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28/03/2025

MAURIZIO LAZZARATO
¡Armarse para salvar el capitalismo financiero!
La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Maurizio Lazzarato, 26-3-2025
Viñetas de Enrico Bertuccioli
Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Maurizio Lazzarato (1955), exiliado en Francia tras la represión desatada el 7 de abril de 1979 contra el movimiento Autonomía Obrera Organizada, en el que militaba en la Universidad de Padua, es un sociólogo y filósofo independiente italiano residente en París. Es autor de numerosos libros y artículos sobre el trabajo inmaterial, el capitalismo cognitivo, la biopolítica y la bioeconomía, la deuda, la guerra y lo que él llama la máquina del Estado-Capital. Último libro publicado en español: Guerra o revolución. Por qué la paz no es una alternativa (Tinta Limón, 2022). Bibliografia en español

Por grande que sea una nación, si ama la guerra perecerá; por pacífico que sea el mundo, si olvida la guerra estará en peligro”.

(“Wu Zi”, antiguo tratado militar chino)

Cuando decimos sistema de guerra nos referimos a un sistema como el vigente  que asume la guerra, aunque sólo sea planeada y no combatida, como fundamento y vértice del orden político, es decir, de la relación entre los pueblos y entre los hombres. Un sistema en el que la guerra no es un acontecimiento sino una institución, no una crisis sino una función, no una ruptura sino una piedra angular del sistema, una guerra siempre obsoleta y exorcizada, pero nunca abandonada como posibilidad real”.

(Claudio Napoleoni, 1986)


El advenimiento de Trump es apocalíptico, en el sentido original del término apocalipsis: revelación. Su convulsa agitación tiene el gran mérito de mostrar la naturaleza del capitalismo, la relación entre guerra, política y beneficio, entre capital y Estado habitualmente cubierta por la democracia, por los derechos humanos, por los valores y la misión de la civilización occidental.

La misma hipocresía está en el corazón de la narrativa construida para legitimar los 800.000 millones de euros para el rearme que la UE le impone mediante el recurso al estado de excepción a los Estados miembros.

Armarse no significa, como dice Draghi, defender “los valores que han fundado nuestra sociedad europea” y han “garantizado durante décadas a sus ciudadanos la paz, la solidaridad y, con el aliado usamericano, la seguridad, la soberanía y la independencia”, sino salvar el capitalismo financiero.

Ni siquiera hacen falta grandes discursos ni documentados análisis para desenmascarar la pobreza de estas narrativas, bastó otra masacre de 400 civiles palestinos para sacar a la luz la verdad de la indecente cháchara sobre la exclusividad la y supremacía moral y cultural de Occidente.

Trump no es un pacifista, se limita a reconocer la derrota estratégica de la OTAN en la guerra de Ucrania, mientras las élites europeas rechazan la evidencia. La paz para ellos significaría volver al estado catastrófico al que han reducido a sus naciones.

La guerra debe continuar porque para ellos, como para los demócratas y el Estado profundo usamericano, es el modo de salir de la crisis iniciada en 2008, como ya ocurrió con la gran crisis de 1929.

Trump piensa resolver la cuestión privilegiando la economía sin renegar de la violencia, del chantaje, de la intimidación, de la guerra. Es muy probable que ni el uno ni los otros tengan éxito en el intento porque tienen un enorme problema: el capitalismo, en su forma financiera, está en profunda crisis y precisamente desde su centro USA – llegan señales “dramáticas” para las élites que nos gobiernan. En lugar de converger hacia USA, los capitales huyen hacia Europa.

Gran novedad, síntoma de rupturas imprevisibles que corren el riesgo de ser catastróficas. El capital financiero no produce mercancías, sino burbujas que se inflan todas en USA y estallan en detrimento del resto del mundo, demostrando ser armas de destrucción masiva.

La finanza usamericana chupa valor (capital) de todo el mundo, lo invierte en una burbuja, que tarde o temprano estallará, obligando a los pueblos del planeta a la austeridad, al sacrificio para pagar sus fracasos: primero fue la burbuja de internet, luego la burbuja de las subprimes que provocó una de las mayores crisis financieras de la historia del capitalismo, abriendo la puerta a la guerra.

Intentaron incluso la burbuja del capitalismo verde que nunca despegó y, por último, la burbuja incomparablemente mayor de las empresas de alta tecnología.

Para tapar los agujeros de los desastres de la deuda privada descargada sobre la deuda pública, la Reserva Federal y la banca europea inundaron los mercados de liquidez que en lugar de “gotear” en la economía real, sirvió para alimentar la burbuja de la alta tecnología y el desarrollo de los fondos de inversión conocidos como los “Tres Grandes”, Vanguard, BlackRock y State Street (el más grande monopolio de la historia del capitalismo, gestiona 50 billones de dólares, accionista mayoritario de todas las empresas cotizadas más importantes). Ahora incluso esta burbuja se está desinflando.

Si dividimos por dos toda la capitalización de la lista de la Bolsa de Wall Street, todavía estamos muy lejos del valor real de las empresas de alta tecnología, cuyas acciones han sido infladas por los propios fondos para mantener altos los dividendos para sus “ahorradores” (los demócratas contaban incluso con sustituir el bienestar por las finanzas para todos, como antes habían delirado con la vivienda para todos los usamericanos).

Ahora la diversión llega a su fin. La burbuja ha llegado a su límite y los valores caen con riesgo real de un colapso. Si a esto añadimos la incertidumbre que las políticas de Trump – representante de unas finanzas que no son las de los fondos de inversión – introducen en un sistema que éstos habían conseguido estabilizar con la ayuda de los demócratas, comprendemos el temor de los “mercados”.

El capitalismo occidental necesita otra burbuja porque no conoce sino la reproducción de lo mismo de siempre (el intento trumpiano de reconstruir la industria manufacturera en USA está destinado a un fracaso seguro).


La identidad perfecta de “producción” y destrucción

Europa, que ya gasta 386.000 millones de euros [UE: 326 000; RU: 60 000] en armamento, es decir, 2,64 veces más de lo que gasta Rusia [146 000 millones] (la OTAN representa el 55% del gasto mundial en armas, Rusia el 5%) decidió un importante plan de inversión de 800.000 millones de euros para seguir aumentando el gasto militar.

La guerra y la Europa donde siguen activas las redes políticas y económicas, centros de poder que remiten a la estrategia representada por Biden, derrotada en las últimas elecciones presidenciales, son la ocasión para construir una burbuja basada en el armamento para compensar las crecientes dificultades de los “mercados” usamericanos.

Desde diciembre, las acciones de las empresas armamentísticas son objeto de especulación, yendo de subida en subida y fungiendo de refugio seguro para los capitales que ven la situación usamericana demasiado riesgosa.

En el centro de la operación están los fondos de inversión, que también figuran entre los principales accionistas de las grandes empresas armamentísticas. Poseen participaciones significativas en Boeing, Lockheed Martin y RTX, influyendo en la gestión y las estrategias de estas empresas.

También en Europa están presentes en el complejo militar-industrial: Rheinmetall, empresa alemana que fabrica los carros Leopard y que ha visto subir el precio de sus acciones un 100% en los últimos meses, tiene como principales accionistas a Blackrock, Société Générale, Vanguard, etc.

Rheinmetall, el mayor fabricante de municiones de Europa, ha superado en capitalización al mayor fabricante de automóviles del continente, Volkswagen, la última señal del creciente apetito de los inversores por los valores ligados a la defensa.

La Unión Europea quiere recoger y canalizar el ahorro continental hacia el armamento con consecuencias catastróficas para el proletariado y una mayor división de la Unión. La carrera armamentística no podrá funcionar como “keynesianismo de guerra” porque la inversión en armamento interviene en una economía financiarizada y ya no industrial. Construida con dinero público beneficiará a una pequeña minoría de particulares, mientras empeora las condiciones de la inmensa mayoría de la población.

La burbuja armamentística sólo puede producir los mismos efectos que la burbuja de alta tecnología usamericana. Después de 2008, las sumas de dinero captadas para la inversión en la burbuja de alta tecnología nunca han “goteado” hacia el proletariado usamericano.

Por el contrario, han producido una desindustrialización cada vez mayor, empleos precarios y poco cualificados, salarios bajos, pobreza rampante, la destrucción del escaso bienestar heredado del New Deal y la posterior privatización de todos los servicios. Esto es lo que sin duda producirá en Europa la burbuja financiera europea.

La financiarización conducirá no sólo a la destrucción completa del Estado del Bienestar y a la privatización a ultranza de los servicios, sino a una mayor fragmentación política de lo que queda de la Unión Europea. Las deudas, contraídas por cada Estado por separado, tendrán que ser reembolsadas y habrá enormes diferencias entre los Estados europeos en cuanto a su capacidad para honrar las deudas contraídas.

El verdadero peligro no son los rusos, sino los alemanes con su rearme de € 500.000 millones y otros € 500.000 millones para infraestructuras, financiación decisiva en la construcción de la burbuja.

La última vez que se armaron combinaron desastres mundiales (25 millones de muertos sólo en la Rusia soviética, la solución final, etc.), de donde surgió la famosa declaración de François Mauriac: “Me gusta tanto Alemania que me alegro de que haya dos”.

A la espera de los desarrollos ulteriores del nacionalismo y de la extrema derecha ya al 21 %, que inevitablemente producirá “Deutschland ist zurück” [Alemania está de vuelta], Alemania impondrá su habitual hegemonía imperialista a los demás países europeos.

Los alemanes han abandonado rápidamente el credo ordoliberal que no tenía ninguna base económica, sólo política, y abrazan a ultranza la financiarización angloamericana, con el mismo objetivo, dominar y explotar Europa.

El Financial Times habla de una decisión tomada por Merz, el hombre de Blackrock, y Kukies, el ministro del Tesoro, hombre de Goldman Sachs, con el aval de los partidos de “izquierda” SPD y Die Linke, que, como sus predecesores en 1914, asumen una vez más la responsabilidad de la futura carnicería.

Si el anterior imperialismo interior alemán se fundaba en la austeridad, el mercantilismo de exportación, la congelación salarial y la destrucción del Estado del Bienestar, éste se fundará en la gestión de una economía de guerra europea jerarquizada en los diferenciales de tipos de interés a pagar para reembolsar la deuda contraída.

Los países ya muy endeudados (Italia, Francia, etc.) tendrán que encontrar quién compre sus bonos emitidos para pagar su deuda, en un “mercado” europeo cada vez más competitivo. A los inversionistas les convendrá más comprar bonos alemanes, bonos emitidos por empresas armamentísticas sobre los que jugará la especulación al alza, y títulos de deuda pública europea, sin duda más seguros y rentables que los bonos de los países sobreendeudados.

El famoso “diferencial” (spread) seguirá desempeñando su papel como en 2011. Los miles de millones necesarios para pagar a los mercados no estarán disponibles para el Estado del Bienestar. El objetivo estratégico de todos los gobiernos y oligarquías desde hace cincuenta años, la destrucción de los gastos sociales para la reproducción del proletariado y su privatización, será alcanzado.

Veintisiete egoísmos nacionales lucharán entre sí sin nada en juego, porque la historia, que “somos los únicos que sabemos lo que es”, nos ha arrinconado, inútiles e irrelevantes tras siglos de colonialismo, guerras y genocidios.

La carrera armamentística va acompañada de una machacona justificación de “estamos en guerra” contra todo el mundo (Rusia, China, Corea del Norte, Irán, BRICS) que no puede abandonarse y que corre el riesgo de llegar a buen puerto porque esta delirante cantidad de armas aún debe “consumirse”.

La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Sólo los ingenuos pueden asombrarse de lo que está ocurriendo. Todo se repite, sólo que dentro de un capitalismo financiero y ya no industrial como en el siglo XX.

La guerra y el armamento estén en el centro de la economía y de la política desde que el capitalismo se hizo imperialista. Y son también el centro del proceso de reproducción del capital y del proletariado, en feroz competencia entre sí.

Reconstruyamos rápidamente el marco teórico proporcionado por Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy, firmemente plantado, – en contraste con las inútiles teorías críticas contemporáneas –, sobre las categorías de imperialismo, monopolio y guerra, que nos ofrece un espejo de la situación contemporánea.

Empecemos por la crisis de 1929, que tuvo sus raíces en la Primera Guerra Mundial y en el intento de salir de ella activando el gasto público mediante la intervención del Estado. Según Baran y Sweezy (en adelante, B&S) el inconveniente del gasto público en los años 30 era su volumen, incapaz de contrarrestar las fuerzas depresivas de la economía privada.

“Visto como una operación de rescate de la economía usamericana en su conjunto, el New Deal fue, por tanto, un fracaso estrepitoso. Incluso Galbraith, el profeta de la prosperidad sin compras bélicas, reconoció que en la década 1930 - 1940, ‘la gran crisis' nunca terminaba”.

Saldrá solo con la Segunda Guerra Mundial: “Luego vino la guerra, y con la guerra la salvación (...) el gasto militar hizo lo que el gasto social no había conseguido hacer”, porque el gasto público pasó de 17.500 millones de dólares a 103.100 millones.

B&S demuestran que el gasto público no dio los resultados que dio el gasto militar porque estaba limitado por un problema político que sigue siendo el nuestro. ¿Por qué el New Deal y su gasto no consiguieron un objetivo que “estaba al alcance de la mano, como demostró más tarde la guerra”?

Porque sobre la naturaleza y composición del gasto público, es decir, la reproducción del sistema y del proletariado, se desata la lucha de clases.

“Dada la estructura de poder del capitalismo monopolista usamericano, el aumento del gasto civil casi había alcanzado sus límites extremos. Las fuerzas que se oponían a una mayor expansión eran demasiado poderosas para ser superadas”.

El gasto social competía o perjudicaba a las corporaciones y oligarquías, arrebatándoles poder económico y político.

“Como los intereses privados controlan el poder político, los límites del gasto público se fijan rígidamente sin preocuparse de las necesidades sociales, por vergonzosamente evidentes que sean”.

Y estos límites valían también para el gasto, la sanidad y la educación, que en aquella época, a diferencia de hoy, no competían directamente con los intereses privados de las oligarquías.

La carrera armamentística permite aumentar el gasto público del Estado, sin que esto se transforme en un aumento de los salarios y del consumo del proletariado. ¿Cómo se puede gastar el dinero público para evitar la depresión económica que conlleva el monopolio, evitando al mismo tiempo el fortalecimiento del proletariado? “Con armamento, con más armamento, con más y más armamento”.

Michael Kalecki, trabajando sobre el mismo periodo, pero sobre la Alemania nazi, consigue dilucidar otros aspectos del problema. Contra todo economicismo que amenaza siempre la comprensión del capitalismo incluso por las teorías críticas marxistas, pone en evidencia la naturaleza política del ciclo del capital: “La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más importantes para los capitalistas que los beneficios corrientes”.

El ciclo político del capital, que ahora sólo puede ser garantido por la intervención del Estado, debe recurrir al gasto armamentístico y al fascismo. Para Kalecki, el problema político también se manifiesta en la “dirección y los fines del gasto público”. La aversión a la “subvención del consumo de masas” está motivada por la destrucción que provoca “de los fundamentos de la ética capitalista ‘ganarás el pan con el sudor de tu frente’ (a menos que vivas de las rentas del capital)’. ¿Cómo conseguir que el gasto estatal no se convierta en aumento del empleo, del consumo y de los salarios y, por tanto, en fuerza política del proletariado?

El inconveniente para las oligarquías se supera con el fascismo porque la maquinaria estatal está entonces bajo el control del gran capital y de la dirección fascista, con “la concentración del gasto estatal en armamento”, mientras que “la disciplina de fábrica y la estabilidad política se garantizan mediante la disolución de los sindicatos y los campos de concentración. La presión política sustituye aquí a la presión económica del desempleo”.

De ahí el inmenso éxito de los nazis entre la mayoría de los liberales británicos y usamericanos.

La guerra y el gasto en armamento ocupan un lugar central en la política usamericana, incluso después del fin de la Segunda Guerra Mundial, porque es inconcebible una estructura política sin una fuerza armada, es decir, sin el monopolio de su ejercicio.

El volumen del aparato militar de una nación depende de su posición en la jerarquía mundial de explotación. “Las naciones más importantes serán siempre las que más necesiten, y la magnitud de sus necesidades (de fuerza armada) variará en función de que entre ellas haya o no una lucha encarnizada por el primer puesto”.

Por lo tanto, el gasto militar sigue creciendo en el centro del imperialismo: “Naturalmente, la mayor parte de la expansión del gasto público tuvo lugar en el sector militar, que pasó de menos del 1% a más del 10% del PNB, y que representó alrededor de dos tercios del aumento total del gasto público desde 1920. Esta absorción masiva del excedente en preparativos militares ha sido el hecho central de la historia usamericana de posguerra”.

Kalecki señala que en 1966 “más de la mitad del crecimiento de la renta nacional se traduce en el crecimiento de los gastos militares”.

Ahora, en la posguerra, el capitalismo ya no puede contar con el fascismo para controlar el gasto social. El economista polaco, “alumno” de Rosa Luxemburg, señala: “Una de las funciones fundamentales del hitlerismo fue superar la aversión del gran capital a la política anticoyuntural a gran escala. La gran burguesía había dado su asentimiento al abandono del laisser-faire y al aumento radical del papel del Estado en la economía nacional, a condición de que el aparato estatal estuviera bajo el control directo de su alianza con la dirección fascista” y de que el destino y el contenido del gasto público estuvieran determinados por el armamento.

En los Treinta Gloriosos, sin el fascismo asegurando la dirección del gasto público, los Estados y los capitalistas se vieron forzados a un compromiso político. Relaciones de poder determinadas por el siglo de las revoluciones obligan al Estado y a los capitalistas a concesiones que, en cualquier caso, son compatibles con beneficios que alcanzan tasas de crecimiento desconocidas hasta entonces.

Pero incluso este compromiso es demasiado porque, a pesar de los grandes beneficios, “en tal situación los trabajadores se vuelven ‘recalcitrantes’ y los ‘capitanes de la industria’ se muestran ansiosos por ‘darles una lección’”.

La contrarrevolución, desplegada a partir de finales de los años 60, tendrá en su centro la destrucción del gasto social y la feroz voluntad de orientar el gasto público hacia los intereses únicos y exclusivos de las oligarquías. El problema, a partir de la República de Weimar, nunca fue una intervención genérica del Estado en la economía, sino el hecho de que el Estado haya sido investido por la lucha de clases y haya sido obligado a ceder a las exigencias de las luchas obreras y proletarias.

En los tiempos “pacíficos” de la Guerra Fría, sin la ayuda del fascismo, la explosión del gasto militar necesita una legitimación, asegurada por una propaganda capaz de evocar continuamente la amenaza de una guerra inminente, de un enemigo a las puertas dispuesto a destruir los valores occidentales:

“Los creadores oficiosos y oficiales de la opinión pública tienen preparada la respuesta: los Estados Unidos deben defender el mundo libre de la amenaza de agresión soviética (o china)”.

Kalecki, para el mismo período, precisa: “Los periódicos, el cine, la radio y la televisión que trabajan bajo la égida de la clase dominante crean una atmósfera que favorece la militarización de la economía”.

El gasto en armamento no sólo tiene una función económica, sino también de producción de subjetividades sometidas. La guerra, al exaltar la subordinación y el mando, “contribuye a crear una mentalidad conservadora”.

“Mientras que el masivo gasto público en educación y bienestar tiende a socavar la posición privilegiada de la oligarquía, el gasto militar hace lo contrario. La militarización favorece a todas las fuerzas reaccionarias (...) se determina un respeto ciego a la autoridad; se enseña y se impone una conducta de conformidad y sumisión; y la opinión contraria se considera un acto antipatriótico o directamente una traición”.

El capitalismo produce un capitalista que, precisamente por la forma política de su ciclo, es un sembrador de muerte y destrucción, más que un promotor del progreso. Richard B. Russell, un senador conservador del sur de EEUU en los años 60 citado por B&S, nos dice:

“Hay algo en los preparativos para la destrucción que induce a los hombres a gastar el dinero más descuidadamente que si fuera para fines constructivos. No sé por qué ocurre esto; pero durante los treinta años que llevo en el Senado, más o menos, comprendí que, al comprar armas para matar, destruir, borrar ciudades de la faz de la tierra y eliminar grandes sistemas de transporte, hay algo que hace que los hombres no calculen los gastos con el mismo cuidado que cuando se trata de pensar en una vivienda digna y en la atención sanitaria para los seres humanos”.

La reproducción del capital y del proletariado se politizó con las revoluciones del siglo XX. La lucha de clases, ocupando también esta realidad hizo emerger una oposición radical entre la reproducción de la vida y la reproducción de su destrucción que desde los años 1930 no ha hecho sino profundizarse.


¿Cómo funciona el capitalismo ?

La guerra y el armamento, prácticamente excluidos de todas las teorías críticas del capitalismo, funcionan como discriminadores en el análisis del capital y del Estado.  Es muy difícil definir el capitalismo como un “modo de producción”, como hizo Marx, porque la economía, la guerra, la política, el Estado y la tecnología son elementos estrechamente entrelazados e inseparables.

La “crítica de la economía” no basta para producir una teoría revolucionaria. Ya con el advenimiento del imperialismo se produjo un cambio radical en el funcionamiento del capitalismo y del Estado, puesto de manifiesto claramente por Rosa Luxemburg para quien la acumulación tiene dos aspectos.

El primero “se refiere a la producción de plusvalía – en la fábrica, en la mina, en la explotación agrícola – y a la circulación de mercancías en el mercado. Considerada desde este punto de vista, la acumulación es un proceso económico cuya fase más importante es una transacción entre el capitalista y el asalariado”.

El segundo aspecto tiene como teatro el mundo entero, una dimensión mundial irreductible al concepto de “mercado” y a sus leyes económicas.

“Aquí los métodos empleados son la política colonial, el sistema internacional de créditos, la política de esferas de interés, la guerra. La violencia, el engaño, la opresión, la depredación se desarrollan abiertamente, sin máscara, y es difícil reconocer las estrictas leyes del proceso económico en el entrelazamiento de la violencia económica y la brutalidad política”.

La guerra no es una continuación de la política, sino que siempre coexiste con ella, como muestra el funcionamiento del mercado mundial. Aquí, donde la guerra, el fraude y la depredación coexisten con la economía, la ley del valor nunca ha funcionado realmente. El mercado mundial tiene un aspecto muy diferente del esbozado por Marx. Sus consideraciones parecen ya no ser válidas, o mejor dicho, son precisadas: sólo en el mercado mundial el dinero y el trabajo devendrían adecuados a su concepto, haciendo realidad su abstracción y su universalidad. A contrario, lo que podemos constatar es que el dinero, la forma más abstracta y universal del capital, es siempre la moneda de un Estado. El dólar es la moneda de USA y  reina sólo en cuanto tal.

La abstracción del dinero y su universalidad (y sus automatismos) se los apropia una “fuerza subjetiva” y son gestionados según una estrategia que no está contenida en el dinero. Incluso la finanza, como la tecnología, parece ser objeto de apropiación por parte de fuerzas subjetivas "nacionales", muy poco universales.  

En el mercado mundial, ni siquiera el trabajo abstracto triunfa como tal, sino encontrando en su lugar otros trabajos radicalmente diversos (trabajo servil, trabajo esclavo, etc.) y es objeto de estrategias.

La acción de Trump, – caído el velo hipócrita del capitalismo democrático –, nos revela el secreto de la economía: sólo puede funcionar a partir de una división internacional de la producción y la reproducción definida e impuesta políticamente, es decir, mediante el uso de la fuerza, que implica también la guerra.

La voluntad de explotar y dominar, gestionando simultáneamente las relaciones políticas, económicas y militares, construye una totalidad que nunca puede cerrarse sobre sí misma, sino que siempre permanece abierta, escindida por los conflictos, las guerras, las depredaciones. En esta totalidad escindida, convergen y se gobiernan todas las relaciones de poder.Trump interviene sobre el uso de las palabras, pero también sobre las teorías de género, al mismo tiempo que quiere imponer un nuevo posicionamiento global, político y económico, de los USA. De lo micro a lo macro, acción política que los movimientos contemporáneos están lejos sólo de pensar.

La construcción de la burbuja financiera, proceso que podemos seguir paso a paso, tiene lugar del mismo modo. Los actores que intervienen en su producción son múltiples: la Unión Europea, los Estados que deben endeudarse, la Banca Europea, el Banco de Inversiones europeas, los partidos políticos, los medios de comunicación y la opinión pública, los grandes fondos de inversión (todos usamericanos) que organizan el trasiego de capitales de una Bolsa a otra, y las grandes empresas.

Sólo después de que el choque/cooperación entre estos centros de poder haya dado su veredicto, la burbuja económica y sus automatismos podrán funcionar. Hay toda una ideología sobre el funcionamiento automático que hay que desmentir. El “piloto automático”, sobre todo a nivel financiero, existe y funciona sólo después de que ha sido instituido políticamente. No existía en los 30 gloriosos porque se decidió políticamente en ese sentido. Funciona desde finales de los 70 por voluntad política explícita.

Esta multiplicidad de actores que llevan meses agitándose se mantiene unida por una estrategia. Hay, pues, un elemento subjetivo que interviene de manera fundamental. De hecho, dos. Desde el punto de vista capitalista, hay una lucha feroz entre el “factor subjetivo” Trump y el “factor subjetivo” de las élites que fueron derrotadas en las elecciones presidenciales, pero que todavía tienen una fuerte presencia en los centros de poder en los USA y Europa.

Pero para que el capitalismo funcione debemos tomar en consideración también un factor subjetivo proletario. Éste desempeña un papel decisivo porque, o bien se convertirá en el portador pasivo del nuevo proceso de producción/reproducción del capital, o bien tenderá a rechazarlo y destruirlo. Constatada la incapacidad del proletariado contemporáneo, el más débil, el más desorientado, el menos autónomo e independiente de la historia del capitalismo, la primera opción parece la más probable.

Pero si no logra oponer su propia estrategia a las continuas innovaciones estratégicas del enemigo, capaces de renovarse continuamente, caeremos en una asimetría de las relaciones de poder que nos retrotraerá a antes de la revolución francesa, a un nuevo/ya visto "ancien régime".

Notas del editor

Capital financiero

El capital financiero suele ser un espejismo, como el dinero que se supone lo constituye. Desde la elección de Trump, la “riqueza” de media docena de oligarcas (Musk, Bezos, Zuckerberg...) se incrementó en varios centenares de miles de millones de dólares (sin que se hubiese creado un céntimo de valor añadido...), para luego desaparecer tan rápidamente como había llegado (sin que se destruyese ni un céntimo de valor...). El autor de la nota se refiere a este moderno fantasma que, a su vez, recorre en mundo. El capital financiero es, efectivamente, un arma de destrucción masiva, en la medida en que muchos líderes contemporáneos y los países que regentan son sensibles a los espejismos...

Deuda pública

O deuda soberana. Proviene del derecho de cada Estado a emitir dinero sin contrapartida real. El dólar es la moneda de todos los records, y de la más gigantesca irresponsabilidad monetaria desde que Richard Nixon decidiera abandonar el respaldo oro (15-08-1971). De ahí en adelante los EEUU han emitido dólares sin límites y sin respaldo, exportando inflación a todo el planeta. Se trata de la llamada “liquidez” que no es sino un “pase mágico”. Emitir dinero sin respaldo significa aumentar la cantidad de dinero en circulación sin incrementar la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Los EEUU pagan con papelitos verdes que no valen la tinta con la que fueron impreos. La deuda pública yanqui supera el 120% del PIB de los EEUU. Y subiendo... Expresar el “valor” de una empresa en dólares truchos (monnaie de singe), es una forma (otra forma) de estafa.

Financiación del rearme

Hasta antes de ayer en la UE no había dinero para financiar la Salud (sólo en Francia se han suprimido 48 mil camas en los hospitales), ni para financiar la Educación (miles de clases no tienen todos sus profesores y sus salarios son miserables). Y he aquí que en 48 horas cronometradas la UE encontró € 800 mil millones para financiar la compra de armamento. Digan lo que digan, el modelo social pagará las habas que se comerá el burro.

Consecuencias del rearme

Gastar la enorme suma de € 800 mil millones en armas generará empleos bien pagados, y la colaboración de parte del proletariado (amén de ganancias extraordinarias para el gran capital). La industria armamentística tiene un detalle: para crecer requiere el consumo de lo ya producido, o sea... una guerra lo más destructiva posible. En ese sentido se trata de la peor corrupción en extensión, volumen y profundidad. La propaganda que debe convencer a los europeos de la necesidad de la guerra ya está entre nosotros, día y noche... ¡Heil!


17/03/2025

TEEMU RUSKOLA
La formación de la clase obrera china

 Teemu Ruskola, New Left Review, n° 151, enero/febrero de 2025

Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Teemu Ruskola, nacido en Finlandia, es profesor de Derecho y profesor de Lenguas y Civilizaciones de Asia Oriental en la Universidad de Pensilvania (EEUU). Es autor de The Unmaking of the Chinese Working Class, que publicará Verso Books en 2026; Legal Orientalism: China, the United States and Modern Law (Harvard University Press 2013); coautor de Schlesinger's Comparative Law (Foundation Press 2009); y coeditor, con David Eng Shuang Shen, de un número doble especial de la revista Social Text sobre «China and the Human» (2012).

Este ensayo está extraído de Teemu Ruskola, The Unmaking of the Chinese Working Class: The Global Limits of Capitalism, de próxima publicación en Verso.


Descargar documento 



22/02/2025

LUIS CASADO
Johannes Kaiser, empereur de l’apocalypse : l’homme qui veut euthanazier le Chili

 Luis CasadoRebelión, 19/2/2025
Traduit par Fausto GiudiceTlaxcala

Johannes Maximilian Kaiser Barentsvon Hohenhagen, le Führer du Parti National-Libertarien, candidat à la candidature pour l’élection présidentielle chilienne, prévue pour novembre 2025, a inventé le fil à couper le beurre : la réduction de « la charge fiscale pour faciliter l’esprit d’entreprise et la création d’emplois », ainsi que l’élimination de « la bureaucratie inutile qui freine l’épargne, l’investissement et la création de richesses ».

Le libre marché, l’ultra-libéralisme : il essaie de vendre sa poudre de perlimpinpin comme la nouveauté de l’année, alors qu’elle est plus vieille que les crinolines.

Ce n’est pas moi qui le dis : le Marchand de Venise de Shakespeare le savait dans sa pièce écrite en 1596-1597, il y a donc cinq siècles.

Le marchand Antonio accepte un prêt de Shylock, et la garantie qu’il offre est d’accepter que l’usurier lui coupe une tranche de sa propre chair s’il ne paie pas.

William n’invente rien : le paiement par le sang a été la règle (sans jeu de mots...) et reste très populaire aujourd’hui. Mieux encore, certains suggèrent que le rasoir et la tronçonneuse sont des versions de la même technique, ajoutant que nous Chiliens devrions adopter notre propre version de l’arnaque, revisitée et mise à jour.

Précisément parce que saigner les chrétiens à blanc était the must depuis l’arrivée de Pedro de Valdivia. Et pour ne pas manquer de chrétiens à saigner, l’Église s’est chargée de convertir la population autochtone avec le vieux truc usé du Paradis et de la Vierge Marie... Gloire à eux !

Le quotidien El Mercurio, plongé à fond dans la campagne du Führer Kaiser - ou Kaiser Führer, comme vous voudrez - met en exergue les brillantes idées du « cerveau économique » du candidat.

« ...le coordinateur économique de son programme, Victor Espinosa*, avait glissé - au moins - l’idée d’éliminer la Banque centrale, au milieu d’une explication plus large sur la possibilité d’ouvrir à la concurrence des monnaies à l’intérieur du pays ».

Parmi les monnaies qui entreraient en concurrence... la crypto-monnaie de Milei ?


Kaiser et son “cerveau économique” Victor Espinosa

Le “cerveau” de Kaiser, qui personnifie la réponse chilienne à l’IA par l’imbécillité naturelle, a inventé la réduction de « la charge fiscale pour faciliter l’esprit d’entreprise et la création d’emplois », ainsi que l’élimination de « la bureaucratie inutile qui freine l’épargne, l’investissement et la création de richesse ». (1)

Un certain Elon Musk réclame des royalties, tandis que Milei se réjouit d’être devenu célèbre.

El Mercurio demande « Quels impôts prévoyez-vous de réduire ou d’éliminer ? »

Le “cerveau” du Führer déploie la doxa, enfin, sa doxa :

« Il existe un large consensus sur la nécessité de réduire l’impôt sur les sociétés, car c’est lui qui pèse le plus sur l’investissement et la croissance. En une décennie, l’augmentation de cet impôt, à contre-courant de la tendance mondiale, a coûté à notre économie l’équivalent de 8 points de PIB. Aujourd’hui, avec un taux de 27%, le Chili se situe au-dessus de la moyenne de l’OCDE (23%). Mais nous ne nous contentons pas d’égaler la moyenne ; nous voulons que le Chili soit l’un des pays les plus compétitifs au monde. C’est pourquoi nous nous tournons vers les économies qui ont réussi à mettre en place des politiques fiscales intelligentes. L’Estonie, par exemple, maintient un taux d’imposition sur les sociétés de 20 %, alors que les USA, première économie mondiale, cherchent à le ramener à 15 %. Nous éliminerons les impôts qui créent des distorsions et des freins à la croissance. Il s’agit notamment de l’impôt sur les plus-values, qui représente une double imposition injuste, puisque ces plus-values sont déjà soumises à l’impôt sur le revenu. Nous réformerons également l’impôt foncier, qui est actuellement calculé sur la base d’évaluations volatiles du marché. Nous proposons de supprimer cet impôt pour les personnes âgées et de le remplacer par un système plus prévisible. Nous allons également revoir la TVA sur la construction ».

L’exemple qui réconforte le “cerveau” du Führer est... l’Estonie, qui en 1997 avait un PIB bien plus élevé qu’aujourd’hui, et qui montre dans les dernières années des baisses significatives de ce même PIB : -14,6% en 2009, -2,9% en 2020, -3,0% en 2023...

Une note de Wikipédia décrit le miracle estonien :

« À partir de 2009, le pays a subi une grave crise économique, et a vu son taux de chômage dépasser les 15,2 % en janvier 2010. L’économie de ce petit pays, très dépendant financièrement des banques suédoises, s’est alors révélée très fragile. La crise financière de 2008 a provoqué une débâcle dans le petit pays balte qui avait créé sa propre bulle immobilière : entre juin 2008 et juin 2009, le PIB a chuté de 15 %, la production industrielle de 34 % ». (2)

L’Estonie représente 0,22 % du PIB de l’UE et 0,3 % de sa population. La population de l’Estonie est de 1 315 000 habitants, ou plutôt elle diminue de manière significative chaque année.

L’Estonie a subi une perte importante de population depuis la fin des années 1990 (-4,9/1000 en 1998 ; -3,8/1000 en 1999), due à l’émigration d’une partie de ses habitants, mais surtout à un taux de fécondité très bas (1,37 enfant par femme en 2000 et 1,64 en 2010).

Dans le merveilleux exemple du “cerveau” Espinosa, la population émigre ou ne souhaite pas avoir d’enfants.

La comparaison avec le Chili pourrait être plus éloquente. Le PIB de l’Estonie représente 13,30 % du PIB du Chili et sa population 6,5 % de la nôtre. On se demande pourquoi le “cerveau” Espinosa n’a pas choisi l’exemple de l’Andorre ?

Les futés du Mercurio, inquiets du destin probable des fortunes chiliennes, ont interrogé le “cerveau” Espinosa sur la “méritocratie”. La réponse, la voici - détendez-vous, tout va très bien, madame etc.- :

« Selon les données du SII [Trésor Public], la principale richesse des Chiliens est constituée d’actions d’entreprises, souvent des groupes familiaux qui, dans de nombreux cas, ont créé leur entreprise à partir de rien au fil des ans. Il est donc normal que les fondateurs souhaitent assurer la continuité de ces projets et que leurs héritiers s’intéressent au maintien de la richesse créée par les générations précédentes. Il est évident que cette continuité passe par la méritocratie ; ceux qui prennent les rênes doivent être activement impliqués dans l’entreprise et avoir les compétences nécessaires pour la faire progresser. Nous pensons que le capital doit être taxé, mais sans devenir un obstacle à la continuité familiale. À cet égard, nous considérons que le modèle estonien d’imposition des successions, qui attribue la richesse aux héritiers à un coût nul et ne la taxe que lorsqu’elle est vendue, est très raisonnable. Cette approche nous semble essentielle pour renforcer les entreprises familiales, comme en Espagne, où les entreprises familiales sont sur un pied d’égalité avec les grandes entreprises ».


Kaiser et Milei, les crypto-führer

Comme on l’a dit, le bavardage du “cerveau” Espinosa est plus vieux que sassoir sur son cul, et a déjà provoqué un désastre planétaire en 2008 quand tout le système financier mondial, enthousiasmé par la dérégulation, le libre marché, l’ultra libéralisme et le vas-y, c’est pas toi qui paies, a fait faillite partout et que les États ont été obligés de faire des émissions monétaires insensées pour les remettre à flot.

Les banques prononcent alors cette fameuse phrase devenue mythique : Dieu vous le rendra !

Déjà dans ces années-là, un homme politique européen, un social-démocrate connu pour sa sagesse, sa prudence et sa grande capacité à ne rien faire pour fâcher le grand capital, expliquait la cause du désastre financier qui a secoué l’empire, l’Union européenne et les cinq continents.

Michel Rocard, qui a été maire, député, candidat à la présidence de la République, ministre et Premier ministre de la France, a été interviewé en 2011 sur TV5Monde à propos de la crise de 2008 :

Dans l’interview, un journaliste demande : « Qui est responsable de ce désastre ? »

Michel Rocard : « Il s’appelle Milton Friedman, il a eu le prix Nobel d’économie en 1976, il a produit une doctrine terrifiante par sa nocivité, dont personne ne s’est rendu compte. C’est l’homme suivi par treize autres prix Nobel d’économie... »

Journaliste : « Et par Margaret Thatcher et Ronald Reagan... »

Michel Rocard : « Ronald Reagan s’est mis à l’appliquer, et comme les États-Unis c’est gros, ça avait de l’importance... Les idées peuvent tuer, et c’est pas rien de faire tout un moment sur des idées... Dans toute une science économique qui, jusqu’à Keynes, et peut-être d’abord avec Keynes, avait le chômage comme préoccupation principale.... »

Journaliste : « ...et la régulation des marchés... »

Michel Rocard : « La régulation du marché en conséquence, le souci était le bien vivre, le plein emploi et la croissance. Dans ce système-là, les monétaristes, cet homme-là (Milton Friedman), ont inventé une philosophie qui dit, premièrement, que le marché s’auto-équilibre, et deuxièmement, que chaque équilibre de marché est optimal »

Journaliste : « Il n’y a pas besoin de régulation... »

Michel Rocard : « Pas besoin de régulation... Et ça fait plaisir... Les principaux gouvernements qui y sont allés tout de suite, c’est l’anglais, l’américain, le japonais, trente autres etc... La plupart des grands gouvernements de la planète ont adopté cette doctrine qui est devenue le cœur de l’enseignement de l’économie. Parce que le drame, c’est ce qui est arrivé à l’économie, comme si en médecine on découvrait que Louis Pasteur avait tout faux. Et qu’aujourd’hui, pour le gouvernement grec, pour le gouvernement français, ils voudraient recevoir des avis d’économistes qui ne soient pas des politiquement corrects de l’agrégation ancienne mode, qui ne soient pas formés par ce système de concepts dont les faits ont démontré qu’ils étaient toxiques. La grande responsabilité réside dans le fait que les gouvernements du monde entier se sont rués là-dedans. Pourquoi ? Parce qu’ils ont dit : débarrassons-nous e l’État, débarrassons-nous de l’impôt, gagnons plus et vive le profit, mais ça ne marche pas. Et maintenant, nous sommes obligés d’en sortir par une pratique - austérité, etc. - une pratique qui est antagonique à ce que disait le système, par une intervention publique pour sauver les banques, ce qu’on a fait en 2008, ce qui dément le système lui-même, et il faut réinventer une cohérence économique. La voilà, la responsabilité... »

Milton Friedman, ce grand irresponsable, ce sage fou qui a fondé l’école d’économie de Chicago, est l’une des idoles du “cerveau” Espinosa, avec Ludwig von Mises, autre prophète de l’Apocalypse.

Pour mesurer ce que le “cerveau” Espinosa célèbre comme des succès, il suffit de mentionner la dette publique de deux grandes puissances embarquées dans les politiques économiques ultra-libérales prônées par le conseiller du Führer : les USA et la France.

La dette publique des USA, cumulée par une douzaine de présidents, a franchi la barre des 34 000 milliards de dollars. Ce montant équivaut à 120% du PIB yankee.

La dette publique française dépasse les 3 303 milliards d’euros, soit 114% du PIB.

Pour prouver l’incohérence des ultra-libéraux, rappelons que pour entrer dans la zone euro, le traité de Maastricht impose à chaque pays d’avoir une dette publique inférieure à 60% de son PIB et un déficit budgétaire inférieur à 3% du PIB (le déficit français est de plus de 6%...). 

Les USA n’ont pas cette épée de Damoclès au-dessus de la tête : ils émettent de la monnaie quand bon leur semble, ont un déficit budgétaire qui “ m’en touche une sans faire bouger l’autre”, et ils exportent l’inflation dans le monde entier. Petit détail : le Chili ne jouit pas de ce privilège insensé.

L’arrivée éventuelle du Führer Kaiser à la présidence de ce qui reste de la république serait la pire catastrophe de l’histoire du Chili, avec la dictature de Pinochet.

On vous aura prévenus.

NdT

*Victor Espinosa a rédigé une thèse de doctorat à Madrid sous la houlette de Jesús Huerta de Soto, grand ponte de l’anarcho-capitalisme et militant du Parti de la Liberté Individuelle (P-LIB) espagnol, et l’ un des mentors de Javier Milei

NdA

(1) https://www.emol.com/noticias/Economia/2025/02/16/1157506/cerebro-economico-kaiser-propuestas.html

(2) https://fr.wikipedia.org/wiki/Économie_de_l%27Estonie

 

21/02/2025

LUIS CASADO
Croissance, vous avez dit croissance ?

Luis Casado, 21/2/2025
Traduit par Fausto Giudice, Tlaxcala


Le dictionnaire de la RAE (Académie royale d’Espagne] est une mine infinie de trésors. Depuis mon enfance, dans la bibliothèque du Lycée de San Fernando, j’ai cherché le sens des mots qui m’attiraient autant ou plus que les sourires de Paulina. Elle ne fut qu’une illusion éphémère, mais l’envie de connaître les étymons qui composent notre langue m’a marqué à jamais.

Si vous cherchez le mot “crecimiento” (croissance), le RAE propose deux significations, mais gardez l’œil ouvert :

 * Action et effet de croître (crecer)

* Augmentation de la valeur intrinsèque de la monnaie.

 J’espère que vous êtes partis en courant et que vous avez été satisfaits : des réactions différentes mais compréhensibles. Peut-être pas tant que ça, puisque depuis mon enfance je me souviens que la monnaie avait une tendance irrépressible à se transformer en merde et à finir par ne plus rien valoir. Tout d’abord, la monnaie n’a pas de valeur intrinsèque, mais seulement la valeur que lui donnent ceux qui la créent, la manipulent et l’instrumentalisent.

 Un billet de banque sur lequel vous écrivez 20 000 pesos vaut intrinsèquement la même somme d’argent que celui sur lequel vous écrivez 100 pesos, 1 000 pesos ou ce qui vous chante. Dans l’histoire récente, le peso a déjà été remplacé par l’escudo (mille anciens pesos pour un escudo), escudo qui a été bientôt remplacé par le peso (mille escudos pour un peso), ce qui porte la perte de valeur à un million de fois, rappelez-moi d’écrire à la RAE.

 Si je m’attarde sur le petit mot “crecer” c’est parce qu’il concentre toute la capacité programmatique des baladins qui aspirent au pouvoir politique au Chili, ce qui est la preuve irrémédiable du caractère farfelu de leur message.

 Une acromégalie gonadique a dû les traumatiser dans leur enfance. Ces types vendent de la pommade, ils en vivent, comme l’inventeur de l’arnaque au tonton malade, mais en moins drôle. Felipe m’a fait remarquer à juste titre qu’on ne peut pas faire la différence entre l’un et l’autre, car il n’y a rien de plus semblable à un crétin progressiste qu’un crétin réactionnaire.

 Le premier est destiné à disparaître, tandis que le second est dans les douleurs de m’accouchement.

Il a un avenir, du moins en apparence, un peu comme Adolf en septembre 1919, lorsqu’il a rejoint le Deutsche Arbeiterpartei. Un an plus tard, le Führer le rebaptise Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, le parti nazi pour les amis, et on a vu ce qu’on a vu.

Une publication liée aux “hommes de travail” (c’est ainsi qu’on appelle le capitaliste au Chili) s’efforce de nous introduire (c’est le terme approprié) auprès de l’Elon Musk chilien, enlevez votre chapeau et saluez.

Il s’agit d’un “chercheur” qui a pris en charge la coordination du programme économique d’un certain Kaiser, avec pour mission de ramener l’impôt sur les sociétés de 27% à 15% et de réduire le nombre de ministères de 25 à seulement 9.

L’empereur, je veux dire Kaiser (en allemand Kaiser = empereur), terminait sa énième relecture de Mein Kampf quand l’idée géniale lui est venue : ce n’est pas autre chose, c’est l’histoire du Troisième Reich que ce Kaiser connaît.

Il se souvient de Hjalmar Schacht, un escroc impérial (pendant la Première Guerre mondiale, Schacht avait été nommé administrateur économique des territoires occupés en Belgique, puis révoqué peu après par les autorités militaires : il avait contacté son ancien employeur, la Dresdner Bank, pour recevoir les fonds du gouvernement belge saisis par les forces allemandes...) qui aida Adolf Hitler à collecter des fonds pour ses campagnes politiques. En 1932, Schacht organise une pétition d’industriels pour exiger la nomination d’Hitler au poste de chancelier. Une fois au pouvoir, Hitler nomme Schacht président de la Reichsbank puis ministre de l’Économie en 1934.

Kaiser a donc trouvé son Hjalmar Schacht, un certain Victor Espinosa, un “chercheur” qui, jusqu’à présent, n’a su qu’enthousiasmer Kaiser.

La publication affirme qu’ « il a un profil académique", ce qui ne veut pas dire grand-chose ou tout dire : c’est un gugusse inexpérimenté. La même publication déclare : "Il a fait ses études de troisième cycle en Espagne et n’a pas occupé de postes à responsabilité dans l’État ou dans le monde privé. Il a été formé par l’un des mentors intellectuels de Milei ».

En clair, c’est un idiot qui n’a jamais travaillé pour personne, ce qui, en économie, n’est pas un obstacle à l’ascension vers les sommets.

Espinosa reconnaît qu’il appartient à une école de pensée où le travail, c’est les autres, puisque ces génies - et leurs employeurs - ne font que penser. Son mémoire de fin d’études s’intitulait « Ludwig von Mises et le rôle de l’économiste : une approche historique ».

Ludwig von Mises est le père putatif de Milei, Musk, Trump et d’autres fanatiques talentueux de la croissance du profit tels que Milton Friedman et Friedrich Hayek. Le truc de Ludwig von Mises, c’est le raisonnement pragmatique :

* s’ils ou elles tètent, ce sont des mammifères....

* s’ils rongent, ce sont des rongeurs

* s’ils pratiquent l’onanisme, ce sont des économistes...

Ludwig von Mises a prononcé des phrases pour l’éternité, genre :

« L’économie de marché n’a besoin ni d’apologistes ni de propagandistes. ... Si vous cherchez un monument [à sa gloire], regardez autour de vous ».

Ludwig regardait vers La Dehesa [équivalent chilien d’Auteuil-Neuilly-Passy]...

Mais votre serviteur et ses lecteurs regardent surtout les favelas, les bidonvilles, les chabolas, les chozas the huts and shacks, die Strohhütten, трущобы.... Bref, nous regardons la misère générée par le marché libre d’une part, et la concentration inimaginable de la richesse entre quelques mains d’autre part.

Voulez-vous une autre citation de Ludwig von Mises ? La voici :

« Le système de production capitaliste est une démocratie économique dans laquelle chaque centime donne droit à un vote. Les consommateurs constituent le peuple souverain ».

Un consommateur comme Elon Musk, avec une fortune de 38 000 000 000 000 000 de cents de dollar, a droit à 38 milliards de voix. C’est pour cela qu’il est là où il est.

Et comme les “consommateurs” constituent le peuple souverain, les connards comme Donald Trump, Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg et consorts... règnent sur le beau monde imaginé par Ludwig von Mises et ses épigones.

Regardez ce qui nous attend avec ce putain d’empereur néo-nazi, et son “chercheur” Victor Espinosa, on vous aura prévenus.

Espinosa rêve de jouer le rôle de Terminator, de supprimer l’impôt sur les sociétés, les ministères, les syndicats, le droit du travail, le salaire minimum, l’éducation publique, la santé publique, tout ce qui sent le service public et, surprise, même la Banque centrale. Ce n’est pas une plaisanterie :

« Espinosa s’est montré favorable à l’élimination de la Banque centrale. Dans une émission en continu, il a déclaré que « pour éliminer la Banque centrale et ne pas nous obliger à utiliser le peso, il faut modifier la Constitution. Et nous avons besoin d’une majorité de 4/7. Si nous avons ce quorum, ce sera merveilleux ».

Espinosa ne dit pas s’il veut utiliser le reichsmark ou une autre de ses inventions. Il pourrait tout aussi bien revenir au mode de paiement utilisé autrefois dans les campagnes chiliennes : la “galleta”[du français galette, aujourd’hui on dit cookie, NdT].

En attendant, le progressisme doit encore identifier son prochain traître, pardon, candidat.

Voilà où nous en sommes.


 NdT

Johannes Maximilian Kaiser Barents‐von Hohenhagen, 49 ans, n’a pas créé le parti national-socialiste, mais national-libertarien. Il se voit déjà élu président du Chili en novembre 2025, avec un programme à faire pâlir d’envie Javier Milei. Un exemple de ses positions : « qui ne contribue pas, on le déporte ». Dehors donc les Vénézuéliens, les Haïtiens et autres Boliviens, qui taillent les rosiers, font le ménage et la cuisine et cirent les chaussures de ces messieurs-dames de la haute…

 

 Herr Kaiser a défrayé la chronique lorsqu'il fut élu député par les followers de sa chaîne youtube il y a 4 ans. Il se vantait d'avoir suivi 7 cursus universitaires, de Santiago à Innsbruck en passant par Heidelberg, mais n'en avait mené aucun à bien.

 

26/01/2025

FRANÇOIS VIDAL
La “Maganomics” de Trump o el regreso de los locos años veinte

El programa económico del nuevo presidente es una réplica casi perfecta del que dio lugar a los locos años veinte y... a la Gran Depresión.

Por supuesto, la economía globalizada de 2025 tiene poco en común con la de los años de entreguerras. Pero echar la vista atrás a la década republicana de los años veinte nos da una idea de lo que podría traer la aplicación del programa económico de Donald Trump, afirma François Vidal.

 François Vidal,  Les Échos , 16/1/2025
Traducido por Luis Casado 

François Vidal (1967) es Director Editorial en funciones del diario francés Les Échos, donde trabaja desde 1999.   
Un presidente usamericano puede ocultar a otro. O más bien a otros tres. Donald Trump se presenta a menudo como el heredero de Ronald Reagan. El hecho de que haya tomado prestado su lema de campaña, el famoso MAGA, «Make America Great Again», sin duda tiene algo que ver.

Marcha contra el hambre en los USA, cuando la Gran Depresión

Tampoco su gusto compartido por los chistes, los discursos musculosos y las firmes convicciones conservadoras. Pero, contrariamente a lo que se suele decir, esta «filiación» no afecta al ámbito económico.

En este ámbito, la inspiración de Donald Trump se encuentra un poco más atrás en la historia estadounidense. A los años veinte y al trío de presidentes republicanos que tomaron entonces las riendas del país. Los Maganomics son una réplica casi perfecta de los de los locos años veinte.

 

¿Aguantarán los frenos?
, viñeta de CK Berryman, 1925: Calvin Coolidge y Andrew Mellon en una carrera de coches cuesta abajo hacia la «reducción de impuestos», mientras que el burro del Partido Demócrata y el hombre que representa a la Cámara de Comercio de EE. UU. gritan «Au, dale gas».

  Andrew Mellon, el multimillonario clave de la época

Reducción de impuestos para los más ricos, recortes del gasto federal, desregulación total, límites a la inmigración, subida de aranceles... Todas estas medidas, que constituyen la columna vertebral de la «economía» de la candidatura Trump 2024, estaban en el centro de las políticas seguidas por Warren Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover (al menos durante los primeros meses de su mandato).

Adeptos del «laissez-faire» en materia económica, los tres hombres liberalizaron constantemente la economía usamericana en nombre de la estimulación del crecimiento, protegiéndola al mismo tiempo de una competencia extranjera inevitablemente desleal.

Como resultado, en ocho años el tipo impositivo máximo se redujo del 73% al 25%, el presupuesto del Estado se redujo en un tercio y las reglas se suavizaron considerablemente, sobre todo en el sector bancario. Los aranceles aduaneros pasaron del 40% en 1922 al 60% a principios de los años treinta.

E incluso entonces, ¡un multimillonario desempeñó un papel clave en el plan! Andrew Mellon, banquero e industrial de éxito, fue secretario del Tesoro desde marzo de 1921 hasta febrero de 1932, uno de los mandatos más largos de la historia usamericana.

¡Tan cerca y tan lejos!, viñeta de CK Berryman, entre 1925 y 1929:  el secretario del Tesoro, Andrew Mellon, de pie frente a una enorme bolsa con la etiqueta «Excedente de EE. UU. de casi doscientos millones», muestra un cartel que dice «No habrá reducción de impuestos. Secretario Mellon» al ciudadano de a pie que sostiene su sombrero vacío (etiquetado como Contribuyente) en sus manos.

El unilateralismo actual de Donald Trump es un eco del aislacionismo de los años veinte

Dos factores comunes pueden explicar que, con un siglo de diferencia, se apliquen las mismas recetas. En primer lugar, la idea de que se está abriendo una nueva frontera económica y de que hay que eliminar los obstáculos que podrían entorpecer su exploración.

Con la electrificación y la taylorización de la industria sustituidas por la revolución de la inteligencia artificial.

En segundo lugar, el mismo deseo de cerrar fronteras para explotar todo el potencial del país. El unilateralismo actual de Donald Trump es un eco del aislacionismo de los años veinte.

Así que, por supuesto, la economía globalizada de 2025 tiene poco en común con la de los años de entreguerras. Pero merece la pena echar un vistazo al historial de esta década republicana para hacerse una idea de cómo podría desarrollarse el programa económico de Donald Trump.

El riesgo de un resultado similar

En primer lugar, porque los «locos años veinte» no usurparon su nombre. En el espacio de una década, la economía usamericana creció un 42%, una media de algo más del 4% anual... Una fase de prosperidad sin parangón en la historia del país. En segundo lugar, por supuesto, porque provocó un crack bursátil en vísperas de los años 30, desencadenando un colapso económico general con efectos en todo el mundo.

De repente, esta política, que había eliminado muchas de las barreras a la actividad económica, se vio envuelta en sus excesos, sumiendo en la pobreza a millones de usamericanos.

Los USA tardaron diez años en recuperar el PIB de 1929...

¿Debemos temer que las mismas causas produzcan los mismos efectos? Una cosa es cierta: la combinación de políticas liberales y proteccionistas que la administración Trump se dispone a poner en juego tiene lugar en un entorno muy diferente. Mientras que en la década de 1920, la combinación de políticas se diseñó para reactivar una economía en la que el Estado desempeñó un papel importante en la inmediata posguerra, la América de 2025 no padece los mismos males.

En realidad, no está sobreadministrada. Sin embargo, está mucho más endeudada. Sobre todo, lleva quince años en expansión continua (apenas interrumpida por Covid-19). Lo mismo puede decirse del mercado bursátil. Wall Street vuela de récord en récord, pareciendo dar más razón que nunca a quienes creen que se ha formado una burbuja en los mercados financieros. Pero esto no significa que estemos en enero de 1929 y no a principios de 1921...