Luis Casado, 10/7/2022
¿Qué podría impedirle a la nación chilena recuperar sus libertades y derechos más elementales? Aprobar la Nueva Constitución es una puerta abierta hacia el futuro...
“Los emperadores romanos no olvidaban adoptar el
titulo de Tribuno del pueblo, porque esta función era considerada santa y
sagrada; establecida para la defensa y la protección del pueblo, gozaba de una
gran consideración en el Estado. Por ese medio se aseguraban de que el pueblo
se fiara mejor a ellos, como si le bastase con escuchar ese nombre sin la
necesidad de sentir los efectos. Pero no lo hacen mejor los de ahora que, antes
de cometer sus crímenes más graves, los hacen preceder por algunos lindos
discursos sobre el bien público y el consuelo de los desdichados. Conocemos la
fórmula que usan con tanta finura; ¿pero se puede hablar de finura allí donde
hay tanta impudencia?”
(Étienne de la Boétie, Discurso de la servidumbre voluntaria. 1576).
Étienne de la Boétie escribió su célebre texto cuando tenía apenas 16 años. Su reflexión recurrente tiene que ver con una cuestión muy simple: ¿qué es lo que hace que millones de seres humanos se dejen sojuzgar y esclavizar sin apenas intentar recuperar su libertad?
El autor señala que cualquier animal capturado vive su cautiverio como una desdicha y en muchos casos prefiere morir a perder su libertad. La reacción de los seres humanos, según Étienne de la Boétie, suele ser muy distinta:
“Es increíble ver como el pueblo, apenas se le somete, cae repentinamente en un olvido tan profundo de su libertad que le es imposible despertarse para reconquistarla: sirve tan bien y de tan buen grado, que al verlo se diría que perdió no solo su libertad sino que al mismo tiempo ganó su servidumbre.”
Estoy convencido de que el pueblo de Chile no se inscribe en este desdichado comportamiento. Por el contrario, retengo la lección del propio Étienne de la Boétie:
“mientras un pueblo se ve obligado a obedecer y obedece, hace bien; mas en el momento en que puede sacudir el yugo, y lo sacude, hace todavía mejor…”.
Lo mismo dijo Salvador Allende el aciago día del 11 de septiembre de 1973:
“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse... (…) Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.”
Cuatro siglos separan la gesta del Compañero Presidente de la obra de ese genial adolescente que le advirtió a la Humanidad del peligro que corre habituándose a la esclavitud y la ausencia de derechos.