Qassam Muaddi, Mondoweiss, 12/6/2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala
Qassam Muaddi (Nariño, 1988) es un periodista palestino residente en Ramala, de padre palestino procedente del pueblo cristiano de Taybeh y madre colombiana. Licenciado por el Centre Universitaire d'Enseignement du Journalisme de Estrasburgo y la Universidad de Birzeit, trabaja para varios medios. Con Falk Van Gaver, es autor de Terre sainte, guerre sainte? (Éditions de La Nef, 2011) y Taybeh, dernier village chrétien de Palestine (Éditions de l'Œuvre, 2012, Éditions du Rocher, 2015). @QassaMMuaddi qassammuaddi
Ahora hay dos visiones diferentes en la política israelí sobre cómo debe progresar la guerra. Netanyahu querría que la guerra continuara sin fin, mientras que Gantz aceptaría un alto el fuego pero encontraría un pretexto para reanudar los combates una vez liberados los cautivos.
Transcurridos ocho meses de la guerra genocida de Israel contra el pueblo de Gaza, el gabinete de guerra israelí está empezando a desmoronarse. La dimisión del líder de la oposición Benny Gantz del gabinete el pasado domingo se produjo tras semanas de anticipación.
Gantz anunció su dimisión tras haber dado un ultimátum al primer ministro Netanyahu, para que presentara un plan de posguerra a mediados de mayo. En una declaración televisada, acusó a Netanyahu de impedir que Israel obtuviera una “victoria rea”" en la guerra contra Gaza obstruyendo decisiones importantes para su propio beneficio político.
Gantz expresó su apoyo a la propuesta usamericana de alto el fuego e intercambio de prisioneros y pidió elecciones anticipadas. También pidió a otros políticos que se retiraran del gabinete.
Otro de los miembros que también abandonó el gabinete fue Gadi Eisenkot, otra figura centrista del estamento militar israelí autor de la infame Doctrina Dahiya tras la guerra del Líbano de 2006. La presencia de Eisenkot y Gantz en el gabinete de guerra desde el comienzo de la guerra pretendía reflejar la unidad nacional al servicio del esfuerzo bélico. Ahora esa unidad parece estar deshaciéndose.
El mayor impacto de la dimisión de Gantz es que ahora hay dos visiones diferentes dentro de la política israelí sobre cómo debe terminar la guerra. La primera haría que la guerra continuara indefinidamente, con el objetivo inalcanzable de “destruir a Hamás” y rechazando cualquier interrupción, aunque fuera temporal, de los combates. Esta opción está representada por Netanyahu, con el apoyo entusiasta y estridente de ministros de la línea dura como Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, que amenazan con retirarse y hundir el gobierno de coalición de derechas si termina la guerra.
La segunda, representada por los dimisionarios del gabinete, daría prioridad a un acuerdo de intercambio de cautivos que condujera inevitablemente al fin de los combates, pero que crucialmente podría reanudarlos a mitad del acuerdo encontrando un pretexto para sabotearlo.
La desunión política y el curso de la guerra
El gobierno de unidad que se formó al comienzo de la guerra empezó a fracturarse a medida que pasaban los meses sin que se alcanzaran los objetivos declarados de la guerra. Las tensiones políticas internas llegaron a un punto de ebullición a medida que aumentaban el coste de la guerra y las bajas, incluidos los anuncios de que cautivos israelíes habían sido asesinados por el ejército israelí. El descontento se manifestó en las calles de Tel Aviv a medida que crecía exponencialmente el número de manifestantes que exigían la dimisión de Netanyahu y un acuerdo de intercambio de prisioneros.
Los fracasos de Israel a lo largo de la guerra se reflejan sobre el terreno en Gaza y en la escena internacional.
En Gaza, Israel ha agotado todas sus opciones militares sin lograr ninguno de sus objetivos. Hamás, como órgano de gobierno en Gaza, no sólo ha sobrevivido hasta ahora, sino que está llenando el vacío dejado por la retirada de las tropas israelíes. Su ala militar, junto con otros grupos guerrilleros palestinos, sigue luchando por toda la franja, infligiendo bajas a las fuerzas israelíes a diario.
A nivel internacional, Israel está acusado de genocidio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ). En la Corte Penal Internacional (CPI) hay solicitudes de órdenes de detención contra Netanyahu y su ministro de Guerra, Yoav Gallant. Israel ha sufrido varias crisis diplomáticas con varios países latinoamericanos y africanos, mientras que varios Estados europeos han reconocido el Estado de Palestina.
Y lo que es más importante, Israel no ha conseguido arrastrar a la comunidad internacional a cerrar el OOPS ni a aceptar la expulsión masiva de palestinos de Gaza.
Pero el mayor fracaso de todos es la reiterada demostración por parte de los gazatíes de que su cohesión social y su determinación para reiniciar la vida entre los escombros no se han roto.
Estas condiciones y la falta de un plan claro bajo el liderazgo de Netanyahu han aumentado las demandas israelíes de un acuerdo de intercambio.
Una fractura ideológica
"Hasta este momento, la mayoría de los israelíes sigue apoyando la continuación de la guerra", declaró a Mondoweiss Razi Nabulse, analista político e investigador del Instituto de Estudios Palestinos. "Sin embargo, el porcentaje de los que están a favor de un acuerdo de intercambio de prisioneros, aunque signifique el fin de la guerra, está creciendo exponencialmente, hasta alcanzar el 47% según los sondeos israelíes”, indicó.
“La división entre los israelíes
en torno a un acuerdo de alto el fuego es también ideológica. En la derecha,
piensan que, dado que han muerto más soldados que cautivos, no tiene sentido
detener la guerra sin alcanzar sus objetivos sólo para liberar a los cautivos
mediante un acuerdo”, continuó Nabulse. “En el centro más liberal, piensan que
no tiene sentido seguir sacrificando soldados y potencialmente matar a más
cautivos cuando pueden ser liberados mediante un acuerdo y que las vidas de los
individuos son más importantes que los objetivos de la guerra, que claramente
no se están alcanzando”.
“La dimisión de Gantz seguramente
aumentará esta división e incrementará la presión sobre Netanyahu, tanto para
que acepte el acuerdo propuesto por USA como para que vaya a elecciones. Pero,
al mismo tiempo, dejará la dirección de la guerra bajo la influencia de los
aliados de extrema derecha de Netanyahu”, explicó.
“Es poco probable que la dimisión de
Gantz provoque la caída de Netanyahu”, señaló Nabulse. “Simplemente porque
todos los miembros de la coalición gubernamental de derechas, con una mayoría
de 64 escaños en la Knesset, entienden que la derecha es demasiado débil ahora
debido a la guerra y a sus resultados en desarrollo. No les interesa ir ahora a
elecciones”.
“Sin embargo, también es poco probable
que Netanyahu traiga a sus aliados de extrema derecha como Ben-Gvir y Smotrich
al gabinete de guerra”, añadió Nabulse. “Más bien, disolverá el gabinete de
guerra y dirigirá la guerra desde el gobierno regular, donde tiene una mayoría
de aliados. En resumen, la dirección de la guerra será más homogénea, pero con
mayor presión de la oposición”.
Las prioridades regionales y las elecciones usamericanas
Esta reordenación de las cartas
políticas internas israelíes se produce también en un contexto internacional
más amplio, en el que USA está empeñado en presionar para alcanzar un acuerdo
de intercambio de prisioneros y alto el fuego. El domingo, USA impulsó la
adopción de una propuesta de resolución de alto el fuego en el Consejo de
Seguridad de la ONU, que fue aprobada por mayoría de votos. Esto supone un
claro cambio en la postura usamericana con respecto a los primeros meses de la
guerra, cuando USA vetó tres veces consecutivas las resoluciones de alto el
fuego.
Mientras la guerra continúa, la carrera
presidencial usamericana se acerca a la línea de meta en medio de un grave
desencanto entre la base de votantes demócratas por el pleno apoyo de la
administración Biden al genocidio de Israel.
Lograr un acuerdo podría significar crear una oportunidad para avanzar en la normalización entre Israel y Arabia Saudí, que está en suspenso desde el 7 de octubre. También podría suponer la reanudación del proyecto de integración económica regional prousamericano destinado a contrarrestar a Irán, Rusia y China.
"Por un lado, la disputa entre Netanyahu y Biden aumenta la popularidad de Netanyahu", dijo Nabulse. "Y a medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos, el tiempo juega a favor de Netanyahu, que quiere convertir el apoyo a la guerra de Israel contra los palestinos en un tema central de debate en los comicios".
"No me cabe duda de que la dimisión de Gantz se acordó con los estadounidenses para presionar a Netanyahu", señaló. "Si no animando a otros miembros de su gabinete a dimitir y poner fin a su gobierno, al menos para que acepten el acuerdo de alto el fuego, que muy posiblemente podría aceptar y luego tratar de sabotear más tarde y reanudar la guerra".
Lo que esto significa esencialmente es que las opiniones divergentes dentro de la clase política israelí sobre la continuación de la guerra no son tan divergentes como puede sugerir la retórica vitriólica. Tanto Netanyahu como Gantz están de acuerdo en que el esfuerzo bélico debe continuar de una forma u otra; el desacuerdo estriba en el lugar que ocupan en él los cautivos israelíes. Gantz preferiría llegar a un acuerdo de alto el fuego del que luego podría encontrar una razón para echarse atrás o sabotear una vez que una gran parte de los cautivos hayan sido liberados, mientras que Netanyahu no puede contemplar ni siquiera una pausa temporal de este tipo, ya que amenazaría con la ruptura de su coalición y abriría la puerta a la rendición de cuentas por los fracasos del 7 de octubre.
-¡Déjame !
-No, ¡déjame !
Carlos Latuff, 2019
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