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24/10/2025

¿Por cuánto tiempo China puede jugar la carta de las tierras raras?

Arnaud Bertrand, 17-10-2025
English original Version française
Traducido por Luis Casado 

Arnaud Bertrand es un empresario francés, fundador de HouseTrip (adquirida por TripAdvisor) y, actualmente, de Me & Qi. Escribe sobre China, país en el que vivió durante ocho años, así como sobre emprendimiento y geopolítica.


Esta es probablemente la pregunta geopolítica más importante del mundo en este momento: ¿cuánto tiempo puede China jugar la carta de las tierras raras?

Ya está bien establecido que esto le otorga a China una considerable influencia. Para empezar, el pánico frenético del secretario del Tesoro usamericano , Bessent, en los últimos días es una clara señal de ello: insultó públicamente a altos funcionarios chinos por la medida, presionó para obtener "poderes de emergencia" y la declaró un ataque chino contra el "mundo" que requeriría "una respuesta colectiva completa" de USA y sus aliados.

Si esto no es una señal de que Washington ha perdido la calma, no sé qué lo es.

Lo que parece ser un consenso —porque lo he visto mencionado repetidamente— es que uno de los principales obstáculos para romper el dominio de China sobre las tierras raras son las regulaciones ambientales. Según la narrativa dominante, Occidente se ha autoexcluido del sector de las tierras raras al imponer estándares ambientales que China simplemente ha ignorado.

Y así, implícitamente, solo se necesitan los ajustes regulatorios adecuados y subsidios públicos para resolver el problema en pocos años. Sería principalmente una cuestión de voluntad política aceptar ciertos compromisos ambientales.

Hay algo de cierto en esto —el procesamiento de tierras raras puede ser muy contaminante—, pero por lo demás, es una visión de tipo "solución milagrosa".

La dificultad de romper el control de China es mucho, —MUCHO—, mayor que los simples ajustes regulatorios. El dominio chino tiene mucho más que ver con la escala de su manufactura y la integración vertical de sus cadenas de suministro; por lo tanto, romperlo requeriría una transformación completa del nivel de industrialización de Occidente.

 Hablamos de algo que requeriría una transformación total de la estructura socioeconómica occidental, con billones de dólares de inversión —con una recuperación que podría alcanzarse en dos décadas—, así como una profunda transformación de su sistema educativo. En resumen, una empresa de proporciones generacionales, casi sin precedentes.

Uno podría verse tentado a comparar el esfuerzo requerido con el del Proyecto Manhattan o el programa Apolo —que ya es enorme, ¿verdad?—, pero en realidad subestimaría enormemente la escala requerida. El nivel de esfuerzo requerido es, en realidad, más comparable al de una revolución industrial que al de cualquier proyecto monumental.

¿No me crees? ¡Probablemente pienses que exagero! ¡No puede ser tan dramático!

Precisamente por eso escribí este artículo: para mostrarte en detalle el esfuerzo titánico que se requeriría para tan solo uno de los elementos en la lista de control de exportaciones de China: el galio.

Y recuerda, al leer este artículo, que este es solo UNO de los 21 elementos químicos sujetos a restricciones, y que estos controles se aplican no solo a los elementos químicos, sino también a los productos derivados (baterías de iones de litio, materiales ultraduros, etc.).

Después de leer este artículo, el pánico de Bessent te parecerá casi incontrolable.

¿Qué es el galio?

El galio no es en realidad una tierra rara: es un metal blando y plateado que literalmente se derretiría en la mano en un día caluroso. Sin embargo, es uno de los materiales de mayor importancia estratégica en el mundo actual, ya que, entre otras aplicaciones, es fundamental para la última generación de semiconductores de nitruro de galio (GaN), así como para los modernos radares militares de matriz de antenas activas (AESA), capaces de detectar objetivos a casi el doble de alcance que antes. Un alto ejecutivo de Raytheon declaró en 2023 que:

"El GaN es la base de casi toda la tecnología de defensa avanzada que producimos".

China ha captado un asombroso 98 % de la producción primaria mundial de galio de baja pureza, lo que significa que ejerce un control casi total sobre el material.

¿Qué se necesitaría para producir 100 toneladas de galio?

Preguntémonos algo sencillo: ¿qué se necesitaría para producir 100 toneladas de galio? No es un volumen enorme: China produce 600 toneladas, con una capacidad de producción de 750 toneladas, lo que equivale a menos del 17 % de su producción actual.

Entendiendo la producción de galio

Mucha gente imagina que la minería de galio funciona como la de cualquier otro metal: se encuentra un yacimiento, se extrae, se añaden algunos productos químicos y se extrae el metal. Pero el galio es fundamentalmente diferente: no existe como mineral independiente; se recupera como subproducto de la producción de aluminio.

Se le puede comparar con el aceite esencial de la cáscara de una naranja: el galio es la pequeña cantidad de aceite que se adhiere a la cáscara. Sin una fábrica de zumo de naranja que procese grandes cantidades de naranjas, no hay forma práctica de obtener este aceite esencial por separado. De igual manera, no se puede extraer galio: se necesita toda una industria del aluminio operando a gran escala para capturar las trazas de galio que aparecen en el proceso. Para comprender el orden de magnitud, considere el ejemplo de China Aluminum Corporation (Chalco), el mayor productor de aluminio del mundo: en 2022, la empresa procesó 17,64 millones de toneladas de alúmina, de las cuales refinó 6,88 millones de toneladas de aluminio primario y extrajo 146 toneladas de galio, una proporción de aproximadamente 1 a 47.000 entre galio y aluminio, o de 1 a 120.000 entre galio y alúmina.

Construcción de refinerías de alúmina y fundiciones de aluminio

Los informes que acabamos de ver indican que, para producir 100 toneladas de galio, primero necesitaríamos una industria del aluminio capaz de producir 12 millones de toneladas de alúmina y 4,7 millones de toneladas de aluminio metálico al año. Este es el primer paso.

Como referencia, China representa actualmente el 60 % de la producción mundial de aluminio. India se encuentra muy por detrás, con solo 3,5 millones de toneladas de aluminio (refinado a partir de alúmina) producidas entre 2022 y 2023, lo que significa que todo el país produce apenas la mitad de lo que produce Chalco, una sola empresa china. En cuanto a USA, produjo menos de 0,8 millones de toneladas en 2023.

Por lo tanto, si USA quisiera convertirse en un actor importante en el mercado del galio, tendría que aumentar su capacidad de producción de aluminio casi seis veces, de los 0,8 millones de toneladas actuales a los 4,7 millones de toneladas necesarios para producir 100 toneladas de galio, lo que aún representaría solo alrededor de una quinta parte de la producción de galio de China.

Esto implica la construcción de dos tipos de plantas: refinerías de alúmina, que transforman la bauxita en alúmina; y fundiciones de aluminio, que convierten la alúmina en aluminio metálico mediante electrólisis (el paso donde se extrae el galio).

Fuera de China, el costo de una fundición de aluminio es de aproximadamente 4 mil millones de dólares por millón de toneladas de capacidad anual, lo que significa que las fundiciones por sí solas requerirían unos 20 mil millones de dólares. Las refinerías de alúmina añadirían otros 10 mil millones de dólares.

Por lo tanto, estamos hablando de una inversión total de aproximadamente 30 mil millones de dólares solo para construir las plantas necesarias para este nivel de producción de alúmina.

Daryl Cagle

El desafío energético

Sin embargo, existe un problema: convertir la alúmina en aluminio metálico mediante electrólisis es un proceso extremadamente intensivo en energía. Los datos de la industria indican que producir una tonelada de aluminio electrolítico consume aproximadamente entre 13 000 y 15 000 kWh de electricidad.

USA produce actualmente 0,8 millones de toneladas de aluminio, por lo que necesitaría aumentar su capacidad en 3,9 millones de toneladas. ¿Cuánta electricidad representa esto? Considerando el límite inferior de 13 000 kWh por tonelada, esto equivale a unos 51 000 millones de kWh adicionales, suministrados de forma continua, las 24 horas del día, los 365 días del año. Las fundiciones de aluminio no pueden simplemente cerrar cuando falla la electricidad; el metal fundido se solidificaría en las celdas electrolíticas y las destruiría.

¿Qué son 51 000 millones de kWh? Para poner esto en perspectiva, considere el proyecto nuclear usamericano  más reciente: los reactores Vogtle 3 y 4 en Georgia. Estos dos reactores tienen una capacidad combinada de 2,2 GW y pueden producir aproximadamente entre 17 000 y 18 000 millones de kWh al año a plena capacidad. Por lo tanto, USA necesitaría replicar el proyecto Vogtle 3 y 4 tres veces para alcanzar los 51 000 millones de kWh necesarios; es decir, construir seis nuevos reactores distribuidos en tres emplazamientos.

En términos de costo, Vogtle 3 y 4 finalmente costó $36.8 mil millones tras sobrecostos masivos, en comparación con una estimación inicial de $14 mil millones. Por lo tanto, tres proyectos de esta magnitud representarían aproximadamente $110 mil millones, y eso sin contar los $30 mil millones necesarios para las refinerías y fundiciones de aluminio. Inversión total en infraestructura: aproximadamente $140 mil millones.

En cuanto al cronograma: la construcción de Vogtle 3 y 4 comenzó en 2013, y la Unidad 4 no entró en operación comercial hasta abril de 2024, casi 11 años. Incluso suponiendo que se aprendan las lecciones del proyecto y que las tres nuevas plantas se construyan en paralelo (lo cual es dudoso, dada la escasez de empresas nucleares calificadas y equipo especializado), el cronograma realista para tres proyectos de esta magnitud se extendería, en el mejor de los casos, hasta 2035-2036.

Y recordemos: esta inversión de 140.000 millones y este periodo de 12 años sólo permitirían producir 100 toneladas de galio al año, apenas el 17% de la producción china actual y menos del 14% de su capacidad, que, una vez más, sólo concierne a uno de los 21 elementos químicos puestos por China bajo control de exportación.

El Desafío Humano

Construir las instalaciones es solo la mitad de la batalla; el mayor desafío es encontrar al personal para operarlas. El empleo en el sector manufacturero en USA alcanzó su punto máximo en 1979 con 19,6 millones de trabajadores, pero ha caído a unos 12,9 millones para finales de 2024, lo que supone una pérdida de casi 7 millones de empleos en 45 años. No se trata solo de cifras: también representa una erosión fundamental de la mano de obra calificada en el sector manufacturero.

Y el problema es que el procesamiento del aluminio es una industria que requiere mucha mano de obra. ¿La razón? Las celdas de electrólisis de aluminio son sistemas dinámicos: las condiciones varían de una celda a otra y de una hora a otra, y los operadores deben realizar cientos de pequeños ajustes diarios basándose en la observación visual, el sonido y las lecturas de los instrumentos; un conjunto complejo de decisiones que sigue siendo muy difícil de automatizar.

Basta con observar las cifras de China, el país con las instalaciones más avanzadas y acceso a las últimas tecnologías de automatización: incluso allí, los mayores productores emplean a decenas de miles de personas. Chalco, que mencionamos anteriormente, emplea a 58.009 personas para producir 6,88 millones de toneladas de aluminio. China Hongqiao, el segundo mayor productor del país (después de Chalco), emplea a 49.774 personas y produce alrededor de 6 millones de toneladas de aluminio al año.

Así pues, hablamos de ratios de aproximadamente 8.500 personas por millón de toneladas de aluminio en las instalaciones más eficientes del mundo, con los plazos y la eficiencia de China. Esto significa que para añadir 3,9 millones de toneladas de capacidad, USA necesitaría encontrar al menos 33.000 trabajadores adicionales solo para la producción de aluminio. Y todo esto requiere años de formación: convertirse en un operador cualificado de metalurgia del aluminio requiere años de experiencia práctica con procesos industriales de alta temperatura, conocimientos de metalurgia y manejo de equipos complejos, no habilidades adquiridas mediante cursos rápidos.

Y ni siquiera hablo de los trabajadores necesarios para el sector energético: la puesta en marcha de las nuevas Unidades 3 y 4 de la central nuclear de Vogtle creó 800 empleos permanentes dedicados a su operación. Tres proyectos de tamaño equivalente requerirían, por lo tanto, aproximadamente 2400 trabajadores adicionales para las operaciones nucleares: ingenieros, operadores de sala de control, técnicos de mantenimiento y guardias de seguridad.

Una tarea extremadamente difícil en un país donde el sector manufacturero tendrá 1,9 millones de puestos vacantes para 2033, y donde una parte significativa de la fuerza laboral nuclear actual se jubilará durante la próxima década. USA tendría que dedicar años a capacitar a aproximadamente 35 500 trabajadores industriales especializados solo para este proyecto de galio —que representa el 17 % de la capacidad de producción de China para un solo elemento—, a la vez que compensa las jubilaciones.

El desafío del ecosistema industrial

No se trata solo de fábricas, energía y mano de obra: se necesita un ecosistema industrial completo.

Incluso con el dinero para construir las fábricas, la tecnología para construir las centrales eléctricas y la capacidad de contratar a decenas de miles de trabajadores, persiste un problema aún más complejo: la infraestructura de apoyo.

La producción industrial no existe en el vacío; requiere un entorno económico y logístico completo.

Por ejemplo, la producción de alúmina requiere bauxita, cal y carbonato sódico. USA no tiene escasez de cal ni carbonato sódico, pero la bauxita debe importarse. Esto requiere canales de suministro estables y puertos adecuados para el transporte.

La producción de aluminio electrolítico también requiere materiales auxiliares como sales de fluoruro y ánodos de carbono; por lo tanto, se necesitan otras fábricas para fabricarlos. Se siguen necesitando carreteras y ferrocarriles para transportar estos materiales a las zonas industriales.

Una vez terminados los productos, deben transportarse a puertos para su exportación o a fábricas posteriores (de semiconductores, radares, etc.). Todo esto requiere una red logística altamente desarrollada.

Estas infraestructuras de apoyo no se limitan a construir algunos puentes o pavimentar algunas carreteras; representan el nivel general de industrialización de un país. China tardó 40 años en construir, desde cero, el sistema industrial más completo del mundo. Desde la minería de bauxita hasta la producción de alúmina y aluminio electrolítico, pasando por la extracción y purificación de galio, e incluso la fabricación de chips: cada eslabón de la cadena cuenta con empresas consolidadas e infraestructura adecuada.

Esta brecha del ecosistema industrial no se puede salvar solo con dinero. Requiere tiempo, acumulación a lo largo de varias generaciones y una nación entera que valore la manufactura.

El desafío del mercado

El desafío final, y quizás el más crucial, es el desafío del mercado.

Supongamos que USA, de alguna manera, logra superar todos los demás obstáculos: ha construido los tres proyectos energéticos tipo Vogtle, las dos plantas necesarias, ha encontrado decenas de miles de trabajadores y ha desarrollado todo el ecosistema industrial en torno a todo ello; solo falta vender la producción, es decir, el aluminio y el galio.

El consumo total de aluminio en USA asciende a unos 4 millones de toneladas al año y, sin embargo, como hemos visto, producir tan solo 100 toneladas de galio requiere 4,7 millones de toneladas de aluminio como subproducto inevitable. El mercado interno usamericano  no podría absorber tal producción: incluso si se captaran todos los clientes de aluminio del país, aún habría 700.000 toneladas de excedente de metal. Los mercados internacionales no ofrecen ninguna salida: el mercado mundial del aluminio ya padece un exceso de capacidad estructural, y el aluminio usamericano , producido a costes de mercado y con salarios más altos, no podría competir con los precios chinos.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Debería USA vender con pérdidas? ¿Cómo podría ser sostenible la operación? ¿Tendría el gobierno usamericano  que subvencionar las operaciones año tras año para mantener el proyecto a flote a pesar de las pérdidas crónicas?

Todo esto crea una situación económicamente irracional: producir un material estratégico (galio) requeriría mantener permanentemente una capacidad industrial no rentable (producción de aluminio). Ninguna empresa que opere según las reglas del mercado aceptaría participar voluntariamente en semejante proyecto, sobre todo porque, como hemos visto, la inversión inicial ascendería a 140 000 millones de dólares.

¿Y qué hay de los sustitutos?

Probablemente haya pensado: "Si producir nuestro propio galio requiere un esfuerzo tan colosal, seguro que podemos sustituirlo por algo más, ¿verdad?".

El problema es que las propiedades de los materiales son innegociables. Los semiconductores de nitruro de galio (GaN) no se usan porque estén de moda: se usan porque el silicio físicamente no puede hacer lo que el GaN hace. El GaN soporta diez veces más voltaje, opera a frecuencias donde el silicio falla y tolera temperaturas que destruirían los chips de silicio.

Piénselo: si los sustitutos fueran realmente viables, el Pentágono ya los estaría usando. El ejército usamericano  ha sido consciente de esta vulnerabilidad de las tierras raras desde al menos el embargo chino de 2010 contra Japón; eso supone quince años de investigación de alternativas.

Y, sin embargo, aquí estamos, con —una vez más— un ejecutivo de Raytheon declarando que «El GaN es la base de casi toda la tecnología de defensa avanzada que producimos».

E incluso si el galio pudiera sustituirse, probablemente nos encontraríamos en la misma situación. Un sustituto que se menciona con frecuencia es el carburo de silicio (SiC), pero… China también controla la mayor parte de la producción mundial de SiC, y este material no es rival para el GaN en las aplicaciones más críticas.

E incluso si existieran sustitutos perfectos para el galio —que no existen—, seguiríamos enfrentándonos al mismo problema con los otros 20 elementos de la lista de control de exportaciones de China.

La estrategia de "sustituirlo todo" acaba cayendo en el absurdo. Llegado a cierto punto, "encontrar alternativas para 21 materiales estratégicos críticos" equivale funcionalmente a desafiar las leyes de la física: equivaldría a pedirle a la naturaleza que nos proporcionara componentes básicos distintos a los que realmente existen.

Conclusión

Entonces, ¿cuánto tiempo puede China seguir jugando la carta de las tierras raras?

Acabamos de ver la enorme escala de los esfuerzos necesarios para producir menos de una quinta parte de la cantidad de galio que produce China:

  • una inversión inicial de aproximadamente 140 000 millones de dólares;
  • a construcción de dos gigafábricas y tres centrales nucleares a gran escala;
  • la formación y contratación de más de 35 000 trabajadores altamente especializados;
  • el establecimiento de todo el ecosistema industrial necesario en torno a esta infraestructura;

...todo para una operación que jamás podría competir con los precios chinos en los mercados mundiales y, en consecuencia, probablemente tendría que ser subvencionada permanentemente por los contribuyentes usamericanos.

Tomemos este ejemplo y multiplíquelo por 21, es decir, por el número total de elementos químicos sujetos a los controles de exportación de China (y aun así, eso no incluye los productos procesados, que también están sujetos a restricciones), y empezaremos a comprender el verdadero poder de la carta de las tierras raras. Un elemento muy similar al galio, también dominado por China e incluido en su lista de control, es el indio, un subproducto del cobre.

Al igual que con el galio, romper el control chino sobre el indio implicaría reconstruir toda la cadena industrial del cobre: ​​minas, fundiciones, plantas de procesamiento químico, electricidad, logística, transporte, etc.

¿Comienzan a comprender el pánico de Bessent?

Esto no es algo que un Proyecto Manhattan o un programa Apolo puedan resolver. Es mucho más inextricable: la ventaja de China no es tecnológica, sino sistémica. No estamos hablando de proyectos puntuales; hablamos de un proceso que requeriría una reestructuración completa de la estructura social, desde la crianza de los hijos hasta la asignación de capital.

Consideren lo que se necesita para producir un solo operador cualificado en una fundición de aluminio: primero, un estudiante de secundaria debe ver el trabajo industrial como una trayectoria respetable, no como un fracaso universitario. Luego, debe acceder a una escuela vocacional bien equipada y conectada con la industria, escuelas que Occidente cerró en gran medida en la década de 1980. Luego vienen de 2 a 3 años de capacitación y de 3 a 5 años de experiencia en taller para alcanzar la plena competencia.

Eso supone de 8 a 10 años desde la elección de la carrera hasta el dominio del oficio. Ahora multiplique eso por 35.000 trabajadores solo para ese elemento; multiplíquelo de nuevo por 21 elementos y multiplíquelo de nuevo por todos los puestos de apoyo necesarios para construir las instalaciones y supervisar la capacitación.

China ya cuenta con todo esto. Para 2023, contaba con 11.000 escuelas vocacionales con casi 35 millones de estudiantes matriculados. Es un proceso estandarizado, sistemático y continuo. Occidente no solo carece de programas, sino que también carece de la cultura y las instituciones que guíen a los estudiantes hacia estos campos. Todo este marco tendría que reconstruirse antes de que se pueda reconstruir la fuerza laboral.

O bien, tomemos como ejemplo la asignación de capital: construir una industria de tierras raras requiere aceptar pérdidas durante décadas y retornos de la inversión a lo largo de veinte años. Esto requiere capital paciente y, por lo tanto, inversores que toleren horizontes temporales largos. Estos horizontes presuponen estabilidad política y regulatoria, basada a su vez en un consenso social que considera la manufactura estratégica. Y este consenso... nuevamente se refiere a la educación, los medios de comunicación, la cultura.

Entonces, ¿cuánto tiempo puede China seguir usando las tierras raras? La respuesta realista parece ser: durante muchísimo tiempo.

Léase sobre el mismo tema 

👉El control lento del mundo, por François Vadrot

 

28/03/2025

MAURIZIO LAZZARATO
¡Armarse para salvar el capitalismo financiero!
La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Maurizio Lazzarato, 26-3-2025
Viñetas de Enrico Bertuccioli
Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Maurizio Lazzarato (1955), exiliado en Francia tras la represión desatada el 7 de abril de 1979 contra el movimiento Autonomía Obrera Organizada, en el que militaba en la Universidad de Padua, es un sociólogo y filósofo independiente italiano residente en París. Es autor de numerosos libros y artículos sobre el trabajo inmaterial, el capitalismo cognitivo, la biopolítica y la bioeconomía, la deuda, la guerra y lo que él llama la máquina del Estado-Capital. Último libro publicado en español: Guerra o revolución. Por qué la paz no es una alternativa (Tinta Limón, 2022). Bibliografia en español

Por grande que sea una nación, si ama la guerra perecerá; por pacífico que sea el mundo, si olvida la guerra estará en peligro”.

(“Wu Zi”, antiguo tratado militar chino)

Cuando decimos sistema de guerra nos referimos a un sistema como el vigente  que asume la guerra, aunque sólo sea planeada y no combatida, como fundamento y vértice del orden político, es decir, de la relación entre los pueblos y entre los hombres. Un sistema en el que la guerra no es un acontecimiento sino una institución, no una crisis sino una función, no una ruptura sino una piedra angular del sistema, una guerra siempre obsoleta y exorcizada, pero nunca abandonada como posibilidad real”.

(Claudio Napoleoni, 1986)


El advenimiento de Trump es apocalíptico, en el sentido original del término apocalipsis: revelación. Su convulsa agitación tiene el gran mérito de mostrar la naturaleza del capitalismo, la relación entre guerra, política y beneficio, entre capital y Estado habitualmente cubierta por la democracia, por los derechos humanos, por los valores y la misión de la civilización occidental.

La misma hipocresía está en el corazón de la narrativa construida para legitimar los 800.000 millones de euros para el rearme que la UE le impone mediante el recurso al estado de excepción a los Estados miembros.

Armarse no significa, como dice Draghi, defender “los valores que han fundado nuestra sociedad europea” y han “garantizado durante décadas a sus ciudadanos la paz, la solidaridad y, con el aliado usamericano, la seguridad, la soberanía y la independencia”, sino salvar el capitalismo financiero.

Ni siquiera hacen falta grandes discursos ni documentados análisis para desenmascarar la pobreza de estas narrativas, bastó otra masacre de 400 civiles palestinos para sacar a la luz la verdad de la indecente cháchara sobre la exclusividad la y supremacía moral y cultural de Occidente.

Trump no es un pacifista, se limita a reconocer la derrota estratégica de la OTAN en la guerra de Ucrania, mientras las élites europeas rechazan la evidencia. La paz para ellos significaría volver al estado catastrófico al que han reducido a sus naciones.

La guerra debe continuar porque para ellos, como para los demócratas y el Estado profundo usamericano, es el modo de salir de la crisis iniciada en 2008, como ya ocurrió con la gran crisis de 1929.

Trump piensa resolver la cuestión privilegiando la economía sin renegar de la violencia, del chantaje, de la intimidación, de la guerra. Es muy probable que ni el uno ni los otros tengan éxito en el intento porque tienen un enorme problema: el capitalismo, en su forma financiera, está en profunda crisis y precisamente desde su centro USA – llegan señales “dramáticas” para las élites que nos gobiernan. En lugar de converger hacia USA, los capitales huyen hacia Europa.

Gran novedad, síntoma de rupturas imprevisibles que corren el riesgo de ser catastróficas. El capital financiero no produce mercancías, sino burbujas que se inflan todas en USA y estallan en detrimento del resto del mundo, demostrando ser armas de destrucción masiva.

La finanza usamericana chupa valor (capital) de todo el mundo, lo invierte en una burbuja, que tarde o temprano estallará, obligando a los pueblos del planeta a la austeridad, al sacrificio para pagar sus fracasos: primero fue la burbuja de internet, luego la burbuja de las subprimes que provocó una de las mayores crisis financieras de la historia del capitalismo, abriendo la puerta a la guerra.

Intentaron incluso la burbuja del capitalismo verde que nunca despegó y, por último, la burbuja incomparablemente mayor de las empresas de alta tecnología.

Para tapar los agujeros de los desastres de la deuda privada descargada sobre la deuda pública, la Reserva Federal y la banca europea inundaron los mercados de liquidez que en lugar de “gotear” en la economía real, sirvió para alimentar la burbuja de la alta tecnología y el desarrollo de los fondos de inversión conocidos como los “Tres Grandes”, Vanguard, BlackRock y State Street (el más grande monopolio de la historia del capitalismo, gestiona 50 billones de dólares, accionista mayoritario de todas las empresas cotizadas más importantes). Ahora incluso esta burbuja se está desinflando.

Si dividimos por dos toda la capitalización de la lista de la Bolsa de Wall Street, todavía estamos muy lejos del valor real de las empresas de alta tecnología, cuyas acciones han sido infladas por los propios fondos para mantener altos los dividendos para sus “ahorradores” (los demócratas contaban incluso con sustituir el bienestar por las finanzas para todos, como antes habían delirado con la vivienda para todos los usamericanos).

Ahora la diversión llega a su fin. La burbuja ha llegado a su límite y los valores caen con riesgo real de un colapso. Si a esto añadimos la incertidumbre que las políticas de Trump – representante de unas finanzas que no son las de los fondos de inversión – introducen en un sistema que éstos habían conseguido estabilizar con la ayuda de los demócratas, comprendemos el temor de los “mercados”.

El capitalismo occidental necesita otra burbuja porque no conoce sino la reproducción de lo mismo de siempre (el intento trumpiano de reconstruir la industria manufacturera en USA está destinado a un fracaso seguro).


La identidad perfecta de “producción” y destrucción

Europa, que ya gasta 386.000 millones de euros [UE: 326 000; RU: 60 000] en armamento, es decir, 2,64 veces más de lo que gasta Rusia [146 000 millones] (la OTAN representa el 55% del gasto mundial en armas, Rusia el 5%) decidió un importante plan de inversión de 800.000 millones de euros para seguir aumentando el gasto militar.

La guerra y la Europa donde siguen activas las redes políticas y económicas, centros de poder que remiten a la estrategia representada por Biden, derrotada en las últimas elecciones presidenciales, son la ocasión para construir una burbuja basada en el armamento para compensar las crecientes dificultades de los “mercados” usamericanos.

Desde diciembre, las acciones de las empresas armamentísticas son objeto de especulación, yendo de subida en subida y fungiendo de refugio seguro para los capitales que ven la situación usamericana demasiado riesgosa.

En el centro de la operación están los fondos de inversión, que también figuran entre los principales accionistas de las grandes empresas armamentísticas. Poseen participaciones significativas en Boeing, Lockheed Martin y RTX, influyendo en la gestión y las estrategias de estas empresas.

También en Europa están presentes en el complejo militar-industrial: Rheinmetall, empresa alemana que fabrica los carros Leopard y que ha visto subir el precio de sus acciones un 100% en los últimos meses, tiene como principales accionistas a Blackrock, Société Générale, Vanguard, etc.

Rheinmetall, el mayor fabricante de municiones de Europa, ha superado en capitalización al mayor fabricante de automóviles del continente, Volkswagen, la última señal del creciente apetito de los inversores por los valores ligados a la defensa.

La Unión Europea quiere recoger y canalizar el ahorro continental hacia el armamento con consecuencias catastróficas para el proletariado y una mayor división de la Unión. La carrera armamentística no podrá funcionar como “keynesianismo de guerra” porque la inversión en armamento interviene en una economía financiarizada y ya no industrial. Construida con dinero público beneficiará a una pequeña minoría de particulares, mientras empeora las condiciones de la inmensa mayoría de la población.

La burbuja armamentística sólo puede producir los mismos efectos que la burbuja de alta tecnología usamericana. Después de 2008, las sumas de dinero captadas para la inversión en la burbuja de alta tecnología nunca han “goteado” hacia el proletariado usamericano.

Por el contrario, han producido una desindustrialización cada vez mayor, empleos precarios y poco cualificados, salarios bajos, pobreza rampante, la destrucción del escaso bienestar heredado del New Deal y la posterior privatización de todos los servicios. Esto es lo que sin duda producirá en Europa la burbuja financiera europea.

La financiarización conducirá no sólo a la destrucción completa del Estado del Bienestar y a la privatización a ultranza de los servicios, sino a una mayor fragmentación política de lo que queda de la Unión Europea. Las deudas, contraídas por cada Estado por separado, tendrán que ser reembolsadas y habrá enormes diferencias entre los Estados europeos en cuanto a su capacidad para honrar las deudas contraídas.

El verdadero peligro no son los rusos, sino los alemanes con su rearme de € 500.000 millones y otros € 500.000 millones para infraestructuras, financiación decisiva en la construcción de la burbuja.

La última vez que se armaron combinaron desastres mundiales (25 millones de muertos sólo en la Rusia soviética, la solución final, etc.), de donde surgió la famosa declaración de François Mauriac: “Me gusta tanto Alemania que me alegro de que haya dos”.

A la espera de los desarrollos ulteriores del nacionalismo y de la extrema derecha ya al 21 %, que inevitablemente producirá “Deutschland ist zurück” [Alemania está de vuelta], Alemania impondrá su habitual hegemonía imperialista a los demás países europeos.

Los alemanes han abandonado rápidamente el credo ordoliberal que no tenía ninguna base económica, sólo política, y abrazan a ultranza la financiarización angloamericana, con el mismo objetivo, dominar y explotar Europa.

El Financial Times habla de una decisión tomada por Merz, el hombre de Blackrock, y Kukies, el ministro del Tesoro, hombre de Goldman Sachs, con el aval de los partidos de “izquierda” SPD y Die Linke, que, como sus predecesores en 1914, asumen una vez más la responsabilidad de la futura carnicería.

Si el anterior imperialismo interior alemán se fundaba en la austeridad, el mercantilismo de exportación, la congelación salarial y la destrucción del Estado del Bienestar, éste se fundará en la gestión de una economía de guerra europea jerarquizada en los diferenciales de tipos de interés a pagar para reembolsar la deuda contraída.

Los países ya muy endeudados (Italia, Francia, etc.) tendrán que encontrar quién compre sus bonos emitidos para pagar su deuda, en un “mercado” europeo cada vez más competitivo. A los inversionistas les convendrá más comprar bonos alemanes, bonos emitidos por empresas armamentísticas sobre los que jugará la especulación al alza, y títulos de deuda pública europea, sin duda más seguros y rentables que los bonos de los países sobreendeudados.

El famoso “diferencial” (spread) seguirá desempeñando su papel como en 2011. Los miles de millones necesarios para pagar a los mercados no estarán disponibles para el Estado del Bienestar. El objetivo estratégico de todos los gobiernos y oligarquías desde hace cincuenta años, la destrucción de los gastos sociales para la reproducción del proletariado y su privatización, será alcanzado.

Veintisiete egoísmos nacionales lucharán entre sí sin nada en juego, porque la historia, que “somos los únicos que sabemos lo que es”, nos ha arrinconado, inútiles e irrelevantes tras siglos de colonialismo, guerras y genocidios.

La carrera armamentística va acompañada de una machacona justificación de “estamos en guerra” contra todo el mundo (Rusia, China, Corea del Norte, Irán, BRICS) que no puede abandonarse y que corre el riesgo de llegar a buen puerto porque esta delirante cantidad de armas aún debe “consumirse”.

La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Sólo los ingenuos pueden asombrarse de lo que está ocurriendo. Todo se repite, sólo que dentro de un capitalismo financiero y ya no industrial como en el siglo XX.

La guerra y el armamento estén en el centro de la economía y de la política desde que el capitalismo se hizo imperialista. Y son también el centro del proceso de reproducción del capital y del proletariado, en feroz competencia entre sí.

Reconstruyamos rápidamente el marco teórico proporcionado por Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy, firmemente plantado, – en contraste con las inútiles teorías críticas contemporáneas –, sobre las categorías de imperialismo, monopolio y guerra, que nos ofrece un espejo de la situación contemporánea.

Empecemos por la crisis de 1929, que tuvo sus raíces en la Primera Guerra Mundial y en el intento de salir de ella activando el gasto público mediante la intervención del Estado. Según Baran y Sweezy (en adelante, B&S) el inconveniente del gasto público en los años 30 era su volumen, incapaz de contrarrestar las fuerzas depresivas de la economía privada.

“Visto como una operación de rescate de la economía usamericana en su conjunto, el New Deal fue, por tanto, un fracaso estrepitoso. Incluso Galbraith, el profeta de la prosperidad sin compras bélicas, reconoció que en la década 1930 - 1940, ‘la gran crisis' nunca terminaba”.

Saldrá solo con la Segunda Guerra Mundial: “Luego vino la guerra, y con la guerra la salvación (...) el gasto militar hizo lo que el gasto social no había conseguido hacer”, porque el gasto público pasó de 17.500 millones de dólares a 103.100 millones.

B&S demuestran que el gasto público no dio los resultados que dio el gasto militar porque estaba limitado por un problema político que sigue siendo el nuestro. ¿Por qué el New Deal y su gasto no consiguieron un objetivo que “estaba al alcance de la mano, como demostró más tarde la guerra”?

Porque sobre la naturaleza y composición del gasto público, es decir, la reproducción del sistema y del proletariado, se desata la lucha de clases.

“Dada la estructura de poder del capitalismo monopolista usamericano, el aumento del gasto civil casi había alcanzado sus límites extremos. Las fuerzas que se oponían a una mayor expansión eran demasiado poderosas para ser superadas”.

El gasto social competía o perjudicaba a las corporaciones y oligarquías, arrebatándoles poder económico y político.

“Como los intereses privados controlan el poder político, los límites del gasto público se fijan rígidamente sin preocuparse de las necesidades sociales, por vergonzosamente evidentes que sean”.

Y estos límites valían también para el gasto, la sanidad y la educación, que en aquella época, a diferencia de hoy, no competían directamente con los intereses privados de las oligarquías.

La carrera armamentística permite aumentar el gasto público del Estado, sin que esto se transforme en un aumento de los salarios y del consumo del proletariado. ¿Cómo se puede gastar el dinero público para evitar la depresión económica que conlleva el monopolio, evitando al mismo tiempo el fortalecimiento del proletariado? “Con armamento, con más armamento, con más y más armamento”.

Michael Kalecki, trabajando sobre el mismo periodo, pero sobre la Alemania nazi, consigue dilucidar otros aspectos del problema. Contra todo economicismo que amenaza siempre la comprensión del capitalismo incluso por las teorías críticas marxistas, pone en evidencia la naturaleza política del ciclo del capital: “La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más importantes para los capitalistas que los beneficios corrientes”.

El ciclo político del capital, que ahora sólo puede ser garantido por la intervención del Estado, debe recurrir al gasto armamentístico y al fascismo. Para Kalecki, el problema político también se manifiesta en la “dirección y los fines del gasto público”. La aversión a la “subvención del consumo de masas” está motivada por la destrucción que provoca “de los fundamentos de la ética capitalista ‘ganarás el pan con el sudor de tu frente’ (a menos que vivas de las rentas del capital)’. ¿Cómo conseguir que el gasto estatal no se convierta en aumento del empleo, del consumo y de los salarios y, por tanto, en fuerza política del proletariado?

El inconveniente para las oligarquías se supera con el fascismo porque la maquinaria estatal está entonces bajo el control del gran capital y de la dirección fascista, con “la concentración del gasto estatal en armamento”, mientras que “la disciplina de fábrica y la estabilidad política se garantizan mediante la disolución de los sindicatos y los campos de concentración. La presión política sustituye aquí a la presión económica del desempleo”.

De ahí el inmenso éxito de los nazis entre la mayoría de los liberales británicos y usamericanos.

La guerra y el gasto en armamento ocupan un lugar central en la política usamericana, incluso después del fin de la Segunda Guerra Mundial, porque es inconcebible una estructura política sin una fuerza armada, es decir, sin el monopolio de su ejercicio.

El volumen del aparato militar de una nación depende de su posición en la jerarquía mundial de explotación. “Las naciones más importantes serán siempre las que más necesiten, y la magnitud de sus necesidades (de fuerza armada) variará en función de que entre ellas haya o no una lucha encarnizada por el primer puesto”.

Por lo tanto, el gasto militar sigue creciendo en el centro del imperialismo: “Naturalmente, la mayor parte de la expansión del gasto público tuvo lugar en el sector militar, que pasó de menos del 1% a más del 10% del PNB, y que representó alrededor de dos tercios del aumento total del gasto público desde 1920. Esta absorción masiva del excedente en preparativos militares ha sido el hecho central de la historia usamericana de posguerra”.

Kalecki señala que en 1966 “más de la mitad del crecimiento de la renta nacional se traduce en el crecimiento de los gastos militares”.

Ahora, en la posguerra, el capitalismo ya no puede contar con el fascismo para controlar el gasto social. El economista polaco, “alumno” de Rosa Luxemburg, señala: “Una de las funciones fundamentales del hitlerismo fue superar la aversión del gran capital a la política anticoyuntural a gran escala. La gran burguesía había dado su asentimiento al abandono del laisser-faire y al aumento radical del papel del Estado en la economía nacional, a condición de que el aparato estatal estuviera bajo el control directo de su alianza con la dirección fascista” y de que el destino y el contenido del gasto público estuvieran determinados por el armamento.

En los Treinta Gloriosos, sin el fascismo asegurando la dirección del gasto público, los Estados y los capitalistas se vieron forzados a un compromiso político. Relaciones de poder determinadas por el siglo de las revoluciones obligan al Estado y a los capitalistas a concesiones que, en cualquier caso, son compatibles con beneficios que alcanzan tasas de crecimiento desconocidas hasta entonces.

Pero incluso este compromiso es demasiado porque, a pesar de los grandes beneficios, “en tal situación los trabajadores se vuelven ‘recalcitrantes’ y los ‘capitanes de la industria’ se muestran ansiosos por ‘darles una lección’”.

La contrarrevolución, desplegada a partir de finales de los años 60, tendrá en su centro la destrucción del gasto social y la feroz voluntad de orientar el gasto público hacia los intereses únicos y exclusivos de las oligarquías. El problema, a partir de la República de Weimar, nunca fue una intervención genérica del Estado en la economía, sino el hecho de que el Estado haya sido investido por la lucha de clases y haya sido obligado a ceder a las exigencias de las luchas obreras y proletarias.

En los tiempos “pacíficos” de la Guerra Fría, sin la ayuda del fascismo, la explosión del gasto militar necesita una legitimación, asegurada por una propaganda capaz de evocar continuamente la amenaza de una guerra inminente, de un enemigo a las puertas dispuesto a destruir los valores occidentales:

“Los creadores oficiosos y oficiales de la opinión pública tienen preparada la respuesta: los Estados Unidos deben defender el mundo libre de la amenaza de agresión soviética (o china)”.

Kalecki, para el mismo período, precisa: “Los periódicos, el cine, la radio y la televisión que trabajan bajo la égida de la clase dominante crean una atmósfera que favorece la militarización de la economía”.

El gasto en armamento no sólo tiene una función económica, sino también de producción de subjetividades sometidas. La guerra, al exaltar la subordinación y el mando, “contribuye a crear una mentalidad conservadora”.

“Mientras que el masivo gasto público en educación y bienestar tiende a socavar la posición privilegiada de la oligarquía, el gasto militar hace lo contrario. La militarización favorece a todas las fuerzas reaccionarias (...) se determina un respeto ciego a la autoridad; se enseña y se impone una conducta de conformidad y sumisión; y la opinión contraria se considera un acto antipatriótico o directamente una traición”.

El capitalismo produce un capitalista que, precisamente por la forma política de su ciclo, es un sembrador de muerte y destrucción, más que un promotor del progreso. Richard B. Russell, un senador conservador del sur de EEUU en los años 60 citado por B&S, nos dice:

“Hay algo en los preparativos para la destrucción que induce a los hombres a gastar el dinero más descuidadamente que si fuera para fines constructivos. No sé por qué ocurre esto; pero durante los treinta años que llevo en el Senado, más o menos, comprendí que, al comprar armas para matar, destruir, borrar ciudades de la faz de la tierra y eliminar grandes sistemas de transporte, hay algo que hace que los hombres no calculen los gastos con el mismo cuidado que cuando se trata de pensar en una vivienda digna y en la atención sanitaria para los seres humanos”.

La reproducción del capital y del proletariado se politizó con las revoluciones del siglo XX. La lucha de clases, ocupando también esta realidad hizo emerger una oposición radical entre la reproducción de la vida y la reproducción de su destrucción que desde los años 1930 no ha hecho sino profundizarse.


¿Cómo funciona el capitalismo ?

La guerra y el armamento, prácticamente excluidos de todas las teorías críticas del capitalismo, funcionan como discriminadores en el análisis del capital y del Estado.  Es muy difícil definir el capitalismo como un “modo de producción”, como hizo Marx, porque la economía, la guerra, la política, el Estado y la tecnología son elementos estrechamente entrelazados e inseparables.

La “crítica de la economía” no basta para producir una teoría revolucionaria. Ya con el advenimiento del imperialismo se produjo un cambio radical en el funcionamiento del capitalismo y del Estado, puesto de manifiesto claramente por Rosa Luxemburg para quien la acumulación tiene dos aspectos.

El primero “se refiere a la producción de plusvalía – en la fábrica, en la mina, en la explotación agrícola – y a la circulación de mercancías en el mercado. Considerada desde este punto de vista, la acumulación es un proceso económico cuya fase más importante es una transacción entre el capitalista y el asalariado”.

El segundo aspecto tiene como teatro el mundo entero, una dimensión mundial irreductible al concepto de “mercado” y a sus leyes económicas.

“Aquí los métodos empleados son la política colonial, el sistema internacional de créditos, la política de esferas de interés, la guerra. La violencia, el engaño, la opresión, la depredación se desarrollan abiertamente, sin máscara, y es difícil reconocer las estrictas leyes del proceso económico en el entrelazamiento de la violencia económica y la brutalidad política”.

La guerra no es una continuación de la política, sino que siempre coexiste con ella, como muestra el funcionamiento del mercado mundial. Aquí, donde la guerra, el fraude y la depredación coexisten con la economía, la ley del valor nunca ha funcionado realmente. El mercado mundial tiene un aspecto muy diferente del esbozado por Marx. Sus consideraciones parecen ya no ser válidas, o mejor dicho, son precisadas: sólo en el mercado mundial el dinero y el trabajo devendrían adecuados a su concepto, haciendo realidad su abstracción y su universalidad. A contrario, lo que podemos constatar es que el dinero, la forma más abstracta y universal del capital, es siempre la moneda de un Estado. El dólar es la moneda de USA y  reina sólo en cuanto tal.

La abstracción del dinero y su universalidad (y sus automatismos) se los apropia una “fuerza subjetiva” y son gestionados según una estrategia que no está contenida en el dinero. Incluso la finanza, como la tecnología, parece ser objeto de apropiación por parte de fuerzas subjetivas "nacionales", muy poco universales.  

En el mercado mundial, ni siquiera el trabajo abstracto triunfa como tal, sino encontrando en su lugar otros trabajos radicalmente diversos (trabajo servil, trabajo esclavo, etc.) y es objeto de estrategias.

La acción de Trump, – caído el velo hipócrita del capitalismo democrático –, nos revela el secreto de la economía: sólo puede funcionar a partir de una división internacional de la producción y la reproducción definida e impuesta políticamente, es decir, mediante el uso de la fuerza, que implica también la guerra.

La voluntad de explotar y dominar, gestionando simultáneamente las relaciones políticas, económicas y militares, construye una totalidad que nunca puede cerrarse sobre sí misma, sino que siempre permanece abierta, escindida por los conflictos, las guerras, las depredaciones. En esta totalidad escindida, convergen y se gobiernan todas las relaciones de poder.Trump interviene sobre el uso de las palabras, pero también sobre las teorías de género, al mismo tiempo que quiere imponer un nuevo posicionamiento global, político y económico, de los USA. De lo micro a lo macro, acción política que los movimientos contemporáneos están lejos sólo de pensar.

La construcción de la burbuja financiera, proceso que podemos seguir paso a paso, tiene lugar del mismo modo. Los actores que intervienen en su producción son múltiples: la Unión Europea, los Estados que deben endeudarse, la Banca Europea, el Banco de Inversiones europeas, los partidos políticos, los medios de comunicación y la opinión pública, los grandes fondos de inversión (todos usamericanos) que organizan el trasiego de capitales de una Bolsa a otra, y las grandes empresas.

Sólo después de que el choque/cooperación entre estos centros de poder haya dado su veredicto, la burbuja económica y sus automatismos podrán funcionar. Hay toda una ideología sobre el funcionamiento automático que hay que desmentir. El “piloto automático”, sobre todo a nivel financiero, existe y funciona sólo después de que ha sido instituido políticamente. No existía en los 30 gloriosos porque se decidió políticamente en ese sentido. Funciona desde finales de los 70 por voluntad política explícita.

Esta multiplicidad de actores que llevan meses agitándose se mantiene unida por una estrategia. Hay, pues, un elemento subjetivo que interviene de manera fundamental. De hecho, dos. Desde el punto de vista capitalista, hay una lucha feroz entre el “factor subjetivo” Trump y el “factor subjetivo” de las élites que fueron derrotadas en las elecciones presidenciales, pero que todavía tienen una fuerte presencia en los centros de poder en los USA y Europa.

Pero para que el capitalismo funcione debemos tomar en consideración también un factor subjetivo proletario. Éste desempeña un papel decisivo porque, o bien se convertirá en el portador pasivo del nuevo proceso de producción/reproducción del capital, o bien tenderá a rechazarlo y destruirlo. Constatada la incapacidad del proletariado contemporáneo, el más débil, el más desorientado, el menos autónomo e independiente de la historia del capitalismo, la primera opción parece la más probable.

Pero si no logra oponer su propia estrategia a las continuas innovaciones estratégicas del enemigo, capaces de renovarse continuamente, caeremos en una asimetría de las relaciones de poder que nos retrotraerá a antes de la revolución francesa, a un nuevo/ya visto "ancien régime".

Notas del editor

Capital financiero

El capital financiero suele ser un espejismo, como el dinero que se supone lo constituye. Desde la elección de Trump, la “riqueza” de media docena de oligarcas (Musk, Bezos, Zuckerberg...) se incrementó en varios centenares de miles de millones de dólares (sin que se hubiese creado un céntimo de valor añadido...), para luego desaparecer tan rápidamente como había llegado (sin que se destruyese ni un céntimo de valor...). El autor de la nota se refiere a este moderno fantasma que, a su vez, recorre en mundo. El capital financiero es, efectivamente, un arma de destrucción masiva, en la medida en que muchos líderes contemporáneos y los países que regentan son sensibles a los espejismos...

Deuda pública

O deuda soberana. Proviene del derecho de cada Estado a emitir dinero sin contrapartida real. El dólar es la moneda de todos los records, y de la más gigantesca irresponsabilidad monetaria desde que Richard Nixon decidiera abandonar el respaldo oro (15-08-1971). De ahí en adelante los EEUU han emitido dólares sin límites y sin respaldo, exportando inflación a todo el planeta. Se trata de la llamada “liquidez” que no es sino un “pase mágico”. Emitir dinero sin respaldo significa aumentar la cantidad de dinero en circulación sin incrementar la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Los EEUU pagan con papelitos verdes que no valen la tinta con la que fueron impreos. La deuda pública yanqui supera el 120% del PIB de los EEUU. Y subiendo... Expresar el “valor” de una empresa en dólares truchos (monnaie de singe), es una forma (otra forma) de estafa.

Financiación del rearme

Hasta antes de ayer en la UE no había dinero para financiar la Salud (sólo en Francia se han suprimido 48 mil camas en los hospitales), ni para financiar la Educación (miles de clases no tienen todos sus profesores y sus salarios son miserables). Y he aquí que en 48 horas cronometradas la UE encontró € 800 mil millones para financiar la compra de armamento. Digan lo que digan, el modelo social pagará las habas que se comerá el burro.

Consecuencias del rearme

Gastar la enorme suma de € 800 mil millones en armas generará empleos bien pagados, y la colaboración de parte del proletariado (amén de ganancias extraordinarias para el gran capital). La industria armamentística tiene un detalle: para crecer requiere el consumo de lo ya producido, o sea... una guerra lo más destructiva posible. En ese sentido se trata de la peor corrupción en extensión, volumen y profundidad. La propaganda que debe convencer a los europeos de la necesidad de la guerra ya está entre nosotros, día y noche... ¡Heil!

Leer post scriptum a este artículoLa guerra (“comercial”) contra China


17/03/2025

TEEMU RUSKOLA
La formación de la clase obrera china

 Teemu Ruskola, New Left Review, n° 151, enero/febrero de 2025

Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Teemu Ruskola, nacido en Finlandia, es profesor de Derecho y profesor de Lenguas y Civilizaciones de Asia Oriental en la Universidad de Pensilvania (EEUU). Es autor de The Unmaking of the Chinese Working Class, que publicará Verso Books en 2026; Legal Orientalism: China, the United States and Modern Law (Harvard University Press 2013); coautor de Schlesinger's Comparative Law (Foundation Press 2009); y coeditor, con David Eng Shuang Shen, de un número doble especial de la revista Social Text sobre «China and the Human» (2012).

Este ensayo está extraído de Teemu Ruskola, The Unmaking of the Chinese Working Class: The Global Limits of Capitalism, de próxima publicación en Verso.


Descargar documento 



22/02/2025

LUIS CASADO
Johannes Kaiser, empereur de l’apocalypse : l’homme qui veut euthanazier le Chili

 Luis CasadoRebelión, 19/2/2025
Traduit par Fausto GiudiceTlaxcala

Johannes Maximilian Kaiser Barentsvon Hohenhagen, le Führer du Parti National-Libertarien, candidat à la candidature pour l’élection présidentielle chilienne, prévue pour novembre 2025, a inventé le fil à couper le beurre : la réduction de « la charge fiscale pour faciliter l’esprit d’entreprise et la création d’emplois », ainsi que l’élimination de « la bureaucratie inutile qui freine l’épargne, l’investissement et la création de richesses ».

Le libre marché, l’ultra-libéralisme : il essaie de vendre sa poudre de perlimpinpin comme la nouveauté de l’année, alors qu’elle est plus vieille que les crinolines.

Ce n’est pas moi qui le dis : le Marchand de Venise de Shakespeare le savait dans sa pièce écrite en 1596-1597, il y a donc cinq siècles.

Le marchand Antonio accepte un prêt de Shylock, et la garantie qu’il offre est d’accepter que l’usurier lui coupe une tranche de sa propre chair s’il ne paie pas.

William n’invente rien : le paiement par le sang a été la règle (sans jeu de mots...) et reste très populaire aujourd’hui. Mieux encore, certains suggèrent que le rasoir et la tronçonneuse sont des versions de la même technique, ajoutant que nous Chiliens devrions adopter notre propre version de l’arnaque, revisitée et mise à jour.

Précisément parce que saigner les chrétiens à blanc était the must depuis l’arrivée de Pedro de Valdivia. Et pour ne pas manquer de chrétiens à saigner, l’Église s’est chargée de convertir la population autochtone avec le vieux truc usé du Paradis et de la Vierge Marie... Gloire à eux !

Le quotidien El Mercurio, plongé à fond dans la campagne du Führer Kaiser - ou Kaiser Führer, comme vous voudrez - met en exergue les brillantes idées du « cerveau économique » du candidat.

« ...le coordinateur économique de son programme, Victor Espinosa*, avait glissé - au moins - l’idée d’éliminer la Banque centrale, au milieu d’une explication plus large sur la possibilité d’ouvrir à la concurrence des monnaies à l’intérieur du pays ».

Parmi les monnaies qui entreraient en concurrence... la crypto-monnaie de Milei ?


Kaiser et son “cerveau économique” Victor Espinosa

Le “cerveau” de Kaiser, qui personnifie la réponse chilienne à l’IA par l’imbécillité naturelle, a inventé la réduction de « la charge fiscale pour faciliter l’esprit d’entreprise et la création d’emplois », ainsi que l’élimination de « la bureaucratie inutile qui freine l’épargne, l’investissement et la création de richesse ». (1)

Un certain Elon Musk réclame des royalties, tandis que Milei se réjouit d’être devenu célèbre.

El Mercurio demande « Quels impôts prévoyez-vous de réduire ou d’éliminer ? »

Le “cerveau” du Führer déploie la doxa, enfin, sa doxa :

« Il existe un large consensus sur la nécessité de réduire l’impôt sur les sociétés, car c’est lui qui pèse le plus sur l’investissement et la croissance. En une décennie, l’augmentation de cet impôt, à contre-courant de la tendance mondiale, a coûté à notre économie l’équivalent de 8 points de PIB. Aujourd’hui, avec un taux de 27%, le Chili se situe au-dessus de la moyenne de l’OCDE (23%). Mais nous ne nous contentons pas d’égaler la moyenne ; nous voulons que le Chili soit l’un des pays les plus compétitifs au monde. C’est pourquoi nous nous tournons vers les économies qui ont réussi à mettre en place des politiques fiscales intelligentes. L’Estonie, par exemple, maintient un taux d’imposition sur les sociétés de 20 %, alors que les USA, première économie mondiale, cherchent à le ramener à 15 %. Nous éliminerons les impôts qui créent des distorsions et des freins à la croissance. Il s’agit notamment de l’impôt sur les plus-values, qui représente une double imposition injuste, puisque ces plus-values sont déjà soumises à l’impôt sur le revenu. Nous réformerons également l’impôt foncier, qui est actuellement calculé sur la base d’évaluations volatiles du marché. Nous proposons de supprimer cet impôt pour les personnes âgées et de le remplacer par un système plus prévisible. Nous allons également revoir la TVA sur la construction ».

L’exemple qui réconforte le “cerveau” du Führer est... l’Estonie, qui en 1997 avait un PIB bien plus élevé qu’aujourd’hui, et qui montre dans les dernières années des baisses significatives de ce même PIB : -14,6% en 2009, -2,9% en 2020, -3,0% en 2023...

Une note de Wikipédia décrit le miracle estonien :

« À partir de 2009, le pays a subi une grave crise économique, et a vu son taux de chômage dépasser les 15,2 % en janvier 2010. L’économie de ce petit pays, très dépendant financièrement des banques suédoises, s’est alors révélée très fragile. La crise financière de 2008 a provoqué une débâcle dans le petit pays balte qui avait créé sa propre bulle immobilière : entre juin 2008 et juin 2009, le PIB a chuté de 15 %, la production industrielle de 34 % ». (2)

L’Estonie représente 0,22 % du PIB de l’UE et 0,3 % de sa population. La population de l’Estonie est de 1 315 000 habitants, ou plutôt elle diminue de manière significative chaque année.

L’Estonie a subi une perte importante de population depuis la fin des années 1990 (-4,9/1000 en 1998 ; -3,8/1000 en 1999), due à l’émigration d’une partie de ses habitants, mais surtout à un taux de fécondité très bas (1,37 enfant par femme en 2000 et 1,64 en 2010).

Dans le merveilleux exemple du “cerveau” Espinosa, la population émigre ou ne souhaite pas avoir d’enfants.

La comparaison avec le Chili pourrait être plus éloquente. Le PIB de l’Estonie représente 13,30 % du PIB du Chili et sa population 6,5 % de la nôtre. On se demande pourquoi le “cerveau” Espinosa n’a pas choisi l’exemple de l’Andorre ?

Les futés du Mercurio, inquiets du destin probable des fortunes chiliennes, ont interrogé le “cerveau” Espinosa sur la “méritocratie”. La réponse, la voici - détendez-vous, tout va très bien, madame etc.- :

« Selon les données du SII [Trésor Public], la principale richesse des Chiliens est constituée d’actions d’entreprises, souvent des groupes familiaux qui, dans de nombreux cas, ont créé leur entreprise à partir de rien au fil des ans. Il est donc normal que les fondateurs souhaitent assurer la continuité de ces projets et que leurs héritiers s’intéressent au maintien de la richesse créée par les générations précédentes. Il est évident que cette continuité passe par la méritocratie ; ceux qui prennent les rênes doivent être activement impliqués dans l’entreprise et avoir les compétences nécessaires pour la faire progresser. Nous pensons que le capital doit être taxé, mais sans devenir un obstacle à la continuité familiale. À cet égard, nous considérons que le modèle estonien d’imposition des successions, qui attribue la richesse aux héritiers à un coût nul et ne la taxe que lorsqu’elle est vendue, est très raisonnable. Cette approche nous semble essentielle pour renforcer les entreprises familiales, comme en Espagne, où les entreprises familiales sont sur un pied d’égalité avec les grandes entreprises ».


Kaiser et Milei, les crypto-führer

Comme on l’a dit, le bavardage du “cerveau” Espinosa est plus vieux que sassoir sur son cul, et a déjà provoqué un désastre planétaire en 2008 quand tout le système financier mondial, enthousiasmé par la dérégulation, le libre marché, l’ultra libéralisme et le vas-y, c’est pas toi qui paies, a fait faillite partout et que les États ont été obligés de faire des émissions monétaires insensées pour les remettre à flot.

Les banques prononcent alors cette fameuse phrase devenue mythique : Dieu vous le rendra !

Déjà dans ces années-là, un homme politique européen, un social-démocrate connu pour sa sagesse, sa prudence et sa grande capacité à ne rien faire pour fâcher le grand capital, expliquait la cause du désastre financier qui a secoué l’empire, l’Union européenne et les cinq continents.

Michel Rocard, qui a été maire, député, candidat à la présidence de la République, ministre et Premier ministre de la France, a été interviewé en 2011 sur TV5Monde à propos de la crise de 2008 :

Dans l’interview, un journaliste demande : « Qui est responsable de ce désastre ? »

Michel Rocard : « Il s’appelle Milton Friedman, il a eu le prix Nobel d’économie en 1976, il a produit une doctrine terrifiante par sa nocivité, dont personne ne s’est rendu compte. C’est l’homme suivi par treize autres prix Nobel d’économie... »

Journaliste : « Et par Margaret Thatcher et Ronald Reagan... »

Michel Rocard : « Ronald Reagan s’est mis à l’appliquer, et comme les États-Unis c’est gros, ça avait de l’importance... Les idées peuvent tuer, et c’est pas rien de faire tout un moment sur des idées... Dans toute une science économique qui, jusqu’à Keynes, et peut-être d’abord avec Keynes, avait le chômage comme préoccupation principale.... »

Journaliste : « ...et la régulation des marchés... »

Michel Rocard : « La régulation du marché en conséquence, le souci était le bien vivre, le plein emploi et la croissance. Dans ce système-là, les monétaristes, cet homme-là (Milton Friedman), ont inventé une philosophie qui dit, premièrement, que le marché s’auto-équilibre, et deuxièmement, que chaque équilibre de marché est optimal »

Journaliste : « Il n’y a pas besoin de régulation... »

Michel Rocard : « Pas besoin de régulation... Et ça fait plaisir... Les principaux gouvernements qui y sont allés tout de suite, c’est l’anglais, l’américain, le japonais, trente autres etc... La plupart des grands gouvernements de la planète ont adopté cette doctrine qui est devenue le cœur de l’enseignement de l’économie. Parce que le drame, c’est ce qui est arrivé à l’économie, comme si en médecine on découvrait que Louis Pasteur avait tout faux. Et qu’aujourd’hui, pour le gouvernement grec, pour le gouvernement français, ils voudraient recevoir des avis d’économistes qui ne soient pas des politiquement corrects de l’agrégation ancienne mode, qui ne soient pas formés par ce système de concepts dont les faits ont démontré qu’ils étaient toxiques. La grande responsabilité réside dans le fait que les gouvernements du monde entier se sont rués là-dedans. Pourquoi ? Parce qu’ils ont dit : débarrassons-nous e l’État, débarrassons-nous de l’impôt, gagnons plus et vive le profit, mais ça ne marche pas. Et maintenant, nous sommes obligés d’en sortir par une pratique - austérité, etc. - une pratique qui est antagonique à ce que disait le système, par une intervention publique pour sauver les banques, ce qu’on a fait en 2008, ce qui dément le système lui-même, et il faut réinventer une cohérence économique. La voilà, la responsabilité... »

Milton Friedman, ce grand irresponsable, ce sage fou qui a fondé l’école d’économie de Chicago, est l’une des idoles du “cerveau” Espinosa, avec Ludwig von Mises, autre prophète de l’Apocalypse.

Pour mesurer ce que le “cerveau” Espinosa célèbre comme des succès, il suffit de mentionner la dette publique de deux grandes puissances embarquées dans les politiques économiques ultra-libérales prônées par le conseiller du Führer : les USA et la France.

La dette publique des USA, cumulée par une douzaine de présidents, a franchi la barre des 34 000 milliards de dollars. Ce montant équivaut à 120% du PIB yankee.

La dette publique française dépasse les 3 303 milliards d’euros, soit 114% du PIB.

Pour prouver l’incohérence des ultra-libéraux, rappelons que pour entrer dans la zone euro, le traité de Maastricht impose à chaque pays d’avoir une dette publique inférieure à 60% de son PIB et un déficit budgétaire inférieur à 3% du PIB (le déficit français est de plus de 6%...). 

Les USA n’ont pas cette épée de Damoclès au-dessus de la tête : ils émettent de la monnaie quand bon leur semble, ont un déficit budgétaire qui “ m’en touche une sans faire bouger l’autre”, et ils exportent l’inflation dans le monde entier. Petit détail : le Chili ne jouit pas de ce privilège insensé.

L’arrivée éventuelle du Führer Kaiser à la présidence de ce qui reste de la république serait la pire catastrophe de l’histoire du Chili, avec la dictature de Pinochet.

On vous aura prévenus.

NdT

*Victor Espinosa a rédigé une thèse de doctorat à Madrid sous la houlette de Jesús Huerta de Soto, grand ponte de l’anarcho-capitalisme et militant du Parti de la Liberté Individuelle (P-LIB) espagnol, et l’ un des mentors de Javier Milei

NdA

(1) https://www.emol.com/noticias/Economia/2025/02/16/1157506/cerebro-economico-kaiser-propuestas.html

(2) https://fr.wikipedia.org/wiki/Économie_de_l%27Estonie