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10/09/2021

ANAND GOPAL
Las otras mujeres afganas

Anand Gopal, The New Yorker, 13/9/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala  

Anand Gopal es profesor adjunto de investigación del Centro sobre el Futuro de la Guerra, de la Escuela de Política y Estudios Globales de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). Es periodista y sociólogo (doctorado por la Universidad de Columbia) y ha trabajado extensamente en Afganistán, Siria e Iraq. Ha realizado reportajes para New Yorker, New York Times Magazine y otras publicaciones, al tiempo que ha elaborado estudios basados en su trabajo de campo y en el análisis de redes complejas. Su libro “No Good Men Among the Living : America, the Taliban and the War Through Afghan Eyes fue finalista del Premio Pulitzer 2015 de no ficción general y del National Book Award 2014. Ha ganado un National Magazine Award, un George Polk Award y tres premios del Overseas Press Club por sus reportajes sobre Oriente Medio. Su trabajo actual se centra en la democracia y la desigualdad, y está escribiendo un libro sobre las revoluciones árabes. Habla árabe, dari y pastún. @Anand_Gopal_

En el campo, la interminable matanza de civiles puso a las mujeres en contra de unos ocupantes que decían ayudarlas.

Más del 70% de los afganos no viven en las ciudades. En las zonas rurales la vida bajo la coalición liderada por USA y sus aliados afganos se convirtió en puro peligro; incluso tomar té en un campo iluminado por el sol, o ir en coche a la boda de tu hermana, era una apuesta potencialmente mortal. (Foto: Stephen Dupont/Contact Press Images)

 

Una tarde del pasado agosto, Shakira oyó golpes en la puerta de su casa. En el valle de Sangin, en la provincia de Helmand, al sur de Afganistán, las mujeres no deben ser vistas por hombres que no sean parientes suyos, así que su hijo de diecinueve años, Ahmed, fue a abrir la puerta. Afuera había dos hombres con bandoleras y turbantes negros, que llevaban rifles. Eran miembros de los talibanes, que habían emprendido una ofensiva para arrebatar el campo al Ejército Nacional Afgano. Uno de los hombres advirtió: “Si no os marcháis de inmediato, va a morir todo el mundo”.
Shakira, que ronda los cuarenta años, reunió a su familia: su marido, un comerciante de opio, estaba profundamente dormido tras haber sucumbido a las tentaciones de su producto, y sus ocho hijos, incluida la mayor, Nilofar, de veinte años -de la misma edad que la propia guerra-, a la que Shakira llamaba su “sustituta”, porque ayudaba a cuidar de los más pequeños. La familia cruzó una vieja pasarela que atravesaba un canal, y luego se abrió paso entre juncos y parcelas irregulares de judías y cebollas, atravesando casas oscuras y vacías. Sus vecinos también habían sido advertidos y, salvo por las gallinas errantes y el ganado huérfano, el pueblo estaba vacío.
La familia de Shakira caminó durante horas bajo un sol abrasador. Empezó a sentir el traqueteo de golpes lejanos y vio cómo la gente iba fluyendo desde las aldeas de la ribera: hombres agachados bajo bultos abarrotados de todo lo que no podían soportar dejar atrás, mujeres caminando tan rápido como les permitían sus burkas.
El golpeteo de la artillería llenaba el aire, anunciando el comienzo de un asalto talibán a un puesto de avanzada del ejército afgano. Shakira mantenía en equilibrio a su hija menor, de dos años, sobre su cadera mientras el cielo centelleaba y tronaba. Al anochecer habían llegado al mercado central del valle. Los escaparates de hierro corrugado habían sido en gran parte destruidos durante la guerra. Shakira encontró una tienda de una sola habitación con el techo intacto y su familia se instaló allí para pasar la noche. Para los niños, sacó un juego de muñecas de tela, una de las muchas distracciones que había practicado durante los años de huir de las batallas. La tierra tembló mientras sostenía las figuras a la luz de una cerilla.
Al amanecer, Shakira salió al exterior y vio que unas cuantas docenas de familias se habían refugiado en el abandonado mercado. Antes había sido el bazar más próspero del norte de Helmand, con tenderos que pesaban el azafrán y el comino en balanzas, carros cargados de vestidos de mujer y escaparates dedicados a la venta de opio. Ahora sobresalían por todas partes pilares sueltos y el aire olía a restos de animales en descomposición y a plástico quemado.
A lo lejos, el suelo estallaba de repente creando fuentes de tierra. Los helicópteros del ejército afgano zumbaban por encima, y las familias se escondían detrás de las tiendas, considerando cuál podría ser su próximo movimiento. Había combates a lo largo de las murallas de piedra del norte y de la ribera del río al oeste. Al este, el desierto de arena roja se extendía hasta donde Shakira podía ver. La única opción era dirigirse al sur, hacia la frondosa ciudad de Lashkar Gah, que seguía bajo el control del gobierno afgano.
El viaje implicaba atravesar una llanura árida plagada de bases estadounidenses y británicas abandonadas, donde anidaban francotiradores, y cruzar alcantarillas potencialmente llenas de explosivos. Unas cuantas familias se pusieron en marcha. Incluso si llegaban a Lashkar Gah, no podían estar seguros de lo que encontrarían allí. Desde el comienzo del bombardeo de los talibanes, los soldados del ejército afgano se habían rendido en masa, suplicando un pasaje seguro a casa. Estaba claro que los talibanes no tardarían en llegar a Kabul, y que los veinte años y los billones de dólares dedicados a derrotarlos habían quedado en nada. La familia de Shakira estaba en el desierto, discutiendo la situación. Los disparos sonaban cada vez más cerca. Shakira vio vehículos talibanes corriendo hacia el bazar y decidió quedarse. Estaba cansada hasta los huesos, con los nervios a flor de piel. Afrontaría lo que viniera después, lo aceptaría como una sentencia. “Llevamos toda la vida huyendo”, me dijo. “No voy a ir a ninguna parte”.
La guerra más larga de la historia de Estados Unidos terminó el 15 de agosto, cuando los talibanes capturaron Kabul sin disparar un solo tiro. Hombres barbudos y desaliñados con turbantes negros tomaron el control del palacio presidencial, y alrededor de la capital se izaron las austeras banderas blancas del Emirato Islámico de Afganistán. Cundió el pánico. Algunas mujeres quemaron sus expedientes escolares y se escondieron, temiendo volver a los años noventa, cuando los talibanes les prohibieron aventurarse solas en las calles y prohibieron la educación de las niñas. Para los estadounidenses, la posibilidad muy real de que los logros de las dos últimas décadas pudieran borrarse parecía plantear una terrible elección: comprometerse de nuevo con la aparentemente inacabable guerra o abandonar a las mujeres afganas.

CHRISTOS PARIDIS
Mikis Theodorakis (1925 - 2021) : les étapes d'une vie légendaire

 Moments d'une immense carrière musicale et d'une vie bien remplie

Christos Paridis, LIFO, 2/9/2021
Traduit du grec par Jacques Boutard, édité par Fausto Giudice, Tlaxcala

Christos Paridis est um journaliste indépendant et traducteur grec, né à Thessalonique et vivant à Athènes, qui a étudié le théâtre et le cinéma au Bard College de New York. Il est le directeur artistique de la « Boîte Noire », une plateforme théâtrale et musicale de la Fondation Mikhalis Cacoyannis. @rueLepsius

Lorsque Mikis Theodorakis a rencontré Konstantinos Karamanlis  pendant la période houleuse que fut l'été 1974,  marqué par le débarquement à Chypre, l'effondrement du régime des colonels et le danger imminent de guerre avec la Turquie, l'homme d’état lui demanda s'il participerait à un gouvernement de salut national, il répondit par un refus : « Quand je dirige l'orchestre, je m’habille en noir et je deviens le « prêtre de la démocratie », c'est mon rôle, j'utilise mes mains comme si j'embrassais tout l’orchestre et que le monde entier chantait avec moi. Si vous êtes sur la bonne voie, celle à laquelle je crois, je serai de votre côté. »

Mikis Theodorakis à Londres en 1970

Cette description du style familier avec lequel il dirigeait l'orchestre lors de ses concerts, était en même temps l’admission de sa part d’un extrême dévouement envers les Grecs et la Grèce qui a joué un rôle clé dans ses choix musicaux et politiques. Ce dévouement envers le pays lui a servi de boussole à toutes les périodes de sa longue vie, provoquant d'innombrables malentendus chez ses admirateurs comme chez ses compatriotes, car cette attitude était parfois la source de réactions enthousiastes et, à d'autres moments, de brouilles, voire d’une guerre acharnée contre lui.

Dans les nombreuses interviews qu'il a accordées une fois parvenu à l’âge de sa plus grande maturité, il disait souvent : « Je suivrais le diable pour défendre mon pays ». Pour la majorité des progressistes grecs, c'était comme s'il était effectivement « parti avec le diable », lorsqu'il a prononcé son fameux « Karamanlis ou les chars », l’été de la chute de la junte - bien qu'il ne l'ait pas dit exactement comme ça, c'est une phrase qui lui a été attribuée dans un titre du journal « Vradini » et qui est restée dans la mémoire historique collective, faisant de la plus grande idole des Jeunes communistes (KNE) un « traître ». Cette étiquette l'a suivi toute sa vie. Ses choix et positions politiques ont souvent envenimé ses relations avec eux, seules les luttes et les épreuves qu’il avait subies dans sa jeunesse le « rachetaient » à leurs yeux.

Il était né à Chios en 1925. Sa mère était originaire de Çeşme  en Asie Mineure et son père,  originaire du bourg de Galata dans le dème de La Canée en Crète, était un haut fonctionnaire partisan d’Elefthérios Venizélos. Ils s’étaient rencontrés à Urla [entre Smyrne et Chios], où il avait été affecté à l’époque du Haut-Commissariat grec, juste avant la Grande Catastrophe de 1922, et quand la tragédie est survenue, ils ont fait ensemble la traversée en barque afin de sauver leur vie et prendre un nouveau départ.

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 L'enterrement dans son village natal de Galatas, en Crète

ANAND GOPAL
Les autres femmes afghanes
Une plongée dans le Helmland profond

Anand Gopal, The New Yorker, 13/9/2021
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

 

Anand Gopal est professeur assistant de recherche au Center on the Future of War, à la School of Politics and Global Studies de l'Arizona State University (ASU). Il est journaliste et sociologue (doctorat, Université de Columbia) et a beaucoup travaillé en Afghanistan, en Syrie et en Irak. Il a réalisé des reportages pour le New Yorker, le New York Times Magazine et d'autres publications, tout en produisant des études fondées sur son travail de terrain et l'analyse de réseaux complexes. Son livre, No Good Men Among the Living : America, the Taliban and the War Through Afghan Eyes, a été finaliste du prix Pulitzer 2015 pour la non-fiction générale et du National Book Award 2014. Ses travaux actuels portent sur la démocratie et les inégalités, et il écrit un livre sur les révolutions arabes. Il parle l'arabe, le dari et le pachto. @Anand_Gopal_

NdT : Anand Gopal est l'un des très rares journalistes occidentaux ayant visité l'Afghanistan qui parle le dari, le pachto et l'arabe. Il publie sur The New Yorker un reportage époustouflant sur des femmes rurales au coeur de la province du Helmland, qui donne à voir une réalité très éloignée des lamentations des médias occidentaux sur les pauvres femmes afghanes menacées par les Talibans. Un texte à lire absolument.
Dans les campagnes, le massacre incessant de civils a retourné les femmes contre les occupants qui prétendaient les aider.

Plus de soixante-dix pour cent des Afghans ne vivent pas dans les villes. Dans les zones rurales, la vie sous la coalition dirigée par les USA et leurs alliés afghans est devenue un pur danger ; même boire du thé dans un champ ensoleillé, ou se rendre en voiture au mariage de sa sœur, était un pari potentiellement mortel. Photo de Stephen Dupont / Contact Press Images

 En août dernier, tard dans l'après-midi, Shakira a entendu des coups frappés sur le portail de sa maison. Dans la vallée de Sangin, située dans la province de Helmand, dans le sud de l'Afghanistan, les femmes ne doivent pas être vues par des hommes qui ne sont pas de leur famille, et son fils Ahmed, âgé de dix-neuf ans, s'est donc rendu au portail. À l'extérieur se trouvaient deux hommes portant des bandoulières et des turbans noirs, armés de fusils. Ce’étaient des membres des talibans, qui menaient une offensive pour reprendre la campagne à l'armée nationale afghane. L'un des hommes a prévenu : « Si vous ne partez pas immédiatement, tout le monde va mourir ».

 Shakira, qui a une quarantaine d'années, a rassemblé sa famille : son mari, un marchand d'opium, qui dort profondément, ayant succombé aux tentations de son produit, et ses huit enfants, dont l'aînée, Nilofar, vingt ans - aussi vieille que la guerre elle-même -, que Shakira appelle son "adjointe", car elle aide à s'occuper des plus jeunes. La famille a traversé une vieille passerelle enjambant un canal, puis s'est faufilée entre les roseaux et les parcelles irrégulières de haricots et d'oignons, le long de maisons sombres et vides. Leurs voisins avaient eux aussi été prévenus et, à l'exception des poulets errants et du bétail orphelin, le village était vide.

 La famille de Shakira a marché pendant des heures sous un soleil de plomb. Elle a commencé à sentir le cliquetis de bruits sourds lointains, et a vu des gens affluer des villages riverains : des hommes courbés sous des baluchons remplis de tout ce qu'ils ne pouvaient pas supporter de laisser derrière eux, des femmes marchant aussi vite que leur burqa le permettait.

 Le martèlement de l'artillerie emplit l'air, annonçant le début d'un assaut des talibans contre un avant-poste de l'armée afghane. Shakira tient son plus jeune enfant, une fille de deux ans, en équilibre sur sa hanche tandis que le ciel s'embrase et tonne. À la tombée de la nuit, ils sont arrivés au marché central de la vallée. Les façades en tôle ondulée avaient été en grande partie détruites pendant la guerre. Shakira a trouvé une boutique d'une pièce avec un toit intact, et sa famille s'est installée pour la nuit. Pour les enfants, elle a fabriqué un ensemble de poupées en tissu, l'une des nombreuses distractions qu'elle avait cultivées au cours des années passées à fuir les combats. Alors qu'elle tenait les figurines à la lumière d'une allumette, la terre a tremblé.

 À   l'aube, Shakira est sortie et a constaté que quelques dizaines de familles avaient trouvé refuge dans le marché abandonné. C'était autrefois le bazar le plus prospère du nord de l'Helmand, avec des commerçants pesant du safran et du cumin sur des balances, des charrettes chargées de robes de femmes et des devantures consacrées à la vente d'opium. Aujourd'hui, des piliers dénudés se dressent, et l'air sent les restes d'animaux en décomposition et le plastique brûlé.

 

Au loin, la terre a soudainement explosé en fontaines de terre. Des hélicoptères de l'armée afghane survolent la ville, et les familles se cachent derrière les magasins, réfléchissant à leur prochaine action. Des combats ont lieu le long des remparts en pierre au nord et sur la rive du fleuve à l'ouest. À l'est, le désert de sable rouge s'étend à  perte de vue aux yeux de Shakira. La seule option était de se diriger vers le sud, vers la ville verdoyante de Lashkar Gah, qui restait sous le contrôle du gouvernement afghan.

Le périple devait traverser une plaine aride livrée à des bases usaméricaines et britanniques abandonnées, où nichaient des tireurs d'élite, et traverser des ponceaux potentiellement bourrés d'explosifs. Quelques familles ont pris le départ. Même s'ils atteignaient Lashkar Gah, ils ne pouvaient pas être sûrs de ce qu'ils y trouveraient. Depuis le début de la campagne éclair des talibans, les soldats de l'armée afghane s'étaient rendus en masse, suppliant qu'on les laisse rentrer chez eux en toute sécurité. Il était clair que les talibans atteindraient bientôt Kaboul et que les vingt années et les billions de dollars consacrés à leur défaite n'avaient servi à rien. La famille de Shakira se tenait dans le désert, discutant de la situation. Les coups de feu se rapprochaient. Shakira a aperçu des véhicules talibans se dirigeant vers le bazar et a décidé de ne pas bouger. Elle était épuisée jusqu'aux os, ses nerfs étaient à vif. Elle allait faire face à ce qui allait arriver, l'accepter comme un jugement. « Nous avons fui toute notre vie », m'a-t-elle dit. « Je ne vais nulle part ».

La plus longue guerre de l'histoire usaméricaine a pris fin le 15 août, lorsque les talibans ont capturé Kaboul sans tirer un seul coup de feu. Des hommes barbus et dépenaillés, coiffés de turbans noirs, prennent le contrôle du palais présidentiel et, autour de la capitale, les austères drapeaux blancs de l'Émirat islamique d'Afghanistan s'élèvent. La panique s'installe. Certaines femmes brûlent leurs dossiers scolaires et se cachent, craignant un retour aux années 90, lorsque les talibans leur interdisaient de s'aventurer dehors seules et interdisaient l'éducation des filles. Pour les USAméricains, la possibilité très réelle que les acquis des deux dernières décennies soient effacés semblait poser un choix redoutable : recommencer une guerre apparemment sans fin ou abandonner les femmes afghanes.

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09/09/2021

PEPE ESCOBAR
9/9 and 9/11, 20 years later

 Pepe Escobar, Asia Times, 9/9/2021

We may never know the full contours of the whole riddle inside an enigma when it comes to 9/11 and related issues 

It’s impossible not to start with the latest tremor in a series of stunning geopolitical earthquakes. 

Exactly 20 years after 9/11 and the subsequent onset of the Global War on Terror (GWOT), the Taliban will hold a ceremony in Kabul to celebrate their victory in that misguided Forever War.

Four key exponents of Eurasia integration – China, Russia, Iran and Pakistan – as well as Turkey and Qatar, will be officially represented, witnessing the official return of the Islamic Emirate of Afghanistan. As blowbacks go, this one is nothing short of intergalactic.

The plot thickens when we have Taliban spokesman Zabihullah Mujahid firmly stressing “there is no proof” Osama bin Laden was involved in 9/11. So “there was no justification for war, it was an excuse for war,” he claimed. 

Only a few days after 9/11, Osama bin Laden, never publicity-shy, released a statement to Al Jazeera: “I would like to assure the world that I did not plan the recent attacks, which seems to have been planned by people for personal reasons (…) I have been living in the Islamic Emirate of Afghanistan and following its leaders’ rules. The current leader does not allow me to exercise such operations.” 

On September 28, Osama bin Laden was interviewed by the Urdu newspaper Karachi Ummat. I remember it well, as I was commuting non-stop between Islamabad and Peshawar, and my colleague Saleem Shahzad, in Karachi, called it to my attention. 

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Arcadio Esquivel, Costa Rica

 

Failles de sécurité, gardien endormi : comment six Palestiniens ont-ils réussi à s'échapper d'une prison israélienne fortement gardée ?

Que s'est-il passé à la prison de Gilboa ? Pourquoi y avait-il un espace ouvert sous la prison ? Et où sont allés les prisonniers ? Voici ce que nous savons jusqu'à présent sur l'évasion de prison très médiatisée.

 

La prison de Gilboa, lundi. Photo : Gil Eliahu

L'évasion de six prisonniers de haute sécurité de la prison de Gilboa, lundi, a mis en évidence une série de défaillances dans le travail de l'administration pénitentiaire. Cela commence par les hauts fonctionnaires qui n'ont apparemment tiré aucune leçon d'une tentative d'évasion dans la même prison il y a sept ans, ainsi que l'incapacité à faire fonctionner les mesures électroniques là où elles sont requises, et le gardien qui s'est endormi dans le mirador. Haaretz tente de faire le tri dans ces problèmes et de soulever les questions auxquelles il faut répondre pour que cela ne se reproduise pas.

Que s'est-il passé ?

Entre 1h20 et 1h40 du matin, dans la nuit de dimanche à lundi, veille de Rosh Hashana, six prisonniers de haute sécurité se sont échappés de la cellule n°5 de l'aile 2 de la prison de la vallée de Jezreel. Les six détenus se sont échappés par un tunnel qu'ils ont creusé à l'intérieur de leur cellule, apparemment au cours des six derniers mois. Tous les évadés - cinq membres du Jihad islamique et un membre du Fatah - sont des résidents de la région voisine de Jénine. La veille de l'évasion, deux de ces prisonniers ont été déplacés dans la cellule d'où a eu lieu l'évasion, à laquelle ils ont donc pu prendre part.

On pense que les prisonniers ont enlevé une grille métallique soudée au sol des toilettes et ont ensuite découvert un espace vide en dessous, créé lors de la construction de la prison. Cet espace menait à une zone située à 2,5 mètres (8,2 pieds) à l'extérieur du mur de la prison, à proximité de leur cellule. La longueur du tunnel qu'ils ont traversé est de 30 mètres, au bout duquel ils ont creusé un puits d'accès à l'air libre.

GIDEON LEVY
Oui, les prisonniers palestiniens évadés sont des combattants de la liberté

Gideon Levy, Haaretz, 9/9/2021
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

Les six prisonniers palestiniens évadés sont les combattants de la liberté les plus audacieux que l'on puisse imaginer. Les Israéliens qui ont du mal à l'admettre feraient bien de se souvenir des nombreux films et séries télévisées qu'ils ont vus : s'échapper de prison est le « happy end » parfait.

Un homme marche près d'une bannière représentant les six évadés de prison palestiniens, à Bethléem, en Cisjordanie, mercredi. Le texte dit : « Le dragon bat le chasseur ». Photo : AHMAD GHARABLI/AFP

L'évasion de la prison d'Acre en 1947 - au cours de laquelle des membres de l'Irgoun, la milice clandestine préétatique dirigée par Menachem Begin, se sont introduits dans la prison de la ville pour libérer des miliciens détenus par le gouvernement britannique mandataire - a été gravée à jamais dans la mémoire collective israélienne comme faisant partie de l'éthique de l'héroïsme. Mais ce qui est bon pour les films et pour les Juifs n'est jamais applicable aux Palestiniens. Les six évadés ne sont que des terroristes, et le sentiment national veut les voir morts. Pendant ce temps, les médias sociaux débordent de plaisanteries sur l'évasion, peut-être pour éviter de traiter de sa signification ou pour fuir l'embarras.

Les six provocateurs ont choisi la voie de la résistance cruelle et violente à l'occupation. On peut discuter de son efficacité contre l'État israélien, fort et bien armé, mais sa justesse ne peut être mise en doute. Ils ont le droit d'utiliser la violence pour résister à une occupation qui est plus cruelle et plus violente que toute terreur palestinienne.

Après leur capture, ils ont été condamnés à des peines draconiennes et disproportionnées, en particulier si on les compare aux normes de condamnation en Israël pour les autres condamnés. Leurs conditions de détention sont également une honte, ne répondant à aucun critère d'humanité et de droits humains, y compris la comparaison avec les conditions dans lesquelles sont détenus les pires criminels. Ignorez la propagande ignoble et fallacieuse sur leurs conditions, avec la photo du baklava en prison : aucune personne détenue dans une prison israélienne n'a de telles conditions. Des décennies sans permission de sortie ou sans appel téléphonique légal avec la famille, parfois aussi sans visites de la famille, vivant dans des conditions de promiscuité telles que même la Haute Cour de Justice a jugé nécessaire de s'en mêler.

08/09/2021

ANTONIO MAZZEO
Guinée-Conakry -les « amis » du lieutenant-colonel putschiste Mamady Doumbouya : USA, France, Italie et Israël

 Antonio Mazzeo, 7/9/2021

Traduit par Fausto Giudice, Tlaxcala

Les militaires putschistes grandissent dans l'ombre d'US AFRICOM, le commandement des forces armées usaméricaines pour les opérations sur le continent africain. Mamady Doumbouya, le lieutenent-colonel responsable des forces spéciales de l'armée de Guinée-Conakry qui a déposé le président Alpha Condé lors d'un putsch le 5 septembre, fait partie des militaires ouest-africains qui ont travaillé en étroite collaboration avec le ministère usaméricain de la défense ces dernières années.

 

 
Doumbouya (en béret rouge) le 15 octobre 2018

En effet, deux messages apparus sur la page Facebook de l'ambassade des USA en Guinée-Conakry montrent le lieutenant-colonel putschiste lors de deux événements stratégiques et militaires importants. Le premier, posté le 15 octobre 2018, montre l’alors major Mamady Doumbouya, décrit par le service de presse diplomatique comme le « commandant de l'unité des forces spéciales de l'armée de Guinée (GAF) », aux côtés de certains responsables du Pentagone et de représentants du Bureau de la coopération en matière de sécurité du Département d'État, à l'issue d'un sommet tenu à l'intérieur de l'ambassade des USA à Conakry visant à « renforcer la collaboration mutuelle et à se préparer à participer à la réunion de planification des exercices militaires à l'étranger appelés Flintock 2019 et à une conférence internationale sur la collaboration des forces spéciales qui se tiendra en Allemagne ». En conclusion de la note, le service de presse de l'ambassade US souligne comment les diplomates usaméricains et l'AFRICOM « soutiennent les unités spéciales des forces armées guinéennes ».

ANTONIO MAZZEO
Guinea-Conakry: gli “amici” di USA, Francia, Italia e Israele del colonnello-golpista Mamady Doumbouya

 Antonio Mazzeo, 7/9/2021 

Militari golpisti crescono all’ombra di US Africom , il Comando delle forze armate degli Stati Uniti d’America per le operazioni nel continente africano. Mamady Doumbouya, il tenente colonnello a capo delle forze speciali dell’esercito della Guinea-Conakry che il 5 settembre ha deposto con un putsch il presidente Alpha Condé, è uno dei militari dell’Africa occidentale che negli ultimi anni ha operato a stretto contatto con il Dipartimento della difesa USA.

 
Doumbouya (berretto rosso) il 15 ottobre 2018

Due post apparsi sul profilo facebook dell’Ambasciata USA in Guinea-Conakry ritraggono infatti il colonnello golpista in due rilevanti eventi strategico-militari. Il primo, pubblicato il 15 ottobre 2018, ritrae l’allora maggiore Mamady Doumbouya, descritto dall’ufficio stampa diplomatico quale “comandante dell’unità delle forze speciali dell’esercito della Guinea (GAF)”, accanto ad alcuni ufficiali del Pentagono e ai rappresentanti dell’Ufficio di cooperazione in materia di sicurezza del Dipartimento di Stato, a conclusione di un vertice tenutosi all’interno dell’ambasciata USA a Coankry finalizzato a “rinforzare la collaborazione reciproca e prepararsi a partecipare alla riunione di pianificazione delle esercitazioni militari all’estero denominate Flintock 2019 e a una conferenza internazionale sulla collaborazione delle forze speciali che si terrà in Germania”. A conclusione della nota, l’ufficio stampa dell’ambasciata USA enfatizza come i diplomatici statunitensi e AFRICOM “sostengono le unità speciali delle forze armate della Guinea”.

Il secondo post è più recente (13 febbraio 2019) ed è corredato da un video della durata di poco di un minuto in cui una decina di militari del corpo speciale dell’esercito guineano, a volto coperto e in tenuta d’assalto, salgono a bordo di un grande aereo da trasporto USA che poi decolla dalla pista dell’aeroporto militare di Conakry. “Nel quadro della cooperazione militare esistente tra gli Stati Uniti e la Guinea - si legge nel comunicato dell’Ambasciata USA - 26 militari guineani sotto il comando del tenente colonnello Mamady Doumbouya sono partiti da Conakry lo scorso 12 febbraio con destinazione il Burkina Faso, per prendere parte ad un’esercitazione militare per conto del governo americano denominata Flintock 2019, accanto ai loro fratelli d’armi provenienti da più di 30 paesi africani e occidentali”. A Flintock 2019, tenutasi in Burkina Faso ed in Mauritania, partecipò pure una task force del Comando Operazioni delle Forze Speciali italiane,.composta da incursori del 9° Reggimento Col Moschin dell’Esercito, del Gruppo Operativo GOI della Marina Militare, del 17° Stormo dell’Aeronautica e del GIS dell’Arma dei Carabinieri. In particolare presso il quartier generale istituito in Burkina Faso, i militari italiani hanno operato “in supporto alle attività di pianificazione degli staff dei Paesi africani partecipanti”, compreso ovviamente il GAF diretto dal tenente colonnello Mamady Doumbouya.
 
Doumbouya il 5 Settembre 2021
 

07/09/2021

JORGE MAJFUD
Par mer et par air, pas plus
Vingt ans après le seul 11 septembre qui compte

Jorge Majfud , 6/9/2021
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

L'ancien premier ministre britannique vient de remettre ça, une fois de plus. S'exprimant lors d'une conférence commémorant le vingtième anniversaire des attaques terroristes de 2001 à New York, il a insisté sur le fait que « nous avons besoin de plus de bottes [soldats] sur le terrain [boots on the ground] pour combattre le terrorisme ». Bien sûr, ce terrorisme ne vient pas de nulle part, mais des interventions historiques britanniques et usaméricaines et, plus récemment, du financement des moudjahidines par la CIA (d'où sortiront Oussama Ben Laden et les fondateurs des Talibans).

Eray Özbek, Turquie

Nous ne reviendrons pas sur ces détails, mais il serait opportun de rappeler au célèbre ancien ministre quelques leçons de l'histoire. Le même avertissement s'applique à Blair et à tous les autres dirigeants qui seraient qualifiés de criminels de guerre s'ils n'étaient pas à la tête de grandes puissances mondiales : Londres et Washington n'ont eu une chance de réussir que lorsqu'ils ont largué des tonnes de bombes sur des « îles de Nègres » (comme on disait au début du XXe siècle), sur des « patelins de Jaunes » au milieu du XXe siècle, sur des « nids de communistes » des décennies plus tard et sur des « tanières de terroristes » au début du XXIe siècle.

06/09/2021

Salve a las hermanas Jaya
Carta al ministro español de Asuntos exteriores


Excmo. Sr. ministro de Asuntos Exteriores,Unión Europea y Cooperación
Plaza de la Provincia
28012 - Madrid
Madrid, 6 de septiembre de 2021

Asunto: Salve a las hermanas Jaya

Excmo. Sr. ministro,

Queremos llamar su atención sobre la grave situación que padecen las hermanas Jaya apresadas en su propia casa, en Bojador, Sahara Occidental ocupado, por las fuerzas marroquíes. Dos de las hermanas, Sultana y Um Almumnin Buta, están enfermas de COVID 19 -Sultana, muy grave al parecer.


Angustiados por su suerte, pedimos encarecidamente a su excelencia que rescate a esas hermanas, trayéndolas aquí y proporcionándoles urgentemente la atención médica necesaria.

Según denuncian las hermanas, no solo están sitiadas y recluidas en su casa sin poder salir ni recibir vistas, sino que están padeciendo continuos ataques de las fuerzas de ocupación.

SAMUEL MOYN
La tragedia de Michael Ratner y la nuestra, o cómo la Guerra contra el terrorismo ha sido “humanizada” hasta eternizarla

 

Por Samuel Moyn, The New York Review of Books, 1/9/2021

Traducido por del inglés por S. Seguí y Sinfo Fernández, Tlaxcala

 

Samuel Moyn (1972) es titular de la cátedra Henry R. Luce de jurisprudencia en la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale, y profesor de historia en dicha Universidad. Entre sus publicaciones se encuentran The Last Utopia: Human Rights in History (2010), Christian Human Rights (2015), Not Enough: Human Rights in an Unequal World (2018) y Humane: How the United States Abandoned Peace and Reinvented War (2021). Ha escrito para Boston Review, Chronicle of Higher Education, Dissent, The Nation, The New Republic, The New York Times y Wall Street Journal. @samuelmoyn

 

La carrera de Michael Ratner, este veterano abogado especialista en derechos constitucionales constituye un estudio de caso de cómo los humanitarios estadounidenses acabaron higienizando la guerra contra el terrorismo en lugar de oponerse a ella.

Michael Ratner tras presentar una demanda en un tribunal alemán contra el ejército estadounidense por los abusos infringidos a prisioneros en Abu Ghraib. Berlín, 30 de noviembre de 2004. Foto Sean Gallup/Getty Images

Poco después del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush anunció la nueva política que exigía el nuevo tipo de guerra. Los presuntos terroristas de Al Qaeda serían juzgados por comisiones militares que ofrecían una reducida protección a los acusados, y los tribunales ordinarios, con sus garantías y protecciones habituales, quedarían al margen. Los detenidos tendrían que ser “tratados humanamente”, decía el anuncio, y los juicios tendrían que ser “completos y justos”. Pero no se especificaba ninguna norma de tratamiento para los “terroristas” procesados que reflejara las normas internacionales.

“Bueno, estamos jodidos”, comentó el abogado de derechos civiles Joseph Margulies a su esposa, Sandra Babcock, defensora pública con un profundo interés en los derechos humanos en el mundo, mientras desayunaban en cocina de Minneapolis mientras leía el periódico. El anuncio de Bush parecía ser un intento transparente de crear una segunda vía jurídica para los terroristas, que no requiriera las conocidas salvaguardias del proceso penal, ni siquiera las normas de guerra prescritas por las Convenciones de Ginebra de 1949.

“Deberíamos llamar a Michael Ratner”, respondió Sandra.

Lo hicieron. Ratner, un antiguo activista estudiantil contra la guerra de Vietnam, había hecho toda su carrera en el Centro para los Derechos Constitucionales (CCR, por sus siglas en inglés), donde se había hecho un nombre como destacado abogado de la acusación. En 2001, era el presidente del grupo; para muchos, él era en realidad el Centro para los Derechos Constitucionales. Ratner consideró la orden de Bush inequívocamente “el toque de difuntos para la democracia en este país” y se lanzó a la acción.

Tres años después, el desesperado desafío legal que Ratner lideró contra el montaje de las comisiones militares parecía estar dando sus frutos. Habían conseguido que Shafiq Rasul, un ciudadano británico al que los estadounidenses habían acorralado en Afganistán en 2001 e internado en la prisión usamericana de la bahía de Guantánamo, en la isla de Cuba, fuera liberado sin juicio y devuelto a casa. Pero otros demandantes seguían en el caso Rasul contra Bush que Ratner había llevado. Al fallar el caso unos meses después de la liberación de Rasul, el Tribunal Supremo sostuvo, por 6 votos a 3, que los tribunales federales podían ejercer su poder de suspender el derecho de habeas corpus, y por lo tanto controlar indefinidamente la detención de acusados terroristas detenidos. Providencialmente para la acusación de Ratner, apenas unos días después de que el Tribunal Supremo escuchara los argumentos orales del caso, se filtraron unas fotos escandalosas de abusos a prisioneros por parte de las fuerzas estadounidenses en la prisión de Abu Ghraib, en Iraq. Sin duda, esto influyó en la decisión del tribunal.

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