Shrouq Aila y Anna Therese Day, The Intercept, 18/5/2021
Traducido
del inglés por Sinfo Fernández
Shrouq Aila es una periodista de investigación palestina. Pueden seguirse sus trabajos sobre el terreno en Gaza en Istagram en @ShrouqAila.
El bombardeo de oficinas de medios internacionales en Gaza causó gran revuelo, pero muy pocos percibieron que los periodistas palestinos seguían trabajando con las mirillas de las armas israelíes sobre sus espaldas.
En 2008 Momen Faiz Quraiqea era un fotoperiodista en ciernes de 21 años cuando un ataque aéreo israelí le arrancó las dos piernas. La experiencia como víctima de lo que muchos consideraron un crimen de guerra no hizo sino fortalecer su determinación de documentar los costes civiles del conflicto armado.
“Cuando los israelíes me atacaron, sentí que el objetivo de mi vida era difundir la verdad sobre los crímenes contra otros civiles y periodistas en Gaza”, dijo Quraiqea. “Israel busca borrar el mensaje de Palestina, pero cada herida no hace sino prepararnos para exponer sus crímenes. Nuestro relato no se detendrá nunca”.
Aunque necesitaba silla de ruedas, Quraiqea se pasó la década siguiente forjándose como fotoperiodista reconocido a nivel internacional. Sus imágenes de la Franja de Gaza ocupada, una franja densamente poblada asediada por el poderoso ejército de Israel, han aparecido en publicaciones internacionales y en exposiciones en el extranjero. Formó una pequeña empresa llamada Idea Media y pudo conseguir un espacio para abrir una oficina.
A pesar de los desafíos y amenazas que soportó informando desde Gaza, Quraiqea dice que había logrado “construir su sueño”, hasta la semana pasada, cuando un ataque aéreo israelí hizo volar por los aires su vida una vez más.
“Mis colegas me llamaron y me dijeron que las fuerzas de la ocupación israelí se habían limitado a advertir que iban a bombardear el edificio, así que corrí a la oficina”, explicó Quraiqea a The Intercept. “Pero no llegué a tiempo. Bombardearon antes de que yo llegara. Todo quedó totalmente destruido”.
“Me quedé quieto frente a los escombros de lo que había sido mi empresa”, dijo Quraiqea. “Vi mis sueños, los largos días de trabajo, nuestro archivo y equipamiento, todo destrozado. Todo ha desaparecido ahora”.
La agencia de Quraiqea es solo uno de los más de 20 medios de comunicación de Gaza que han resultado arrasados por los ataques aéreos israelíes de la semana pasada. Se ha prestado mucha atención a los ataques aéreos que destruyeron las oficinas de las organizaciones internacionales de medios de comunicación en Gaza, pero los periodistas locales soportan una enorme carga no solo por su trabajo para la prensa extranjera, sino también porque deben contar las historias de sus vecinos y parientes. A diferencia de los colegas internacionales, los periodistas de Gaza no pueden irse, no lo permite Israel, y, sin la protección que brindan los medios de comunicación globales, tienen que asumir riesgos adicionales por el simple hecho de ser palestinos.
A pesar de todos esos riesgos, y de los costes que pagan por ello, los periodistas de Gaza continúan haciendo su trabajo para contar la historia de su gente. Cuanto más lo hacen, cuanto más confía la prensa internacional en ellos, más se convierten en objetivo de las fuerzas ocupantes. Y, sin embargo, los ataques que han destruido muchas de sus oficinas y equipos atraen bastante menos atención que las mismas organizaciones internacionales que dependen de que corran estos riesgos extraordinarios.
“Cada medio derribado es una pérdida para el periodismo y la veracidad”, dijo a The Intercept Ignacio Miguel Delgado, representante del Comité para la Protección de los Periodistas en Oriente Medio y África del Norte. “Los implacables bombardeos de los medios de comunicación en la Franja de Gaza, junto con la prohibición de entrada de periodistas extranjeros a Gaza, están privando no solo al mundo de una cobertura muy necesaria, sino que también favorece la sospecha de que Israel está tratando deliberadamente de evitar que pueda informarse de las operaciones militares en curso en Gaza”.
Israel anunció el martes por la noche que el miércoles reabriría el cruce de Erez hacia Gaza para los periodistas internacionales.
Esta semana, grupos de derechos humanos acusaron a Israel de interrumpir la cobertura internacional de la guerra en Gaza y llevaron a Israel ante la Corte Penal Internacional tras los ataques aéreos israelíes del sábado contra una torre de 12 pisos que albergaba medios internacionales, incluidos Al Jazeera y Associated Press.
“Atacar deliberadamente a los medios de comunicación constituye un crimen de guerra”, aseguraba Reporteros sin Fronteras en un comunicado del domingo. “Al destruir intencionadamente los medios de comunicación, las fuerzas de la ocupación israelí no solo están infligiendo daños materiales inaceptables a los servicios de noticias; también, en términos más generales, están obstruyendo la cobertura mediática de un conflicto que afecta directamente a la población civil”.
Grupo de periodistas
sobre las ruinas de la torre Al Jala, que albergaba a varios medios, incluidos The
Associated Press y Al Jazeera, tras ser derribada por los bombardeos
israelíes, Ciudad de Gaza, 14 de mayo de 2021
(Foto:
Mohammed Talatene/Picture Alliance vía Getty Images)
Desde que Israel lanzó su última campaña sobre Gaza, el ejército israelí ha impedido que la prensa extranjera y los grupos de derechos humanos accedan a la Franja desde su país, a pesar del creciente número de víctimas civiles y la magnitud de la destrucción.
“Cuando Israel restringe o amenaza a la prensa, deshumaniza a los palestinos”, declaró Sherine Tadros, de Amnistía Internacional. “La historia de un ‘niño de 4 años llamado Ahmed al que le encantaba Pokémon y jugaba con su hermana mayor’ es mucho más poderosa que una sola línea en un texto que diga ‘Un niño ha muerto en Gaza’ o el número de muertos del que tan a menudo se informa. Israel está haciendo esto intencionadamente, no olvidemos desde dónde informa la prensa internacional al no poder acceder a Gaza: desde las ciudades fronterizas israelíes”.
Hace una semana, tras la primera ronda de ataques aéreos de Israel en Gaza, la Oficina de Prensa del Gobierno de Israel anunció que “los periodistas no podrían acceder a Gaza a través del cruce de Erez hasta nuevo aviso”. Al día siguiente, dicha oficina organizó una visita guiada para periodistas extranjeros a las ciudades israelíes cercanas a Gaza, en coordinación con las fuerzas ocupantes israelíes.
Erez es el único cruce de la barrera entre Israel y Gaza abierto a periodistas, y su suspensión durante una semana impidió el acceso de los medios de comunicación internacionales, por vez primera, a una importante operación militar israelí desde la guerra contra la Franja de 2008-2009.
Por parte de Gaza, tanto su Oficina de Prensa del Gobierno como el Ministerio del Interior, que están controlados por el partido político y grupo militante Hamas, confirmaron a The Intercept que era solo Israel quien estaba impidiendo el acceso a través del cruce de Erez. “A diferencia de los israelíes”, dijo un portavoz, Hamas da la bienvenida a la prensa extranjera y a los grupos de derechos humanos para que puedan monitorear la intensificación de la crisis.
Toda la información que sale actualmente del territorio corre a cargo de los periodistas de Gaza, muchos de los cuales describen una semana de noches de insomnio bajo el bombardeo israelí y días emocionalmente agotadores para documentar la matanza de civiles. El jueves pasado, los periodistas de Gaza Mohammed Alaloul y Mustafa Hassona fueron alcanzados por un ataque aéreo israelí mientras conducían en un vehículo claramente marcado como “TV”, que dejó a Alaloul gravemente herido.
“Los periodistas no están a salvo en ningún lugar de la Franja de Gaza”, declaró Delgado, del Comité para la Protección de los Periodistas. “Los periodistas de Gaza están asumiendo riesgos potencialmente mortales para informar de las noticias”.
“Cuando se restringe el acceso internacional a una zona de guerra, dependemos de los periodistas internos que informan sobre el terreno”, dijo Tadros, de Amnistía Internacional. “En el gran esquema de la rendición de cuentas, se convierten en las principales personas en las que confían los investigadores de derechos humanos para obtener pruebas, por lo cual convertirlos en blanco es completamente inaceptable porque son testigos de posibles crímenes de guerra para la comunidad internacional”.
En el momento de la publicación, 12 israelíes habían muerto por cohetes disparados por militantes de Gaza, incluidos dos niños. En Gaza, los ataques aéreos israelíes han matado al menos a 215 personas, 61 de las cuales son niños. Más de 1.400 habitantes de Gaza han resultado heridos y más de 50.000 están actualmente desplazados por los ataques aéreos israelíes que han dañado o arrasado casi 450 edificios.
“Para los periodistas de Gaza que están informando desde adentro, es una carga increíble e injusta sobre sus hombros”, dijo Tadros. “Pero si pueden documentar lo que está sucediendo con la mayor precisión posible, todos esos hechos importan”, agregó Tadros: “Confío en que importen, y lo único a lo que podemos aferrarnos es, al menos, a que nadie pueda afirmar que esto no sucedió”.
Como todos los reporteros de Gaza, la vida de Quraiqea más allá del periodismo es una historia exclusivamente palestina.
Israel mató a su padre y demolió su casa en 1987. En la guerra de 2014, su casa fue destruida nuevamente y, en 2018, resultó herido otra vez mientras informaba sobre las manifestaciones populares, conocidas como la Gran Marcha por el Retorno, en la barrera entre Israel y Gaza
“He sufrido mucho a causa de la Ocupación. Hemos sido testigos de tres guerras, esta es la cuarta. Hemos perdido a algunos de nuestros amigos y muchos colegas han resultado heridos”, dijo Quraiqea. “Realmente necesitamos un cambio real. Queremos una garantía internacional y legal que evite, como civiles y periodistas, que la Ocupación nos ataque y nos considere un objetivo”.
A las pocas horas de la destrucción de Idea Media, Quraiqea había “reanudado su trabajo de documentar los crímenes de la Ocupación”.
“Reconstruiremos lo que destruyó el ejército”, dijo a The Intercept, refiriéndose a los israelíes. “Y seguiremos documentando los crímenes israelíes contra los palestinos”.
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