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12/01/2025

TIGRILLO L. ANUDO
Venezuela: digna resistencia al fascismo


Tigrillo L. Anudo, 12-1-2025


Autor amazonense sin fronteras, bolivarista, martista, mariateguista, gaitanista y un poquito zapatista.

Digan lo que digan, son 25 años resistiendo las ambiciones colonialistas de USA, Europa e Israel. Desde que triunfó la Revolución Bolivariana con la elección del presidente Hugo Chávez Frías en 1999, han querido estrangularla con bloqueos, métodos infames, inhumanos y violentos, con el fin de apoderarse de sus grandes reservas de petróleo, gas, carbón, coltán, oro, uranio, hierro, bauxita, manganeso, aluminio, diamantes, torio, caolín, tierras raras, aguas, níquel, plomo, zinc, asbesto, cobre, titanio, feldespato.


A Chávez lo eligió un pueblo que no aguantó un modelo económico neoliberal, excluyente y corrupto. Igual a lo que sucedió con la elección del presidente Gustavo Petro en Colombia. El saqueo de las rentas petroleras, la desatención y la miseria extendida, provocadas por los partidos Acción Democrática –AD- y Comité de Organización Política Electoral Independiente –Copei- (liberal y conservador), ya habían generado un estallido social conocido como El Caracazo. Es la misma historia de Colombia.

Desde el primer día que Chávez se posesionó dijeron que era un dictador. La oligarquía, la clase política parasitaria y los colonialistas ordenaron escribir en los diarios y en la televisión que Chávez era un dictador y que iba a convertir a Venezuela en otra Venezuela. También dijeron que era populista radical, corrupto, mesiánico, intolerante, que causaría más pobreza, que era aliado de las Farc, que albergaba y protegía terroristas. Es exactamente lo mismo que hoy le dicen al presidente Gustavo Petro.

Nunca dijeron en sus medios de propaganda que el presidente Chávez en escasos 6 años logró reducir la pobreza de un 60% a un 22% lo que constituye un récord mundial. Revirtió el crecimiento económico de un – 7% a un sorprendente 18% en apenas 5 años, la mejor tasa de América Latina en el 2004 (Cepal). Redujo la inflación del 53% a menos del 20%; también la devaluación que estaba en el 759% promedio anual en 1999 al 40.9% en el 2003. El salario mínimo que estaba en 75.000 bolívares / mes en 1998, lo subió a 190.080 / mes en septiembre de 2002. Elevó las reservas internacionales de 14.000 millones de dólares a 20.000 millones en tres años (1999 a 2001). También incrementó sustancialmente el gasto social per cápita, la construcción de viviendas, la atención en salud, el acceso a la educación, disminuyó ostensiblemente la mortalidad infantil.

En Venezuela, como en Colombia, el Estado era paquidérmico, clasista, burocrático, y no permitía avanzar las reformas sociales. Chávez se vio obligado a crear un Estado paralelo al Estado oligárquico; fundó las Misiones Sociales que atendieron a millones de pobres excluidos del desarrollo humano integral. El proceso de democratización del desarrollo allá fue diferente al que arrancó con el gobierno progresista del cambio en Colombia. Chávez, gracias al poderoso apoyo popular, contó con mayor maniobrabilidad y audacia para atender las necesidades de las comunidades. No permitió que el aparato judicial le frenara las reformas, menos incluir “caballos de Troya” en los mandos medios y altos de los cargos públicos.

La Revolución Bolivariana fue arrasadora en conquistas sociales y económicas. Chávez arrollaba en las elecciones presidenciales, de diputados, regionales, para estados y alcaldías; también barrió en el referéndum del año 2004, convocado por la oposición para revocar su mandato, en el que el pueblo decidió por inmensa mayoría su permanencia en el poder. Fue una demostración singular de democracia, sin embargo, la prensa corporativa mundial siguió tildándolo de dictador. Igual sucede en Colombia con el presidente Petro a pesar del respeto que ha mostrado a la división de poderes y a la Constitución Política.



La oposición nunca aceptó el triunfo legitimo del presidente Chávez, no sólo lo linchaba moralmente sino que intentó darle golpe de Estado, asesinarlo, defenestrarlo con invasión de tropas extranjeras. Pero se encontraron con la bravura, tenacidad y dignidad de los revolucionarios chavistas, émulos de Simón Bolívar y José Antonio Páez. Hasta que el destino apagó prematuramente la vida del gran líder latinoamericano en el año 2013. Chávez gobernó durante 14 años soportando las “guarimbas”, el terrorismo, los saboteos de una oposición que no sintonizaba con el cambio de modelo en Venezuela. El odio, la violencia, la intolerancia, la incapacidad de adaptarse a un nuevo modelo de desarrollo que no era siquiera socialista, -sino promotor de las libertades y capacidades de las personas-, estancó los avances que se había fijado la Revolución.

Llegó a la Presidencia el excanciller Nicolás Maduro Moros. La oposición se envalentonó porque consideró que la estatura política de Maduro no tenía comparación con la del comandante Chávez. Entonces arreciaron con mayor ímpetu los ataques desestabilizadores apoyados desde afuera por las sanciones comerciales y económicas que el gobierno de los USA impuso no al gobierno bolivariano sino al pueblo venezolano. El propósito de la oposición consistió en no dejar gobernar, ridiculizar y linchar mediáticamente a Maduro para sacarlo de la Presidencia. Tanta virulencia e infamia llevó a los chavistas a radicalizar sus posturas para evitar la destrucción de la Revolución Bolivariana, el sueño de un conglomerado, el derecho de los eternamente ninguneados.

El asedio, el saboteo, la conspiración y la sedición desde afuera y desde adentro acabaron por generar acciones defensivas rigurosas y extremas de quienes se sentían perseguidos. El gobierno de Maduro se vio obligado a afianzar alianzas con gobiernos que tienen diferencias ideológicas y económicas con la potencia del Norte. Rusia, China, Irán.

Dos hechos marcaron un tenso clima:
1. el reconocimiento a Juan Guaidó como autoproclamado presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Fue reconocido por el gobierno de USA, de España, inclusive del expresidente colombiano Iván Duque.
2. La solicitud de María Corina Machado, la jefa de la oposición, a los gobiernos de Israel y USA para ejecutar una invasión a Venezuela con el objetivo de derrocar al presidente Maduro.


El reconocimiento a Guaidó tuvo como fines debilitar el gobierno de Maduro y robar los recursos de Venezuela en el exterior, representados en oro guardado en Inglaterra, cuentas bancarias, bienes de transporte (barcos –aviones), otros bienes. Volvió a la escena la filibustería y piratería internacional, propia de los siglos XVII y XVIII cuando Inglaterra y Francia asaltaban los botines de oro y plata que la madre España transportaba desde américa en galeones y carabelas. No menos dañina fue la burda y traidora solicitud de la Machado que llevó al gobierno a decretar una alerta nacional, realizar ejercicios militares, detener cualquier sospechoso de sedición, vigilar milímetro a milímetro el espacio aéreo. Venezuela ha vivido bajo un clima de guerra en los últimos años; los servicios de seguridad y el ejército han neutralizado atentados, intentos de magnicidio, y capturado elementos terroristas entrenados en países latinoamericanos y en USA.

Han sido entonces 25 años de estigmatización, desestabilización, conspiraciones, actos criminales, contra un proyecto político popular, un proceso democratizador amparado por la soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos. El gobierno venezolano y el chavismo se han parado firmes en la defensa de dicho proyecto, no ha habido momento de tregua o respiro. Si el presidente Maduro y su equipo de gobierno han cometido errores ha sido por efecto de las presiones, del acorralamiento, el intervencionismo, la instigación permanente del conjunto del fascismo internacional. Desde el 2 de febrero de 1999, día de la posesión del presidente Chávez, Venezuela ha sido atacada desde todos los flancos, con toda la parafernalia y bulla mediática, con grupos de mercenarios colombianos, sanciones imperiales de bloqueo criminal que hicieron escasear medicamentos, alimentos, insumos, maquinarias, divisas.

El éxodo masivo de venezolanos fue consecuencia directa de las sanciones económicas. El desabastecimiento, la parálisis industrial, la crisis económica, la devaluación, la inflación galopante fueron planificadas fría y calculadamente en el país de las hamburguesas para asfixiar el gobierno bolivariano y provocar su caída. Finalmente, lo que lograron fue golpear a la población más vulnerable, expulsarla de su propio territorio. Constituye otro crimen que se suma a las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, los bombardeos con napalm y agente naranja en Vietnam, los derrocamientos de gobiernos democráticos (Chile, República Dominicana, Honduras, Paraguay, Bolivia, Brasil, Perú), entre otros.

El libreto seguido desde hace 25 años, el cual es muy predecible y pueril, vuelve y desconoce una victoria legitima del presidente Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio de 2024. Vuelven a cantar fraude en un sistema electoral electrónico con tres filtros de pruebas, uno de los más seguros y confiables del mundo. Los gobiernos de USA, Italia, Israel, Perú, reconocen como presidente legítimo a Edmundo González. Y como novedad en la artillería golpista, Biden (presidente de USA) le pone precio en dólares a la captura de Maduro. Repiten en todos los medios de comunicación que Maduro es un dictador, y ponen a repetir lo mismo a muchos demócratas y progresistas del mundo. Para el fascismo, todos los presidentes con criterio son dictadores. Según los nuevos moralistas (los que aman la dictadura del capital), Petro es dictador, Pedro Castillo (Perú) es dictador, Luis Arce (Bolivia) es dictador. Para el fascismo, el presidente Nicolás Maduro no tiene derecho a defenderse. Debe dejarse amedrentar, humillar, amenazar, quedarse quieto. Si se atreve a anunciarles que les aplicará la Ley entonces es dictador. Sólo los fascistas pueden mandar paramilitares, crear guarimbas, terrorismo callejero, autoproclamarse presidentes legítimos, amenazar con invasión. El gobierno bolivariano no puede detener a alguien que esté involucrado en acciones de traición a su país, que amenazan la seguridad y la convivencia pacífica, porque entonces es dictadura y viola los derechos humanos. Pretenden que las instituciones se queden maniatadas para que así prospere la conspiración.

Cuba y Venezuela son los procesos revolucionarios de emancipación que se han sostenido en América Latina porque se radicalizaron. Aquellos procesos democráticos progresistas que no se radicalizaron terminaron reventados, casos de Republica Dominicana (1963 - Juan Bosch), Chile (1972 - Salvador Allende), Honduras (2009 – Manuel Zelaya), Paraguay (2012 – Fernando Lugo), Brasil (2016 – Dilma Rousseff),  Bolivia (2019 – Evo Morales), Perú (2022 – Pedro Castillo). 





SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
Deux ou trois remarques sur la Trumperie qui vient

Deux semaines avant l’intronisation de Donald Trump à la présidence des USA, je me risquerai à faire quelques observations sur les perspectives de la nouvelle administration, tout d’abord sur sa politique étrangère, surtout après ses déclarations arrogantes de confrontation avec le Mexique, le Panama, le Venezuela et le Danemark (pour le Groenland).


Le rêve trumpien d’acheter le Groenland, vu par la dessinatrice Mette Dreyer pour le journal danois Politiken


À cet égard, on peut conclure que l’impertinence est un trait de personnalité du nouveau dirigeant yankee, qu’il associe à une vision agressive de businessman pour atteindre ses objectifs. Avant de prendre ses fonctions pour sa première présidence, après avoir remporté les élections en 2016, et alors qu’il nommait les membres de l’administration, son meilleur ami Steven Witkoff lui avait recommandé de ne pas faire entrer John Bolton dans le cabinet. Il a répondu que c’était une recommandation tardive parce qu’il l’avait déjà fait.

Aujourd’hui, Trump estime qu’en construisant sa première administration, il a dû accepter de nombreuses impositions parce qu’il n’était pas un homme politique, qu’il n’avait pas d’expérience, qu’il ne contrôlait pas le parti républicain, ni ses sénateurs et ses représentants, ni les médias ou les réseaux sociaux.
Cette situation a aujourd’hui changé. Huit ans plus tard, Trump estime que si Bolton a fait beaucoup de mal à sa première administration, il l’a aussi aidé parce qu’étant détesté de tous, il a fait le sale boulot, après quoi il venait dialoguer sur une situation dans laquelle un espace avait été créé pour négocier et même pour céder, si bien qu’ il a souvent pu capitaliser sur le « règlement » des différends. C’était le vieux jeu du « bon flic/méchant flix » appliqué à la politique.

Dominik Joswig

Ce récit reflète parfaitement la manière dont Trump entend agir en matière de politique étrangère. Au fond, son principal objectif est d’arrêter la Chine, et il y consacrera l’essentiel de son énergie. Par exemple, les pressions exercées sur le Panama ne visent pas à s’emparer du canal, mais à faire sortir la Chine de ce pays. Or, il a déjà mis la question sur la table des négociations et lorsqu’il demandera au gouvernement panaméen de prendre des mesures contre la Chine, il donnera l’impression de céder sur son objectif de s’emparer du canal. En d’autres termes, il « cédera » sur cet objectif en échange de l’expulsion par le Panama de la Chine de son territoire. De même pour le Groenland, il finira par contrôler le territoire sans avoir besoin de s’en emparer, ce qui sera également perçu comme une concession de sa part.


 

Compte tenu de toutes les nominations de fidèles de l’establishment par Trump (voir mon article précédent « Que fera Marco Rubio ? »[en espagnol]), je voudrais réitérer que la question la plus importante reste de savoir quel sera le rôle du département d’État dans l’exécution de la politique étrangère des USA.
La réponse est qu’il se concentrera sur l’exercice de pressions visant à retirer de l’espace à la Chine dans le monde, et en particulier en Amérique latine et dans les Caraïbes, où Rubio entretient des relations étroites avec des gouvernements, des partis et des dirigeants de droite et d’extrême droite, dont certains sont également considérés comme des amis de la Chine. Il s’agira donc également d’un scénario contesté, puisque - j’aimerais insister - la Chine sera la cible numéro un de la politique étrangère yankee, et pas précisément pour coopérer, mais plutôt pour entraver les liens bilatéraux et empêcher la Chine de contester l’hégémonie mondiale de Washington, même si celle-ci n’a pas l’intention de le faire.
Si tel est le cas, il convient de se demander pourquoi Trump a nommé Rubio secrétaire d’État, sachant qu’il ne lui fait pas confiance parce que c’est un « faucon » fidèle aux néoconservateurs. La réponse est que, bien que le prochain président - contrairement à sa première administration - contrôle désormais le parti républicain, certains sénateurs conservent leur autonomie et pourraient l’affronter, comme le montre le fait que Trump devra très probablement retirer la nomination de Pete Hegseth au poste de secrétaire à la Défense en raison de la résistance qu’il rencontre parmi les sénateurs de son propre parti. Trump a besoin d’eux, surtout pour garantir la nomination de certaines figures de son cabinet, notamment Tulsi Gabbard du parti démocrate, que ses anciens collègues ne veulent pas voir à ce poste parce qu’elle connaît trop de secrets internes.
D’autre part, il est certain que Trump reprendra la « guerre commerciale » contre la Chine en établissant de nouveaux droits de douane et en en augmentant d’autres afin que Beijing soit contraint de dévaluer sa monnaie, ce qui rendra ses exportations plus chères et affectera son commerce. Les économies latino-américaines qui importent beaucoup de Chine seront affectées par cette mesure.
De même, en tant qu’instrument d’analyse, il ne faut pas oublier que la personnalité de Trump se caractérise par des décisions inopportunes et la création d’incertitudes en tant qu’instruments de coercition. Cela conduit les gouvernements et les ministères des affaires étrangères à être limités dans leur capacité à prévoir les événements. Trump n’agit pas sur la base d’une idéologie définie. Il est uniquement motivé par la recherche du profit pour les USA, en particulier pour les entreprises et les riches.
L’establishment est son ennemi car il a opté pour l’économie spéculative et de services et Trump vise à revenir à une situation où les USA fondent leur économie sur la production. Cela explique certaines des nominations de Trump visant à affronter l’establishment, notamment Tulsi Gabbard au poste de directrice du renseignement national et Hash Patel au poste de directeur du FBI.
Trump entend prolonger son contrôle de l’État à l’avenir par l’intermédiaire du vice-président J.D. Vance, qui est son « dauphin ». Seul Vance a une idéologie bien définie et éloignée des canons traditionnels. L’émergence de Trump en politique et la recherche de l’extension de son influence dans le temps est l’expression des grandes contradictions dont souffre le système politique yankee, qui s’éloigne de la dichotomie traditionnelle démocrate-républicain ou gauche-droite.

« Rendons le Groenland vert à nouveau! » [Groenland signifie Terre verte en danois et un green est la partie de pelouse tondue autour de chaque trou au golf, dont Trump est un passionné]
 Morton Morland, Royaume-Uni

Il y a une crise d’identité dans les deux partis. Chez les démocrates, il existe un courant atlantiste néoconservateur qui s’oppose au vieux parti qui a créé l’État-providence, qui ne veut pas la guerre et qui croit en la nécessité d’augmenter les investissements sociaux, ce qui témoigne d’une débat non abouti. Cependant, ils ont écarté Bernie Sanders d’une manière mauvaise et illégale, montrant clairement que c’est l’aile droite de ce parti (qui est considérée comme « de gauche » aux USA) qui est aux commandes.
De son côté, le Parti républicain, vieille organisation conservatrice et réactionnaire, débat également entre le courant traditionaliste et le trumpisme anti-establishment qui propose une nouvelle façon de faire de la politique. Dans un premier temps, Trump envisage d’intervenir dans le Parti républicain pour que la nouvelle génération Vance le contrôle afin de « rendre à l’Amérique sa grandeur ». Si cela n’est pas possible, Trump cherchera probablement à créer sa propre organisation politique en s’inspirant des deux côtés du bipartisme traditionnel du pays.
Vance a une ligne de pensée cohérente sous-tendue par la suprématie blanche et la lutte contre l’establishment, qu’il considère comme rétrograde et immobilisant. Dans cette mesure, il se considère comme le promoteur d’une classe dirigeante liée à ces principes et comme un fervent défenseur de la religion traditionnelle. Il est intéressant de noter qu’il s’identifie fortement à la classe ouvrière usaméricaine, bien entendu pas en termes marxistes, mais dans le cadre de la conception capitaliste à l’ancienne. Il rejette les grandes entreprises et les monopoles, qu’il tient pour responsables de la destruction du capitalisme, car leur pratique conduit à la destruction de la base de l’économie capitaliste, à savoir la concurrence. Tout cela génère un océan de contradictions qui rend difficile la compréhension de ce qui se passe.
La vérité est que cette situation complexe a été évidente dans les résultats des élections, l’extrême droite dans son ensemble a couvert le spectre électoral en étant présente à la fois dans le camp démocrate et dans le camp républicain. Ainsi, même si Trump a représenté le parti républicain, le fait est qu’une troisième force est en train de naître. La nomination de Gabbard, démocrate de formation et de conviction, et de Robert Kennedy Jr, démocrate pur jus, au poste de secrétaire à la santé et aux services sociaux en sont peut-être les expressions les plus claires. Dans cette dimension, il faut aussi comprendre le soutien des Noirs et des Latinos à Trump, qui est ouvertement raciste et suprémaciste. Il est devenu clair que les discours traditionnels appartiennent au passé.
La seule chose qui compte aujourd’hui est l’économie et la résolution des problèmes économiques des majorités. La distinction traditionnelle dans la société usaméricaine entre ceux qui ont une formation universitaire et ceux qui n’en ont pas n’est plus valable. C’est précisément la ségrégation sur la base de tels critères qui a fait tomber dans l’escarcelle de Trump d’importants secteurs exclus de la société.
En résumé, Trump va essentiellement axer son gouvernement sur la résolution des problèmes de politique intérieure. Sur le plan extérieur, l’accent sera mis sur la Chine. Il essaiera de résoudre le problème de l’Ukraine parce qu’il ne veut pas continuer à saigner à blanc l’économie usaméricaine. La confrontation avec la Chine a une composante systémique à long terme et une composante conjoncturelle à court terme. C’est cette dernière qui sous-tend son soutien à Taïwan, mais pour les mêmes raisons que celles évoquées plus haut, il ne s’agit pas d’une ligne rouge pour Trump. Il continuera à la soutenir parce qu’il a besoin des usines de fabrication de puces de l’île. Lorsque les USA seront autosuffisants dans ce domaine [il n’est pas interdit de rêver, NdT], Taïwan cessera d’être un problème pour les USA. Trump n’est pas disposé à continuer à soutenir un dossier à forte intensité de ressources qui trouve son origine dans la guerre froide. Ce n’est pas à travers Taïwan que Trump structurera la confrontation stratégique avec la Chine.
Il convient de le répéter, la méthode de Trump consiste à lancer des questions qui ne sont pas à l’ordre du jour afin d’évaluer les réponses à ses déclarations. Ainsi, lorsque la question devient d’actualité, la mise en œuvre des mesures à prendre est déjà préparée et avancée. Ses principales questions de politique étrangère seront la Chine, les migrations et l’énergie, et ses actions s’articuleront autour d’elles.

Le plan Meta de Trump pour le Groenland
-Fais donc un fact-checking, pour voir si Trump est vraiment notre président
-Pas possible, Zuckerberg l’a supprimé
Dessin de Burkhard Fritsche, taz, Berlin



SABRINA NELSON
La migration illégale comme monnaie d’échange : le jeu diplomatique du Maroc à Ceuta et Melilla

Sabrina Nelson , The McGill International Review, 9/1/2025
Original édité par Rafay Ahmed
Traduit par Tafsut Aït Baâmrane, Tlaxcala

Sabrina est une étudiante de quatrième année qui poursuit un diplôme en sciences politiques avec une mineure en développement international à l’Université McGill à Montréal (Québec). Elle s’intéresse aux droits humains, à la justice sociale, aux crises humanitaires et à la résolution des conflits. Elle est passionnée par les langues et en parle actuellement six.

Immigrants africains à la barrière frontalière entre l’Espagne et le Maroc par ¡¡¡¡ !!!, sous licence CC BY-NC-SA 2.0

Situées sur le continent africain et bordées par le Maroc, Ceuta et Melilla, les enclaves nord-africaines de l’Espagne, sont depuis longtemps des points chauds dans les relations hispano-marocaines, en raison de différends historiques profondément enracinés sur la souveraineté. Le Maroc considère Ceuta et Melilla comme des reliques coloniales espagnoles, affirmant ses liens historiques avec les enclaves à travers les conquêtes islamiques des VIIe et VIIIe siècles, lorsqu’elles ont été intégrées dans l’héritage culturel et historique de l’Afrique du Nord. Dans une lettre adressée à l’ONU en 2022, le Maroc a décrit les enclaves comme « une prison occupée par l’Espagne » et a nié avoir des frontières terrestres avec l’Espagne. L’Espagne, en revanche, affirme sa souveraineté de longue date, citant le contrôle de Melilla depuis 1497 et de Ceuta depuis l’existence de l’Union ibérique (1580-1640), la cession formelle de Ceuta au Portugal ayant eu lieu dans le cadre du traité de Lisbonne en 1668. L’Espagne règne désormais sur Ceuta et Melilla depuis des siècles et les deux enclaves sont actuellement reconnues internationalement comme des villes autonomes régies par le droit espagnol et le droit communautaire européen.

Au-delà du conflit de souveraineté, Ceuta et Melilla sont devenues des sources de tension récurrentes en raison du défi que représente l’immigration clandestine. La situation unique de Ceuta et Melilla sur le continent africain en fait des points d’entrée privilégiés pour les demandeurs d’asile et les migrants qui tentent d’atteindre l’Europe. Le Maroc a stratégiquement utilisé le défi de l’immigration clandestine comme un outil diplomatique, en contrôlant le flux de migrants pour faire pression sur l’Espagne afin qu’elle fasse des concessions politiques, en particulier en ce qui concerne le Sahara occidental. Ainsi, le Maroc a transformé les enclaves en puissantes monnaies d’échange géopolitiques, obligeant l’Espagne à naviguer dans un jeu d’équilibre complexe et délicat.

Carte de Ceuta et Melilla, par Anarkangel, sous licence CC BY-SA 3.0.

Le défi persistant de l’immigration clandestine

Alors que la migration illégale à Ceuta et Melilla a atteint un sommet en 2018 avec 6 800 entrées enregistrées, le problème reste d’actualité. En 2023, on estime à 1 243 le nombre d’entrées enregistrées, ce qui est considérable compte tenu de la taille des enclaves. Toutefois, ces chiffres ne tiennent compte que des migrants interceptés qui ont réussi à franchir la frontière ; l’ampleur réelle des tentatives de franchissement est bien plus importante. Par exemple, pour le seul mois d’août 2023, les autorités marocaines ont bloqué plus de 3 300 tentatives de passage vers Melilla et 11 300 vers Ceuta. La plupart des personnes qui tentent d’entrer dans les enclaves sont originaires du Maroc, d’Algérie, de Tunisie et d’Afrique subsaharienne. Leurs voyages sont principalement motivés par le désir d’une vie meilleure.

Les migrants interceptés à la frontière sont généralement renvoyés au Maroc ou dans leur pays d’origine, sauf s’ils demandent l’asile ou s’ils sont mineurs. Toutefois, la vérification de ces demandes est difficile en raison du manque de documents, et les autorités espagnoles, auxquelles les lois internationales et nationales interdisent d’expulser les mineurs non accompagnés, sont tenues de les prendre en charge. Les demandeurs d’asile sont temporairement détenus pendant que leurs demandes font l’objet d’une évaluation juridique.

 

Migrants résidant dans le Centre de séjour temporaire de migrants (CETI) entrant dans la mairie de Ceuta, par Fotomovimiento, sous licence CC BY-NC-ND 2.0.

L’immigration clandestine, un embrouillamini de coopération et de conflit

Depuis les années 1990, alors que l’afflux de migrants augmentait, l’Espagne et le Maroc ont coopéré étroitement en matière de migration illégale et de contrôle des frontières, signant même un accord bilatéral en 1992 pour permettre à l’Espagne de demander la réadmission de migrants provenant du Maroc. Au fil du temps, l’Espagne s’est de plus en plus appuyée sur le Maroc pour gérer des portions importantes de sa frontière, une délégation soutenue par l’UE, qui a renforcé ses relations avec le Maroc en tant qu’allié essentiel dans la gestion de l’immigration clandestine. Cette collaboration comprend un soutien financier et politique, comme le programme d’aide de 148 millions d’euros en 2018 pour améliorer la gestion des frontières du Maroc, ainsi que des projets cofinancés par l’Espagne et l’UE pour renforcer les barrières frontalières autour des enclaves.

Si la dépendance de l’Espagne à l’égard du Maroc pour la gestion de ses frontières favorise la coopération, elle a également créé une dépendance stratégique que le Maroc a de plus en plus exploitée ces dernières années. Le Maroc a utilisé la gestion de l’immigration clandestine comme un outil pour exercer une pression politique et faire avancer ses revendications territoriales, notamment en ce qui concerne le Sahara occidental. Le Sahara occidental est un territoire contesté d’Afrique du Nord-Ouest revendiqué par le Maroc et par le peuple sahraoui, qui cherche à obtenir l’autodétermination par l’intermédiaire du Front Polisario.

L’exploitation par le Maroc de la dépendance stratégique de l’Espagne est devenue évidente en avril 2021 lorsque, en réponse à la décision de l’Espagne de fournir un traitement médical au chef du Front Polisario, Brahim Ghali - un acte que le Maroc considérait comme une atteinte à ses revendications de souveraineté - le Maroc a délibérément relâché ses contrôles frontaliers, permettant à environ 8 000 migrants d’entrer à Ceuta. La crise s’est aggravée, poussant l’Espagne à déployer son armée et déclenchant une impasse diplomatique majeure entre les deux pays. Le Parlement européen est intervenu, reconnaissant que le Maroc manipulait l’immigration clandestine comme un outil de pression géopolitique. L’assouplissement délibéré des contrôles frontaliers par le Maroc met en évidence l’équilibre délicat que doit trouver l’Espagne entre la coopération avec le Maroc en matière d’immigration clandestine et la lutte contre ses manipulations politiques.

La stratégie d’apaisement de l’Espagne

Au lieu d’adopter une position ferme contre l’utilisation par le Maroc de l’immigration clandestine comme monnaie d’échange géopolitique, l’Espagne a poursuivi une stratégie d’apaisement ces dernières années, en accordant des concessions au Maroc et en évitant les actions susceptibles de le provoquer. Cette approche est devenue particulièrement évidente en 2022, lorsque l’Espagne a approuvé le plan d’autonomie du Maroc pour le Sahara occidental, soutenant ainsi la souveraineté marocaine sur le territoire et abandonnant des décennies de neutralité.  


Pedro Sanchez rencontre le Premier ministre du Maroc, Saadeddine Othmani, dans le cadre de la Conférence intergouvernementale sur le Pacte mondial sur les migrations qui s’est tenue à Marrakech, en 2018. Photo de La Moncloa - Gobierno de España, sous licence CC BY-NC-ND 2.0.

La nouvelle stratégie d’apaisement de l’Espagne a été renforcée lors d’un sommet à Rabat en 2023. Le Premier ministre espagnol Pedro Sanchez a exprimé l’intention de l’Espagne de réinitialiser et de réparer les relations avec le Maroc, en s’engageant au « respect mutuel » et à éviter les actions qui pourraient offenser « l’autre partie » ou les « sphères de souveraineté respectives » de l’une ou l’autre nation.

Cette stratégie d’apaisement a influencé le comportement politique au niveau national, le Parti socialiste ouvrier de Sanchez restant silencieux ou votant contre les résolutions critiques à l’égard du Maroc. En février 2023, le parti de Sanchez a notamment voté [aux côtés des députés du Rassemblement National français, NdlT] contre une résolution du Parlement européen exhortant le Maroc à respecter les droits humains. En poursuivant son objectif d’apaisement par-dessus tout, l’Espagne a compromis son engagement en faveur des droits humains, exposant une contradiction entre son image de défenseure ces derniers et ses actions dans ce contexte.

Les remarques de Sanchez soulignent les efforts de l’Espagne pour se positionner comme un partenaire mature et coopératif, prêt à faire des concessions sur les exigences politiques du Maroc en échange de la coopération de ce dernier sur des questions telles que la gestion de l’immigration clandestine, tout en plaidant subtilement pour une responsabilité réciproque de la part du Maroc.

En toute justice pour le Maroc, la stratégie d’apaisement de l’Espagne ne repose pas uniquement sur l’utilisation par le Maroc de la gestion de l’immigration clandestine comme monnaie d’échange. Elle reflète également l’alignement du Maroc sur les ambitions énergétiques de l’Espagne. Dans le contexte de la guerre entre la Russie et l’Ukraine, les pays européens sont à la recherche de sources d’énergie alternatives, et le potentiel d’énergie renouvelable du Maroc ainsi que sa position stratégique en font un partenaire clé. L’Espagne, qui aspire à devenir une plaque tournante de l’énergie en Europe, a renforcé ses liens énergétiques avec le Maroc, continuant à rechercher l’apaisement non seulement pour faire face à l’immigration clandestine, mais aussi pour soutenir sa stratégie énergétique plus large. [en 2030, 50% de l’énergie éolienne produite par le Maroc devrait provenir du Sahara occidental occupé, NdlT]

L’utilisation par le Maroc de l’immigration clandestine comme monnaie d’échange s’est avérée efficace, en particulier dans le contexte actuel de l’UE, où la montée des mouvements d’extrême droite et le soutien croissant aux partis politiques d’extrême droite ont entraîné une évolution vers des politiques d’immigration clandestine plus dures et plus sécuritaires parmi les États membres. Dans ce contexte, le Maroc peut tirer parti de son contrôle sur les flux migratoires illégaux dans les enclaves espagnoles pour exercer une plus grande influence sur l’Espagne et d’autres États de l’UE - en l’utilisant finalement comme un outil pour faire avancer ses intérêts politiques et territoriaux.