una versión editada de la introducción del dossier The Arab Uprisings: A Decade of Struggles elaborado por el Transnational Institute.)

Las revueltas iniciadas en 2010 fueron algo más que antiautoritarismo y promesas incumplidas, pero los análisis dominantes tienden a limitarse a los temas orientalistas.

 Mural en la calle Mohamed Mahmud, en El Cairo, para conmemorar el aniversario del levantamiento del 25 de enero contra el régimen de Mubarak (AFP)

Los aniversarios tienen un poder simbólico, que puede ser una buena oportunidad para hacer balance de lo ocurrido y reflexionar sobre los aspectos positivos y negativos. También pueden ser momentos dinámicos en los que pensamos en cómo avanzar. 2021 constituye un momento de este tipo, ya que coincide con el X aniversario de la Primavera Árabe.

 

En 2011 una ola de levantamientos se extendió por la región de Oriente Medio y el Norte de África, en lo que se denominó la Primavera Árabe. Las revueltas sacudieron el mundo. En Túnez y Egipto prendieron unas revueltas que resultaron históricas en el norte de África y más allá, ya que la gente aplaudió el derrocamiento de los regímenes dictatoriales de Ben Ali y Mubarak y esperó cambios significativos en sus vidas.

 

Estos levantamientos, como la mayoría de las situaciones revolucionarias, liberaron una enorme energía; una sensación de renovación sin precedentes y un cambio en la conciencia política.

 

Los pueblos de la región están demasiado familiarizados con los estereotipos racistas de la falsedad simplista de que “los árabes y los musulmanes no son aptos para la democracia y son incapaces de gobernarse a sí mismos”. El dominio imperial y colonial sobre la región ha hecho que en algunos sectores se la considere como una entidad homogénea, reducida sistemáticamente a través de tropos negativos.

 

Imágenes orientalistas de conflictos y guerras, dictadores despiadados y poblaciones pasivas, terrorismo y extremismo, ricas reservas de petróleo y extensos desiertos: estas representaciones rígidas del “Otro” son un sello distintivo del tipo de violencia política y geográfica que tan bien articuló Edward Said.

 

Las revueltas echaron por tierra muchos de estos estereotipos y desmontaron numerosos mitos. Los vientos de la revolución que comenzaron a soplar en diciembre de 2010 se extendieron desde Túnez hasta Egipto, Libia, Siria, Yemen, Bahréin, Jordania, Marruecos y Omán. La experiencia emancipadora fue contagiosa, inspirando a gente de todo el mundo: a los activistas de Madrid, Londres y Nueva York, ya se llamaran a sí mismos movimiento Occupy o Indignados, todos estaban orgullosos de “caminar como un egipcio”.

 

Polarización profunda

Aunque en las últimas tres o cuatro décadas se ha intentado deslegitimar el cambio radical a través de la revolución, tras las deficiencias y derrotas de los esfuerzos de descolonización en varias partes del Sur Global, las revoluciones y levantamientos emancipadores van a proseguir.

 

Sin embargo, no podemos negar que lo que comenzó como levantamientos inspiradores contra el autoritarismo y las condiciones socioeconómicas opresivas -exigiendo pan, justicia y dignidad- se transformó en violencia y caos, en una profunda polarización, en una contrarrevolución y en una intervención extranjera. Diversos movimientos populares se vieron enfrentados a fuerzas autoritarias y contrarrevolucionarias arraigadas, empeñadas en reprimirlos. Todos se enfrentaron a la resistencia del Estado, a menudo en conjunción con el capital global y la injerencia extranjera.

 

El golpe militar en Egipto acabó restaurando una forma de dictadura mucho más despiadada y represiva. El brutal descenso a las guerras civiles en Siria, Libia y Yemen, y la serie de medidas represivas en países del Golfo como Bahréin, pusieron de manifiesto la cruel lógica de la guerra por delegación, que tanto recuerda a los esquemas coloniales conocidos en toda la región.

 

L@s tunecin@s conmemoran el aniversario de la Primavera Árabe en Túnez en 2016 (AFP)

Túnez, que parecía ser la excepción a este panorama, se encuentra ahora en una posición frágil. Y la profunda polarización (islamista frente a secularista) impuesta a las masas las ha distraído de las cuestiones socioeconómicas clave que originalmente lanzaron las revueltas.

 

Algunos comentaristas de la corriente principal han argumentado que la Primavera Árabe dio paso a un “invierno islamista”,  con la llegada al poder de fuerzas islamistas en algunos países. Otras voces progresistas han sido menos pesimistas, ofreciendo una perspectiva más matizada históricamente que considera estos acontecimientos como parte de un proceso revolucionario a largo plazo, con altibajos, períodos de radicalización y contrarrevolución.