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Jaime Rafael Nieto López
El Reloj Político Latinoamericano 

Hoy sabemos que el mundo se está transformando desde el punto de vista geopolítico, obviamente también desde el punto de vista geoeconómico, lo cual reclama de los gobiernos progresistas una política regional e internacional cada vez más autónoma, soberana e integrada frente a los grandes poderes a nivel mundial… Es probable que aún no estén dadas las condiciones subjetivas para un giro revolucionario. Pero, ¿existe la voluntad política por parte del progresismo para efectuarlo?

Hamza Hamouchene
 Vietnam, Algeria, Palestine: passing on the torch of the anti-colonial struggle
 Vietnam, Argelia y Palestina: pasar la antorcha de la lucha anticolonial
Entre le Vietnam, l’Algérie et la Palestine, passer le flambeau de la lutte anticoloniale


Nir Hasson: A Massive Database of Evidence, Compiled by a Historian, Documents Israel's War Crimes in Gaza”

11/10/2024

SAMAN MUDUNKOTUWAGE
Por qué era inevitable una victoria de la izquierda en Sri Lanka

Saman Mudunkotuwage, 10/11/202
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

El autor es un exiliado de Sri Lanka que vive en Francia. Participó en la campaña para la elección presidencial del 22 de septiembre en Sri Lanka, que dio la victoria al candidato del JVP, Anura Kumara Dissanayake.

La victoria electoral de la izquierda en Sri Lanka es el resultado de varios años de lucha inquebrantable de los oprimidos de todos los orígenes sociales, étnicos y religiosos del país. Es importante señalar que esta victoria no habría sido posible sin la unificación de todos los revolucionarios supervivientes y víctimas de todas las represiones llevadas a cabo por los poderes corruptos desde la independencia en 1948. El principio británico de divide y vencerás fue finalmente derrotado por el pueblo de Sri Lanka el 21 de septiembre de 2024.

Anura Kumara Dissanayake, candidato del JVP de 55 años, fue elegido Presidente de la República Socialista Democrática de Sri Lanka el 21 de septiembre de 2024

Sin embargo, el Poder Nacional Popular (NPP), dirigidO por el partido marxista JVP (Frente de Liberación Popular de Sri Lanka), desea continuar con el programa del FMI. Al mismo tiempo, el partido se compromete a establecer un sistema económico más justo y razonable sin abolir completamente la propiedad privada de los medios de producción ni la economía de mercado que el país ha adoptado desde 1977. El gobierno del JVP se encuentra en una situación alarmante, enfrentado por un lado a conflictos regionales e internacionales organizados por USA, China e India, y por otro a una deuda de 55.000 millones de dólares que debe reembolsar a instituciones financieras de todo el mundo, sin olvidar a la parte de su electorado que exige un freno a las privatizaciones y la venta de recursos públicos. En definitiva, el JVP mantiene la llama encendida para preservar su poder y satisfacer a su electorado de izquierdas.

Para entender este nuevo giro político en Sri Lanka, es importante tener en cuenta que, durante 70 años, el pueblo ha estado dividido en varias tendencias político-étnicas y religiosas, impuestas abiertamente por la élite del país. Es más, durante todo el periodo colonial, las autoridades británicas también utilizaron criterios étnicos para elegir a los representantes de su asamblea consultiva nacional, con el fin de dividir a esta pequeña nación insular. A pesar de ello, el pueblo de Sri Lanka obtuvo el sufragio universal en 1934. Tras la independencia en 1948, el UNP (Partido Nacional Unido), un partido conservador de derechas apoyado por el Partido Comunista estalinista que actuaba siguiendo directrices de Moscú, obtuvo una mayoría relativa en el parlamento. Una vez en el poder, retiró inmediatamente el derecho al voto a los trabajadores de las plantaciones de té, cuyo único delito sindical fue negarse a apoyar la formación de un gobierno de derechas dirigido por el UNP. Estas buenas gentes llamaron a las fuerzas de izquierda del país a manifestarse junto a los trotskistas del LSSP para formar un gobierno socialista. Sin embargo, el Partido Comunista apoyó discretamente al UNP con la ayuda del SLFP, dirigido por el clan Bandaranaike, contra este proyecto. El Partido Nacionalista Tamil del Norte también apoyó al UNP en su plan de retirar la ciudadanía a los tamiles de las plantaciones de té, que habían sido traídos a pie por los británicos en pésimas condiciones desde la India para trabajar en el centro del país.

Desde 1960, el LSSP y el PC participaron juntos en la constitución de gobiernos capitalistas con el SLFP, obteniendo algunos ministerios, pero pronto olvidaron a los trabajadores que habían perdido su ciudadanía y su derecho al voto y que habían hecho campaña en gran medida junto a estos dos partidos de izquierda. Tuvieron que esperar hasta 1988 para recuperar su ciudadanía. Por otra parte, estos trotskistas y estalinistas respaldaron la redacción de constituciones con rasgos discriminatorios: la lengua cingalesa se convirtió en la lengua oficial, el budismo pasó a ser la religión del Estado, etc. Se estableció un sistema de cuotas para los estudiantes tamiles del Norte ante la existencia de escuelas católicas dirigidas por misioneros usamericanos para formar funcionarios, científicos, abogados y médicos al servicio de las autoridades británicas. En lugar de crear escuelas similares en el sur, el gobierno de izquierdas, apoyado por el PCSL y el LSSP, al igual que el gobierno de derechas, aprobó una ley que restringía el acceso de los estudiantes tamiles a la enseñanza superior en el país. Esta discriminación en la educación se convirtió en una de las causas preliminares que animaron a los jóvenes tamiles a convertirse en guerrilleros de los Tigres Tamiles ( LTTE) para la creación de un Estado independiente.

Desde la independencia, el pueblo tamil ha exigido, mediante manifestaciones pacíficas, el derecho a utilizar su lengua materna en sus relaciones con las autoridades. Estas luchas democráticas han sido violentamente reprimidas por todos los gobiernos, de izquierda y de derecha, desde 1948. A pesar de que el cingalés se ha convertido en la lengua oficial del país, todos los asuntos gubernamentales se llevan a cabo en inglés. Al final, el pueblo cingalés también fue víctima de esta maquinación lingüística anglosajona. Cuando los británicos abandonaron el país en 1948, sólo el 10% de la población -la élite de las comunidades cingalesa, tamil, musulmana y europea- hablaba inglés. Dentro de esta élite no había conflictos ni guerras, pero manipulaban sistemáticamente a las comunidades no anglófonas para acceder al poder exacerbando el racismo.

La participación del LSSP y el PC en los sucesivos gobiernos provocó la decepción y la ira de los trabajadores de Colombo y los campesinos. En los años 60 y 70, la revolución cubana y la guerra de Vietnam despertaron el odio contra el imperialismo en todos los países del mundo. En Sri Lanka, un joven marxista, víctima de la política del Kremlin, fundó un partido maoísta llamado Frente de Liberación Popular de Sri Lanka (JVP). Se convirtió en un icono entre los jóvenes no anglófonos, y fue visto como un enemigo a destruir por las dos formaciones burguesas, el UNP y el SLFP, apoyadas por el PCSL y el LSSP. Rohana Wijeweera, fundador del JVP, consideraba que en aquel momento la posición china era más progresista e internacionalista que la de Moscú. Por ello, las autoridades soviéticas se negaron a conceder un visado al joven marxista, que estudiaba medicina en la Universidad Patrice-Lumumba de Moscú.

Rohana Wijeweera, por Darsha Kapuge



Una de las escasas fotos de las semanas sangrientas de 1971: la mayoría de los jóvenes detenidos desaparecieron sin dejar rastro.

Frente a la represión dirigida por la Alianza Popular, formada por el PCSL y el LSSP, estalló una insurrección en abril de 1971 bajo la dirección del JVP. El gobierno, apoyado por una «Santa Alianza» (URSS, Yugoslavia, India, Pakistán, USA, China, Egipto), eliminó a más de 20.000 revolucionarios en una semana sangrienta, y 10.000 supervivientes fueron encarcelados. Este acontecimiento fue bautizado como «la Comuna de Ceilán» por el agrónomo René Dumont, futuro candidato ecologista a las elecciones presidenciales fraancesas de 1974, que se encontraba en la isla en el momento de la insurrección y publicó una columna sobre el tema en el número de julio-agosto de 1971 de la le revista Esprit, en la que recordaba que esas «semanas sangrientas» en Sri Lanka habían tenido lugar en el centenario del aplastamiento de la Comuna de París [lea la columna en francés aquí]. Sin embargo, «los ministros trotskistas del gobierno no dimitieron», se lamentaba Dumont en su libro de 1972, « Paysannerie aux abois (Ceylan, Tunisie, Sénégal)[Campesinados en apuros]».

Sacando lecciones de la insurrección, el gobierno emprendió una vasta reforma agraria, distribuyendo tierras a los más desposeídos. Hoy, el 80% de las tierras de Sri Lanka pertenecen directa o indirectamente al Estado. En estas tierras abundan el agua, las materias primas, el hierro, las piedras preciosas, el silicio, etc.


En la cárcel, el fundador y sus partidarios del JVP se reorganizaron y se convirtieron en un partido marxista-leninista, renunciando al maoísmo, al estalinismo, al trotskismo y al guevarismo, pero sin negar su compromiso con el socialismo. El partido ha creado un sistema de formación de revolucionarios profesionales que se comprometen sin recibir ningún salario, privilegio o compensación. Al día de hoy, los salarios de los representantes electos del partido se ingresan en un fondo para ayudar a la población en dificultades. En 1977, cuando llegó al poder, el UNP decidió liberar a los presos políticos del JVP. El nuevo gobierno también quería liberar a unos cuantos multimillonarios corruptos que habían sido encarcelados de por vida en virtud de la misma ley que había condenado a los militantes del JVP tras la insurrección de 1971.

Una vez excarcelados, los militantes del JVP abandonaron la lucha armada e iniciaron actividades políticas para participar en las elecciones. El partido obtuvo 13 escaños en las elecciones de distrito de 1981, que el UNP presentó como una solución a la cuestión nacional tamil. Durante la campaña electoral, la prestigiosa biblioteca en lengua tamil de Jaffna (con 100.000 obras] fue incendiada por un equipo dirigido por el antiguo jefe de Estado, Ranil Wicremesinghe, derrocado tras las elecciones del 21, según los medios europeos, un «liberal prooccidental» que aún no ha sido castigado por este crimen contra la humanidad. También estuvo implicado en la dirección de un cuartel de tortura donde fueron eliminados más de 5.000 jóvenes durante la guerra civil de 1987-1990.

El nuevo gobierno del UNP, instalado en 1977, introdujo un sistema liberal cada vez más salvaje, basado en los principios neoclásicos de Milton Friedman, asesor económico de Pinochet en Chile. Se recortó más del 60% de la producción agrícola del país animando a los sectores privados nacionales y extranjeros a importar más de lo que exportaban. Los cultivadores de cebollas rojas, pimientos, frutas y verduras (en su mayoría tamiles) se vieron obligados a abandonar la agricultura y emigrar al Mashreq y a Europa. Al mismo tiempo, el UNP creó una estructura neoliberal a escala nacional para promover la privatización de los servicios públicos y del sector industrial, incitando a las clases trabajadoras a rebelarse y desafiándolas en varias ocasiones. Se han privatizado los transportes, los servicios, la sanidad, etc. Los funcionarios convocaron una huelga general en 1980; más de 40.000 huelguistas fueron despedidos sin indemnización ni readmisión. Más de 50 funcionarios en huelga se suicidaron. La mayoría de los despedidos se unieron a la lucha armada contra el régimen.

Aprovechando la inestabilidad social y la división de los partidos de la oposición, el presidente del UNP, JR Jayawardene, apodado « Yankee Dickie », convocó una elección presidencial anticipada en 1982. Utilizando métodos de terror y fraude masivo, el UNP se toma el poder con el 52% de los votos. Rohana Wijeweera obtuvo el 4% de los votos y el JVP se convirtió en la tercera fuerza política del país. Sin celebrar elecciones generales en 1982, el gobierno en el poder convocó un referéndum para salvaguardar a sus diputados, que tenían mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El jefe del Estado diría más tarde que el objetivo del referéndum era utilizar todos los medios posibles para impedir que los diputados del JVP entraran en el Parlamento. El JVP emprende acciones legales contra el referéndum y el fraude electoral. Se convierte así en un enemigo para el UNP.

El 1° de mayo de 1983, Día del Trabajo, el gobierno del UNP se ve sacudido por la fuerte movilización de tamiles y musulmanes, con sus hermanos cingaleses al lado del JVP. Esa misma noche, el jefe del Estado amenazó al JVP, acusándolo de tener vínculos con los Tigres Tamiles del LTTE. Aprovechando un ataque a un convoy militar que se saldó con la muerte de 13 soldados, las milicias próximas al gobierno avivaron el odio contra los tamiles. El jefe del Estado no ofrece ninguna seguridad a los civiles tamiles del país: sufren atrocidades y todo tipo de ataques asesinos. Más de 3.000 civiles tamiles han sido asesinados y más de 200.000 se han convertido en refugiados en su propio país.

Acusado de incitar al odio racial y amenazar el orden público, el JVP fue disuelto, junto con el Partido Comunista y el NSSP, una sección de la Cuarta Internacional. Se salva el sistema retrógrado y corrupto Esto es lo que quería el jefe del Estado: el pueblo está más dividido que nunca según el origen o la religión. Habiendo rechazado hasta entonces cualquier forma de división del país, ante las atrocidades sufridas, los tamiles se organizan en torno a un movimiento separatista para crear un país independiente. India proporcionó entrenamiento militar y armas a los jóvenes tamiles contra el gobierno prousamericano de Colombo. Se lanza una campaña de represión, dirigida por mercenarios del Mosad israelí y del MI-6 británico, contra el JVP y los movimientos separatistas tamiles. Una comisión gubernamental absolvió al JVP de cualquier responsabilidad o implicación en los sucesos de julio de 1983. Pero el gobierno no revocó la prohibición del partido.

El JVP pasó a la clandestinidad y se reorganizó a pesar de la prohibición; escribió a todos los organismos internacionales, incluida la ONU, pidiéndoles que intervinieran y presionaran al régimen para que levantara la prohibición del partido. En vano: las autoridades siguieron reprimiendo a los activistas. Algunos fueron gravemente torturados y murieron mientras estaban detenidos, sin que sus familias pudieran organizar sus funerales. El gobierno aprobó leyes para destruir los cadáveres de las víctimas de tortura policial y militar. Esta ley también protegía a los autores de cualquier acción legal. Amnistía Internacional ha calificado esta ley de «licencia para matar».

En 1987, el partido gobernante UNP firmó un acuerdo de armisticio con el gobierno indio para dividir Sri Lanka. Se desplegaron 100.000 soldados del ejército indio en el norte y el este del país con el pretexto de garantizar la seguridad de la minoría tamil. Más de 144 personas fueron asesinadas en Colombo por protestar contra el acuerdo, que violaba la soberanía de Sri Lanka. Ante la represión, el buró político del JVP decide lanzar una lucha armada para liberar al país del yugo del expansionismo indio y del gobierno cipayo de Colombo. Se atacaron decenas de bases militares y policiales para recuperar armas. El régimen intensificó la represión El Partido Comunista y los trotskistas del NSSP apoyaron la represión del régimen contra el JVP. Crearon un grupo de milicias llamado PRRA [Ejército rojo revolucionario de del pueblo…], que se unió a las fuerzas de seguridad para capturar a activistas del JVP.

 

Los cuerpos de partidarios del JVP ejecutados por un escuadrón de la muerte yacen en el suelo con carteles atados al cuello el 2 de diciembre de 1989 en Tihagoda, Sri Lanka. Foto Robert Nickelsberg/Liaison

 

Los Tigres Tamiles del LTTE, por su parte, se negaron a que el ejército indio intervenga en el norte y el este del país. El JVP invitó a los Tigres Tamiles a luchar juntos contra el régimen y el ejército indio, pero éstos se negaron a renunciar al separatismo. La guerra civil en el sur, entre 1987 y 1989, provocó la muerte de 60.000 jóvenes cingaleses. Los Tigres Tamiles del LTTE colaboran con el nuevo presidente del UNP, hostil a la presencia india, y obtienen armas y municiones para luchar contra los invasores. El LTTE firma un acuerdo de alto el fuego con el régimen del UNP para cesar las hostilidades con el ejército en el norte y el este. Esto permitió al ejército de Sri Lanka acabar con el JVP en el sur eliminando a su fundador, Rohana Wijeweera, que murió bajo custodia policial. Según sus torturadores, no había divulgado ninguna información sobre su partido o sus camaradas bajo la tortura.

Pero los Tigres Tamiles no aceptaron una solución federal a la cuestión nacional y volvieron a declarar la guerra al ejército de Sri Lanka en 1990. Los LTTE mataron a tiros a más de 600 policías. La represión de los izquierdistas en el sur permitió al UNP privatizar cientos de servicios públicos del país, a veces por un dólar simbólico. El gobierno de la Alianza Popular de Chandrika Kumaratunga ha continuado con estas políticas económicas desreguladoras. Cada vez se pagan más sobornos, comisiones y regalos para vender los servicios públicos del país. El país se ha convertido en un símbolo liberal en la región por haber abierto 80% de su economía a los inversores extranjeros, según un informe del ministerio francés de asuntos exteriores de 1990.

Como consecuencia de la desregulación económica, los conflictos armados y los despidos improcedentes, más de un millón de esrilanqueses han emigrado a países de Oriente Próximo. Los jóvenes de clase media se marcharon a Europa, USA, Australia y Canadá. A partir de 1990, traficantes de droga, miembros de bandas criminales y milicias del régimen se incorporaron a la vida política de Sri Lanka para llenar estos vacíos intelectuales. La corrupción se generalizó en el país. Los inversores nacionales y extranjeros abandonaron el país, denunciando las actitudes ilegales de estos políticos que exigían entre un 10 y un 20% de sobornos para poner en marcha proyectos. El turismo, el cultivo del té, las remesas de la diáspora y los textiles se convirtieron en los principales recursos del país. Las bandas criminales que habían entrado en la escena política estaban implicadas en todo tipo de tráficos: drogas, prostitución, trata de seres humanos, tráfico de armas para la guerra, todo ello con impunidad. Como consecuencia, los jóvenes cingaleses se negaron a alistarse en el ejército.

El atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas y la campaña antiterrorista usamericana pusieron al movimiento LTTE en una situación difícil. El LTTE recurrió masivamente a los atentados suicidas contra representantes electos. Los asesinatos del primer ministro indio Rajiv Gandhi en 1990 y del presidente Premadasa en 1994, ordenados por el LTTE, fueron mal percibidos por la opinión pública internacional. Los Tigres Tamiles rechazaban cualquier forma de devolución del poder que no sea la independencia total para crear un país tamil a expensas de Sri Lanka. India rechazaba esta exigencia de independencia, porque un Estado tamil soberano, al dividir Sri Lanka, podría provocar el colapso del Tamil Nadu, donde vive más del 80% de la población tamil.

Los Tigres de Liberación del Eelam Tamil entraron en guerra a pesar de los requerimientos de la comunidad internacional para que aceptaran un sistema federal propuesto por el gobierno de Colombo. Pero los Tigres querían demostrar su capacidad para librar una guerra convencional contra el ejército de Sri Lanka. La invasión rusa de Georgia en 2008 dividió al mundo, así que China y Pakistán proporcionaron a Colombo las armas más sofisticadas del mundo para acabar con los rebeldes del LTTE.

El JVP, que entró en el proceso político en 1994, apoyó la ofensiva militar para salvaguardar la integridad territorial y la soberanía del país frente al movimiento de los Tigres Tamiles, que se negaban a hacer concesiones al gobierno central. El JVP rechazó las demandas del LTTE, que optaba por un Estado de base étnica, considerando el Norte y el Este como tierras tradicionales de los tamiles. El LTTE también llevó a cabo una limpieza étnica contra civiles cingaleses y musulmanes que vivían en el Norte y el Este. El JVP sostenía que el 30% del norte y el este no podían asignarse a una comunidad que representaba el 20% de la población. La tierra debe asignarse equitativamente a todos los agricultores, sea cual sea su origen. Para el JVP, los LTTE eran un obstáculo para la unificación de la clase trabajadora de Sri Lanka contra el gobierno capitalista de Colombo. Sus acciones podrían ser utilizadas por los imperialistas para balcanizar el conjunto de la Unión India.

El JVP también denunciaba a las potencias occidentales y usamericana por su implicación en la desestabilización del país, así como la intervención de la OTAN en la antigua Yugoslavia en 1990, con el pretexto de la ayuda humanitaria. En 2004, durante el tsunami, el ejército usmericano entró en el país desde el sur, mientras que India intervino desde el norte para ayudar a las víctimas. Esto provocó fuertes críticas de la población, y el JVP advirtió a las dos potencias que no consideraran la posibilidad de instalar allí sus tropas durante ningún tiempo, fuera cual fuera el motivo. Cuando la guerra en el norte entró en su fase final en 2009, China y Rusia ejercieron su derecho de veto en el Consejo de Seguridad contra todas las intervenciones occidentales y usamericanas en el conflicto de Sri Lanka, por considerarlas una injerencia.

La ONU y las organizaciones de derechos humanos han acusado a ambos bandos de abusos, masacres y crímenes de guerra. Las fuerzas gubernamentales eliminaron al líder de los LTTE el 18 de mayo de 2009. Más de 100.000 personas perdieron la vida durante el conflicto en el Norte. El clan Rajapaksa aprovechó la situación para tomarse el poder apoyándose en el nacionalismo cingalés y rechazó todas las investigaciones internacionales sobre crímenes de guerra. China apoyó al clan Rajapaksa contra las acusaciones de crímenes de guerra y ha invertido entre 10.000 y 15.000 millones de dólares en proyectos de infraestructuras y en la construcción de autopistas y puentes. La inyección de miles de millones de dólares en proyectos de infraestructuras ha impulsado temporalmente el PIB del país. Las agencias de calificación clasificaron al país como de recursos medios. Pero los puertos, autopistas y aeropuertos construidos con créditos chinos no han llegado a ser rentables para las arcas del Estado. El puerto de Hambantota, por ejemplo, ha sido cedido a empresas chinas por falta de recursos para pagar la deuda.

En 2010, el ex jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Sarath Fonseka, entró en política con el apoyo del JVP contra el clan Rajapaksa. El jefe del Ejército consideraba que el clan familiar era incapaz de desarrollar el país y lo había arruinado tras la liberación del terrorismo por su ejército. Gracias a las campañas anticomunistas, el clan Rajapaksa ganó las elecciones con un fraude masivo. Fonseka fue detenido y encarcelado. Sin embargo, sus acusaciones contra el régimen fueron aprobadas por la mayoría de los miembros del ejército, que empezaron a afiliarse a partidos políticos una vez retirados. La actitud del general Fonseka provocó divisiones en el ejército.

Como resultado, estos soldados votaron mayoritariamente en 2019 por Gotabaya Rajapaksa, que también era coronel del ejército. En lugar de unificar a todos los grupos étnicos del país tras la guerra, el clan Rajapaksa estuvo alimentando una campaña antimusulmana. Esto dio lugar a un grupo yihadista, adoctrinado por Daech. Los atentados de abril de 2019 crearon un clima de inseguridad y amenazas terroristas. El clan Rajapaksa aprovechó estos sentimientos de inseguridad para volver al poder. Sin embargo, su entorno corrupto no quería que este presidente, que obtuvo la mayoría absoluta, se convirtiera en un Mahathir Mohamad que podría haber desarrollado el país. Éste era el lema de su campaña electoral, por el que el pueblo había votado masivamente. Pero cumplió sus promesas. Al contrario, eximió de impuestos a sus amigos políticos. Al cabo de un año, las arcas del Estado estaban arruinadas. Más de 45.000 millones de dólares habían sido sacados o invertidos en paraísos fiscales o fondos buitre en Grecia. La deuda pública ascendió al 114% del PIB del país.

En 2020, la epidemia de corona paralizó los principales recursos del país, como el turismo, el té, los textiles y el dinero de la diáspora. El país perdió entre el 12% y el 15% de su PIB. El régimen siguió haciendo concesiones fiscales a los ricos. Había una grave escasez de divisas para comprar alimentos, medicinas, gas y petróleo. El pueblo salió a la calle y ocupó la capital, Colombo, durante tres meses. El JVP intentó intervenir en la ocupación en varias ocasiones para hacerse con su liderazgo y dirigirla hacia una revolución popular. Pero la sociedad civil y ciertos grupos de izquierda implicados en la lucha rechazaron todas las intervenciones políticas del JVP. No obstante, la ocupación de Colombo consiguió, por primera vez en la historia del país, reunir a todos los sectores de la sociedad para cambiar el sistema bajo el lema «70 años, ¡basta ya!». El pueblo dijo «Basta de guerra, basta de sufrimiento», comprometiéndose a un compromiso, a un nuevo contrato social para poner fin a los conflictos permanentes sufridos desde 1948.


Manifestación cerca de la residencia oficial del presidente Gotabaya Rajapaksa, 28 de mayo de 2022. Foto Tharaka Basnayaka/NurPhoto vía Getty Image

Después de que el presidente Gotabaya Rajapaksa huyera del país el 9 de julio de 2022, el conservador Ranil Wickremesinghe se hizo con el poder mediante un golpe constitucional. Inmediatamente se desmanteló la ocupación popular de la capital y se detuvo a 4.000 jóvenes. Ante la represión, el JVP celebró una serie de manifestaciones pacíficas contra el gobierno. El partido gobernante invitó al JVP a participar en el gobierno aceptando algunos puestos ministeriales.

El JVP rechazó cualquier idea de formar un gobierno de unidad nacional con el UNP y la oposición socialdemócrata SJB, a su vez corrupta. El líder del partido, Anura Kumara Dissanayake, pidió al gobierno que organizara elecciones presidenciales y parlamentarias. Pero el régimen aplazó cualquier elección, alegando falta de financiación. La oposición del JVP/NPP organizó una serie de protestas en todo el país.

Desde 1948, el pueblo de Sri Lanka ha sufrido todo tipo de discriminaciones étnicas, religiosas, territoriales y políticas bajo un sistema establecido por el gobierno británico. Este sistema se estableció mediante la adjudicación de contratos públicos a las nuevas clases elitistas para la venta de alcohol en el país. Sus hijos fueron educados en prestigiosas escuelas británicas como Oxford y Cambridge. Estos hijos se convirtieron en miembros de partidos políticos de derechas o de extrema izquierda como el LSSP. Esta clase elitista nunca quiso que los indígenas no anglófonos llegaran algún día al poder. Para evitar el poder no elitista, este sistema corrupto ha dividido a los jóvenes tamiles y cingaleses según su origen, religión o casta, en contra de cualquier afiliación al movimiento marxista del JVP, que propone un frente común bajo el lema «los proletarios primero» contra la clase capitalista del país oponiéndose a la separación del país.

El JVP presentó un proyecto concreto. En su opinión, el derecho a la autodeterminación o el separatismo divide a las clases trabajadoras. Ayuda a los imperialistas y a sus aliados a intervenir militarmente en los países con el pretexto de salvar a las minorías oprimidas. Por eso hay que rechazarl. En esta etapa, su proyecto propone un frente común contra este sistema atrasado que depende del capital financiero británico o de otros sistemas capitalistas del mundo. Según el JVP, la clase capitalista de Sri Lanka se resiste a convertirse en una clase burguesa fuerte, como las de India o China. Por lo tanto, el país necesita una revolución burguesa para acabar con este sistema podrido mediante la lucha de un movimiento de liberación nacional.

Sólo el pueblo decidirá un día si este nuevo sistema avanzará hacia el socialismo o seguirá siendo capitalista. Por eso el partido propone la NEP [Nueva Política Económica] de Lenin como punto de partida para desarrollar el país. Su programa no excluye a ninguna potencia extranjera que desee invertir en áreas en las que el país no dispone de la alta tecnología ni de los fondos necesarios para explotarlas. Pero los beneficios de todos los proyectos económicos deben distribuirse equitativamente para garantizar el bienestar de la población, con un sistema sanitario y educativo gratuito, soberanía alimentaria, proyectos ecológicos, un sólido sistema de transportes, distribución de poderes hasta el nivel local, etc. Cualquiera que sea la naturaleza del sistema político, sólo el pueblo debe estar en primera línea y ser el beneficiario de este sistema; los representantes elegidos sólo deben trabajar por el desarrollo del país sin recibir ninguna compensación. Deben ser removibles y estar sujetos a un mandato imperativo. Los activistas y ejecutivos del JVP no recibirán ningún salario Este principio no cambiará, aunque el partido llegue al poder en las próximas elecciones legislativas, previstas para el 14 de noviembre, que coincide con el aniversario de la muerte de su fundador, Rohana Wijeweera, asesinado por el ejército el 13 de noviembre de 1989.

Desde su creación en 1965, el JVP ha sufrido todo tipo de represiones y abusos. Su fundador fue asesinado. Más de 80.000 activistas han muerto o desaparecido. Para frenar el ascenso al poder del JVP, el corrupto sistema de Sri Lanka aplicó todo tipo de métodos, como el separatismo, la propaganda anticomunista, el ateísmo del partido, el izquierdismo islámico, etc. El partido ha obtenido entre el 3% y el 10% de los votos en las elecciones desde su fundación en 1965. En 2019, Dissanayake obtuvo sólo el 3% de los votos emitidos en la elección presidencial. A partir de 2022, Dissanayake se comprometió a crear 145.000 comités en todo el país 40.000 soldados y policías retirados, antiguos funcionarios de diversas instituciones, intelectuales, 30.000 mujeres, campesinos y obreros serán miembros de estos comités. Se ha creado una especie de soviet en el que participan todos los sectores de la sociedad y las víctimas de 70 años de discriminación y represión. Una vez que las elecciones legislativas hubieran producido una mayoría en la Asamblea Nacional, se aplicaría la democracia directa, dando al pueblo el poder de destituir a sus representantes electos en cualquier momento. El presidente ha prometido que en el futuro se elaborará por referéndum una nueva Constitución que otorgue poderes directos al pueblo. La devolución del poder se hará a nivel local en las 14.500 entidades territoriales que se han constituido. El JVP espera resolver la cuestión nacional a través de estos poderes locales frente a los poderes del gobierno central. El inglés, el cingalés y el tamil serán las lenguas oficiales del país

 

Harini Amarasurya, de 54 años, es la primera ministra provisional. Antropóloga y socióloga formada en Delhi, Australia y Edimburgo, empezó trabajando como asistente social con mujeres en centros psiquiátricos. Activa en la Federación de Profesores Universitarios, es una decidida luchadora contra la discriminación de clase, casta y género.

 

El 24 de octubre de 2024, el pueblo eligió al JVP y a su aliado el NPP, barriendo todas las mentiras de los sucesivos poderes al otorgarle el 52% de los votos emitidos. El partido organizó a todas las víctimas de las desregulaciones liberales que arruinaron el país, incluidos los propietarios de PYME. Los antiguos bastiones del LSSP votaron mayoritariamente al JVP. En los territorios predominantemente tamiles y musulmanes, más del 21% votó también al JVP. Una gran proporción de mujeres también votó al candidato del JVP. La Sra. Harini Amarasurya se convirtió en primera ministra del gobierno provisional. Al final, el sueño del JVP, desde su creación, de la victoria de la liberación nacional con todos sus componentes contra el sistema retrógrado, se hizo realidad tras la elección presidencial del 21 de septiembre de 2024. La victoria legislativa del 14 de noviembre completará la victoria presidencial, a menos que el pueblo decida lo contrario.

El país no puede romper radicalmente con el programa del FMI porque el 50% de sus fuentes de ingresos (exportaciones de textiles, servicios, té y turismo) dependen de los mercados europeo y usamericano. Sin embargo, el JVP puede aprovechar los antagonismos de las potencias regionales e internacionales para desarrollar el país, siguiendo el ejemplo de Singapur, Malasia y Corea del Sur. USA, China, Europa, Rusia y la hermana mayor India quieren ayudar al país a sobrevivir. El FMI no puede obstaculizar el deseo del JVP de reformar las instituciones del Estado para establecer un Estado-nación moderno con un sistema descentralizado. El FMI también exigió estas reformas macroeconómicas esenciales en su informe de 2022, tras la crisis, cuando colocó al país en suspensión de pagos.

El FMI no puede oponerse al fin de este sistema corrupto, que sólo sobrevive gracias a los préstamos internacionales y a la distribución de unos pocos dólares a una parte de la población empobrecida, que apoya a los partidos burgueses corruptos en cada proceso electoral para preservar este sistema. Por eso el programa del JVP/NPP propone reducir las importaciones y animar a los productores locales y a las PYME a producir más bienes para la exportación. La vuelta a un proteccionismo económico más estable y competitivo frente a los productos extranjeros es una necesidad absoluta para evitar la futura dependencia del país de los créditos del FMI. Ayer, Joe Biden envió a su embajador a entrevistarse con el presidente de Sri Lanka con una carta en la que prometía llevar a cabo este proyecto. Sea cual sea la naturaleza de las intervenciones o los objetivos estratégicos de las potencias internacionales y regionales, el acuerdo con el FMI será un «Brest-Litovsk» para el joven Estado progresista dirigido por el JVP.

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