المقالات بلغتها الأصلية Originaux Originals Originales

Affichage des articles triés par date pour la requête Tigrillo L. Anudo. Trier par pertinence Afficher tous les articles
Affichage des articles triés par date pour la requête Tigrillo L. Anudo. Trier par pertinence Afficher tous les articles

16/02/2025

TIGRILLO L. ANUDO
Colombia : es el proyecto político, no los egos y estigmas

Tigrillo L. Anudo, 16-2-2025

No se trata de seguir ciegamente al presidente Gustavo Petro. Se trata de comprender sus formas y contenidos en el ejercicio de su gobierno. Siempre, teniendo como referencia la coherencia con el proyecto político para el cual fue elegido. La lealtad no se pide sólo para el presidente o para los ministros, sino, ante todo, hacia el proyecto.


Al presidente Petro lo seguimos apoyando porque encarna el proyecto del cambio. Lo logró dilucidar, transmitir, impulsar, de tal modo que nadie mejor que él para abanderarlo y desarrollarlo inicialmente. Él propició la esquiva juntanza, él encontró las llaves para entrar a la presidencia, también vislumbró el camino para avanzar hacia una primera etapa del cambio. Es el líder que tiene mejor dibujado el proyecto en su mente.

El cambio anhelado no se logra en 4 años. Requiere mínimo entre 12 y 20 años, es decir, otros 4 gobiernos progresistas. Lo que se estructuró durante 215 años no se puede desestructurar, corregir y mejorar en poco tiempo. En Colombia reinan la ilegalidad, la corrupción, los grupos multicrimen, la impunidad y la injusticia. El Estado está tomado por clanes políticos y mafias controladoras de rentas legales e ilegales. Cada departamento es un feudo cuyos dueños son la Delincuencia Política Organizada –DPO-, redes de contratistas, narcos, paracos, carteles empresariales, extorsionistas y reductos “guerrilleros”. La población trabajadora es objeto de despojo y burla en la danza de las ganancias ilícitas. Colombia es un remedo de país, un Estado fallido donde no opera la justicia.

El cambio que queremos es estructural. Hay que reinventar a Colombia. Más que ajustarla es volverla a moldear y configurar. Pero por algo hay que empezar. El presidente Petro ya puso la primera piedra. Corresponderá a las nuevas generaciones educadas, revolucionarias y leales al proyecto político poner otras piedras. Tendremos que elegir un congreso con mayorías leales al proyecto progresista en el 2026. Igualmente, debemos apoyar a un candidato presidencial que prosiga la juntanza, que tenga carácter y que también sea leal al proyecto.

No se trata de egos y estigmas. Se trata de consolidar el proyecto político.

Todo aquél que ayude a conservar y profundizar el proyecto será bienvenido al proyecto. Todo aquel que busque puestos dentro del proyecto, poniendo por encima sus egos e intereses personales, no le sirve al proyecto. El proyecto no tiene dueño ideológico. No es exclusivamente de la izquierda, ni del “centro”, ni de los liberales progresistas. El proyecto es de las ciudadanías libres, de los partidistas y sin partido, de todo aquel que quiera reconstruir a Colombia, contribuir al cambio, jugársela por la paz, el progreso con justicia social y la desaparición de la impunidad.

¡Que se vayan todos los ministros que tienen aspiraciones electorales! Los directores también. No están jugándosela con el proyecto. Están por su ego, por seguir trepando en la escalera política. Así no es.

No podemos seguir reproduciendo el sistema de casta política que creó el Frente Nacional. Un segmento privilegiado de funcionarios partidistas que cooptaron el Estado, se hicieron ricos y humillaron a los ciudadanos con su desatención y sus pésimas gestiones.

Los servidores públicos son servidores del pueblo que los eligió. Su principal función es ejecutar los compromisos adquiridos con el pueblo, hacerlos bien.

El objetivo del gobierno en el año y medio que le resta es ejecutar el Plan Nacional de Desarrollo. Los ministros, en su mayoría, no estaban ejecutando, no estaban liderando, a pesar de que tenían toda la autonomía para gestionar. El presidente solo no puede hacer lo que le corresponde a su equipo. Se necesita gente con carácter, liderazgo, iniciativa y capacidad de trabajo para sacar adelante el proyecto político. Por eso es que Petro mantiene a Laura Sarabia y a Armando Benedetti. Porque además de esas virtudes, ellos son negociadores con otras fuerzas políticas. Ellos están contribuyendo al proyecto sin pertenecer a la línea dura del proyecto 

El presidente Petro no fue presa de una rabieta, tampoco incurrió en un acto autoritario, menos en un “despelote” que se le salió de las manos. No actuó ni arbitraria ni individualistamente en el manejo que le dio al Consejo de ministros del pasado 4 de febrero. Como jefe del Gabinete solicitó una rendición de cuentas que se convirtió sorpresivamente en un semi mitin de los funcionarios por la ratificación de Sarabia y Benedetti en los cargos elegidos. Siquiera ocurrió lo que ocurrió. Ese “accidentado” Consejo de ministros mostró debilidades en algunos funcionarios. Por un lado, deslealtad al presidente. No han internalizado la estrategia política adoptada por el jefe de Estado, quien conduce el proyecto. Al proyecto lo conduce Petro (su creador y ganador en las urnas con ese mandato). El proyecto no es conducido por sus ministros y directores. El verdadero conductor del proyecto escogió la estrategia de jugar con varias fuerzas políticas en el durísimo y arduo propósito de democratizar un proceso de cambio en un país desmembrado. Y a esas fuerzas políticas pertenecen o le juegan los funcionarios estigmatizados.

Por otro lado, hay funcionarios del alto gobierno que son presa de la enfermedad infantil del izquierdismo al considerar que en el gobierno deben estar sólo los que más han batallado por el cambio durante sus vidas, por tanto, no debería dársele cabida a otros. Eso es sectarismo aquí y en Cafarnaúm. Pareciera que aún no tenemos una lectura objetiva y holística del contexto político colombiano, y menos acerca del talante de los actores que se apropiaron del Estado. También es decepcionante ver en el Consejo de ministros cómo una ministra brillante (quizás la mejor del gabinete) expresa que “no se puede sentar junto a Benedetti”. Reveló un feminismo y discriminación extremos. Así no es. No podemos derivar a crucificarnos desde los juicios los unos a los otros. O escuchar a Francia Márquez hablando de “la falta de transparencia y la corrupción galopante”. O a un director, también brillante y leal al proyecto, quejarse como un estudiante ante el profesor porque una compañerita no envió sus representantes a un evento. ¿Dónde queda el respeto al otro?, ¿dónde la lealtad, el perdón, la aceptación del diferente, la comprensión y la compasión? ¿Cómo avanzar así hacia el amor eficaz que proponía el sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo?

Y no es que no se deban quejar. Sino que también hay formas y momentos para hacerlo. Manifestarlo en un Consejo transmitido por todos los canales nacionales cuando el objetivo del evento era una rendición de cuentas y la urgencia de acelerar las ejecuciones, no era la mejor opción. Pero se dio y hay que analizarlo.

Quienes más deberían mostrar estrategia y táctica no lo hacen y se enfrascan en discusiones desgastantes y dañinas para el proyecto. No se apropian de la estrategia y táctica del presidente; no hay sintonía con el ajedrez de éste en las formas de conducir el proceso. Esto si es delicado porque puede socavar desde dentro todo el proyecto.

Tenemos que apropiarnos del proyecto. El proyecto político es ante todo un proyecto reformista democrático de ajustes dentro de la democracia burguesa, el cual requiere del apoyo de fuerzas de diverso color político e ideológico. No se sostiene privilegiando posiciones de izquierda de línea dura. Tampoco sembrando divisiones inútiles dentro del gobierno. Lo fundamental es ir sumando ejecuciones, ir avanzando en la disputa del presupuesto para inversiones que favorecen al pueblo. Pensarnos cómo contribuimos al proceso proyectando los cambios a corto, mediano y largo plazo.    

Hay gente que no percibe ni experimenta ningún cambio. Hay otros que valoran los cambios reales en cuestiones como los golpes que han sufrido los carteles de la droga (incautaciones históricas), la entrega de tierras a campesinos, el liderazgo internacional del presidente, las reformas tributaria y pensional, la estabilidad económica, las fuerzas policiales que ya no le sacan los ojos ni asesinan a los manifestantes, el uso de los bienes de la SAE a favor del pueblo, las mejoras salariales de los militares, etc. También hay individuos que conciben el cambio como transformaciones estructurales o de fondo que no se están produciendo. Hay otros quienes pensamos que el cambio ya empezó en agosto del año 2022 con la elección de un proyecto progresista opuesto en sus principios a la agenda neoliberal de los que gobernaron durante 215 años.

La tarea principal, entonces, es ejecutar los compromisos adquiridos con el pueblo. Cumplir al 100% el Plan Nacional de Desarrollo. Pero, además, intentar una y otra vez reformas que no van a dejar hacer por la desventaja numérica de los progresistas en el parlamento. Intentar liberar o mejorar las condiciones de reclusión de los cientos de jóvenes condenados injustamente durante el estallido social. Hacer realidad la reducción de las tarifas de servicios públicos. Convocar a las empresas privadas que tienen concesiones a través de peajes en carreteras para renegociar su permanencia y las tarifas de cobro. Disminuir la vacuna del 4 X 1.000. Cumplir con los Acuerdos de Paz. Involucrar más a las fuerzas militares en acciones con la sociedad civil. Neutralizar los focos de desestabilización terrorista por parte de grupos narco-criminales (el ELN vendió su alma al narcotráfico). Desarrollar a fondo la sustitución de cultivos ilícitos y llevar el desarrollo a las regiones cocaleras. Profundizar la Reforma Agraria. Poner a funcionar a toda máquina el Ministerio de la Igualdad, uno de los que más puede incidir contra la injusticia social en la Colombia profunda.

El cambio en marcha es invisible y lento porque tiene muchas resistencias. La estructura socioeconómica que recibió el gobierno del Pacto Histórico tiene fundamentos y raíces clientelares, injustas y corruptas. El Estado heredado es un inmenso aparato totalmente cooptado por la Delincuencia Política Organizada –DPO- y grupos criminales satélites de ésta. La policía está corrompida. El ejército está lleno de Zapateiros bandidos y sediciosos. La tierra hermosa y fértil está en manos de terratenientes parasitarios, paramilitares y empresarios mimados. Los departamentos son haciendas en poder de toda laya de vividores de las rentas legales e ilegales. Las mejores oportunidades para salir de pobre siempre las brinda la ilegalidad. ¿Cómo transformar un país tan envilecido?

Pero también debemos decir que este proyecto político tendría que ir de menos a más. Del reformismo hacia los cambios estructurales. De gobiernos reformistas a gobiernos de la revolución estructural. El reformismo necesita otros 4 años de gobierno. En este gobierno que entró en su última recta, difícilmente se lograrán otras reformas significativas. El Congreso saboteará todos los intentos con el fin de desprestigiar al Pacto Histórico para las elecciones del 2026. El presidente Petro y sus coequiperos en el legislativo han librado duras batallas y han conseguido importantes conquistas gracias también a Roy Barreras (otro indeseable) y a apoyos liberales, conservadores y “centristas”. Se impone cuidar los huevitos que contra viento y marea no se han roto en el gallinero.

Hoy en día, es inviable lo que proponen algunos compañeros, como, por ejemplo, dejar de pagar la deuda externa, eliminar las 7 bases militares gringas, desconocer los tratados leoninos de libre comercio, abolir el parlamento, ignorar las instituciones, tomar y destruir el Estado burgués, que la clase obrera se tome los medios de producción, eliminar la propiedad privada, etc. Las condiciones no están dadas para emprender alguna de esas reivindicaciones.   Colombia sí debe avanzar hacia una revolución que permita la reconstrucción de un país muy distinto al que tenemos hoy; Colombia será un país potente, justo y digno. Pero esa revolución debe pasar primero por otras revoluciones, la primera, una revolución cultural educativa. Los “valores” y disvalores tradicionales que han dominado la cultura colombiana son los que han impulsado a elegir gobiernos verdugos del pueblo, gobiernos que vendieron la patria, gobiernos que han gobernado con los peores gánsteres y hampones. Esta realidad no se va a transformar fácilmente; requiere una revolución cultural; posicionar en el imaginario colectivo otros valores, los valores de la paz, la justicia social, la empatía, la solidaridad, el trabajo honrado, el enriquecimiento lícito, la información veraz (la verdad histórica), el amor eficaz, la cooperación. Otra revolución previa será la de la justicia. Mientras en Colombia no haya justicia soberana, eficiente, imparcial, restaurativa, no habrá cambios estructurales. En nuestro país es más respetado el ladrón exitoso que el profesor, el campesino o el artista. Mientras haya impunidad no habrá Patria.

Así que el camino es largo y lleno de huecos. Respiremos profundo y pensemos. ¿Vamos a defender egos o vamos a rodear la defensa del proyecto político? ¿Vamos a dividirnos con estigmatizaciones moralistas y sectarias, para facilitar de ese modo el regreso del fascismo criollo al poder? La oposición está al acecho como hienas alrededor de la presa. Lo primero que hará si vuelve a gobernar es destruir la Jurisdicción Especial para la Paz –JEP-, el organismo que ha revelado cómo eliminaban las voces inconformes con el proyecto de la ultraderecha.

 Posdata: Es importante transmitir los Consejos de ministros siempre y cuando haya una metodología, un respeto a la intervención de cada ministro, un apoyo en herramientas visuales y tecnológicas para informar sobre las ejecuciones en los ministerios, departamentos y unidades. Estas transmisiones educarán y empoderarán a la población. Los principios de esas transmisiones deben ser transparencia y pedagogía.  
 

02/02/2025

TIGRILLO L. ANUDO
Cacería de migrantes

Tigrillo L. Anudo, 2-2-2025

Desde el principio de los tiempos, la migración ha sido una ley natural. Migran los gases, migran los líquidos, migran los sólidos, migran los microorganismos, migran los animales, migran los bípedos. Con la migración de elementos cósmicos se formaron los planetas. Con la migración de primitivos africanos hacia otros continentes se pobló la tierra. Sin migración no hubieran surgido nuevos componentes fisicoquímicos, nuevos materiales, nuevas comunidades, nuevas promesas.

Migran las aves, migran cardúmenes de peces, migran las ballenas jorobadas. Ni los cielos ni las aguas de los océanos les ponen barreras.

Pero en tierra, la migración es otro cuento. Miles de especies animales se extinguieron por no poder migrar. Miles de africanos se ahogaron en el Mediterráneo tratando de alcanzar las costas de Europa. Las costumbres y leyes humanas alteraron las migraciones. Y ¡a qué precio! La migración ya no es un derecho universal. Los migrantes son considerados peligrosos, ilegales y delincuentes.  El presidente Donald Trump expulsa de su ancestral tierra a los mexicanos ignorando que nadie es ilegal en tierras robadas. Los migrantes colombianos deportados fueron retenidos durante 6 días, les dieron comida adulterada, los gritaron, les quitaron sus pertenencias, fueron esposados incluidos los niños, algunos fueron golpeados, fueron tratados como peligrosos narcotraficantes. Luego se comprobó que ninguno tenía antecedentes judiciales.

El racismo supremacista nunca se fue de la tierra. No desapareció de la Grecia ni Roma antiguas que agradecían a la fortuna por ser griegos-romanos y no bárbaros. No fue derrotado con la caída de Hitler quien exterminó a 6 millones de judíos. El racismo supremacista está reinando hoy en Estados Unidos. Los fascismos han necesitado siempre un enemigo imaginario. Para Hitler –ayer-, fueron los judíos, los gitanos, los comunistas y socialistas. Para Trump –hoy-, son los migrantes latinos y los del Tercer Mundo, los homosexuales, los progresistas.


El Presidente Gustavo Petro no está “cazando peleas” como dice el periódico empresarial “El Colombiano”, sino enseñando historia y dignidad. Explica cómo en 1933 empezó en Alemania una persecución a grupos humanos, similar a la que se está desarrollando hoy en Estados Unidos e Israel. Nos compete, ahora, no permitir escalar esta persecución a una humillación, sometimiento, prisión, guetos, masacres y hornos crematorios como sucedió en la arremetida alemana contra sus inermes “enemigos”. Nos compete repudiar y gritar con toda nuestra sangre en las venas el abyecto genocidio del pueblo palestino.


Es decir, la negativa del presidente Petro de recibir aviones militares con migrantes deportados esposados y maltratados va mucho más allá de ser un gesto de dignidad que involucra los valores de la libertad, la igualdad, la solidaridad y la seguridad jurídica. Es, ante todo, un rechazo a la manifestación colonialista y totalitaria de un país poderoso es una alerta al mundo civilizado sobre lo que está ocurriendo en el planeta. Un nuevo fascismo germina en los Estados Unidos, radicalmente corporativo y plutócrata, radicalmente nacionalista. El Estado al servicio y dirigido por multimillonarios, Ceos, dueños de grandes empresas productivas y tecnológicas. Trump, empresario hotelero e inmobiliario, inversiones en casinos. Elon Musk, el hombre más rico del mundo según Forbes (US 400.000 millones), fabricante aeroespacial y de vehículos eléctricos Tesla, dueño de Twitter X. Mark Zuckerberg, empresario fundador de Facebook. Jeff Bezos, magnate, ex director de Amazon –venta de productos en línea-. Sundar Pichai, director ejecutivo, líder de Google, Gmail y Google Maps.  

Proyecto Nacionalista-aislacionista porque considera a los trabajadores migrantes indocumentados como inferiores y amenazas, cuando realmente son constructores del bienestar de ese país. Los migrantes ingleses, irlandeses, holandeses, africanos y latinos hicieron grande a los Estados Unidos. Nacionalista porque cree que decretando aranceles comerciales al resto del mundo vuelve a ser una América Grande. Cree que acusando a los países vecinos (México y Canadá) del ingreso de fentanilo, metanfetamina y cocaína por sus fronteras, va a desaparecer la demanda y consumo creciente de estos alucinógenos en su sociedad angustiada

Una humanidad sin migración es una humanidad fallida, fracasada, vulnerable, confinada, sin horizonte. La migración transportó las culturas diversas a todos los rincones, las mezcló y originó los sincretismos y mestizajes que enriquecieron el espíritu humano. Una humanidad que se separa con muros, ideologías y protocolos está condenada al colapso y el sufrimiento.

El fascismo actual es marcadamente empresarial. Cuando el capitalismo entra en su fase superior, se agotan recursos energéticos y minerales, hay dificultades en la extracción de materias primas y se vuelve difícil encontrar producciones con elevadas tasas de retorno, obtención de plusvalías y rentas especulativas. Entonces, el fascismo que es inherente al capitalismo se vuelve netamente empresarial-monopolista, esto significa que profundiza la acumulación originaria, se apropia de tierras ricas en recursos, expulsa poblaciones de sus fuentes de subsistencia y de sus hábitats (Gaza). Todo esto acompañado de persecución y violencia contra supuestos “enemigos” de su gestión.

El presidente Petro, con su respuesta erguida al enajenado naranja está defendiendo la vida, la dignidad, los derechos humanos de los perseguidos que hoy son los migrantes, mañana seremos todos. Pero, sobre todo, está oponiéndose al fascismo internacional liderado por Estados Unidos e Israel. Siempre, estos países y sus satélites han actuado contra la equidad, la soberanía y autodeterminación de los pueblos. Siempre han amenazado la paz, la concordia, la fraternidad, la vida.

Cuando está en juego el respeto a la dignidad humana y el derecho a la vida y la conservación de la paz mundial se tienen que poner mensajes en X, en Facebook, en Instagram, en Telegram, a cualquier hora de la madrugada, en cualquier día. Un acto de irresponsabilidad y sumisión sería no hacerlo. El coloso con pies de barro y manos llenas de misiles espera arrodillamiento, miedo, cobardía en sus despreciados. Cuando lo consigue ríe sarcásticamente en su trono. Por eso, la libertad, la dignidad y el enfrentar el naciofascismo, no tiene horario ni calendario, como ocurre en el amor.





 

26/01/2025

TIGRILLO L. ANUDO
La Casa del Trueno
La oligarquía colombiana en el origen de la tragedia del Catatumbo

Tigrillo L. Anudo, 26-1-2025

El Catatumbo es una región donde caen muchos rayos debido a su sistema montañoso y de vientos que producen nubes de tormenta con descargas eléctricas. El río Catatumbo, desprendido del Cerro de las Jurisdicciones, atraviesa el departamento de Norte de Santander, sigue hacia Venezuela para desembocar en el lago de Maracaibo. Ábrego, Convención, El Tarra, El Carmen, La Playa de Belén, Hacarí, San Calixto, Teorama, Tibu, Río de Oro, Ocaña, Sardinata, son los municipios en el área de su influencia. 


Después de los conquistadores españoles, las empresas petroleras estadounidenses hicieron tronar el suelo de estas tierras fértiles para extraer ya no el oro amarillo sino el oro negro. Sangre indígena barí corrió otra vez en luchas de resistencia desigual frente a la pólvora. Las insurgencias llegaron a esta región en los años 70 para continuar la pelea por la soberanía contra el colonialismo extractivista del petróleo. Luego, en los años 90, llegaron los paramilitares a expulsarlos, lanzando los cadáveres de sus víctimas al río Catatumbo, otra inmensa fosa común como el Magdalena y el Cauca. Ahora, en la década del 2020, son los reductos de las guerrillas tozudas y erráticas las que se disputan el dominio de la región, se aniquilan entre sí y desplazan a la población civil.

A pesar de ser una región rica en recursos energéticos y naturales, los pobladores del Catatumbo han sido históricamente abandonados por todos los gobiernos. El petróleo que les inunda no ha servido para obtener buenos servicios públicos, redes apropiadas de alcantarillados y acueductos, eficientes hospitales, soluciones de vivienda, oferta en educación técnica y superior, producción agrícola e industrial próspera. No tienen vías terciarias, carecen de seguridad, cuidado del ambiente y apoyo del Estado. Ni el petróleo, ni el carbón, ni el agua abundante, logran retroceder el estado de pobreza e incertidumbre en que allí viven. Sólo, las plantaciones de coca les ha permitido pagar la comida, costear los pasajes, cancelar los útiles de colegios, comprarse una muda de ropa. Gracias a la hoja de coca han sobrevivido.

Territorio ancestral, de lengua barí-chibcha-motilona, de bosques, cerros, serranías, selvas, ríos. Territorio de memoria independentista, de resistencias y luchas populares; paso de campesinos, indígenas, negros y mulatos, en las luchas libertadoras lideradas por Bolívar, en las luchas por el buen vivir. La Casa del Trueno a la que llegaron otras detonaciones desatadas por los políticos, las guerrillas, los paramilitares. El balance de la crisis humanitaria ocasionada por la guerra fratricida entre elenos y farianos en los últimos 10 días es de 80 muertos, 40.000 desplazados, civiles confinados - secuestrados y desaparecidos, un centenar de guerrilleros rendidos. Una tragedia.

Esta tragedia es entonces, el resultado de la ausencia bicentenaria de un Estado justo en esa región. Los políticos conservadores, liberales, del Cambio Radical, Partido de La U y Centro Democrático han saqueado los recursos públicos destinados a su desarrollo. El actual gobernador de Norte de Santander, William Villamizar Laguado, es uno de los principales responsables de la crisis humanitaria y el terror que vive El Catatumbo. Tiene 14 procesos de investigación que no progresan en la Fiscalía delegada en la Corte Suprema de Justicia.  Había sido separado en sus dos primeros periodos como gobernador por corrupción. Aún así, volvió a ser elegido por tercera vez para gobernador. Todo su engranaje político alrededor a cargo de la administración pública en Norte de Santander es la directa culpable de lo que ocurre actualmente. Los políticos convirtieron ese departamento en territorio de rapiña, minería ilegal, robo de petróleo, saqueo de los dineros públicos, cultivos de coca, muerte y desolación.

La política en Norte de Santander en un antro de abyección e ignominia. Está involucrada en los robos a la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastres –UNGRD-, en procesos de extinción de dominio, en compraventa de inmuebles entre familiares del gobernador, en nepotismo en cargos públicos, en negocios con predios del Catatumbo, contratos para El Catatumbo, contratos con hospitales de municipios del Catatumbo, alianzas con paramilitares. ¿Cómo se pretende que no explote un desangre y tragedia como la que sucede hoy? Si los dineros para el desarrollo de vías terciarias, de centros de salud, de escuelas, de agua potable, de apoyo a la agricultura, se lo roban esos políticos. ¿Cómo evitar que los campesinos no acudan a los sembrados de coca como alternativa para la sobrevivencia?

Mientras políticos como William Villamizar y compañía estén administrando el Norte de Santander, no habrá superación de esa crisis. Ellos viven de la guerra, la azuzan, atizan el río revuelto. Cocinan el caldo de cultivo para que broten grupos de todos los pelambres. Villamizar compra líderes sociales, hasta a reinsertados del conflicto armado. El gobierno nacional decidió intervenir con ejército y ayuda humanitaria en la guerra que libran jóvenes con camuflados. Su principal objetivo es salvar a la población civil atrapada en el fuego cruzado, también salvar la vida de los guerrilleros. La prioridad es la defensa de la vida. Como solución de fondo, ha prometido impulsar la sustitución de cultivos ilícitos y la promoción de una economía legal popular. Ese debe ser el camino para las regiones azotadas por el narcotráfico y las rentas ilegales, Nariño, Putumayo, Guaviare, Cauca, Arauca, Chocó.  


Los elenos –ELN-, quienes surgieron como revolucionarios a favor del pueblo oprimido en los años 60, cambiaron de ideología. Ya no son ni la sombra de los líderes intelectuales y religiosos que fundaron esa guerrilla. Igual sucede con los farianos –Farc-, inspirados en grandes luchadores populares del mundo como Fidel Castro, el Ché Guevara, Patricio Lumumba. Las guerrillas de izquierda las creó la historia ante tanto autoritarismo, saqueo y humillación de las castas dominantes. Pero esas mismas guerrillas cayeron en la trampa que combatían, fueron engullidas por la lógica de avaricia individualista del capitalismo. Muchas vidas valientes e inocentes sucumbieron en la guerra desigual contra un ejército asesino al servicio de una Delincuencia Política Organizada –DPO-, sostenido con todas las armas enviadas por Estados Unidos e Israel. Lo más trágico e incongruente es que ahora se exterminan entre ellas mismas.

Siempre perdieron los de abajo. Los “guerrilleros” actuales son pueblo pobre usado, defendiendo riqueza ilícita. Los soldados son pueblo uniformado tratando de contrarrestar un remolino que se lleva todo por delante. La lucha contra las drogas es una lucha perdida mientras no se legalice ese producto y se instale un modelo económico cooperativo que sustituya con buenos atractivos la dinámica del narcotráfico. La corrupción política es la semilla de las economías ilegales. Los políticos sembraron de saqueo e inmoralidad los departamentos; ahora cosechan rentas ilícitas en grupos de distintas layas.

Esa tragedia de El Catatumbo es utilizada por la Oposición Terrorista Saqueadora –OTS- para consolidar el falso relato contra el gobierno del Presidente Petro y con el cual pretenden volver al gobierno en el 2026. En esta coyuntura, el gobierno nacional podría radicalizar su accionar y liberar de la jaula a dos pájaros. Por un lado, profundizar la persecución a los carteles de la droga, ampliar la toma de zonas altamente cocaleras y conflictivas con el ejército y la justicia social (opciones de subsistencia, salud, educación, tecnología); por otro lado, desmontar el engaño de que la fuerza pública esta maniatada y que el gobierno paga a criminales para no delinquir.  

El Catatumbo y Norte de Santander son la radiografía de la situación que se vive en la mayoría de los departamentos. Son territorios de clanes políticos, carteles del narcotráfico, red mafiosa de contratistas y guerrilleros enajenados. El gobierno nacional puede intensificar un plan de recuperación de los departamentos para el desarrollo democrático y popular. Denunciar sin tregua a la DPO y la OTS, motivar permanentemente a quitarle los departamentos a estos delincuentes, a través de la organización popular, la denuncia, los murales, el arte, las asambleas populares, las elecciones. Que quede claro para la ciudadanía que si no arrebatamos a esas estructuras los territorios donde somos casi parias, no habrá avances significativos en la transformación del modelo socioeconómico. 

Es el momento de llevar el Estado Justo a las regiones, con conmoción interior, si es necesario, a los departamentos más afectados. Transformar los acontecimientos que llevan a la oposición a vociferar “fracasó la Paz Total”, para no permitirles vender seguridad con el fin de conseguir votos. Sustitución de cultivos al máximo, fortalecimiento de las cooperativas, promover una red cooperativa nacional fuerte, impulsar el tejido social desde las realizaciones humanas. Ejecución focalizada. Ejecución y más ejecución. Iniciativas para reducir el costo de los servicios públicos, eliminar los peajes, disminuir el 4 x 1.000, Propuestas para bajar los tributos y costos fijos a los pequeños y medianos comerciantes. Más tierra para los campesinos, más paneles solares, más conectividad en lugares apartados. Líneas ferrocarrileras, vías para no ricos, contratación de obras con acciones comunales.


El año y medio que queda al gobierno del cambio debería ser un periodo donde se lancen todas las apuestas para preparar reformas estructurales y de mayor calado en el próximo gobierno. Que el pueblo quede empoderado para apoyar el proyecto de cambio que apenas comienza. Lo poco que se pudo hacer en los primeros 4 años de gobierno democrático y popular debe continuar a través de la elección de otro gobierno igual. No puede volver la DPO ni la OTS al gobierno.

Promover la Unión Cívico-Militar. Pueblo y ejército unidos por el desarrollo de las regiones, con ingeniería militar, con la mano de obra militar, con los profesionales militares, con las bandas y orquestas militares. En sincronía con las organizaciones sociales, campesinas, trabajadoras, comunales, mingas, colectivos ambientales. El ejército, además de ingresar en zonas conflictivas con la misión sagrada de proteger la vida, puede ayudar también a aliviar las carencias en obras de infraestructura. Los tentáculos del crimen organizado están expandiéndose por la geografía nacional. Están copando regiones del departamento de Antioquia luego de incursionar en municipios del Valle de Aburrá. El Clan del Golfo está en Buriticá (minas de oro), Briceño; está entrando a municipios del Oriente antioqueño como La Ceja, Guarne y otros. Ahora tienen estructura en Jericó y Támesis (mina Quebradona).

Es mejor ir varios pasos adelante, previniendo los saboteos e intentos desestabilizadores que la DPO va a emprender durante el próximo año y medio de gobierno progresista. Se la van a jugar toda para crear problemas de orden público, paros, escaramuzas, guerras intergrupales. Desplegar al máximo labores de inteligencia, teniendo en cuenta que van a atentar contra la seguridad nacional. Cualquier descuido o debilidad puede salir muy caro en tranquilidad, vidas, movilidad, economía. Es probable que el gobierno nacional deba recurrir nuevamente a la figura de la conmoción interior. La oligarquía colombiana, patrona de la DPO, es la más cruel del planeta. Colombia entera es una Casa de Truenos.


19/01/2025

TIGRILLO L. ANUDO
“Las cuchas tienen razón”: Lenguaje popular en la lucha cultural en Colombia

Tigrillo L. Anudo, 19-1-2025


Autor amazonense sin fronteras, bolivarista, martista, mariateguista, gaitanista y un poquito zapatista.

 

“Las cuchas* tienen razón” gritan los murales en defensa de la memoria histórica en Medellín, Pasto, Bogotá, Neiva. Próximamente en Cali, Manizales, Bucaramanga, Barranquilla y otras ciudades. La lucha cultural que vive el país involucra los lenguajes escrito y hablado, los de las imágenes, los símbolos, las caricaturas, los grafitis, las pintas, los pasacalles, las pancartas, las artes, los murales. Y lo hacen con creatividad, poéticamente, musicalmente, lúcidamente.


Son lenguajes con mensajes directos, sencillos, coloquiales. No necesitan análisis hermenéuticos ni semióticos. Son mensajes políticos, filosóficos, sociológicos. Colombia se politizó, todos hablamos de política todos los días, con engaños, con verdades, con ideología, con objetividad, con posturas críticas. Pero se habla. El pueblo habla como siente y piensa, con sus jergas, sus estilos, códigos, rabias y frustraciones.

La lucha cultural de la última semana se centró en la reivindicación de la memoria histórica. La oposición negacionista quiere tapar con escombros y pinturas las oprobiosas masacres y desapariciones no sólo de La Escombrera sino de otros lugares del territorio nacional.

Colombia necesita que la libertad de expresión sea costumbre porque ella hará que la dignidad también se vuelva costumbre. Necesitamos levantar a todos nuestros muertos con violencia, sean quienes sean; que sus huesos vuelvan a ser calentados por el sol, que sus ojos se paseen de nuevo en los ojos de sus seres queridos.

Colombia es una telaraña de fosas comunes cruzadas por ríos, represas, selvas, ciudades. Somos el país que las volvió paisaje. Habitamos la nación que revivió las prácticas de los hornos crematorios clandestinos.

Colombia es un inmenso diván clamando la sanación de las almas víctimas, implorando la verdad completa, exigiendo la reparación. Estamos llenos de conceptos, pero no de verdades.

En el año y medio que resta del gobierno de Gustavo Petro se pueden radicalizar los reclamos por la memoria histórica, por la verdad, la justicia y la reparación. Igualmente, radicalizar la solicitud de juicio y castigo para los funcionarios corruptos que robaron los recursos de la salud, la conectividad, la alimentación escolar, la educación, los alcantarillados, los acueductos, las vías 4 y 5G. También exigir resultados en las investigaciones a los comprometidos en la conformación de grupos paramilitares. Que la verdad histórica nos grite desde el amanecer hasta el anochecer.
 
Sin justicia no hay país digno. Sin justicia no hay cambio. Sin justicia no hay progreso. La población trabajadora está cargando no sólo con altos costos tributarios por vivir, sino con el sostenimiento de una casta burocrática corrupta que roba $50 billones al año. La impunidad nos hace un Estado fallido.

La violencia económica institucional está estructurada para castigar a los que menos ingresos tienen y favorecer a los de mayores ingresos. La economía nacional rentística se sostiene en los hombros de la clase trabajadora y gran parte de la clase media que también es trabajadora.

El gobierno podría intentar de nuevo reducir las tarifas de los servicios públicos, buscar medidas para eliminar los peajes-pillajes-fotomultas, reducir el 4 x 1.000, revisar el IVA que encarece los arriendos, regular los costos notariales, controlar precios de medicamentos, replantear tasa aeroportuarias - tarifas de impuestos prediales – Industria y Comercio, analizar la inutilidad de las cámaras de comercio.   

Al país se lo está devorando el narcotráfico y no reaccionamos. Van 4 masacres en los primeros días de enero, todas relacionadas con el polvo blanco. Varios departamentos están tomados por carteles de la droga, asesinan civiles todos los días, desplazan comunidades, matan soldados y policías, también firmantes de paz. El Estado está perdiendo esa guerra. Las reformas sociales se debilitan.

El gobierno nacional puede declarar un estado de emergencia para solicitar en un foro internacional la legalización de las drogas ilícitas. La sociedad civil puede ser convocada para que acompañe dicho proceso. Que se convierta en otra exigencia de la sociedad. Poner el dedo en la llaga, convertir tal objetivo en política de Estado. Para frenar el desangre, para pacificar las regiones, para conservar recursos que necesitan los más golpeados. Para neutralizar el discurso de la oposición oportunista, de que a Colombia se la tomaron los criminales por falta de “seguridad democrática”.

Las reformas sociales pueden tener un nuevo envión con todo el vigor que ameritan. De tal modo que, de no lograrse, le quede claro a la sociedad colombiana que la oposición y los dueños históricos del poder -gobernantes durante 200 años- no permiten el bienestar general, quieren volver para usurpar y usufructuarlo todo. Que le quede claro al pueblo que no es posible un cambio significativo que alivie las cargas económicas sin la elección de un nuevo gobierno progresista, con mayorías en Cámara y Senado de La República.

*Cuchas: este término popular colombiano tiene varios sentidos pero aquí, designa las mujeres buscando sus hijos victimas de desaparición forzada por los grupos paramilitares en La Escombrera, en Medellín, entre otros [NdE] Ver todos los sentidos aquí

14/01/2025

TIGRILLO L. ANUDO
La guerra de los murales
Un cuento locombiano

 


Tigrillo L. Anudo, 14-1-2025


Autor amazonense sin fronteras, bolivarista, martista, mariateguista, gaitanista y un poquito zapatista.

 

En una ciudad muy pulcra se desató una guerra singular. No fue con piedras ni tanquetas, fue entre pinceles y rodillos, el arte contra la infecundidad.


La ciudad -muy visitada por extranjeros y nacionales- permanecía ataviada con los ajuares más blancos, bandejas de brillante plata, impecables servicios de seguridad.

La orden del alcalde fue muy clara desde su posesión: “¡Nada de suciedad! Es menester que todo esté limpio, desinfectado como el Metro, desprovisto de sugerencias, ningún símbolo ni metáfora, tampoco banderas extrañas, ni alegorías ni opinión”.

Los rodillos iniciaron la guerra. Lanzaron sus primeras andanadas de acrílico gris tapando frases y grafitis de infausta recordación.

Siguieron con pintas en muros y bancas, con los signos parceros en parques y barrios, luego con los murales de un estallido social.

Los pinceles contestaron la afrenta contra la libertad pintando en el lugar donde estuvo la frase “Nos están matando” otra frase con letras de gran tamaño: “El arte no se calla”.

Pero los rodillos regresaron pronto y agrisaron otra vez el mural.
Volvieron a la carga los pinceles. Esta vez pintaron un cráter inmenso lleno de cráneos y huesos. Arte con filosofía, poderoso arte. “La fosa común a cielo abierto más grande de América. Atentamente, las cuchas”, lo titularon.

No pasaron 24 horas para que llegaran los rodillos y en un santiamén taparon aquél mural que tardó 12 horas de realización.

La pared no demoró en ser intervenida nuevamente por los pinceles que entre porros y cumbias dibujaron una represa cercada con alambre de púas. Arte memoria, puro arte. Le pusieron como nombre: “Hidrofango, la fosa acuática más grande de América”.
En esta ocasión, los rodillos esperaron agazapados detrás de los árboles; apenas se retiraron los pinceles, entraron a cubrir con pintura más densa y oscura el mural aún fresco.

Quién dijo “nos rendimos”. ¡Nadie! Al contrario, se unieron más pinceles y empezaron a pintar murales a lo largo y ancho de la ciudad. El muro donde se concentró la discordia amaneció con la frase en pintura de neón que decía: “Ciudad innovadora en narcobernabilidad”.

Ordenaron en penumbroso pasillo que ni siquiera durante una noche brillara ese fosforescente mural. Como los anteriores se esfumaron sus vistosos colores que hasta a las aves atrajeron.

Pero no alcanzaban las cuadrillas de rodillos para tapar tanto mural que cubrió la pulcra ciudad. En el muro de un largo puente apareció la frase: “El prostíbulo infantil más populoso del mundo”. En un deprimido se pudo leer: “Débora Arango ha vuelto para pintar las 300.000 personas que se acuestan sin comer cada noche”. En un paredón abandonado: “Gonzalo Arango presenta silla eléctrica para moralistas”.  En las paredes de varios hoteles: “Turismo sexual: sólo Euros”, o “Bienvenidos a Silicona Valley”.  En la pared de varios colegios: “Vigilados y castigados. Nos persigue un fascista”. Una locura esa ciudad. Frases y murales bellamente pintados por todas las esquinas, los paramentos y separadores de las calles, las jardineras, los zócalos deteriorados. El espacio público volvía a ser público, la ciudad estaba viva, vibraba con sus verdades expresadas artísticamente.

Los rodillos entraron en pánico. Estaban perdiendo la guerra. No sabían qué hacer ante tanto mural. Cuando vieron pintada en caracteres gruesos las frases “Ciudad moldeada con harina blanca” y “Por más que laven no dejará de ser un lavadero” estallaron de rabia que no pudieron contener. Antes de empezar a limpiar y lavar lo que llamaban suciedad, cuadrillas de radioteléfonos vigilantes del espacio público, cerraron con vallas metálicas el ingreso a las plazoletas que tenían las dos últimas frases. No permitieron entrar a los vendedores ambulantes, ni a los artistas callejeros, ni a los lustrabotas. A los visitantes extranjeros les recomendaron volver más tarde pues estaban atendiendo una emergencia.

Los rodillos se multiplicaron por miles, el alcalde y sus corifeos contrataron mano de obra que esperaba sentada frente a los murales porque en esa ciudad saben dónde va a resultar súbitamente el trabajito. ¿Qué hay pa hacer? Así, lograron en una semana rescatar la buena imagen, sí, borraron todos los mensajes a la vista del público.  

De no creer. Enterados de la pérdida de todos los murales, los pinceles se dieron una tregua. Esta vez, respiraron profundo, planearon una sola frase para pintar en toda la ciudad. Arribaron tranquilos a los puntos de intervención, danzaron, comieron helados, hicieron relatos de memoria histórica para realizar mejor la tarea. Preparadas las pinturas de intenso colorido escribieron con letras mayúsculas la frase “La mugre está en el alma, ningún detergente la limpia”.

Los rodillos llegaron cansados a los nuevos murales, sus rostros lucían descompuestos, los ánimos destemplados. Tuvieron que ser empujados por capataces. Descendieron de camiones y carro tanques con baldes, escobas, trapeadoras, barriles de pintura gris, trapos y mangueras. Seguidamente, restregaron con cepillos, echaron agua, secaron con compresores, rodaron los rodillos con espesa capa, repitieron la faena, pero el letrero seguía legible y completo. Ni una sola letra de aquella frase pudieron borrar.

Clique para agrandar


12/01/2025

TIGRILLO L. ANUDO
Venezuela: digna resistencia al fascismo


Tigrillo L. Anudo, 12-1-2025


Autor amazonense sin fronteras, bolivarista, martista, mariateguista, gaitanista y un poquito zapatista.

Digan lo que digan, son 25 años resistiendo las ambiciones colonialistas de USA, Europa e Israel. Desde que triunfó la Revolución Bolivariana con la elección del presidente Hugo Chávez Frías en 1999, han querido estrangularla con bloqueos, métodos infames, inhumanos y violentos, con el fin de apoderarse de sus grandes reservas de petróleo, gas, carbón, coltán, oro, uranio, hierro, bauxita, manganeso, aluminio, diamantes, torio, caolín, tierras raras, aguas, níquel, plomo, zinc, asbesto, cobre, titanio, feldespato.


A Chávez lo eligió un pueblo que no aguantó un modelo económico neoliberal, excluyente y corrupto. Igual a lo que sucedió con la elección del presidente Gustavo Petro en Colombia. El saqueo de las rentas petroleras, la desatención y la miseria extendida, provocadas por los partidos Acción Democrática –AD- y Comité de Organización Política Electoral Independiente –Copei- (liberal y conservador), ya habían generado un estallido social conocido como El Caracazo. Es la misma historia de Colombia.

Desde el primer día que Chávez se posesionó dijeron que era un dictador. La oligarquía, la clase política parasitaria y los colonialistas ordenaron escribir en los diarios y en la televisión que Chávez era un dictador y que iba a convertir a Venezuela en otra Venezuela. También dijeron que era populista radical, corrupto, mesiánico, intolerante, que causaría más pobreza, que era aliado de las Farc, que albergaba y protegía terroristas. Es exactamente lo mismo que hoy le dicen al presidente Gustavo Petro.

Nunca dijeron en sus medios de propaganda que el presidente Chávez en escasos 6 años logró reducir la pobreza de un 60% a un 22% lo que constituye un récord mundial. Revirtió el crecimiento económico de un – 7% a un sorprendente 18% en apenas 5 años, la mejor tasa de América Latina en el 2004 (Cepal). Redujo la inflación del 53% a menos del 20%; también la devaluación que estaba en el 759% promedio anual en 1999 al 40.9% en el 2003. El salario mínimo que estaba en 75.000 bolívares / mes en 1998, lo subió a 190.080 / mes en septiembre de 2002. Elevó las reservas internacionales de 14.000 millones de dólares a 20.000 millones en tres años (1999 a 2001). También incrementó sustancialmente el gasto social per cápita, la construcción de viviendas, la atención en salud, el acceso a la educación, disminuyó ostensiblemente la mortalidad infantil.

En Venezuela, como en Colombia, el Estado era paquidérmico, clasista, burocrático, y no permitía avanzar las reformas sociales. Chávez se vio obligado a crear un Estado paralelo al Estado oligárquico; fundó las Misiones Sociales que atendieron a millones de pobres excluidos del desarrollo humano integral. El proceso de democratización del desarrollo allá fue diferente al que arrancó con el gobierno progresista del cambio en Colombia. Chávez, gracias al poderoso apoyo popular, contó con mayor maniobrabilidad y audacia para atender las necesidades de las comunidades. No permitió que el aparato judicial le frenara las reformas, menos incluir “caballos de Troya” en los mandos medios y altos de los cargos públicos.

La Revolución Bolivariana fue arrasadora en conquistas sociales y económicas. Chávez arrollaba en las elecciones presidenciales, de diputados, regionales, para estados y alcaldías; también barrió en el referéndum del año 2004, convocado por la oposición para revocar su mandato, en el que el pueblo decidió por inmensa mayoría su permanencia en el poder. Fue una demostración singular de democracia, sin embargo, la prensa corporativa mundial siguió tildándolo de dictador. Igual sucede en Colombia con el presidente Petro a pesar del respeto que ha mostrado a la división de poderes y a la Constitución Política.



La oposición nunca aceptó el triunfo legitimo del presidente Chávez, no sólo lo linchaba moralmente sino que intentó darle golpe de Estado, asesinarlo, defenestrarlo con invasión de tropas extranjeras. Pero se encontraron con la bravura, tenacidad y dignidad de los revolucionarios chavistas, émulos de Simón Bolívar y José Antonio Páez. Hasta que el destino apagó prematuramente la vida del gran líder latinoamericano en el año 2013. Chávez gobernó durante 14 años soportando las “guarimbas”, el terrorismo, los saboteos de una oposición que no sintonizaba con el cambio de modelo en Venezuela. El odio, la violencia, la intolerancia, la incapacidad de adaptarse a un nuevo modelo de desarrollo que no era siquiera socialista, -sino promotor de las libertades y capacidades de las personas-, estancó los avances que se había fijado la Revolución.

Llegó a la Presidencia el excanciller Nicolás Maduro Moros. La oposición se envalentonó porque consideró que la estatura política de Maduro no tenía comparación con la del comandante Chávez. Entonces arreciaron con mayor ímpetu los ataques desestabilizadores apoyados desde afuera por las sanciones comerciales y económicas que el gobierno de los USA impuso no al gobierno bolivariano sino al pueblo venezolano. El propósito de la oposición consistió en no dejar gobernar, ridiculizar y linchar mediáticamente a Maduro para sacarlo de la Presidencia. Tanta virulencia e infamia llevó a los chavistas a radicalizar sus posturas para evitar la destrucción de la Revolución Bolivariana, el sueño de un conglomerado, el derecho de los eternamente ninguneados.

El asedio, el saboteo, la conspiración y la sedición desde afuera y desde adentro acabaron por generar acciones defensivas rigurosas y extremas de quienes se sentían perseguidos. El gobierno de Maduro se vio obligado a afianzar alianzas con gobiernos que tienen diferencias ideológicas y económicas con la potencia del Norte. Rusia, China, Irán.

Dos hechos marcaron un tenso clima:
1. el reconocimiento a Juan Guaidó como autoproclamado presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Fue reconocido por el gobierno de USA, de España, inclusive del expresidente colombiano Iván Duque.
2. La solicitud de María Corina Machado, la jefa de la oposición, a los gobiernos de Israel y USA para ejecutar una invasión a Venezuela con el objetivo de derrocar al presidente Maduro.


El reconocimiento a Guaidó tuvo como fines debilitar el gobierno de Maduro y robar los recursos de Venezuela en el exterior, representados en oro guardado en Inglaterra, cuentas bancarias, bienes de transporte (barcos –aviones), otros bienes. Volvió a la escena la filibustería y piratería internacional, propia de los siglos XVII y XVIII cuando Inglaterra y Francia asaltaban los botines de oro y plata que la madre España transportaba desde américa en galeones y carabelas. No menos dañina fue la burda y traidora solicitud de la Machado que llevó al gobierno a decretar una alerta nacional, realizar ejercicios militares, detener cualquier sospechoso de sedición, vigilar milímetro a milímetro el espacio aéreo. Venezuela ha vivido bajo un clima de guerra en los últimos años; los servicios de seguridad y el ejército han neutralizado atentados, intentos de magnicidio, y capturado elementos terroristas entrenados en países latinoamericanos y en USA.

Han sido entonces 25 años de estigmatización, desestabilización, conspiraciones, actos criminales, contra un proyecto político popular, un proceso democratizador amparado por la soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos. El gobierno venezolano y el chavismo se han parado firmes en la defensa de dicho proyecto, no ha habido momento de tregua o respiro. Si el presidente Maduro y su equipo de gobierno han cometido errores ha sido por efecto de las presiones, del acorralamiento, el intervencionismo, la instigación permanente del conjunto del fascismo internacional. Desde el 2 de febrero de 1999, día de la posesión del presidente Chávez, Venezuela ha sido atacada desde todos los flancos, con toda la parafernalia y bulla mediática, con grupos de mercenarios colombianos, sanciones imperiales de bloqueo criminal que hicieron escasear medicamentos, alimentos, insumos, maquinarias, divisas.

El éxodo masivo de venezolanos fue consecuencia directa de las sanciones económicas. El desabastecimiento, la parálisis industrial, la crisis económica, la devaluación, la inflación galopante fueron planificadas fría y calculadamente en el país de las hamburguesas para asfixiar el gobierno bolivariano y provocar su caída. Finalmente, lo que lograron fue golpear a la población más vulnerable, expulsarla de su propio territorio. Constituye otro crimen que se suma a las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, los bombardeos con napalm y agente naranja en Vietnam, los derrocamientos de gobiernos democráticos (Chile, República Dominicana, Honduras, Paraguay, Bolivia, Brasil, Perú), entre otros.

El libreto seguido desde hace 25 años, el cual es muy predecible y pueril, vuelve y desconoce una victoria legitima del presidente Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio de 2024. Vuelven a cantar fraude en un sistema electoral electrónico con tres filtros de pruebas, uno de los más seguros y confiables del mundo. Los gobiernos de USA, Italia, Israel, Perú, reconocen como presidente legítimo a Edmundo González. Y como novedad en la artillería golpista, Biden (presidente de USA) le pone precio en dólares a la captura de Maduro. Repiten en todos los medios de comunicación que Maduro es un dictador, y ponen a repetir lo mismo a muchos demócratas y progresistas del mundo. Para el fascismo, todos los presidentes con criterio son dictadores. Según los nuevos moralistas (los que aman la dictadura del capital), Petro es dictador, Pedro Castillo (Perú) es dictador, Luis Arce (Bolivia) es dictador. Para el fascismo, el presidente Nicolás Maduro no tiene derecho a defenderse. Debe dejarse amedrentar, humillar, amenazar, quedarse quieto. Si se atreve a anunciarles que les aplicará la Ley entonces es dictador. Sólo los fascistas pueden mandar paramilitares, crear guarimbas, terrorismo callejero, autoproclamarse presidentes legítimos, amenazar con invasión. El gobierno bolivariano no puede detener a alguien que esté involucrado en acciones de traición a su país, que amenazan la seguridad y la convivencia pacífica, porque entonces es dictadura y viola los derechos humanos. Pretenden que las instituciones se queden maniatadas para que así prospere la conspiración.

Cuba y Venezuela son los procesos revolucionarios de emancipación que se han sostenido en América Latina porque se radicalizaron. Aquellos procesos democráticos progresistas que no se radicalizaron terminaron reventados, casos de Republica Dominicana (1963 - Juan Bosch), Chile (1972 - Salvador Allende), Honduras (2009 – Manuel Zelaya), Paraguay (2012 – Fernando Lugo), Brasil (2016 – Dilma Rousseff),  Bolivia (2019 – Evo Morales), Perú (2022 – Pedro Castillo).