*microestado creado em
Siria por Ahmed Huseín al-Charaa alias Abu
Mohamed al-Golani
HaythamManna, 28/4/2025
دويلة الجولاني: أو الإفرازات الرثة للشمولية الجهادي Original:
Traducido
por Tlaxcala
Haytham Manna (Umm al-Mayadhin, Daraa,
1951), médico y antropólogo, es un veterano defensor de la causa de los pueblos
y los derechos humanos. Director del Instituto Escandinavo de Derechos
Humanos/Fundación Haytham Manna de Ginebra y presidente del Movimiento
Internacional por los Derechos Humanos y de los Pueblos (IMHPR), es autor de
unos 60 libros. A continuación, publicamos un extracto de su próximo libro Manifiesto
contra el fascismo yihadista.
En su
ensayo titulado “El Estado-nación
moderno: entre islamismo y laicismo”, Asia Al-Muhtar y Adnan Haraui ofrecen un resumen claro
y conciso del concepto de Estado-nación moderno, al afirmar:
“Los sistemas legislativos del Estado-nación moderno se caracterizan
por su total independencia de cualquier ideología de cualquier tipo. Si el
Estado laico pretende separar la estructura política del aparato religioso, el
Estado-nación moderno es un Estado independiente que no depende de ninguna
fuente legislativa que no sea la voluntad del pueblo. Como entidad neutral con
respecto a religiones, sectas, ideologías, individuos y clases, este estado
pretende evitar adoptar cualquier ideología que pueda afectar a su entidad y a
su existencia, convirtiéndolo en un estado exclusivo que sirve a un grupo
específico en detrimento de otro. Este "servicio exclusivo" que el
Estado tratará de prestar se basa en principios que entran en conflicto con los
principios de igualdad de la ciudadanía y se lleva a cabo sobre la base de una
referencia religiosa, ideológica o doctrinal específica”.
En realidad, el Estado nación moderno se basa en
tres principios fundamentales: el primero es la igualdad de los ciudadanos, el
segundo es el Estado de derecho y el tercero es la legitimidad del pueblo.
No es
éste el lugar para discutir el nacimiento y la construcción del
"Estado-nación moderno", al que hemos dedicado un libro y varios
artículos. [2]Pero es importante recordar que este nacimiento es fruto
de un largo proceso histórico que permitió a Europa, por ejemplo, salir de sus
guerras sectarias y religiosas, que sólo a Alemania le costaron la vida de más
de siete millones de personas durante la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648). En el Mediterráneo oriental, el Imperio Otomano no salió de la
historia y la geografía hasta que escribió sus últimas páginas con el genocidio
de armenios y asirio-caldeos en 1916-1918, su derrota en la Primera Guerra
Mundial y la firma por el sultán Mehmet VI del Tratado de Sèvres (1920), que
dejó al Califato, al final de su existencia, con 380.000 km² de los 1.780.000
km² que tenía antes de la guerra.
En
Egipto, la revolución de 1919 marcó un importante punto de inflexión en la
lucha por la liberación nacional del yugo colonial británico, vencedor de la
Segunda Guerra Mundial. En Damasco, la independencia del Reino Árabe Sirio fue
proclamada el 8 de marzo de 1920 por una asamblea legislativa constituyente
denominada "Conferencia General Siria", que adoptó el "Estatuto
Fundamental", que preveía una monarquía constitucional civil, una
administración descentralizada, la garantía de las libertades políticas y
económicas, los derechos de las comunidades religiosas, la igualdad entre los
ciudadanos y la celebración de elecciones libres al Consejo de Representantes
mediante voto secreto en dos vueltas (artículo 73). Las elecciones eran libres
y el gobierno no tenía derecho a intervenir u oponerse a ellas (Artículo 77).
La
potencia colonial francesa no podía tolerar la idea de la independencia y sus
fuerzas entraron en Siria. Tres días después de la batalla de Maysalun, las
fuerzas de ocupación ocuparon Damasco, exiliaron al rey Faisal y desolaron el
reino el 28 de julio de 2020.
Emad Hajjaj
Tras
la trágica y grotesca caída del Califato otomano, ya no se podía hablar de
Califato ni de Estado islámico según la lógica sultánica hereditaria y
medieval. En varios países musulmanes surgieron organizaciones políticas y
sociales que reclamaban la construcción de un Estado islámico. Si bien Hassan
al-Banna es el más famoso en el mundo de habla árabe, Abu al-Ala al-Maududi
ocupó el centro de la escena en el mundo islámico. Abu al-Alaa fue un agudo
observador y conocedor de las características de la época en que vivían los
musulmanes en la península de la India, pero también del auge de las corrientes
ideológicas totalitarias a escala mundial: el estalinismo en Oriente, el
nazismo y el fascismo en Occidente. La huella de estas corrientes se aprecia
claramente en la definición que al-Maududi da del Estado Islámico:
- "El
Estado islámico es un Estado gobernado por un partido concreto que cree en una
doctrina determinada. Cualquiera que acepte el Islam puede convertirse en
miembro del partido que se ha fundado para dirigir este Estado, y a los que no
lo aceptan no se les permite interferir en los asuntos del Estado y pueden
vivir dentro de las fronteras del Estado como dhimmis."
- "El
Estado Islámico es un Estado totalitario que gobierna todos los aspectos de la
vida". (Al-Maududi escribe esto en inglés, además de urdu y árabe).
- "Dios
ha dotado al hombre de estos límites, un sistema independiente y una
constitución universal que no admite cambio ni modificación…. Si lo desea,
puede eludirla y declararle la guerra, como han hecho Turquía e Irán, pero no
puede cambiarla en lo más mínimo, porque se trata de una constitución divina
eterna que no puede ser cambiada ni modificada".[3]
Podemos
ver en estos tres puntos el árbol genealógico común a los Hermanos Musulmanes,
los jomeinistas, los salafistas yihadistas, los sruristas (seguidores del jeque
Srur de la región de Daraa) y el Hizb ut-Tahrir (Partido de la Liberación),
porque los principios enunciados por Maududi se encuentran todos allí, con algunas
diferencias de expresión literaria o algunas frases incontestables. Si la
primera versión de los Hermanos Musulmanes en Egipto y el modelo sirio del Dr.
Mustafa al-Sibai no se atenían a la lógica del "partido sagrado", o
lo que Jomeini llamaba en su libro "Gobierno islámico": "la
banda sagrada", no fue hasta Sayyid Qutb cuando apareció una
identificación más clara entre estos componentes.
El
auge de la "religión pública" y la caída de las ideologías
contemporáneas han tenido un impacto considerable en el auge, el extremismo y
la radicalización de los movimientos políticos islámicos. La fabricación del
enemigo ha desempeñado un papel clave en la introducción del takfir
(definición de los límites entre creyente e incrédulo, entre sociedad pagana y
sociedad islámica, ósea acusación de ateismo), prohibición (agrupar en la misma
categoría todo lo que está prohibido, vedado y censurable) y destrucción
(considerar la yihad o violencia sagrada como el único medio de instaurar el
reino de Dios en la tierra). Como dice Yassin al-Haj Saleh:
"En Afganistán, el enemigo fue la Unión Soviética, luego Estados Unidos;
en Irak, fueron los estadounidenses y sus aliados en las organizaciones chiíes;
en Siria, el enemigo fue esencialmente la revolución."[4].
En el
estadio de El Cairo, el 15 de junio de 2013, el presidente egipcio Mohamed
Morsi estuvo presente en persona para anunciar los resultados de la primera
reunión ampliada entre "eruditos" salafistas, "eruditos" de
la Hermandad Musulmana y dirigentes de la Unión Mundial de Ulemas Musulmanes,
en la que se decidió por unanimidad declarar la yihad en Siria. Para anunciar
los resultados de esta reunión y proclamar la decisión, los participantes
designaron al jeque egipcio Mohamed Hassan:
"La tierra pura de Egipto acogió una conferencia a
la que asistieron cerca de 500 eruditos de más de 70 organismos, organizaciones
y asociaciones. Estos eruditos emitieron una fatwa y acordaron que la yihad es
un deber de vida, riqueza y armas, cada uno según sus medios. La yihad para
defender la sangre y el honor es ahora un deber individual para el pueblo sirio
y un deber colectivo para los musulmanes de todo el mundo. Es lo que debemos al
Señor del cielo y de la tierra". [5].
Desde
entonces, han desaparecido las diferencias entre lo que antes se llamaba islam
moderado o político y las tesis salafistas yihadistas, y se ha iniciado el
proceso de "legitimación" de la presencia de combatientes extranjeros
en Siria en la mayor fatwa colectiva de la historia islámica contemporánea. Los
musulmanes sirios, sean cuales sean sus facciones y orientaciones, ya no son
dueños de su presente y su futuro en el conflicto entre una dictadura corrupta
y el mayor movimiento popular que se le enfrenta. La llegada masiva de más de
120.000 combatientes no sirios procedentes de unos sesenta países, con unas
facilidades financieras, materiales y logísticas que han superado todo lo visto
en la experiencia afgana, ha constituido un cambio completo en la naturaleza,
la geografía y los objetivos de los conflictos armados y las luchas intestinas,
así como en la naturaleza del Estado que se desea cambiar.
Al-Baghdadi
proclamó el califato, visto como el tan deseado Estado islámico justo, y el
conflicto dentro de las formaciones yihadistas se intensificó, dando lugar a
sangrientos enfrentamientos de los que rara vez se hacen eco los partidarios de
la "Comisión Islámica de Liberación de Siria" (Hayat Tahrir al-Sham).
Mientras que la gran escisión entre el Estado Islámico en Irak y el Frente al-Nusra
ha recibido su parte justa de atención y estudio, la "Sahwa" fue uno
de los movimientos más audaces y cultos entre los yihadistas sirios, cuando
Hassan Abbud, líder del movimiento Ahrar al-Sham, ayudado por el joven Mohammed
al-Shami, redactó la "Carta del Honor Revolucionario", que constituyó
una de las revisiones más importantes de la historia del "yihadismo
salafista" en Siria. Este pacto aclaró los límites entre las tesis
generales del movimiento yihadista salafista y el proyecto yihadista sirio de
cambio en puntos clave, que van más allá de la lucha por el poder y la
autoridad para tocar la concepción misma del Estado deseado:
“El objetivo político de la revolución armada siria es
derrocar al régimen, con todos sus símbolos y pilares, y llevarlo ante la
justicia, lejos de cualquier venganza o ajuste de cuentas.
- La revolución se dirige militarmente contra el régimen
sirio, que ha ejercido el terrorismo contra nuestro pueblo con sus fuerzas
militares regulares e irregulares y contra quienes las apoyan, como los
mercenarios iraníes, Hezbolá y la Brigada Abu al-Fadl al-Abbas, así como contra
todos los que atacan y apostatan a nuestro pueblo, como Daech. La acción
militar se limita al territorio sirio.
- El derrocamiento del régimen es una empresa conjunta de
las distintas fuerzas revolucionarias. Conscientes de la dimensión regional e
internacional de la crisis siria, estamos abiertos a reunirnos y cooperar con
los actores regionales e internacionales en solidaridad con el pueblo sirio, en
interés de la revolución.
- Preservar la unidad del territorio sirio e impedir
cualquier plan de partición por todos los medios disponibles es un principio
revolucionario innegociable.
- Nuestra fuerza revolucionaria se apoya en su acción
militar en el elemento sirio y está convencida de la necesidad de una decisión
política y militar puramente siria, rechazando toda dependencia del extranjero.
- El pueblo sirio aspira a la instauración de un Estado
de justicia, derecho y libertades, libre de presiones y dictados.
- La revolución siria es una revolución moral y ética que
aspira a establecer la libertad, la justicia y la seguridad para la sociedad
siria en toda su diversidad étnica y religiosa.
- La revolución siria se compromete a respetar los
derechos humanos predicados por nuestra religión.” [6]
Está
claro que el "Frente Islámico" sirio decidió ese día romper con lo
que llamaba la "yihad global" o lo que el Frente al-Nusra llamaba la
"yihad suní." [7] en Siria. Por eso no es de extrañar que cuarenta y cinco
miembros de su dirección fueran asesinados en masa en el mayor atentado en
catorce años de revolución y guerra en territorio sirio, y que años después las
pruebas revelaran la implicación del Frente al-Nusra en colaboración con el
servicio secreto turco (MIT) en esta masacre.
Siempre
me detengo en este importante documento, porque muestra y explica la diferencia
entre el Frente al-Nusra y sus ramificaciones, desde el Frente para la
Conquista del Levante hasta Hayat Tahrir al-Sham, y las facciones yihadistas
que han adoptado el Estado de Justicia, Derecho y Libertades en este pacto.
Otro
punto importante de discordia entre el Frente al-Nusra y las demás
organizaciones sirias fue la adopción por parte del Frente al-Nusra y Daech de
un enfoque dirigido a integrar a los combatientes extranjeros en las
estructuras organizativas y los puestos de responsabilidad. Como el Frente al-Nusra
estaba formado por sirios y extranjeros, y posteriormente se le unieron algunos
detenidos de la prisión de Sednaya, su dirección y sus líderes religiosos
siguieron estando en manos de no sirios, con unos pocos sirios. Los no sirios
constituían más del 70% de la plantilla en los primeros años de su existencia y
ocupaban la mayoría de los puestos de toma de decisiones. Esto quedó claro
cuando Hassan Abbud declaró en Al Jazeera que temía el papel perjudicial
de los yihadistas extranjeros: "No necesitamos elementos no sirios,
tenemos suficientes combatientes sirios, sobre todo porque muchos inmigrantes
han sido víctimas de la desinformación y su apoyo inicial se ha convertido en
una maldición". Puso como condición para cualquier diálogo con Al-Nusra que
ésta se desvinculara de Al Qaeda, subrayando que "la decisión debe ser
puramente siria".
El
Frente Al-Nusra respondió: "En el Frente Al-Nusra rechazamos
categóricamente y sin ambigüedades cualquier minimización u ocultación del
papel de los hermanos inmigrantes en esta bendita yihad. Han desempeñado un
papel inmenso e importante en el apoyo al pueblo de Siria, de acuerdo con la
palabra de Dios: {Y si os piden ayuda en la religión, debéis ayudarles} Sólo
les responderemos con amabilidad y gratitud, pues nuestro Señor, el
Misericordioso, ha dicho: {¿Se paga el bien con otra cosa que no sea el bien?}.
Estamos unidos a los musulmanes por una hermandad religiosa que trasciende
cualquier vínculo territorial o nacional, y nuestro apoyo a los musulmanes se
basa en la religión y la lealtad a ella, no en la patria, la tierra y la
lealtad a ella, pues Allah, el Todopoderoso, ha dicho: {¿Y por qué no lucháis
por la causa de Allah, mientras hombres, mujeres, niños e infantes son
oprimidos?} Y el Profeta (la paz y las bendiciones de Alá sean con él) dijo:
"El musulmán es hermano del musulmán, no lo engaña ni lo
traiciona". Que todo el mundo sepa que el Estado islámico que queremos es
un Estado fundado ante todo en la religión, la fe y la sharia, y que a él
debemos nuestra lealtad y fidelidad. Para nosotros, un musulmán no es igual a
un incrédulo, como Alá ha dicho: {¿Trataremos a los musulmanes como
criminales?} Y el Profeta (saws) dijo: "El vínculo más fuerte de la fe es
amar por Alá y odiar por Alá". Lo que perjudica a nuestros hermanos
emigrantes nos perjudica a nosotros, lo que les afecta a ellos nos afecta a
nosotros, y quien les critica nos critica a nosotros. Oh migrantes, esta tierra
de Siria es inmensa, estableceos en ella, y las puertas de Siria permanecerán
abiertas de par en par para todos aquellos que deseen apoyarla y hacer el bien
por ella y su pueblo".
El
Frente al-Nusra ha seguido su camino, apoyándose constantemente en un alto
porcentaje de combatientes extranjeros. Las palabras "sirio" y
"Siria" están ausentes de sus publicaciones y panfletos. En sus
libros de texto, escuelas y en las posiciones de sus líderes religiosos, se
inspiró en los escritos y posiciones yihadistas más extremas y radicales sobre
la cuestión nacional siria. Incluso en su experiencia de poder en Idlib, los
clérigos y los funcionarios de seguridad eran los que realmente tomaban las
decisiones en el gobierno, el ejército, los servicios de seguridad, la policía
religiosa y la intervención en la vida cotidiana de la gente. Cuando examinamos
los discursos y escritos de las figuras sirias de Hayat Tahrir al-Sham, vemos
que no hacen más que repetir y reiterar lo que se decía en el "Llamamiento
a la resistencia islámica global" de Abu Musab al-Suri (Mustafa Set Mariam
Nassar), " Cuestiones jurisprudenciales sobre la yihad " de Abu
Abdalá al-Muhayir (Abu Rahman al-Ali), " La gestión
de la barbarie " de Abu Bakr Nayi (Mohammed Jalil al-Hakim) y " La
yihad y el yijtihad" de Abu Qatada al-Filistini. Comprendemos por qué
Hassan Abbud los describe de la siguiente manera: "Jóvenes con sueños
vanos, sin conocimientos de religión ni de la sharia".
A
pesar del sangriento conflicto entre Daesh y Al-Nusra, es importante recordar
que ambas organizaciones compartían la misma visión de la lucha contra la
"alianza internacional". Anas Jattab escribió una carta sobre este
tema, titulada "La alianza de los servidores de la cruz contra los muyahidines
del Levante", en la que afirma:
"El veredicto justo para todos aquellos que
participaron en esta coalición cruzada contra los muyahidines, o que llamaron a
participar en ella, o que la ayudaron, la apoyaron, la respaldaron, la
alentaron, la aprobaron, desearon su victoria sobre los muyahidines, o llamaron
a su victoria, o le mostraron lealtad, ya sea material o moralmente, incluso en su corazón..... El veredicto para quienes
lo hayan hecho es que son incrédulos apóstatas que han abandonado la religión
del Islam y no tienen dignidad, ya sean miembros de un supuesto grupo
'combatiente', jeques u hombres del pueblo musulmán."[8]
La
declaración de "ruptura" entre Al-Qaeda y el "Frente Al-Nusra",
bajo la presión de Qatar y Turquía, no fue más que un cambio de nombre (Frente
de Conquista del Levante luego Comisión de Liberación del Levante) sin ningún
cambio de estructura, función o programa. Los nuevos ropajes del Frente Al-Nusra
no han cambiado el comportamiento y las acciones de la nueva organización, ni
política ni socialmente. Los mensajes, panfletos y fatwas del "Consejo
Sirio de Liberación" se siguen enseñando en campamentos y escuelas, las
consignas de la "yihad sunní" no han cambiado y los legitimistas
siguen teniendo la última palabra en el "Emirato de Idlib".
Observamos en los siete gobiernos del "Frente de Salvación Nacional"
un intento de construir una estructura administrativa para el mini-Estado, en
la que el "Comité para la Liberación de Siria" controla todo lo
relacionado con la justicia, el ejército, la seguridad, la propiedad religiosa
y la economía, con una tapadera proporcionada por figuras independientes que
adoptan el enfoque del Comité. "HTS" ha construido el mayor número de
prisiones y centros de detención del noroeste (doce prisiones y un centro de
detención) en las zonas que controla y, gracias a su hipertrofiado aparato de
seguridad, controla todos los aspectos de la vida pública, así como las fuentes
de ingresos, empleo y financiación. (En el libro se dedica un capítulo entero a
este tema).

Paresh
Hayat
Tahrir al-Sham no ha cambiado un ápice las tesis del Frente al-Nusra: la guerra
en Siria es una guerra sectaria y confesional, el enemigo es el régimen
alauita, los alauitas y los chiíes y sus aliados, pero también el
"enemigo" que habla de Estado nacional y democrático... Hablar de
derechos de la mujer es una "imitación de Occidente", y la estricta
separación de hombres y mujeres al estilo talibán es una obligación legal
impuesta por la "policía religiosa" (¡que ordena lo que es bueno y
prohíbe lo que es malo!)... Incluso en la Universidad de Idlib se emiten
mensajes que prohíben la música, el canto y el teatro. [9]... En
cuanto a las alianzas y enemistades regionales e internacionales, todo vale, y
al mismo tiempo se puede discutir sobre cualquier tema, incluso con la
"alianza de los adoradores de la cruz". Es esta esquizofrenia de
comportamiento la que supone un peligro para la sociedad siria actual.
Cuando
se trata de la "seguridad de los yihadistas", continúa la guerra
contra toda una comunidad, vista como símbolo y expresión de un
"resurgimiento" impune. En el ejército, la policía y los servicios de
seguridad, cualquiera que pueda suponer una amenaza para la "seguridad de
la yihad suní" es despedido, detenido o incluso asesinado. Esto es
evidente en estos aparatos y en la forma en que el nuevo mando aplica la
doctrina de "limpiar" el ejército y los servicios de seguridad de
todos los "no musulmanes". En la carta del "general" Anas
Khattab, "Reglas para la pertenencia a ejércitos y grupos
nacionales", vemos que esta doctrina se aplica incluso a los oficiales
disidentes que sacrificaron todo lo que tenían para defender a su pueblo y cuyo
futuro se decide ahora, aquí en Egipto y allá en Turquía, después de haber sido
sometidos a pruebas sobre "su grado de compromiso y conocimiento de la
verdadera religión". ¿Hemos olvidado el virulento ataque de Marhaf Abu
Qasra (Abu Hassan al-Hamui) y Anas Jattab (Abu Ahmad Hudud) contra todos los
que piden la creación de un ejército nacional sirio no partidista y no
sectario? Y los mensajes distribuidos a los combatientes del Grupo de
Liberación de Damasco por el jefe adjunto del HTS y el jefe de los servicios de
seguridad y actual ministro del Interior:
"La nacionalidad hace a los hijos de un mismo país
iguales en derechos y deberes, sea cual sea su religión. Cristianos, judíos,
ateos y apóstatas tienen los mismos derechos que los musulmanes.
Por ejemplo, el acceso a la función pública es un derecho
general para todos los ciudadanos, sea cual sea su religión, incluso si son
ateos o apóstatas, mientras que en el islam sólo se permite a los musulmanes, o
incluso sólo a los musulmanes virtuosos".
Y
añadió: "El patriotismo es una doctrina filosófica que contradice la
religión islámica, por lo que no está permitido creer en él ni afiliarse a él,
ya sea de verdad o para engañar al enemigo, aunque el juicio no sea el mismo en
los dos casos, ya que el primero se considera apostasía y el segundo una
prohibición...".[10]".
Era
necesario remontarse a esos acontecimientos y posiciones para comprender la
naturaleza de los cambios estructurales y funcionales que ha experimentado el
"Frente al-Nusra", que lo han llevado a eliminar todas las facciones
combatientes sirias (afiliadas o no a al-Baghdadi, luego a al-Zawahiri, antes
de romper sus vínculos con al-Qaeda). No ha cambiado ni modificado su
naturaleza, sus fatuas y sus posiciones sobre la cuestión de la integración de
combatientes extranjeros, que considera parte esencial de su estructura y de su
proyecto, ni sobre su hostilidad declarada al Estado nacional y a la
pertenencia siria. A pesar de todas las formas de descontento popular con los
combatientes extranjeros y la postura de Hayat Tahrir al-Sham sobre las
minorías, en particular la comunidad alauita, el gobierno, el ejército y las
fuerzas de seguridad de Al Joulani no han escuchado los consejos, ni siquiera
de los "especialistas" en cirugía estética que intentan dar una
imagen diferente de sí mismos desde los centros de Doha, el MIT, HD y el MI6. Porque cualquier planteamiento sobre la
cuestión de la igualdad de derechos civiles para todos los sirios equivale a
socavar la doctrina en la que se han educado sus combatientes, "emigrantes
y simpatizantes", al tiempo que los desvía de su misión histórica de
limpiar el Levante de todos los no suníes.
Cuando
al HTS le resulta difícil encontrar a un clérigo
damasceno o halabi (sunní) para pronunciar el sermón del viernes en una
mezquita de Damasco, llama a un "magrebí" para esta misión con el fin
de enseñar a los habitantes del Levante su religión: “Imagínense que las
mejores criaturas de Dios están en suelo sirio, y entre nosotros, estos
impuros. Ninguna secta puede dividir nuestras filas. Siria es suní y seguirá
siéndolo, y seguirá siendo musulmana con la ayuda de Dios. Nos levantamos,
tomamos las armas y dijimos: "A tu servicio, oh, Dios». Somos el pueblo
del combate, somos el pueblo de la opresión, somos el pueblo de la lucha, somos
el pueblo del sacrificio, el pueblo de la Sunna, hermanos míos. Ahora deben
unirse, juntarse y aprender quiénes son sus enemigos. Si vemos que la llama de
la discordia se enciende en Damasco, lucharemos contra ella, con la ayuda de
Dios. Entonces, ¿estás listo para la yihad? ¿Estás listo para cualquier
batalla?... Takbir...Takbir[11]”...
El bloque militar y religioso absolutamente leal a Ahmed al-Charaa está formado
en última instancia por facciones no sirias dirigidas por el Consejo Sirio de
Liberación. Muchos dirigentes sirios han abandonado el movimiento, han dimitido
o han sido encarcelados, mientras que todos los miembros extranjeros del HTS y
sus aliados consideran que su afiliación está ligada a su destino y su futuro.
En
esta configuración patológica del nuevo poder, surge el problema de las nuevas
amistades y enemistades tras la derrota del llamado eje de la resistencia, que,
según uno de los primeros legitimadores del "Frente al-Nusra", el
salafista yihadista jordano Sami al-Dridi: "No es ningún secreto para
nadie que siga los acontecimientos del conflicto entre el pueblo de la verdad y
el pueblo de la mentira que los criminales han demostrado una gran astucia. Su
astucia consistió, en el pasado, en apoyar a este régimen criminal en su guerra
contra los musulmanes de este país, y se repartieron los papeles en este
empeño... Pero cuando vieron que su interés en esta etapa era derrocar
al régimen, convirtieron su astucia en un complot para derrocarlo con el fin de
servir a sus intereses y planes en la lucha contra la verdad y sus partidarios,
lo cual no pasa desapercibido para nadie que siga los acontecimientos."[12].
Para
los países del Mediterráneo Oriental, que desempeñaron los papeles más
importantes en la continuación y el fin del régimen de Assad, la llegada al
poder de la "Liga Salafista Yihadista" significa sobre todo
deshacerse del fantasma de los valores y del discurso que aterrorizaba a las
pseudorepúblicas, las realezas y los emiratos... Y la entrada de la región en
una era en la que hablar de soberanía estatal, sociedad de ciudadanos iguales y
transición democrática se considera herejía y apostasía... ¿No es de extrañar,
por tanto, la visión tan estrecha y la ceguera tan deliberada de estos
gobiernos ante la naturaleza y las prácticas del nuevo poder, incapaz de
construir un Estado, la paz social y la seguridad humana, y generador de
guerras sectarias y civiles? Y su rápida normalización de lo que ellos mismos
calificaron de "terrorismo", en el espacio de poco más de una década.
¿Acaso
este terrorismo no lo "liberó" de quienes durante décadas había
considerado su principal enemigo en la región?
Notas
[2] Para más
información, véase Bina al-Muwatana (Construcción de la ciudadanía), Haytham
Manna, Ediciones Bisan, Beirut 2021
[3] Abu al-Ala
al-Maududi , La teoría del islam y su mensaje, 3ª edición, Dar al-Fikr, 1967,
p. 47. La conferencia se remonta a los años treinta, con el ascenso de Adolf
Hitler y las purgas estalinistas. La cita es de la edición "revisada"
publicada tras la guerra de 1967.
[4] Yassin
al-Haj Saleh, Los imperialistas impotentes, ediciones Riyad al-Rayyes, Beirut,
2019, p. 20.
[5] Haytham
Manna, El declive del islam político, de al-Maududi a Erdoğan, Nofal/Hachette
Antoine, Beirut, 2021, p. 89.
[6] El
documento fue firmado por la Unión Islámica de Combatientes del Levante, el
Cuerpo de Combatientes del Levante, el Ejército Muyahidín, las Brigadas del
Corán y el Frente Islámico. Se publicó el 17 de mayo de 2014. Para leer el
texto completo, véase: Haytham Manna, Frente al-Nusra, Bisan, Beirut, pp.
185-194.
[7] El ataque
contra el "Pacto de Honor Revolucionario" fue lanzado primero por
"legalistas" no sirios como Abu Qatada y Sami al-Dridi, entre otros,
y luego se sumaron los sirios del Frente al-Nusra, donde Abderrahim Atun
calificó el texto de "pacto de apostasía". Esta era también la
posición de Abu Faras al-Suri, que publicó un artículo titulado "Al-Nazir
al-Arian" (El avisador desnudo), en el que aludía a la apostasía de Ahrar
al-Sham y de ciertas facciones sirias, considerando el "pacto de honor
revolucionario" como un documento perdido, posición adoptada por Abu
Mohammed al-Golani y Abu Maria al-Qahtani. Sin embargo, el comunicado de prensa
nº 9 emitido por el Frente al-Nusra en relación con el "pacto de honor
revolucionario" subrayaba "la necesidad de limpiar la yihad de
errores" sin declarar apóstatas a los miembros de Ahrar al-Sham.
[8] Anas Jattab,
"La alianza de los adoradores de la cruz contra los muyahidines de Siria,
consejos y orientaciones", octubre de 2014: https://ketabonline.com/ar/books/20257/read?part=1&page=2&index=4370535
[9] Es
necesario leer la carta de Anas Jattab, "Carta sobre el juicio de la
música", para comprender la estrechez de miras y el oscurantismo del
ministro del Interior, el jefe de los servicios secretos y el miembro del
Consejo Supremo de Seguridad Nacional en la Siria de hoy.
[10] Anas Jattab,
"El juicio sobre la pertenencia a las fuerzas armadas y a grupos
nacionales". Existe una gran similitud entre la postura de los miembros de
Hayat Tahrir al-Sham sobre esta cuestión y los discursos y conferencias de Abderrahim
Atun, que hacen hincapié constantemente en la "naturaleza impía de la
democracia" y en críticas superficiales y desesperadas a los conceptos
nacionales y laicos del Estado, con una crítica más retórica que analítica de
los modos de gobierno socialistas, capitalistas y comunistas. He aquí algunos
ejemplos de estas posiciones: https://ketabonline.com/ar/books/106868/read?part=1&page=91&index=4685192, https://www.noonpost.com/304248/
[11] https://www.facebook.com/watch/?ref=saved&v=2484450595237246
[12] Sami
Al-Aridi, Carta sobre la caída del régimen tiránico de Bashar Al-Assad, Yamada
Al-Ajira 1446.