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Sergio Rodríguez Gelfenstein
¿Qué hará Marcos Rubio? 

25/11/2021

OMAR KHALIFAH
Israel-Palestina: La metáfora de las “víctimas de las víctimas” no le sirve a nadie

Omar Khalifah, Middle East Eye, 21/11/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Omar Khalifah es profesor asociado de literatura y cultura árabe en la Universidad Georgetown, en Doha, Qatar. Se doctoró en la Universidad de Columbia en 2013. Además de la literatura árabe moderna, los intereses de investigación de Khalifah incluyen los estudios sobre Palestina, la memoria, la literatura mundial, el cine y el nacionalismo en el mundo árabe. Su tesis de doctorado Nasser in the Egyptian Imaginary fue publicada por Edinburgh University Press en 2016, y sus artículos han aparecido en Middle East Critique y Journal of World Literature. Khalifah es también autor de relatos cortos en árabe. Su colección Ka'annani Ana (Como si fuera yo mismo) se publicó en Ammán (Jordania) en 2010.  @OmarKhalifah10

Esta comparación, muy utilizada, confunde falsamente a los sionistas con los judíos, trivializando el carácter anticolonial de la lucha palestina

Un hombre palestino ondea la bandera palestina frente al “puesto avanzado” de colonos judíos de Evyatar en solidaridad con los palestinos cuyas tierras fueron confiscadas por los colonos israelíes el 10 de octubre de 2021 (Foto: AFP)

Tras la invasión de Líbano por parte de Israel en 1982, cuando los combatientes palestinos se vieron obligados a evacuar Beirut, el poeta palestino Mahmoud Darwish puso su pluma sobre el papel. En el desgarrador poema “Madih al-Zil al-Ali” (Alabanzas de la Alta Sombra), escribió sobre los soldados israelíes como “una víctima que mató a su propia víctima; yo heredé su identidad”.

 

Dos décadas más tarde, durante la Segunda Intifada, Darwish volvió a la metáfora en “Halat Hisar” (Estado de sitio): “A un asesino: Si hubieras mirado el rostro de tu víctima y reflexionado detenidamente, podrías haber recordado a tu madre en la cámara de gas, y te habrías liberado del prejuicio del rifle, y habrías cambiado de opinión. Ahora bien, esta no es forma de restaurar una identidad”.

 

Darwish no fue el único en utilizar esta noción de los palestinos como “víctimas de las víctimas”. En las últimas décadas, otros intelectuales palestinos, entre los que destaca Edward Said, la han empleado repetidamente en sus intentos de captar la esencia de la lucha palestina con Israel. Sin embargo, por muy poderosa que sea, la metáfora es falsa, y su uso generalizado, tanto entre los palestinos como entre los no palestinos, es profundamente preocupante en múltiples frentes.

 

Según la comparación, así como los judíos fueron víctimas de los nazis durante el Holocausto  y perseguidos en toda Europa durante siglos con anterioridad, los palestinos son ahora las víctimas. En una tragedia conmovedora, sus victimarios judíos fueron recientemente víctimas ellos mismos.

 

La idea que subyace en estas imágenes es noble, ya que pretende empatizar con los judíos israelíes y reconocer su dolor. Sin embargo, establece un vínculo directo, si no causal, entre el Holocausto e Israel, al tiempo que ignora la historia del proyecto sionista, que comenzó a finales del siglo XIX, mucho antes del genocidio de los judíos europeos.

 

Sin duda, algunos supervivientes del Holocausto se establecieron en Palestina después de la Segunda Guerra Mundial. Pero esto no significa que todos los sionistas que viven en Israel hayan sobrevivido al Holocausto y sean por tanto víctimas.

 

Los padres fundadores de Israel no vivían en Europa durante el Holocausto; la mayoría ni siquiera vivía allí cuando Hitler asumió el poder en Alemania en 1933. Mientras los judíos de Europa experimentaban los horrores del nazismo, un grupo de sionistas ya establecidos en Palestina emprendía un proceso de colonización de la tierra, que culminó en la Nakba de 1948.

 

La metáfora, sin embargo, crea la percepción de que todos los israelíes fueron víctimas del Holocausto.

 

Percepción de victimismo

¿Cómo es posible que Darwish, un palestino, viera como víctimas a los soldados del poderoso ejército israelí que destruyó Beirut? La respuesta podría estar en lo que parece ser la errónea, aunque potente, visión del poeta de todos los judíos como víctimas inherentes.

 

Describir a los palestinos como víctimas de las víctimas reduce, en el fondo, a los judíos -simplemente por el hecho de serlo- al papel de víctimas. Homogeneiza un grupo étnico y religioso por lo demás heterogéneo, ignorando sus experiencias históricas ampliamente divergentes. Aunque este punto de vista se basa en una comprensión humana de las tragedias judías e implica un rechazo de los prejuicios antisemitas -lo cual es inequívocamente la actitud correcta-, también corre el riesgo de estereotipar a los judíos como poseedores de rasgos excepcionales exclusivos de ellos.

Tropas israelíes apuntan hacia manifestantes palestinos en la Cisjordania ocupada en 2019 (Foto: AFP)

 

Los judíos no son monolíticos. Como cualquier grupo religioso o étnico, pueden ser víctimas o victimarios, opresores u oprimidos, perseguidores o perseguidos. Los palestinos deberían, sin duda, empatizar con las víctimas judías, o de cualquier otro tipo, de antiguas tragedias. Pero esa empatía no debe equivaler a una generalización en la que ser judío se convierta en sinónimo de victimismo.

 

Incluso desde el punto de vista judío, esto no les hace justicia como pueblo. Como ha argumentado la filósofa judía Hannah Arendt, la insistencia en el carácter eterno e inmutable del victimismo judío se queda corta cuando se trata de reconocer a los judíos como agentes activos en la historia. Sin embargo, Israel siempre ha tratado de perpetuar una imagen de sí mismo como Estado acosado y vulnerable. Resulta verdaderamente sorprendente ver cómo esta imagen es ventriloqueada por miembros de una población que ha sido brutalmente victimizada por ese Estado.

 

Proyecto sionista

La condición de víctima es una categoría histórica y política. No es un derecho que se gana por pertenecer a un grupo, algunos de cuyos miembros fueron víctimas en su día. Las víctimas judías del Holocausto no se pueden traducir como sinónimo de víctimas judías en Israel. Se trata de dos escenarios históricos divergentes, cuyas diferencias deben observarse siempre.

 

Irónicamente, apropiarse del papel y la voz de la víctima de forma vicaria -solo por la naturaleza de una afiliación étnica y religiosa- puede perjudicar a quienes fueron víctimas reales, borrando su sufrimiento específico e histórico.

 

Hay, pues, razones de peso para no considerar a todos los judíos como víctimas. Una de las más serias está relacionada con una de las piedras angulares del proyecto sionista, que trata de fusionar a los sionistas con los judíos. Cuando todos los judíos son vistos inherentemente como víctimas, y si todos los sionistas israelíes son judíos, la conclusión es que todos los sionistas israelíes también son víctimas. Esto hace que sea esencial diferenciar entre los dos, porque esa conclusión es falsa. Sionistas y judíos no son intercambiables.

 

De hecho, como ha subrayado la académica usamericana Judith Butler, la oposición judía al sionismo acompañó el nacimiento del movimiento a finales del siglo XIX. El sionismo es un movimiento nacionalista cuya identidad tiene varias capas y no puede reducirse a la judeidad.

 

Al emplear la metáfora de las “víctimas de las víctimas”, Darwish parece haber considerado a los soldados israelíes a los que apela como judíos por encima de todo, en lugar de los sionistas que realmente eran. El hecho de que no haga esa distinción sugiere que él, al igual que otros palestinos que se refieren a sí mismos como víctimas de las víctimas, podría haber consentido inadvertidamente el discurso sionista que considera que el sionismo habla en nombre de toda la población judía del mundo, pasando por alto el hecho de que hay judíos en todo el mundo que no se definen como sionistas. También podría revelar una interiorización involuntaria de la reivindicación del victimismo sionista.

 

Movimiento colonial

La resistencia a esta lógica se basa en no tratar a los sionistas como sinónimo de judíos. Solo entonces podremos mirar al sionismo como lo que realmente es -un movimiento colonial-, y demostrar que la lucha palestina contra el sionismo no tiene nada que ver con que los sionistas sean judíos y sí con que sean colonialistas. El conflicto de los palestinos es con los sionistas, no con los judíos.

 

Enmarcar el conflicto como uno que se produce entre unas víctimas (judíos) y sus víctimas (palestinos) trivializa su naturaleza colonial, transformándolo de un caso de colonialistas europeos contra nativos a otro en el que dos grupos victimizados luchan por el mismo territorio. Coloca a los sionistas, por su falsa equivalencia, con los judíos, y a los palestinos en la misma categoría, apelando a las similitudes entre ambos en lugar de reconocer las marcadas diferencias.

 

Los sionistas israelíes son judíos; eso es un hecho. Pero también son colonialistas, y su existencia en la Palestina histórica no puede reducirse a su identidad judía.

 

Los palestinos no son víctimas de las víctimas. Son víctimas de los colonialistas europeos que destruyeron sus comunidades, robaron sus tierras y expulsaron por la fuerza a un gran número de ellos de Palestina. Los paramilitares sionistas, como el Irgún y la Haganá, que participaron en la limpieza étnica de Palestina no fueron víctimas. El ex primer ministro israelí David Ben-Gurion y los suyos tampoco fueron víctimas.

 

Afirmar que estos colonialistas fueron víctimas supone derrumbar la distinción entre víctimas y agresores, y representa una afrenta al sufrimiento palestino a manos de Israel. Aunque los palestinos necesitan narrar su tragedia a través de ciertas metáforas, “víctimas de las víctimas” no es ciertamente una metáfora precisa, apropiada o moral.


 

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