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07/10/2021

JONATHAN COOK
El plan de la CIA para envenenar a Assange no era necesario. USA había encontrado una forma “legal” para hacerlo desaparecer

Jonathan Cook, 30/9/2021

Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

Una investigación de Yahoo News revela que, durante gran parte de 2017, la CIA sopesó utilizar medios totalmente extrajudiciales para hacer frente a la supuesta amenaza que suponía Julian Assange y su plataforma de denunciantes WikiLeaks. La agencia había planeado secuestrarlo o asesinarlo.

A pesar de lo impactante de las revelaciones -que exponen el enfoque totalmente anárquico de la principal agencia de inteligencia estadounidense-, la investigación de Yahoo tiende a oscurecer más que a iluminar el panorama en su conjunto.

No es que a Assange se le haya privado de su libertad durante más de una década a causa de una operación no ejecutada por la CIA, sino que, más bien, se le ha mantenido en diversas formas de cautiverio -desaparecido- mediante la colaboración de varios gobiernos nacionales y sus agencias de inteligencia, con la ayuda de los sistemas legales y los medios de comunicación, que han violado sistemáticamente sus derechos y el debido proceso legal.

La realidad de los años de persecución de Assange es mucho peor incluso que la imagen de una CIA matona, vengativa y ansiosa de poder expuesta en el reportaje de Yahoo.

Más de 30 exfuncionarios de alto nivel que sirvieron en la Agencia, en la inteligencia  exterior estadounidense o en la administración de Trump, ayudaron a reconstruir para Yahoo los diversos componentes del plan de la CIA. Muestran que la agencia consideró dos opciones principales para abordar el problema de Assange, además de los movimientos secretos que sentaron las bases para procesar al fundador de WikiLeaks en los tribunales estadounidenses.

Uno de los planes era secuestrar a Assange en la embajada de Ecuador en Londres, donde había buscado asilo político desde 2012.

El objetivo era llevarlo de contrabando a Estados Unidos -violando la soberanía de Ecuador y del Reino Unido- en una operación que habría tenido todas las características de una “entrega extraordinaria”. Ese era el procedimiento ilegal que Estados Unidos utilizaba tras el 11-S para secuestrar a sospechosos en la “guerra contra el terrorismo” para enviarlos, habitualmente, a “sitios negros” donde eran torturados y retenidos sin supervisión judicial.

La otra propuesta de la CIA era asesinar a Assange o, quizás más exactamente, cometer un asesinato extrajudicial para silenciarlo de una vez por todas. Se dice que envenenarlo fue uno de los métodos considerados.

Hay que tener en cuenta estos escenarios cuando nos remontamos a 2012, al momento en que Assange decidió buscar refugio en la embajada de Ecuador temiendo la ira de Estados Unidos por la revelación de sus crímenes de guerra en Afganistán e Iraq.

Ningún periodista corporativo dio crédito a sus preocupaciones. De hecho, las ridiculizaron. Estas últimas revelaciones confirman lo que resultaba obvio para muchos de nosotros: Assange tenía muy buenas razones para buscar asilo político.

Deseo de venganza

Examinemos ese panorama en conjunto oscurecido por la información sobre el plan de la CIA.

 

1.       El enorme interés de la Agencia en el caso de Assange -y su actitud más abiertamente hostil hacia él- fue el resultado de la publicación por parte de WikiLeaks de fracciones de un alijo de archivos secretos sobre las capacidades de hackeo de la CIA conocido como “Vault 7”. La Agencia, que la considera “la mayor pérdida de datos en la historia de la CIA”, se sintió profundamente humillada por tal exposición.

 

La impresión engañosa creada por la investigación de Yahoo es que hasta 2017 se estuvo llevando a cabo un proceso legal estándar contra Assange que solo se convirtió en farsa tras la publicación de Vault 7, cuando la CIA quiso vengarse e intimidar a WikiLeaks para evitar más filtraciones.

En palabras de un funcionario de la seguridad nacional de Trump: “Hubo un nivel inapropiado de atención hacia Assange debido a la vergüenza [de la CIA], no a la amenaza que representaba en el contexto. Nunca debimos actuar por deseo de venganza”.

La implicación es que, debido a que las diversas tramas extrajudiciales de la CIA nunca se llevaron a cabo, la justicia salió beneficiada en el caso de Assange.

Pero los planes de la CIA indican algo totalmente distinto. Muestran que como la CIA estaba tan enfurecida por la exposición de WikiLeaks de sus propios crímenes, mientras que el Pentágono, el Departamento de Estado y la Casa Blanca estaban ya muy enfurecidos por la exposición de los suyos, se unió a ellos para involucrarse más activamente en el proceso extrajudicial existente destinado a acabar con Assange y WikiLeaks.

 

“No se atrevan”

 

Desde el momento en que comenzaron los problemas legales de Assange a finales de 2010 -cuando se supo que dos mujeres suecas habían lanzado acusaciones de violación-, nada siguió un procedimiento estándar. Como he documentado anteriormente, el caso de Assange fue tratado de manera excepcional por Suecia, el Reino Unido, Australia y, siempre al acecho, por Estados Unidos.

 

La policía sueca, los medios de comunicación del país y un segundo fiscal se inmiscuyeron en un caso que el fiscal principal ya había dictaminado que no suponía delito. El testimonio de una de las mujeres -que había sido animada a acudir a la policía por el otro fiscaal- fue efectivamente secuestrado y convertido en una acusación de violación, al parecer en contra de su voluntad.

 

Inexplicablemente, la Interpol emitió una notificación roja para la detención de Assange, normalmente reservada para terroristas y delincuentes peligrosos, poco después de que los funcionarios suecos aprobaran su viaje al extranjero.

 

En el Reino Unido, los tribunales aprobaron una orden de extradición para Assange que había sido emitida sin la intervención de ninguna autoridad judicial sueca. El fallo sentó un precedente legal tan terrible que el acuerdo en el que se basaba la extradición se modificó poco después para garantizar que no se pudiera volver a dictar una sentencia de este tipo.

 

Una vez que Assange huyó a la embajada de Ecuador, el gobierno del Reino Unido la cercó con un grupo enorme de policías, con gran gasto público. Durante un tiempo, los ministros del gobierno amenazaron con romper los protocolos diplomáticos establecidos en la ley y enviar a la policía para detener a Assange en suelo extranjero.

 

Una solicitud de libertad de información (FoI, por sus siglas en inglés) muestra que la fiscalía británica presionó a los fiscales suecos para que no fueran a Londres a entrevistar a Assange a lo largo de 2010 y 2011, creando así el enfrentamiento en la embajada que comenzó poco después. Otras pruebas demuestran que los fiscales suecos entrevistaban regularmente a los sospechosos en el Reino Unido, solo en el caso de Assange resultó imposible.

 

Los fiscales británicos destruyeron correos electrónicos relacionados con Assange para eludir otra solicitud de FoI, pero los pocos que sobreviven -por error- muestran que se inmiscuyeron directamente en un caso en el que no deberían haber tenido ningún interés legal.

 

En uno de ellos, cuando Suecia propuso abandonar la investigación contra Assange en 2013, los funcionarios británicos advirtieron: “No se atrevan”. Otro correo electrónico revelador decía: “Por favor, no piensen que este caso se está tratando como una extradición más”.

 

Teatro “legal”

 

Esto y mucho más tuvo lugar antes de que se urdieran los planes de la CIA expuestos por Yahoo en 2017. Dos años después, Assange fue sacado a rastras de la embajada de Ecuador por la policía londinense en un escenario que se hacía eco del plan de la CIA.

 

Desde entonces, nuevos procedimientos “legales” aún más irregulares -ya fuera por una supuesta violación de la fianza menor o por “espionaje” al exponer los crímenes de guerra de Estados Unidos- han mantenido a Assange encerrado indefinidamente en una prisión de máxima seguridad de Londres.

 

Lo importante aquí es que la idea de que la CIA trató de interferir de repente en un proceso sano y legal contra Assange resulta ridícula.

 

Desde el principio, todo lo relacionado con el caso Assange ha sido extrajudicial en el sentido de que no ha habido ninguna base legal para los procedimientos. Ha sido un teatro “legal” que oculta la fuerza bruta de una superpotencia que no rinde cuentas, enfadada y temerosa de que en la era digital sus secretos y crímenes no puedan ya ocultarse al público.

 

Lo que la CIA puso sobre la mesa no fue un nuevo interés por la venganza extrajudicial -que estuvo en el centro del tratamiento a Assange desde el principio-, sino las herramientas extrajudiciales específicas en las que suele destacar, como el secuestro y el asesinato.

 

En última instancia prevalecieron las cabezas más calmadas, incluso en la administración Trump, entendiendo que un proceso “legal” falso serviría mejor y ocultaría la guerra que Estados Unidos estaba librando contra los esfuerzos de Assange y WikiLeaks para aportar mayor transparencia a las acciones del Estado y la rendición de cuentas por los crímenes de Estado.

 

La campaña para encerrar a Assange de por vida está siendo llevada a cabo con tanto entusiasmo por la administración Biden como lo fue antes bajo Trump.

 

Y los tribunales del Reino Unido, incluido el más alto del país, han colaborado activamente en esta farsa de justicia.

 

Ajuste de cuentas de la CIA

1.       Sin duda estamos enterándonos ahora de los complots de la CIA contra Assange en parte porque ha habido un cambio de administraciones. Es de suponer que algo de esto se debe a un ajuste de cuentas de los agentes descontentos con Mike Pompeo, el director de la CIA de Trump.

Después de todo, las revelaciones no provienen de denunciantes preocupados por la justicia para Assange. Están siendo mediadas a través de la comunidad de la CIA, de funcionarios con una mentalidad de agencia de inteligencia que ve a Assange en los mismos términos autocomplacientes que Pompeo, como “un servicio de inteligencia hostil no estatal”. Al igual que Pompeo, estos funcionarios ven a Assange como un “terrorista de la transparencia”.

 

Pero lo que es digno de mención es el hecho de que sea el servicio de noticias de Yahoo quien nos entregue estas revelaciones.

 

Tres periódicos con gran número de lectores y amplios recursos, The New York Times, Guardian y el Washington Post, trabajaron estrechamente con Assange en las primeras publicaciones de WikiLeaks, obteniendo grandes beneficios de las impactantes filtraciones que les proporcionó.

 

Los tres periódicos deberían tener gran interés en garantizar que Assange no sea extraditado a Estados Unidos y encerrado de por vida con el pretexto de que su periodismo equivale a espionaje, como pretenden las administraciones de Trump y Biden.

 

Y quizás lo más relevante de todo es que los tres periódicos tienen un largo historial de aprovechar sus amplios contactos dentro de los servicios de inteligencia, permitiendo a menudo que se les utilice para vender información errónea y operaciones psicológicas.

 

Recuérdese, por ejemplo, que fueron los reporteros del New York Times, Judith Miller y Michael R. Gordon, quienes se convirtieron en el conducto favorito de los servicios de inteligencia estadounidenses para los engaños sobre las armas de destrucción masiva que proporcionaron la justificación para que Estados Unidos atacara, ocupara y desmembrara Iraq.

 

En el Reino Unido, The Guardian se ha acercado cada vez más a los servicios de inteligencia desde que rompió con Assange y Glenn Greenwald, el reportero que aportó las revelaciones de Edward Snowden de que el Estado de seguridad nacional de EE.UU. estaba llevando a cabo una vigilancia ilegal y masiva del público.

 

El silencio de los medios

 

Entonces, ¿cómo es posible que estos periódicos, con sus amplias fuentes dentro de la comunidad de inteligencia y su histórica inversión en el caso Assange, no hayan oído ni una palabra sobre esta historia en los últimos cuatro años? ¿Es posible que ninguno de los cerca de 30 funcionarios que hablaron con Yahoo haya contactado tampoco con estos periódicos? ¿Por qué es Yahoo News quien está dando a conocer una historia tan importante?

 

Y, lo que es aún más importante, ¿cómo es posible que estos tres periódicos hayan ignorado la investigación de Yahoo y, hasta ahora, no parezcan hacer nada para seguirla?

 

The Guardian apenas pudo reprimir un bostezo cuando cubrió la historia como un resumen extendido online (y ofreció un informe ligeramente más completo para sus lectores australianos). Pero al menos mencionó la historia. No he podido encontrar ninguna cobertura en el New York Times ni en el Washington Post.

 

¿Acaso el hecho de que un gran número de altos funcionarios estadounidenses admitan que su Agencia pensó seriamente en secuestrar o asesinar a un periodista con el que estas publicaciones trabajaron en algunas de las historias más importantes de la era moderna no es una noticia de enorme interés para ellos?

 

Pero toda esta indiferencia o aversión a informar sobre la horrible situación de Assange es habitual en estos respetados medios de comunicación, supuestamente liberales.

 

Al igual que el resto de los medios de comunicación corporativos, han ignorado en gran medida los procedimientos de extradición que se están llevando a cabo en los tribunales del Reino Unido durante el último año, que deben alcanzar su punto culminante el próximo mes, cuando se espera una audiencia final. El continuo silencio de los medios de comunicación solo puede entenderse como complicidad en la persecución de un compañero periodista.

 

En connivencia con el poder

 

Los fallos de The Guardian han sido especialmente atroces, como ya he documentado anteriormente (aquí y aquí). El periódico apenas ha ocultado su venganza contra Assange, en gran parte a raíz de que rompieran con él después de que uno de sus reporteros destacados expusiera imprudentemente una contraseña de WikiLeaks a una memoria caché de documentos clasificados que ha sido explotada por Washington en la construcción de su llamado caso de “espionaje” contra Assange.

 

The Guardian tiene un interés creado -que no ha revelado- en mantener el foco de atención en Assange en lugar de permitir que se desplace a su propio rol.

 

Ese es el contexto para interpretar su historia, lamentablemente falsa y maliciosa -de nuevo proporcionada por los servicios de inteligencia-, que vincula a Assange con una supuesta conspiración entre Trump y el Kremlin promovida obsesivamente por los medios liberales.

La información de The Guardian de que un asesor de Trump, Paul Manafort, y “rusos” no identificados visitaron repetidamente a Assange en la embajada, uno de los lugares más vigilados del mundo sin dejar un solo rastro de su presencia, nunca debería haber llegado a la imprenta. Las comprobaciones más sencillas habrían levantado decenas de banderas rojas. Pero el periódico ha optado por el silencio en lugar de corregir o retirar la noticia.

La única conclusión que se puede sacar de su comportamiento es que los medios de comunicación liberales, lejos de ser vigilantes del poder, se consideran a sí mismos auxiliares del mismo. Se sienten mucho más cercanos a los asesinos servicios secretos de inteligencia que a un colega periodista acosado por el encarcelamiento permanente.

 

La red se amplía

2.      El informe de Yahoo aclara también que la operación de vigilancia contra Assange y WikiLeaks se intensificó drásticamente después de que Snowden publicara sus documentos confidenciales en 2013 en colaboración con el reportero Glenn Greenwald.

Los archivos de Snowden mostraban que Estados Unidos había comenzado a ampliar su ambición de utilizar la nueva tecnología digital para vigilar de forma encubierta al resto del mundo. Ahora, cada vez más, está volcando esa capacidad tecnológica hacia el interior para vigilar de forma encubierta a su propia población.

Una organización de transparencia como WikiLeaks era una gran amenaza, que se hizo rápidamente evidente, para los planes de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Según las fuentes de Yahoo, fue la administración de Obama la que comenzó a vigilar a WikiLeaks con mayor intensidad y a ampliar la red para exponer sus redes.

La CIA ya estaba involucrada de forma centralizada, creando un “equipo especial para WikiLeaks” que trabajaba en estrecha colaboración con otras agencias de espionaje amigas -incluyendo, como  puede suponerse, a los Estados que comparten la inteligencia de los Cinco Ojos, que incorpora también a Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda-. (Un funcionario, William Evanina, que recientemente se retiró como alto funcionario de contrainteligencia de Estados Unidos, señala el papel clave que el grupo de los Cinco Ojos desempeñó en el caso de Assange.)

El objetivo, según le dijo a Yahoo Evanina, su principal fuente nombrada, era “vincular [a WikiLeaks] con servicios de inteligencia estatales hostiles”. En otras palabras, el objetivo era sugerir no que Assange estaba interesado en la transparencia o que actuaba por principios, sino que quería socavar a los Estados Unidos en nombre de una potencia extranjera hostil.

 

El destino de Assange se selló dentro de la administración de Obama en el verano de 2016 cuando Wikileaks publicó un alijo de correos electrónicos del Partido Demócrata que arrojaban una luz condenatoria sobre la sucesora elegida por Obama, Hillary Clinton, y mostraban que el partido había amañado sus procedimientos electorales para impedir que su principal contrincante, Bernie Sanders, ganara.

 

Como apunte, el informe de Yahoo señala que la idea de secuestrar a Assange -en violación de la soberanía de Ecuador y del Reino Unido- fue en realidad anterior a la llegada de Pompeo a la CIA.

 

A pesar de que Yahoo se centra en Pompeo, en realidad fue Obama y la sed de venganza del Partido Demócrata los que allanaron el camino para que el designado por Trump tuviera opciones viables para procesar a Assange por espionaje o secuestrarlo.

 

Los funcionarios de Obama acusaron de inmediato a Assange de conspirar con Donald Trump, el rival de Clinton para las elecciones presidenciales. De este modo, fue arrastrado a una teoría de la conspiración del establishment, el Rusiagate, que afirmaba que Trump estaba sirviendo como marioneta del Kremlin.

 

Teniendo en cuenta los muchos años pasados, tanto bajo el mandato de Obama como de Trump, tratando de apuntalar esta afirmación por parte de los Estados más avanzados digitalmente del mundo, es una sorpresa saber que no han conseguido nada.

 

Parece que las pruebas de la colusión de WikiLeaks con Rusia no han aparecido nunca, a pesar de que se convirtieron en una suposición implícita que impulsaba las afirmaciones del Rusiagate.

 

Un funcionario inusualmente honesto, Robert Litt, ex consejero general de la Oficina del director de la Inteligencia Nacional, observó a Yahoo sobre las afirmaciones hechas por Pompeo de que Assange estaba actuando en nombre de los rusos: “En base a la información que había visto, pensé había llegado demasiado lejos en eso”.

 

El abogado especial Robert Mueller no encontró pruebas que respaldaran tal afirmación. Las audiencias de extradición en Londres tampoco aportaron ningún argumento plausible.

 

La única prueba tangible es la historia de Manafort de The Guardian mencionada anteriormente, que resultó tan vergonzosamente ridícula que todos los involucrados han tratado de olvidarse calladamente de ella.

 

Castillo de naipes

 

Si realmente hubiera habido un caso de que Assange y WikiLeaks estaban trabajando mano a mano con el Kremlin, es difícil imaginar que nunca se encontrara ningún rastro de esa colusión.

 

En cambio, Washington construyó gran parte de su caso de espionaje contra Assange sobre el testimonio de Sigurdur Thordarson, un pedófilo convicto y defraudador financiero, así como un activo del FBI. Ahora admite que su testimonio fue una invención y que mintió después de que se le prometiera inmunidad judicial.

 

Se ha demostrado que todo el caso contra Assange es un castillo de naipes.

 

Curiosamente, el informe de Yahoo News muestra que, a pesar del vacío de pruebas, los funcionarios del departamento de justicia estaban dispuestos a inventar un caso “legal” para adelantarse a dos peligros que podrían socavar sus esfuerzos para mantener a Assange encarcelado e impedirles lanzar una acusación creíble.

 

El primero eran los escenarios desquiciados de la CIA que incluían la entrega o un posible tiroteo al estilo de Hollywood por las calles de Londres para evitar que Ecuador ayudara a Assange a escapar de la embajada. Si la CIA tenía éxito, se temían los funcionarios del Departamento de Justicia, Assange podría llegar a los EE.UU. sin ningún cargo formal o plausible contra él.

 

El segundo peligro era que el Reino Unido se estaba quedando rápidamente sin pretextos para mantener a Assange encerrado fuera de la vista, después de que se permitiera a la policía sacarlo de la embajada a principios de 2019. (El nuevo presidente de Ecuador había cambiado la política oficial de dar refugio a Assange, poco después de que el FMI le concediera un enorme préstamo de 4.200 millones de dólares).

 

Suecia había abandonado ya su investigación sobre Assange en mayo de 2017. Así que Assange fue trasladado a la prisión de máxima seguridad de Belmarsh por cargos relacionados con una infracción menor de la fianza. Esos cargos ignoraban el hecho de que había violado las condiciones de su fianza solo porque buscaba asilo político, como reconoce el derecho internacional.

 

El juez británico dictó la máxima sentencia posible por dicha infracción, dando tiempo a Estados Unidos a formular el caso de espionaje que ha servido de pretexto para mantenerlo encerrado desde entonces en tan duras condiciones, durante una pandemia, que han puesto en peligro su vida.

 

Colusión británica

3.      ¿Conspiró el Reino Unido con Estados Unidos en todo esto? La masiva presencia policial en torno a la embajada; las ilegales amenazas del gobierno británico para invadir la embajada de Ecuador; el fallo original, muy irregular, sobre la extradición; los correos electrónicos amenazantes de los fiscales del Estado a Suecia; la complicidad para mantener a Assange en una prisión de máxima seguridad en Londres por una infracción discutible de la fianza; y el papel conocido del grupo de los Cinco Ojos del que el Reino Unido es un miembro clave, todo sugiere fuertemente que sí.

Yahoo informa:

 

Los exfuncionarios difieren acerca de cuánto sabía el gobierno del Reino Unido sobre los planes de entrega de la CIA para Assange, pero, en algún momento, los funcionarios estadounidenses plantearon la cuestión a sus homólogos británicos”.

 

En otras palabras, sí, el Reino Unido conocía las partes más ilegales de los planes de la CIA. La cuestión solo gira a hasta qué punto estaba involucrado.

Un exfuncionario de contrainteligencia observó:

Hubo una discusión con los británicos sobre la posibilidad de poner la otra mejilla o mirar hacia otro lado cuando un equipo de hombres entrara e hiciera la entrega. Pero los británicos dijeron: ‘De ninguna manera, no van a hacer eso en nuestro territorio, eso no va a suceder’”.

 

El Reino Unido no podía permitirse el lujo de parecer públicamente cómplice de las acciones ilegales de Estados Unidos, que no habrían actuado en las calles de Londres de forma diferente a lo ocurrido en las de Mogadiscio. En cambio, todas las pruebas sugieren que Gran Bretaña conspiró repetidamente durante una década para ayudar a EE.UU. a convertir su campaña ilegal contra Assange y WikiLeaks en un proceso de extradición aparentemente “legal” a través de los tribunales.

De nuevo, según el informe de Yahoo:

Los funcionarios de la Casa Blanca desarrollaron un plan de apoyo: Los británicos retendrían a Assange por un cargo de evasión de fianza, dando a los fiscales del Departamento de Justicia un plazo de 48 horas para apresurar una acusación”.

 

En otras palabras, el Reino Unido siguió explícitamente las instrucciones de Estados Unidos para retener a Assange por una infracción menor de la fianza.

 

Evanina confirmó la connivencia del Reino Unido con los esfuerzos de EE.UU. para mantener a Assange permanentemente encarcelado, diciendo a Yahoo que ambos desarrollaron un “plan conjunto” para evitar que Assange pudiera salir libre de la embajada.

 

Aterradora verdad

 

La verdad es que, por muy espantosas que sean las revelaciones de Yahoo News, no logran transmitir la realidad de que Estados Unidos podría contar con múltiples Estados, entre ellos el Reino Unido, para conspirar y dar un barniz “legal” a una guerra encubierta de una década contra Assange y WikiLeaks por exponer los crímenes de guerra de Estados Unidos.

 

Aún más aterrador es que todas las pruebas sugieren que los EE.UU. también fueron capaces de manipular los procesos legales, tanto en Suecia como en el Reino Unido, para diseñar el encarcelamiento efectivo de Assange todo ese tiempo y hasta el día de hoy.

 

Y lo que es aún más espeluznante, las mismas pruebas sugieren que podían confiar en que, en el mejor de los casos, los medios de comunicación establecidos en varios países iban a hacer la vista gorda ante la persecución de un compañero periodista y, en el peor, que iban a conspirar activamente en esa persecución.

 

Yahoo News prestó un gran servicio al sacar a la luz parte de la realidad sobre la persecución de Assange. Pero hay mucho más que desenterrar. Lamentablemente, nuestros supuestos guardianes del poder parecen estar demasiado ocupados comiendo del pesebre como para empezar a olfatear algo más sobre la verdad.

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