Kristen
Roupenian, The
New Yorker, 10/10/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala
Las bellas y sensoriales novelas de Gurnah están animadas por corrientes de influencia literaria independientes del mundo anglosajón.
Gurnah, que aparece aquí en su casa de Canterbury (Inglaterra), es autor de
novelas como “Gravel Heart”, “By the Sea” y “Paradise”.
(Foto: Facundo
Arrizabalaga/EPA-EFE/Shutterstock)
Conocí la obra del premio Nobel Abdulrazak Gurnah cuando estudiaba para los exámenes de campo de literatura poscolonial en 2009, y lo que más recuerdo es la forma en que su escritura cortocircuitó mi mordaz respuesta analítica, que había alcanzado proporciones monstruosas. En ese momento de mi carrera de posgrado no podía pasar una página de ficción sin garabatear un lío de signos de interrogación y exclamación y comentarios inanes en los márgenes. Pero me sumergí en “Paradise”, la novela histórica de Gurnah sobre el África oriental colonial, publicada en 1994, como una persona que todavía sabía leer por placer. Mis recuerdos más claros del libro tienen que ver con su riqueza sensorial, sus destellos de erotismo y la interioridad soñadora de la protagonista, aunque la evocación de la novela de una red de comunidades multilingües, que se ven amenazadas por una monocultura colonial invasora, aseguró que tuviera mucho que anotar una vez que volviera a coger la pluma.
Unos años más tarde enseñé la sexta novela de Gurnah, “By the Sea”, en una clase de literatura poscolonial. Ese libro, que describe la tensa relación entre dos hombres de Zanzíbar que se reúnen en Inglaterra años después de su primer encuentro, encajaba perfectamente con los temas del curso sobre historia, identidad y memoria, pero en mis propios recuerdos (ciertamente imperfectos), no se había enseñó tan bien como esperaba, por razones que le honran. “By the Sea” es larga, envolvente y se centra en los personajes; es una novela que pide ser experimentada más que discutida.