John Feffer, Foreign Policy in Focus, 8/11/2021
Traducido del inglés por Sinfo
Fernández, Tlaxcala
Los países africanos necesitan inversiones, China
necesita materias primas y l@s activistas african@s están hart@s de la
corrupción y los daños medioambientales resultantes.
La relación de China con
África presenta muchas facetas. La República Popular China (RPC) comparte
vínculos ideológicos con muchos países africanos debido a los primeros vínculos
con las luchas anticoloniales y a través del Movimiento de los No Alineados.
Todos los países africanos reconocen a la RPC, a excepción de Esuatini
(Suazilandia), que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Muchos países
africanos mantuvieron relaciones comerciales con Pekín tras la represión de la
plaza de Tiananmen en 1989, y esos lazos comerciales no han hecho más que
reforzarse. China es el primer socio comercial de África desde que aventajó a Estados
Unidos en 2009.
Muchos gobiernos africanos
buscan la ayuda de China a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI,
por sus siglas en ingles) para superar el déficit de infraestructuras del
continente, mientras que China, a su vez, busca el acceso a una serie de
recursos estratégicos clave, como los combustibles fósiles y los minerales, así
como entrar en mercados en gran medida sin explotar. Además de ser ricos en
recursos naturales, algunos países africanos atraen el interés de China debido
a la mano de obra relativamente barata, la mala gobernanza y las normas
ambientales laxas. En 2017 McKinsey informó de que es probable que haya más de 10.000
empresas chinas operando en toda África.

El Banco Africano de
Desarrollo, creado en 1964 y con 83 países miembros (China se incorporó en
1985), celebró su primera reunión anual fuera de África en Shanghái en mayo de
2007
La cantidad de dinero
implicada es asombrosa. Según un informe de 2021 de la Universidad de
Economía y Negocios Internacionales de Shanghai, desde el año 2000 China ha
invertido un total de 47.000 millones de dólares en toda África (en 52 de 54
países), y las nuevas inversiones ascenderán a 2.960 millones de dólares en
2020 (un aumento de más de 200 millones de dólares respecto al año anterior).
La gran mayoría de las inversiones chinas -el 87%- se han concentrado en cuatro sectores: energía,
transporte, metales e inmobiliario. El Banco de Exportación e Importación de
China proporciona gran parte de la financiación de los proyectos de
infraestructura en África, pero hay varios bancos comerciales que también han
establecido sucursales en todo el continente.
Sin embargo, a pesar de
estas cifras, África atrajo solo el 2% de la inversión
extranjera china en 2019.
El impacto de las
interacciones económicas chinas con África también puede medirse a nivel
individual. “No hay individuos en Nigeria que no tengan productos chinos”,
informa Tijani Abdulkarim, director ejecutivo del Centro de Investigación y
Desarrollo Socioeconómico de Abuja. “Es la comida que comen, los relojes de
pulsera que poseen, la ropa que llevan”.
Sin embargo, la huella de
China en África ha provocado un considerable enfado, resentimiento y rechazo
por parte de las comunidades de los proyectos que China ha financiado,
construido o promovido, sobre todo los relacionados con las industrias
extractivas. Las críticas se han centrado en los impactos ambientales adversos,
en las violaciones de las leyes laborales y de los derechos humanos, así como
en las prácticas corruptas.
En un seminario en
Internet titulado Voices from Africa: Activist
Perspectives on Chinese Investments, patrocinado por el Africa
Climate Justice Group, seis representantes de organizaciones de la sociedad
civil de toda África ofrecieron su perspectiva sobre el terreno de las
actividades chinas de minería y extracción en su comunidad, seguida de los
comentarios de un experto en inversiones chinas en África. El siguiente informe
es una síntesis de sus presentaciones.