09/06/2025

JEAN-PIERRE FILIU
Una banda de saqueadores al servicio de Israel en Gaza

Profesor universitario en Sciences Po, París
Traducido por Tlaxcala

En lugar de favorecer una alternativa palestina a Hamás [sic, NdT] en la Franja de Gaza, el ejército israelí prefiere apoyar y armar a la milicia de un conocido gánster, responsable de numerosos saqueos de ayuda humanitaria, según cuenta el historiador Jean-Pierre Filiu en su crónica.

El Gobierno israelí y su ejército creyeron durante mucho tiempo que lo sabían todo sobre Gaza, gracias a la vigilancia permanente ejercida por los drones y a la interceptación, a veces sistemática, de las comunicaciones locales. Estaban convencidos de que así podrían compensar la ausencia de cualquier enlace con la población de Gaza, provocada por su política de «tierra quemada» durante la retirada del ejército y los colonos en 2005.

Esta falta de colaboradores palestinos no había hecho más que acentuarse a lo largo de los dieciséis años de bloqueo impuesto por Israel a partir de 2007, tras la toma del control del enclave palestino por Hamás [vencedor de las elecciones legislativas de 2006, NdT].

Sin embargo, la omnipotencia tecnológica de Israel no le ha librado del trauma de la masacre del 7 de octubre de 2023. Pero ni siquiera un choque de tal magnitud ha convencido al ejército israelí de cambiar su enfoque en Gaza, donde el uso sistemático de la inteligencia artificial, en lugar de la inteligencia humana, ha tenido consecuencias devastadoras para la población civil.

La apuesta israelí por los saqueadores

La forma más segura de expulsar a Hamás de la Franja de Gaza sería oponerle una alternativa palestina creíble [sic, NdT], una opción que, sin embargo, Benjamín Netanyahu rechaza categóricamente. El primer ministro israelí teme que el regreso a Gaza de la Autoridad Palestina de Ramala [¿esa sería la «alternativa palestina creíble»?, NdT] reavive la «solución de dos Estados», cuando él se opone con uñas y dientes a cualquier perspectiva de una entidad palestina digna de ese nombre, aunque sea desmilitarizada.

El ejército israelí ha apostado por algunos clanes de Gaza, con la esperanza de que estas estructuras tradicionales puedan contrarrestar a Hamás. Pero se olvidaba que estas redes de solidaridad se habían visto profundamente debilitadas por los continuos desplazamientos impuestos a la población y que eran incapaces de coaligarse para hacer frente al movimiento islamista en todo el enclave.

El ejército israelí recurrió entonces a una franja del crimen organizado que podía operar cerca de sus posiciones, con la esperanza de convertirla en una milicia de cipayos locales. El jefe de lo que hay que llamar una banda es Yaser Abu Shabab, un delincuente reincidente repudiado por su clan de Rafah y sediento de venganza contra Hamás, que lo encarceló por tráfico de drogas [y mató a su hermano y nueve de sus hombres en noviembre de 2024, NdT].

Puede reclutar a un centenar de delincuentes de su calaña, también ellos en ruptura con sus familias, algunos fugados de prisión gracias a los ataques israelíes. Debido a esta banda, armada por Israel, el 40 % de la ayuda humanitaria, ya de por sí insuficiente, fue saqueada durante el mes de octubre de 2024, poco después de su entrada en la Franja de Gaza.

Los responsables israelíes esperan así, por un lado, reforzar a Abu Shabab, que aprovecha la ayuda desviada para reclutar nuevos milicianos, y, por otro, desacreditar a las Naciones Unidas, con el fin de sustituirlas como distribuidor directo de una ayuda humanitaria que se ha convertido en un instrumento de control de una población agotada.

Una dimensión de la guerra inhumanitaria

Durante mi estancia de más de un mes en la Franja de Gaza, pude documentar, no lejos de mi lugar de residencia, dos saqueos de convoyes por parte de la banda de Abu Shabab, apoyada por el ejército israelí.

En la noche del 22 al 23 de diciembre de 2024, un ataque israelí mata primero a dos responsables de la seguridad de un convoy de 66 camiones de las Naciones Unidas, y luego un tercio de estos camiones de ayuda son robados en una emboscada en la que seis guardias son asesinados por drones israelíes.

En las primeras horas del 4 de enero de 2025, esta vez son 50 de los 74 camiones los que son saqueados tras los combates, que se saldan con once muertos (cinco muertos por los drones israelíes y seis en los tiroteos entre palestinos). El secretario general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas denuncia la voluntad israelí de «hacer peligroso proteger los convoyes de ayuda, cuando se pueden saquear sin peligro». Hamás toma entonces medidas contra los saqueadores, o aquellos a quienes designa como tales, lo que provoca un espectacular aumento de la violencia entre palestinos hasta la tregua del 19 de enero.


Un camión de transporte de ayuda humanitaria para la Franja de Gaza en la zona de descarga del puesto fronterizo de Kerem Shalom, en el lado israelí de la frontera, el jueves 22 de mayo de 2025. LEO CORREA/AP

La banda de Abu Shabab, desestabilizada por esta suspensión de las hostilidades, se reactivó con el bloqueo hermético del enclave por parte del ejército israelí el 2 de marzo y la reanudación de los bombardeos masivos y las operaciones terrestres dos semanas más tarde. Los invasores están ahora decididos a deshacerse de las Naciones Unidas y de las organizaciones humanitarias, que en ocasiones son blanco de ataques directos.

Abu Shabab  se jacta en las redes sociales presentándose como «la voz de un pueblo cansado del caos, el terrorismo y la división». Sus milicianos se integran en el dispositivo en el que el ejército israelí delega en mercenarios usamericanos la distribución, en condiciones indignas, de una ayuda mínima. Se trata de una guerra inhumanitaria, marcada por una militarización sin precedentes de la ayuda humanitaria y por la banalización de los tratos inhumanos, con varios asesinatos ya cometidos en torno a estos centros de «ayuda inhumanitaria».

En el propio Israel, la polémica crece desde que un exministro de Defensa [Avigdor Lieberman] acusó a Benjamín Netanyahu de «dar armas al grupo de criminales y matones» de Abu Shabab, que incluso estaría «cercano al Estado Islámico».

Esto se llama la política cuando peor.

Una grabación presentada como “la primera declaración pública de Yaser Abu Shabab, jefe de las Fuerzas Populares”, difundida el 8 de junio en medios de comunicación online por llamados “expertos en asuntos árabes” israelíes.

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ABDALJAWAD OMAR
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