المقالات بلغتها الأصلية Originaux Originals Originales

07/06/2021

Le pouvoir à tout prix : comment l'opportuniste Mansour Abbas s'est allié à des « tueurs d'Arabes » déclarés

 Ramzy Baroud, 7/6/2021

Traduit par Fausto Giudice

Ramzy Baroud (Gaza, 1972) est un journaliste et écrivain palestino-usaméricain, fondateur et rédacteur en chef du site  The Palestine Chronicle/ Chronique de Palestine. Il est l’auteur de cinq livres dont le plus récent est These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons (Clarity Press, Atlanta). Il est chercheur associé au Center for Islam and Global Affairs (CIGA) et à l’ Afro-Middle East Center (AMEC). 

On veut nous faire croire que l'histoire est en train de s'écrire en  Israël, suite à la formation d'une coalition gouvernementale idéologiquement diversifiée, qui comprend pour la première fois un parti arabe, Ra'am, ou la Liste arabe unie.

Si nous acceptons cette logique, le leader de Ra'am, Mansour Abbas, est un acteur de l'histoire, au même titre que Naftali Bennett, du parti d'extrême droite Yamina, et Yair Lapid, le supposé « centriste » de Yesh Atid - Nouvel espoir - sont également des acteurs de l'histoire. Bizarre, vous avez dit bizarre ?

Si l'on met de côté les titres sensationnels des médias et les hyperboles, le nouveau gouvernement israélien est une tentative désespérée des politiciens israéliens de déloger du pouvoir Benjamin Netanyahou, le Premier ministre à la plus grande longévité du pays. Alors que Lapid est relativement nouveau dans la politique israélienne controversée, Bennett et Abbas sont des opportunistes par excellence.

Lapid est un ancien présentateur de télévision. Malgré ses proclamations centristes, ses opinions politiques sont aussi « droitières » que possible. Le problème est que des personnages tels que Bennett, Ayelet Shaked, également de Yamina, et Netanyahou lui-même, bien sûr, entre autres, ont déplacé le centre du spectre politique israélien encore plus à droite, au point que la droite est devenue le centre et l'ultra-droite la droite. C'est ainsi que les politiciens néofascistes et extrémistes d'Israël ont réussi à devenir les faiseurs de roi de la politique israélienne. Bennett, par exemple, qui en 2013 s'est vanté d'avoir « tué beaucoup d'Arabe » dans sa vie est en passe de devenir le premier ministre d'Israël.

Abu Mazen, el torpe rey de Palestina: los palestinos están derrotando la cultura osloita

Ramzy Baroud, 2/6/2021 

Traducido del inglés por Sinfo Fernández  

Ramzy Baroud (Gaza, 1972) es un periodista y escritor palestino-usamericano, fundador y  editor del sitio The Palestine Chronicle . Es autor de cinco libros, el más reciente siendo These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons (Clarity Press, Atlanta). El Dr. Baroud es un destacado investigador no-residente del Center for Islam and Global Affairs (CIGA) y del Afro-Middle East Center (AMEC).

El discurso político de Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina en Cisjordania, es similar al de un rey torpe que lleva demasiado tiempo aislado en su palacio. El rey habla de paz y prosperidad, y cuenta incansablemente sus innumerables logros, mientras su pueblo se muere de hambre afuera y suplica de forma vana su atención.

El presidente de la Autoridad Palestina Mahmud  Abás (derecha) con el secretario de Estado usamericano Antony Blinken. (Foto: Página de Facebook de Mahmud  Abás)

Pero Abás no es un rey cualquiera. Es un “presidente” solo de nombre, un “líder” designado por el mero hecho de que Israel y el sistema político internacional dirigido por USA insisten en reconocerlo como tal. El mandato político de este personaje no solo había expirado en 2009, sino que ya era bastante limitado incluso antes de esa fecha. Abás, en ningún momento de su carrera, representó a todo el pueblo palestino. Ahora, a los 85 años, es probable que Abás nunca desempeñe tal papel.

Mucho antes de que Abás fuera el “candidato” palestino favorito de USA e Israel para gobernar a los palestinos ocupados y oprimidos en 2005, en Palestina estaban desarrollándose dos discursos políticos separados y, con ellos, dos culturas singularmente distintas. Estaba la “cultura de Oslo”, que se sustentaba en clichés vacíos, tópicos sobre la paz y negociaciones y, lo que es más importante, en los miles de millones de dólares que llegaban de los países donantes. Los fondos nunca estuvieron realmente destinados a lograr la codiciada paz justa o la independencia palestina, sino a mantener el lamentable statu quo por el que la ocupación militar de Israel se normaliza mediante la “coordinación de seguridad” entre el ejército israelí y la Autoridad de Abás.

Protestas en Colombia, elecciones en Perú y otros caos en los Andes

Jon Lee Anderson, The New Yorker, 4/6/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Jon Lee Anderson (Long Beach, California, 1951) es un reportero de guerra y cronista, colaborador de The New Yorker desde 1998. Es autor, entre otros libros, de la mejor biografía que se ha escrito sobre el Che Guevara, Che Guevara: Una Vida Revolucionaria (1997). Bio-bibliografia

Se desvanecen, nuevamente, las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido en las siete naciones andinas.


Una propuesta de aumento de impuestos (llamada reforma tributaria) en Colombia esta primavera provocó una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía. Foto Diego Cuevas/Getty


En los ocho años transcurridos desde la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez a la edad de 58 años, su tan cacareada revolución “bolivariana” que unificaría las naciones andinas de América del Sur ha seguido el camino de la mayoría de los sueños febriles. La región sigue en estado de agitación, acosada por diversos grados de caos social, económico y político. Más allá de su compartida geografía, los siete países tienen historias análogas, comenzando con la conquista española. El período colonial terminó, después de las guerras de independencia lideradas por Simón Bolívar y José de San Martín, en una división igualmente sangrienta en Estados-nación. En su mayoría, son aún unos recién llegados a la democracia tras haber soportado períodos de gobierno militar y, en algunos casos, guerra civil, hasta finales del siglo XX. Venezuela y Colombia pusieron fin a sus dictaduras militares a finales de los años cincuenta, pero Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú no experimentaron la restauración democrática hasta finales de los setenta y principios de los ochenta, y Chile fue el último en despedir a un dictador, Augusto Pinochet, en 1990.

Ahora las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido se han desvanecido, una vez más, ante la desenfrenada corrupción oficial y las desigualdades sociales no resueltas. El populismo, el autoritarismo y la participación militar en la política siguen en boga. (El síndrome también se presenta en vecinos no andinos, especialmente Brasil, así como en las naciones centroamericanas de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala). A lo largo del pasado año, la pandemia del coronavirus ha empeorado la situación. América Latina representa menos del 9% de la población mundial, pero casi un tercio del número de muertos por la pandemia mundial, lo que puede explicarse, en parte, por la torpeza o negligencia de varios gobiernos. En la mayoría de los países, el lanzamiento de la campaña de vacunación ha sido nefasto y, como no sobrevenga una ayuda importante de afuera, la pandemia persistirá mucho tiempo después de que se haya contenido en otros lugares. La recesión económica del año pasado en la región ha sumido a millones de personas en la pobreza. Los malestares sociales, políticos y económicos desatendidos provocaron disturbios sociales en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia antes de la pandemia. Ahora, como era de esperar, los disturbios han retornado, dándose la situación más grave, hasta ahora, en Colombia.

En abril, el presidente Iván Duque propuso un aumento de impuestos, que fue respondido por una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía que han continuado durante semanas, incluso después de que Duque retirara el aumento. Según las informaciones, unas 50 personas han muerto a causa de los disturbios y cientos han resultado heridas. Tras un año de deterioro económico, en el que el PIB se redujo en casi un 7%, la mayor disminución en medio siglo -se estima que más del 42% de los colombianos vivían en la pobreza-, el aumento de impuestos propuesto, que habría afectado los ingresos de la clase trabajadora al aumentar el coste de los alimentos básicos, fue una iniciativa increíblemente obtusa.