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25/02/2022

OFER ADERET
Quand les Juifs étaient des malfrats et des négriers

Ofer Aderet, Haaretz, 22/2/2022
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

Une étude israélienne sur le monde juif au 18ème siècle révèle un monde violent révolu [sic]

 

Chiffoniers juifs en Grande-Bretagne, 1785.

Dans la nuit du 11 juin 1771, neuf cambrioleurs armés de couteaux et de fusils font irruption dans la ferme de la veuve Hutchins, dans le village de Chelsea, près de Londres. Au tribunal d'Old Bailey, elle témoignera qu'elle a entendu le chien aboyer et a appelé ses servantes pour voir ce qui n'allait pas.

« En peu de temps, j'ai entendu un bruit ; j'ai couru pour voir ce qui se passait ; j'ai trouvé ma femme de chambre Mary Hodgkin, sans son chapeau, et quelques hommes qui la maltraitaient, très fort... Je crois que le docteur, qu'ils appellent Levi Weil, était l'un d'entre eux ... l'autre s'appelle Highham Lazarus ; ma frayeur était extrêmement grande. ... L'un d'eux a dit de lui couper la gorge ; un autre a dit : « Ribaude, si tu ne tiens pas ta langue, je vais te couper la gorge ». Ils ont pris son sac à main et sa montre, ont tué une des domestiques et se sont enfuis ».

Qu'est-ce que ce cambriolage, décrit dans une nouvelle étude du professeur Shmuel Feiner de l'université Bar-Ilan, a à voir avec l'histoire juive ? Tous les cambrioleurs étaient juifs - et ils faisaient partie d'une « vague croissante de criminalité juive », explique le professeur Feiner.


 Une illustration d'un vol célèbre à Chelsea, près de Londres, en 1771. « Allez à Chelsea ! » est devenu une raillerie courante contre les Juifs

Le lendemain, ils ont vendu les biens volés à un autre Juif, qui, comme beaucoup de Juifs de l'époque, gagnait sa vie en achetant et en vendant des biens volés. Le gouvernement a offert une récompense pour toute information menant à la capture des voleurs, et les communautés juives, tant ashkénazes que sépharades, ont également offert des récompenses. Elles espéraient capturer les criminels qui jetaient une telle honte sur la communauté, et c'est finalement un autre Juif qui les a dénoncés.

Lors du procès, il est apparu que les chefs de la bande étaient les frères Asher et Levi Weil. Avec deux autres personnes, ils sont condamnés à la mort par pendaison. Les quatre hommes ont prié au pied de la potence.

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Mi respeto hacia Jorge Zabalza

Luis E. Sabini Fernández,, 24-2-2022

El tupamaro Jorge Pedro Zabalza Waksman, más conocido como “Tambero”, falleció el 23 de febrero a los 79 años en Montevideo. Entre 1973 y 1985 hizo parte de los “nuevos rehenes” de la dictadura. Luis Sabini le rinde un homenaje merecido.

Sabía que su salud estaba muy golpeada; cáncer, epoc y antes, y en buena medida, causantes de esos quebrantos del cuerpo, golpes, privaciones, torturas, dolores.

No lo conocí tupamaro y mucho menos como joven, hijo de un Uruguay no montevideano, perteneciendo a una ruralidad, que no es de las más frecuentadas mediáticamente: las del latifundio y los rancheríos.

Lo conocí como líbero, enfrentado a las “verdades oficiales” de la organización a la que apostó su compromiso político.

En Jorge Zabalza lo que rescato no es como él se vivió siempre, guevarista, tupamaro, sendiquista, sino su celo por la verdad histórica, su valentía para defenderla, aunque lo exponga a la intemperie. Política, social.

Eso lo hermana con, por ejemplo,  Guillermo Chifflet, con quien seguramente no tuvieron mucha línea política en común.

Ese comportamiento de Jorge lo hace a mis ojos, un filósofo. Pero de la mejor estirpe. Porque puso el cuerpo buscando la verdad.

Con la trayectoria de Jorge, podemos retomar una vieja máxima latina, la del navigare necesse, vivere non necesse (favorita de Carlos Quijano) mediante un veritas necesse, vivere non necesse.


Y ese comportamiento de Jorge lo hace a mi ver, profundamente respetable; recoge un acervo hoy en día tambaleante en nuestro país con tanto bombardeo mediático cotidiano (desde cualquiera de las dos coaliciones hoy se supone que tan vigentes). Con tanto autoculto a la presunta “mejor democracia del mundo” (o por ahí cerca), con tanta autoglorificación sobre conciencia ambiental cuando esta sociedad todavía apuesta que algún ente “superior” lo libere de basura y no su propio comportamiento…

Con tanto autoculto que transforma la entrega de nuestra (escasa) tierra a consorcios transnacionales en avances ‘que nos mejoran y nos integran al mundo actual’; autoculto que le permite al mundo mediático perorar sobre aumento de PBI, grado inversor, confianza ganada por el país en el “mercado internacional”, etcétera, mientras tenemos cada vez más gente desarraigada, más trastornos mentales entre los “sin techo”, más violencia carcelaria, más suicidios; autoculto que le permite a los “voceros de siempre” calificar al actual ejército del país  “en un ejército para la paz”, refiriéndose nada menos al refundado con la dictadura de 1973, dotado de privilegios de casta que ninguna democracia más real toleraría y en todo caso, que ningún país no muy enriquecido, podría permitirse.

Jorge no tenía pelos en la lengua. Y no tener pelos en la lengua con sus convicciones, tan ajenas al conformismo y al seguidismo mental, linda con lo heroico también. Porque tomó sobre sí verdades de las más incómodas.

Su vida ha resultado lo opuesto del apparatchik (tan común en la URSS y hasta en la Cuba de sus amores).

Nunca compartí sus apuestas políticas. Pero reconozco su entereza ética y su coraje intelectual. Su enorme honestidad vital.

Su probidad. Fue una suerte, un honor, haberlo tratado, siquiera en su madurez (y quedará la incógnita si pudiéramos habernos tratado antes…). La última vez que nos vimos fue en Santa Catalina con mi hija que quería entrevistarlo. Una prueba de su vigencia intergeneracional.

Ya no puedo despedir a Jorge Zabalza. Apenas con estas líneas, recordarlo.