28/08/2024

Como Miranda en la Carraca, un aire de blues venezolano

La farsa tragicómica desatada por la derecha venezolana con el apoyo de Washington y Bruselas suscitó esta reacción de Gustavo Avilán*.

Esto lo escribo solo en mi cuarto. No creo que surta mayor efecto. Cada vez que alguien que se considera objetivo y sensato se entera de que defiendo algo de este gobierno me deja de hablar. Amigos que lo fueron durante años, familiares, de los más cercanos. Algo que me parece propio de película de ciencia ficción. Si uno les dice que no ganó el MariaCorino, caramba, ya no te hablan más. Y es que no ganó. Nada indica que ganó

Pero entonces lo que pasa es que uno es un terrible cegato, bruto, ignorante, y no sé si pensarán que uno es capaz de administrar un campo de exterminio chavista para quemar a todos los opositores, no sé, porque lo tratan a uno de esa manera. Es que si bien la izquierda desvalorizaba todo lo que hubieran hecho los adecos*, caramba, no llegaban a ser así no solo como los opositores extremistas que apoyan a María Corina, sino como incluso esos que una vez fueron chavistas y ahora se sienten como que si hubieran encontrado por fin el punto del centro, una especie de Aleph, desde el que se ven las cosas claramente objetivas y se percibe como el TSJ** estaba haciendo trampa con los votos y por eso fue que ganó el chavismo este de mierda de nuevo.

Ya hablo con las paredes. Dentro de poco caminaré por ellas. Seré como aquel vampiro de una película que caminaba por el techo boca abajo. Todos me van dejando de hablar, y como yo le voy dejando de hablar a estos chavistas que confunden al chavismo con la izquierda esa pajúa y retardataria de antes, o con las Damas Salesianas, que me parecen algo bastante respetable, por ateo que yo sea, me voy quedando no digo que solo, sino absolutamente solo, rodeado de esta calamidad que nos rodea, esta incapacidad de hablar, que es lo que para mí caracteriza al ser humano.

Miranda en La Carraca, por Arturo Michelena, 1896

Veo a Miranda en la Carraca y me veo a mí. Soy la Ifigenia de Teresa de la Parra, que escribía porque se aburría. Un Reverón pero en un cuarto de Los Palos Grandes. Aburrido como una ostra que casi que pinto atardeceres con mis excrementos, rodeado, diría Ramos Sucre, de una ralea de monos. Terminaré como él por suicidarme, de aburrimiento. Pero solo porque no tengo ni un centavo para volver a ir una vez más a Macuto y ver el mar.

Apestan. Pero no como los usuarios del metro. No. Todos ustedes, apestan.

Notas

*Adecos : partidarios de Acción Democrática, que gobernó Venezuela en el llamado Trienio Adeco (1945-1948)

** TSJ:  Tribunal Supremo de Justicia

*Gustavo Avilán
Caraqueño
Cocinero
Estudió algo de filosofía

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