Jon Schwarz, The
Intercept, 10/9/2021
Traducido
del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala
El miedo que experimenté aquel terrible día en Nueva York no puede compararse con el temor que he desarrollado al observar el camino que hemos recorrido desde entonces.
El 11 de septiembre de 2001 me desperté alrededor de las 8:30 de la mañana, me di una ducha y me hice una taza de café instantáneo Nescafé. Para cuando abrí mi ordenador portátil y entré en Common Dreams -el sitio web favorito de todos los progresistas de la época- eran las 9 de la mañana.
El diseño de entonces de Common Dreams ofrecía las historias importantes en el centro de la página y breves fragmentos sobre temas menos significativos en una columna a la izquierda. En la columna de la izquierda aparecía una frase en rojo: “Avión choca en el World Trade Center”.
Esto me proporcionó tres minutos de deliciosa ignorancia durante los cuales era posible creer que un avión había chocado con la torre norte del World Trade Center por accidente, tres minutos para vivir, sin darme cuenta, en la era posterior al 11-S. Entonces, a las 9:03 de la mañana, como todos los que habían encendido un televisor, vi cómo el vuelo 175 de United se estrellaba contra la torre sur.
Salí enseguida de mi apartamento y me dirigí a la Séptima Avenida, donde había una vista sin obstáculos de la calle Fulton, a tres kilómetros al sur. Lo que había contemplado en la televisión también estaba allí, en la realidad: miles de personas muertas o a punto de morir de las formas más atroces imaginables.
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